Mateo
16:18
Cuántas fábulas se han entretejido sobre esta
porción de la escritura y cuantos son los seres humanos que creen ciegamente en
estas, sin haber tenido la oportunidad de que en algún momento de sus vidas les
hallan podido explicar la verdad que proviene de Dios.
Es nuestra intensión en esta ocasión,
tomar este versículo y al mismo tiempo poder escudriñarlo para analizar la
verdad de Dios, que al fin y al cabo es lo que nos interesa.
Es un momento importante del
ministerio del Señor Jesucristo, en el cual, era necesario que los discípulos
estuvieran convencidos de la obra de su maestro y del propósito para el cual Él
había venido al mundo. Aparentemente había discrepancia entre los hombres con
respecto a su persona y a su procedencia, y eran los fariseos aquellos quienes
querían traer confusión para facilitar la obra del diablo, ellos no se cansaban
de pedir señales como vemos en el contexto anterior.
Jesús no estaba en dar un trato
privilegiado a los fariseos por creerse ellos que lo merecían, sino que como
dicen los versículos 2-4 les enfrentó a su a su propia necedad.
“Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el
cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque
tiene arreboles el cielo nublado, ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto
del cielo, ¡más las señales de los tiempos no podéis!
La generación mala adúltera demanda señal; pero
señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás, y dejándoles se fue.”
A Jesús no le interesaba hacer
ninguna señal más, para buscar que los fariseos creyeran que Él era el Hijo de
Dios, pero si le interesaba que los suyos, los humildes, los pequeños, como en otra
ocasión Él los había llamado, supieran que Él era el Mesías, el Hijo de Dios
que se había encarnado. Por esta razón, en Cesárea de Filipos, preguntó a sus
discípulos, diciendo:
“¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del
Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros,
Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
El les dijo: Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado
eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi
Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre
esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra
ella”.
Veamos tres aspectos importantes de
esta declaración sobre su Iglesia:
I. UN CIMIENTO PODEROSO “Cristo”
II. UN ENEMIGO PARTICULAR “El Hades” (La Muerte)
III. UNA
PROTECCIÓN ETERNA “Su Espíritu”
I. UN CIMIENTO PODEROSO “Cristo”
(Mt. 16:18) “y sobre esta ROCA”.
A.
SU IGLESIA ES UN EDIFICIO ESPIRITUAL
1.
Muchos
errores se han tejido en torno a esta expresión y muchos son los hombres que se
han adjudicado la potestad de la Iglesia de Cristo, la cual pertenece,
solamente a Él. Notemos cuando dice: “edificaré mi iglesia”. Hoy vemos a
los hombres, hablando de la iglesia de fulano o la iglesia de zutano, como si
éstos la hubiesen comprado o las ovejas que han creído en Cristo fuesen de
ellos.
2.
Él ha
dejado muy claramente establecido que su iglesia debe estar fundamentada en Él
y que por tanto debe ser una iglesia de doctrina Cristo Céntrica, distinguida por su carácter espiritual y no por un
carácter humano o institucional. Notemos que Él dice: “edificaré mi iglesia”.
3.
Esta
iglesia es la que está conformada en un
cuerpo y para el cual, Él es la
cabeza. El apóstol Pablo en dos de sus epístolas nos da esta ilustración,
enseñándonos que Cristo es el único al cual debemos obedecer (Col. 1:18; Ef. 1:22).
En este pasaje, Cristo ilustra la iglesia con un edificio, el cual es edificado,
únicamente, por Dios. Esta figura es también utilizada por el apóstol Pablo en 1
Corintios 3:7-11.
B.
SU IGLESIA TIENE UN ÚNICO DUEÑO
1.
Desde el
principio de la iglesia, muchos hombres quisieron tomarse la gloria de Cristo,
buscando hegemonía en la iglesia que Él fundó. Un ejemplo evidente nos cita en
una de sus epístolas el apóstol Juan en 3 Juan 9-10 cuando dice: “Yo
he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar
entre ellos, no nos recibe.
Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras
que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con
estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe,
y los expulsa de la iglesia”.
2.
Podemos
notar también en 1 Corintios 1:10-17 como los creyentes de esta iglesia estaban
fundamentando su fe en hombres pecadores, entre los cuales estaba precisamente
el apóstol Pedro. Eso no era algo que los apóstoles buscasen, sino que los
mismos creyentes, en su inmadurez, ponían a los apóstoles por encima de Cristo.
Notemos el versículo 12: “Quiero decir, que cada uno de vosotros
dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”.
3.
