MENSAJES DE EDIFICACIÓN

UNA ACTITUD CONVENIENTE ANTE LA CRÍTICA PERSONAL

Me he servido de muchas citas de los escritos y sermones de Charles Spurgeon a través de los años. Y, con respecto a la crítica personal, hay una cita en particular que me ha servido por largo tiempo. Vuelvo a ver la cita tanto antes de que llegue la crítica personal (si es que puedo anticiparla), o después de que aparezca la crítica (si me toma por sorpresa). Esto me prepara para la llegada de la crítica y me provee de una perspectiva para mi corazón una vez que la crítica ha sido compartida.

Dice así:
“Hermano: Si algún hombre piensa mal de ti, no te enojes con él; porque tú eres peor de lo que él piensa que eres. Si te acusa falsamente por algo, estate satisfecho; porque si te conociera mejor podría cambiar la acusación y no saldrías beneficiado por ese cambio. Si pintan un cuadro moral de ti y es feo, estate satisfecho; porque todavía necesitaría unos toques de negro para acercarse más a la realidad.”

En diferentes ocasiones a lo largo de los años he recibido críticas de personas que parecían tener… digamos… una mala actitud. Cuando esto sucede me siento tentado a ofenderme por esa actitud y a sentirme aliviado antes de tiempo, concluyendo que una crítica traída con dicha actitud tiene que ser errónea. Y puede que sea errónea (o no). Pero, incluso si lo es, cualquier alivio que pueda experimentar es de corta duración cuando recuerdo las palabras del señor Spurgeon.

Aún si la crítica es errónea, no hay lugar para mi orgullo. Esto se debe al hecho de que yo estoy más al tanto de mi propio pecado que cualquier crítico. Pero, lo que es más importante, Dios está al tanto de todos mis pecados. Es por eso que, aún si se prueba que la crítica es totalmente errónea, yo no debería estar orgulloso de eso.

El saber esto me restringe de apresurarme en criticar o desechar las percepciones de los otros, aún si sus correcciones son fuertes, aún si no vienen con corazones humildes y bondadosos, e incluso si el contenido de la crítica es erróneo. Siempre puedo aprender una lección simple de la crítica: ¡Soy peor de lo que ellos piensan!

La cita de Spurgeon me humilla, restringe mi orgullo, y me recuerda que siempre necesito de un Salvador, incluso cuando los demás no pueden ver con exactitud la profundidad de mi propio pecado. He aprendido a lo largo de los años que, aun cuando la crítica es errónea, debería humillarme y recordarme que Dios tiene un “cuadro moral” acertado de pecadores como yo. Debería recordarme que incluso la crítica peor informada que me puedan hacer, me va a halagar más que la realidad.



MINISTRANDO A TU PASTOR Y A LOS LIDERES DE IGLESIA

Empezamos con un pasaje de Escritura de Romanos 1:8-12. Pablo le dice a la iglesia:
“En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos vosotros, porque por todo el mundo se habla de vuestra fe. Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a vosotros. Porque anhelo veros para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; es decir, para que cuando esté entre vosotros nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía”.

Quiero hablar de nuestra responsabilidad de ministrar a nuestro pastor y líderes de la iglesia.  Hemos escuchado muchas veces que todos los cristianos son ministros, de acuerdo con Efesios 4:12. Enfatizamos en las clases de Escuela Dominical la necesidad de orar el uno por el otro  y animarse en la fe, pero pienso que a veces nos olvidamos que nuestro pastor es uno de nosotros.  Entonces quiero recordar la razón por la que necesitamos ministrar a nuestro pastor, cómo podemos hacerlo mejor, y qué podemos esperar como resultado.

Primeramente, ¿por qué debemos ministrar a nuestro pastor? La razón es que él es humano y un amigo creyente como nosotros.  Como hombre, él es sensible a las tentaciones así como nosotros.  La fe no es automática para él solo porque es el pastor.  No es más fácil para él ser una persona cariñosa, esperanzada de lo que es para nosotros.  Sus recursos en la batalla de fe no son mejores que los nuestros.  Él es uno de nosotros.

Más que eso, las cargas únicas de su llamado demandan nuestra fiel ministración hacia él; por ejemplo, la preocupación administrativa de ver que cien detalles sean completados. Ni nos damos cuenta de muchas de esas cosas.  También está el llamado de escuchar y predicar los mensajes de Dios semana tras semana.  Nunca pienses que estos mensajes vienen fácilmente para el pastor.  Si son consistentemente bíblicos, requieren mucho trabajo fuerte. Muchas lágrimas son derramadas en el estudio de los sermones del pastor que no vienen simplemente. Si nosotros nos sentimos secos espiritualmente quizás no vayamos a la iglesia o vayamos por una renovación, pero ¿a dónde puede ir el pastor?

