viernes, 9 de marzo de 2012

YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA

YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
Juan 11:1-57

La frase que hoy trataremos está contenida en (Jn. 11:25-26), cuando Jesús dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” Cuando leemos esta porción de la Escritura tenemos que reconocer que llegamos a palabras mayores, en el sentido de que ahora el Señor nos está hablando de vida, muerte y resurrección.

Para estudiar sobre este tema, es necesario que comencemos a ver la realidad de nuestra existencia y pongamos los pies sobre la tierra. Es muy común escuchar a algunas personas decir que no les gusta oír cosas desagradables, refiriéndose a las realidades de la vida; lo penoso de esto, es que vivimos en un mundo anestesiado e insensato, ya que todos buscan salir de la realidad que les rodea, de alguna manera, a base de:
·         Filosofías etéreas,
·         Meditación Trascendental,
·         Movimientos religiosos,
·         Control mental, Drogas,      
·         Terapias de Grupo,
·         Movimientos de autosugestión.

El éxito de la estrategia de Satanás es llevar al hombre a no sentir, ni palpar la responsabilidad que como ser, tiene que afrontar dentro de la sociedad que le rodea; para ellos, sólo es importante no pensar, para creer que la vida es color de rosa cuando el color que tiene no les conviene.

Ahora bien, sabemos que por el hecho de que el mundo huya de la realidad, la realidad no deja de ser una genuina realidad. Cualquier ser humano quisiera hacerles un cuento de hadas, satisfaciendo la búsqueda de algunos que buscan oír lo que quieren oír y no la verdad de Dios, pero los verdaderos siervos de Dios han sido puestos por testigos suyos y seríamos unos hipócritas si no predicamos lo que él quiere que oigamos.

Sabemos que los sueños traen una dulce paz, pero esto, hasta que despertamos y enfrentamos la cruda realidad. Ahora, en esta oportunidad, Dios nos ofrece una paz perdurable hasta la eternidad, en un mundo que cada día se destruye más. Sepa que la oferta que hace Dios es eterna y perdurable.
Para poder lograr esta paz, tenemos que conocer algunas verdades que veremos a través del bosquejo que sigue a continuación:

I)       LA REALIDAD DE LA MUERTE
II)      LA REALIDAD DE LA RESURRECCION DEL CREYENTE
III)    LA REALIDAD DE LA VIDA ETERNA

Veamos primeramente:
I. LA REALIDAD DE LA MUERTE
(Jn. 11:1-24)
      
A.   LA MUERTE ES LA ÚNICA REALIDAD VERDADERA PARA EL QUE VIVE

1.         Físicamente, la muerte es la separación de la unidad tripartita del hombre según nos dice (1 Tes. 5:23), la cual se compone de cuerpo, alma y espíritu. Algunos entienden que el hombre es bipartita, entendiendo que el espíritu y el alma son una misma cosa basando su teoría en (Ec. 12:7) donde solo se menciona el cuerpo y el espíritu.

2.         Sin importar cual sea nuestro pensamiento, sabemos que la muerte física es separación del alma del cuerpo. Ahora bien, si analizamos el contexto del pasaje donde Jesús hace esta declaración, veremos que para hablar de resurrección y vida, Jesús esperó que Lázaro muriera (v. 6), porque él deseaba dejar claro su enseñanza con respecto a la muerte.

3.         En esta porción notamos: Lázaro estuvo muerto (v. 14), Lázaro estuvo descompuesto (v. 39). Todos hemos de ver la realidad de la muerte como parte del juicio de Dios por el pecado cometido por nuestros primeros padres, Adán y Eva. Ya Dios les había declarado en (Gn. 2:17) que el día en que comieran del árbol del conocimiento de la ciencia del bien y del mal, ciertamente morirían. Por esto en Adán todos morimos (1 Co. 15:22).
            Recordar el saludo de las monjas de la orden LA TRAPPE, en Francia, año 1,140 el cual reza así: “MORIR HABEMOS”.

B.    JESÚS DENOTA LA REALIDAD DE LA MUERTE ESPIRITUAL QUE POSEEN MUCHOS QUE ESTAN VIVOS FÍSICAMENTE

1.                  Ya hemos dicho que la muerte física es la separación del alma del cuerpo, ahora tenemos que definir que la muerte espiritual no es más que la separación de nuestra alma del dador de la vida, que es Dios. Dios es vida y todo aquel que está separado de él por el pecado, está muerto espiritualmente.

2.                  En (Ro. 5:12) encontramos como la muerte espiritual pasó a todos los hombres por causa del pecado cuando dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre (Adán), y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Esto nos deja dicho que tanto la muerte física como la muerte espiritual viene por causa del pecado e invade a todos los hombres, por cuanto todos somos pecadores.

3.                  En esta porción, Jesús deja claramente establecida esta realidad. Él denota esta verdad cuando ve a los que se lamentaban por Lázaro según nos dicen los (vv. 32-33). Estos lloraban por Lázaro cuando debían estar llorando también por su alma. Verdaderamente que son muchos los que estando vivos físicamente, están muertos espiritualmente delante de Dios.