Es el
apóstol Pablo el que les declara que el único dueño del edificio, que es la
iglesia, es Dios, como podemos ver en 1 Corintios 3:9 donde dice: “Porque
nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio
de Dios”. Nadie, bajo ninguna circunstancia puede adjudicarse algo
que no le pertenece, y mucho menos si le pertenece a Dios. Si queremos
honrarle, nunca digamos la iglesia de fulano o la iglesia de zutano, si estas
iglesias son cristianas.
C.
SU IGLESIA TIENE UN ÚNICO FUNDAMENTO
1.
En muchas
ocasiones, el Señor Jesucristo declaró que el fundamento de todo creyente tenía
que ser necesariamente sobre LA ROCA de
salvación. Mateo 7:24-29 nos habla de la necesidad de edificar sobre un
buen y correcto fundamento, para que cuando pasemos por cualquier clase de
prueba, quedemos bien fortalecidos. El fundamento declarado aquí por Jesús se
basaba en la confesión de Pedro, (v. 16) “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente” (Jn. 6:65-69).
2.
Desde el
Antiguo Testamento, vemos que esta ilustración es usada y hace referencia a la
persona de Dios. Notemos lo que nos dice Deuteronomio 32:3-4:
“Porque el nombre de Jehová proclamaré.
Engrandeced a nuestro Dios.
El es la Roca, cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él;
Es justo y recto.”
2
Samuel 22:2 nos revela:
“Dijo:
Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;
Dios
mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto
refugio;
Salvador mío; de violencia me libraste.”
Agrega el Salmo 89:26:
“El me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la
ROCA de mi salvación”.
3.
Es a
través de las epístolas del Nuevo Testamento donde conocemos y reforzamos esta
verdad, declarada por Nuestro Señor en este pasaje. Esta es la convicción de
los pilares de la Iglesia primitiva (Ga. 2:9).
Dice:
el apóstol Pablo, en 1 Corintios 10:4:
“Y todos bebieron la misma bebida espiritual;
porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y LA ROCA era Cristo.”
El apóstol Pedro agrega en 1 Pedro 2:6-8:
“Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sión la principal piedra del
ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
Para vosotros, pues, los que creéis, él es
precioso; pero para los que no creen, LA PIEDRA que los edificadores
desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
Y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados.”
Veamos
un segundo aspecto a considerar sobre su Iglesia.
II. UN ENEMIGO PARTICULAR “El Hades”
(La Muerte)
(Mt.
16:18) “y las puertas del Hades”.
A.
LA IGLESIA DE CRISTO TENDRÁ UN CONSTANTE ENEMIGO
1.
El Señor
mismo, se ocupó de advertir a la Iglesia de quienes serían los enemigos con los
cuales estaría luchando, mientras llega el día de la resurrección. El apóstol
Pablo nos declara en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes”.
2.
Asimismo,
el apóstol Juan nos dice en Apocalipsis 12:10: “Entonces oí una gran voz en el
cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro
Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.
Indicándonos la manera tan persistente en que Satanás trata de inculpar al
creyente que ha confiado en la obra de Cristo a su favor, realizada en la cruz
del Calvario.
3.
Estos
textos nos confirman las palabras de Jesús en Juan 12:31; 16:11 cuando nos
advierte del juicio futuro de Satanás. Pero evidentemente que su poder será
limitado, pues su juicio fue hecho en la Cruz del Calvario y lo que él desea es
hacer invalidar la promesa de Dios, lo cual, no podrá lograr, en aquellos que
han creído por fe en Cristo Jesús.
B.
LA IGLESIA DE CRISTO PERMANECERÁ ATACADA POR EL
MALIGNO
1.
Recordemos
las palabras del apóstol Pablo cuando se dirige a los ancianos de la Iglesia en
Mileto (Hch. 20:28-31): “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo
el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la
iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Porque yo sé que después de mi partida entrarán
en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
Y de vosotros mismos se levantarán hombres que
hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
Por tanto, velad, acordándoos que por tres años,
de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”.
2.
Una
Iglesia que no es esté advertida de esta realidad, será una Iglesia que
recibirá el fruto de su simpleza, pues como podemos ver, Satanás querrá
confundir la iglesia de Cristo y él se ha preparado para esto. Leamos las
palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 11:13-15; “Porque éstos son falsos
apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz.
Así que, no es extraño si también sus ministros
se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.”
3.
Por esta
razón insistimos, como lo hicieron los apóstoles con las ovejas que estuvieron
a su cargo y sobre las cuales se sentían responsables. Las puertas del Hades
pretenden tragar a los creyentes fieles, desviándolos con sus falsas doctrinas
de las cuales habla también el apóstol Pablo en Colosenses 2:8: “Mirad
que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según
Cristo”.