C.   FRENTE A LA REALIDAD INELUDIBLE DE LA MUERTE FÍSICA, JESÚS DECLARA COMO ELUDIR LA ESPIRITUAL

1.         Jesús nos quiere llevar a darnos cuenta de la realidad ineludible de la muerte física y sus consecuencias. Esto lo notamos en el hecho de que Jesús, habiendo podido ir a tiempo para sanar a Lázaro, espera que muera. De esta manera su familia tendría que experimentar las consecuencias de la muerte.

2.         Frente a esta realidad de la muerte, Jesús lleva nuestra mente a preocuparnos por nosotros mismos, cuando enfrenta a Marta y le dice: Tu hermano resucitará. El propósito de Jesús era llevar a esta joven a pensar en la esperanza de Dios frente a la realidad de la muerte que ella misma había sentido en carne propia.

3.         Tantas veces que Marta había oído hablar de esta palabra, pero había oído hablar de la muerte y de la resurrección como algo que a ella nunca le iba a tocar, como pensamos muchos hasta que la muerte nos toca cerca. La respuesta de Marta explica su pensar, (v. 24): “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.” Esta es una respuesta vacía para Jesús. Es como si ella hubiera dicho: “Si, Señor, yo he oído de esto pero, Señor, mi hermano esta muerto.”

Y de esta expresión, Jesús nos lleva a comprender:

II. LA REALIDAD DE LA RESURRECCIÓN DEL CREYENTE

(Jn. 11:25-37)

A.   LA RESURRECCIÓN ERA UNA PROMESA DE LA ANTIGUEDAD

1.         En pasajes como (Is. 26:19); (Dn. 12:1-3); (Ez. 37:1-10), se nos habla de la promesa de la resurrección. Este era un tema predilecto para los profetas y estudiosos de la Biblia, de hecho, las sectas religiosas de los días de Jesús estaban en plena discusión con respecto a la resurrección (Mt. 22:23-33). Los Saduceos la negaban y los Fariseos la creían y como vemos ahora Marta tenía esto en su mente, pero no vivía por ello.

2.         Marta conocía sobre la promesa de la resurrección pero ella no vivía por ello. Ella no estaba convencida de la realidad de la resurrección como un hecho tal que calmara su alma con respecto a las personas queridas que ella había visto partir. Esta es la enseñanza que el apóstol Pablo nos brinda en (1 Tes. 4:13) para que no nos entristezcamos como aquellos que no tienen esperanzas.

3.         Pero, al parecer, esta verdad era algo muy lejano y no dominaba el corazón de Marta, ni el de sus familiares y amigos. Lo que estamos diciendo es que esta gente no tenía convicción suficiente con respecto a esta promesa, de forma tal que en vez de estar desesperados porque Lázaro había muerto, debían estar dando gracias a Dios por la promesa de que un día él iba a resucitar. Marta de hecho respondió como si dijera: Si, yo lo sé Señor, que mi hermano resucitará, pero éste no es mi problema ahora, mi problema es que yo no lo quiero en la tumba, sino vivo, ahora.”

B.    LA FE EN LA RESURRECCIÓN ES LA BASE DE LA VIDA ETERNA

1.         Marta y los demás tenían que entender la verdad de esta promesa, por esta razón Jesús declara lo que vemos en el (v. 25): “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” Las palabras de Jesús son conclusivas y directas a crear convicción en el corazón de los que han de creer en el poder de la resurrección.

2.         Esta gente, no sólo debía conocer esta promesa, sino que esta promesa tenía que ser la base de su fe y de su existencia; por lo que Jesús lleva a Marta a la pregunta final: “¿Crees esto?” La pregunta que hace Jesús ahora a Marta tiene como propósito, traerle a confesar. La Biblia no solo nos llama a creer, sino que nos llama a confesar con nuestra boca como dice (Romanos 10:9,10).

3.         Marta, da una respuesta satisfactoria para testimonio de ella ante Jesús y ante los demás. Notemos que ella no dice: “Sí, creo” y nada más; si no que ella declara que Jesús es la resurrección. Notemos: “Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el hijo de Dios, que has venido al mundo.” Con esta declaración, Marta deja claro ante el Señor cuales son sus convicciones ante la realidad de la muerte de su hermano. Ahora podía decir: Muera o viva mi hermano, yo sé quien tú eres Señor.

C.   SU FE EN LA RESURRECCIÓN SERÁ RECOMPENSADA POR EL PODER DE JESÚS

1.         Jesús, frente a la incredulidad de los demás confirmaría la fe de Marta y de su hermana María. Marta hasta ahora es la única del grupo que ha entendido la enseñanza que Jesús quiere aquí traer para la gloria de Dios. Los demás han de ser enfrentados ahora.

2.         Notemos el (v. 37) cuando nos narra como Jesús esperaba el momento crítico, cuando ya Lázaro había muerto, había sido enterrado y hedía, para hacer la obra que traería gloria al Padre. Esto fue lo que había declarado a sus discípulos en el (v. 4), cuando dijo: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.”