C.
LA IGLESIA DE CRISTO TIENE QUE PERMANECER
VELANDO, ORANDO Y APEGADA A LA PALABRA
1.
Sería
bueno volver al texto de Hechos 20:32 cuando el apóstol Pablo da un tremendo
consejo a los ancianos de Mileto, para que contrarrestaran las amenazas a las
cuales estarían sometidas las iglesias que ellos pastoreaban, notemos el texto
cuando dice: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia,
que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los
santificados”.
2.
Cuando el
apóstol Pablo se despide de su hijo en la fe, le dice en 2 Timoteo 4:1-4: “Te
encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a
los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que
instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana
doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a
sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a
las fábulas”.
3.
Esto nos
indica que lo más importante para una iglesia y principalmente para la iglesia
del fin, es, permanecer apegada a la Palabra, tal como nos dice 2 Pedro 1:19: “Tenemos
también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos
como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y
el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.”
El tercer aspecto que Jesús trata
con respecto a su Iglesia es sobre.
III. UNA PROTECCIÓN ETERNA “Su
Espíritu”
(Mt.
16:18) “No prevalecerán contra ella”.
A.
LA IGLESIA DE CRISTO TIENE UNA PROMESA
1.
No
obstante el saber que las puertas del Hades (la muerte) están preparadas para
entrar en ella a los que han sido redimidos por Cristo, sabemos por la Palabra
de Dios que esto es eternamente imposible. Notemos como dice Jesús con respecto
a la iglesia que Él ha de edificar: “Las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella”.
2.
El verbo
prevalecer, indica algo que estará en victoria por encima de otro. Lo cual nos
deja dicho, que de acuerdo a la promesa de Jesús, ningún creyente podrá ser
tragado por el infierno, pues Él estará ahí para impedirlo. Esto nos recuerda
las palabras de Jesús cuando habla de sus ovejas en Juan 10:27: “Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y
no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y
nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.
3.
Esta
promesa de Dios, ha sido una promesa que desde tiempos antiguos sustentó la
esperanza de los creyentes. Solo tenemos que recordar el Salmo 23 y vemos como
Dios promete a su pueblo que Él estará con ellos siempre y aún cuando hayan de
pasar por el valle de las sombras de la muerte.
B.
LA IGLESIA DE CRISTO TIENE PROTECCIÓN ESPECIAL
1.
En Efesios
1:13-14 se nos enseña todo lo que significa la protección especial que cada
creyente tiene por el Espíritu de Dios. Veamos el texto: “En él también vosotros, habiendo
oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras
de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza
de su gloria”.
2.
Esta
protección fue prometida por Jesús, desde los días de su ministerio en la
tierra, es bueno recordar lo que profetizó de la labor de su Espíritu en los
creyentes, cuando dijo en Juan 16:13-15: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él
os guiará toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os
lo hará saber”.
3.
Evidentemente
que nuestro Señor Jesucristo, de antemano, nos dejó establecido lo que sería su
protección, especial y cuidadosa, para que ninguno de nosotros podamos decir
que no tuvimos sus recursos a mano para evitar que la tentación se convierta en
pecado o que caímos porque no teníamos ayuda.
C.
LA IGLESIA DE CRISTO TIENE LA VICTORIA ASEGURADA
1.
Cuando
oímos estas cosas pienso de inmediato en las palabras del apóstol Pablo en
Romanos 8:34-39, cuando lanza ese maravilloso cántico de victoria sobre las
huestes espirituales de maldad que habitan en las regiones celestes.
2.
En esta
porción los cristianos podemos estar seguros que tenemos una firme ancla para
luchar contra toda adversidad y entender que si nuestra fe está fundamentada
sobre la obra de Cristo Jesús en la cruz del Calvario y en su Palabra, nada, ni
nadie, podrá atentar contra nuestra salvación.
3.
Es por
esto que Jesús declaró: “Las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella”, dando a entender que no hay posibilidad alguna de que la
muerte le pueda arrancar la victoria a un hijo de Dios, que evidentemente
mantiene una relación espiritual con Él.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Cuán
maravilloso es pertenecer a la iglesia de Cristo, la que Él ganó con su sangre
en la cruz del Calvario y permanece firme en su Palabra y espera el día en que
será rescatada por su Señor, para morar con Él, por toda una eternidad, por
haber confesado la gran verdad que lleva a salvación a un pecador, diciendo: “Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Esperemos firmes aquel día.
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