3.         En esta última porción de esta sección, Jesús enfrenta a María, ve la desesperación de los que amaban a Lázaro y aún el texto nos muestra como el mismo Jesús se conmovió y lloró frente a la tumba de su amigo. También tuvo que oír a los incrédulos que cuestionaban y decían si él no había podido evitar que Lázaro pasase por la cruda realidad de la muerte.

Analicemos ahora:

III) LA REALIDAD DE LA VIDA ETERNA

(Jn. 11:38-57)

A.   JESÚS DEMOSTRARÍA AHORA SU PODER SOBRE LA MUERTE Y SOBRE LA VIDA

1.         Jesús esperó el momento en que los hombres no podían hacer nada por Lázaro, y conmovido por el escenario que tenía a su alrededor, se dispuso a actuar (v. 38). El texto destaca dramáticamente los sentimientos del Señor cuando dice: “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.”

2.         Frente a la tumba comenzó a ordenar y a declarar que hiciesen lo que él pedía diciendo: “Quitad la piedra.” Notemos que Jesús no hace nada que nosotros podamos hacer, sino que hace todo lo que nosotros NO podemos hacer. Ellos podían quitar la piedra, pero ellos no podían hacer lo que ahora Jesús ha de hacer.

3.         Notemos el detalle que recoge el evangelista Juan, antes del milagro (v. 39): “Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.” Esto nos indica que Marta había creído pero todavía ella no había entendido todo el poder que radicaba en Cristo y cómo él tendría poder más allá de la fuerza de la naturaleza.

B.    JESÚS DEMOSTRARÍA SU PODER FRENTE A LA MUERTE

1.         Se declaran dos detalles importantes sobre la condición de Lázaro, que son: Estaba muerto y su muerte era fácilmente confirmada por el olor que despedía la tumba. (Se declara que su cuerpo hedía por tener cuatro días de haber muerto). Marta quiere advertir al Señor de la condición del cuerpo de su hermano, ella no sabía que Jesús conocía todas las cosas sin que el hombre le dijese nada.

2.         Jesús había esperado precisamente que todo esto llegara a este punto, para demostrar hasta donde llegaba en él, el poder sobre la muerte. Esto no dependería de la condición de Lázaro, sino del poder que él tenía sobre la vida y sobre la muerte. Por esto, para que nadie tuviera dudas, le dice a Marta: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”

3.         La fe tiene que venir antes de ver la evidencia del poder de Dios. (He. 11:1) nos dice: “Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Jesús estaba exigiendo a Marta y a los demás, fe antes de ver lo que él haría. Porque esto es fundamental ante Dios.

C.   JESÚS CONFIRMABA AHORA LA FE DE LOS CREYENTES, DÁNDOLES LA SEGURIDAD SOBRE LA VIDA ETERNA

1.         Ahora, Jesús ora al Padre en su condición de Dios hecho hombre, para que el Padre confirmara su poder, con la señal que en este momento haría. En los (vv. 41-42) se declara: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que esta alrededor, para que crean que tú me has enviado.”

2.         Cuando Jesús oró al Padre como evidencia a los que le rodeaban, y a nosotros que en este momento estudiamos las Escrituras, declaró con voz de autoridad: “Lázaro, ven fuera.” Es evidente que esta petición de Jesús a un muerto era un verdadero reto ante la muerte. La muerte ahora entregaba a Lázaro para que volviera a vivir como lo había hecho antes.

3.         El (v. 44) nos declara la victoria de Jesús frente a la muerte maldita. Cuando Lázaro sale de la tumba, envuelto en el sudario con que lo habían enterrado, solo quedaba decirle a los demás: “Desatadle, y dejadle ir.” Ya él no tenia que hacer más nada por su amigo, ya los demás podían ejecutar esta petición.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Desde el (v. 45 al 57) vemos la reacción de sus enemigos y la manera en que sin saberlo profetizan de la obra sustitutiva de Jesús. Ahora no solo esta gente tenía la promesa sobre la resurrección, sino que ahora tenía la seguridad de que la resurrección era un hecho posible, además de saber donde radicaba el poder de la misma. La fe de los que habían creído estaba fortalecida por esta señal y podían decir con toda propiedad, “Jesús es la resurrección y la vida.” Pero el corazón de sus enemigos estaba ahora más duro que nunca.
                                                                                                                                    

4 comentarios:

  1. AMEN, GRACIAS CRISTO POR SER NUESTRA RESURRECCIÓN Y LA VIDA ETERNA AMEN.

    ResponderEliminar
  2. Amen gracias por sus enseñanzas que el creador le de sabiduría para proseguir con las mismas. amen

    ResponderEliminar
  3. gracias a Dios por la sabiduria que le a dado y por recordarnos de esta promesa de poder y milagro. Amen

    ResponderEliminar
  4. Amén muchas gracias x compartir la palabra el señor lo siga llenando de sabiduría y bendiciones

    ResponderEliminar