Después, hay la preocupación de querer que su iglesia actúe más como Jesús y que sean la luz del mundo. Pablo dijo a los Gálatas (4:19), “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros”. Nada pesa más en el corazón del pastor que cuando su iglesia no crece en fe, amor y rectitud.
Ustedes pueden hacer listas más largas de las presiones del pastor, pero ahora consideremos cómo podemos ministrar a nuestro pastor.

La mejor manera de sobrellevar las preocupaciones de nuestro pastor es siendo un Cristiano.  Pablo dice en Filipenses 2:2-3, “haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo”.  En otras palabras, nada podrá refrescar a nuestro pastor como una congregación que es humilde, amable, que se parece a Cristo.  Pablo dijo a la iglesia Romana, “Porque anhelo veros para… [que] nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía”. (1:11-12). Nuestra fe es una fuente de gran ánimo para nuestro pastor. Entonces seamos una iglesia de creyentes.

Aparte de eso, tengo tres sugerencias específicas de cosas que podemos hacer para ayudar a nuestro pastor y aumentar los frutos de su ministerio.

Primero: Orar por él cada día. Escríbelo para no olvidarte. Y no sólo digas, “Señor bendice al pastor”. Se específico. Ora por su salud, sus mensajes, su familia, sus visitas, sus defectos y debilidades. Ponte en su lugar y trata de sentir con él mientras oras.

Segundo, haz todo lo posible para decirle unas palabras de ánimo. Escríbele una nota en la tarjeta de registración, manda una carta a su casa de vez en cuando; llámale por teléfono. Habla con él a solas alguna vez, mírale directamente a la cara y dile, “Aprecio tu trabajo, pastor, y estoy orando por ti a diario”. No te conformes con saludos después del servicio del Domingo

Tercero, amonéstalo con un espíritu de perdón. Nunca he hablado con alguien que esté completamente satisfecho con su pastor. Hay una simple razón: Todo hombre es imperfecto. Parece que algunas personas nunca comprenden eso y van de iglesia en iglesia en búsqueda del pastor perfecto. Eso es imposible. Es mucho más importante encontrar una iglesia donde puedes sentirte en casa y considerar tu responsabilidad de toda la vida el ayudar al crecimiento de tu pastor. Todos desean cambiar algo de su pastor, pero, ¿cuántos de nosotros nos hemos dedicado a orar seriamente sobre eso? Y, ¿cuántos se han sentado con él y con un espíritu humilde y de perdón lo han amonestado para que cambie? Si lo amamos lo vamos a hacer… y no da tanto miedo hablar con él.
Esas son unas de las maneras de ministrar a tu pastor. Puedes pensar en otras.
La última pregunta que hice fue, ¿Qué podemos esperar como el resultado de nuestro ministerio? Podemos esperar un pastor que esta refrescado, lleno de esperanza y listo para trabajar. Así nuestro ministerio regresará a nosotros como un bumerán y creará gente que está refrescada, llena de esperanza y lista para trabajar. Entonces el mundo sabrá que Cristo es real y está trabajando en nosotros.

Por John Piper.

DEPRESIÓN PASTORAL


La situación privilegiada del ministerio no exime a los pastores de los mismos problemas de su grey; en realidad, sufren presiones adicionales propias de su condición de pastor. En consecuencia, la depresión es un problema que afecta los niveles pastorales en medida no despreciable. El autor señala las tensiones que pueden causar depresión y las pautas para que los pastores la enfrenten.

Está comprobado que los pastores sufren de depresión con la misma frecuencia que la población en general. Entre dos y cuatro por ciento sufre de depresión en algún momento de su vida. La situación privilegiada del ministerio no exime a los pastores de los mismos problemas de su grey; en realidad, sufren presiones adicionales propias de su condición de pastor. En consecuencia, la depresión es un problema que afecta los niveles pastorales en medida no despreciable.

Durante 1980 entrevisté a 100 pastores seleccionados al azar; el 20 por ciento confesó haber sufrido entre moderada y severa depresión en algún punto de su vida. Más aun, la depresión es un síntoma muy frecuente entre los pastores que vienen a verme para tratamiento psiquiátrico.

TENSIONES QUE PUEDEN CAUSAR DEPRESIÓN

Si bien las tensiones empujan hacia la depresión, no siempre la alcanzan. Por ejemplo, a Juan el Bautista el encarcelamiento le produjo desaliento, en cambio con Pablo redundó en gozo y alabanza. Es importante considerar al individuo que está bajo tensión, antes de identificar qué tensiones causan la depresión.

Independientemente del estado de la vida personal del pastor, las condiciones inherentes al ministerio (que demandan una energía poco común), se experimentan mayormente como tensiones.

Complejidad del rol: Se espera más de los pastores que de cualquier otro profesional… Deben cumplir el rol de teólogos, filósofos, empresarios, políticos, educadores, predicadores, expertos en relaciones públicas y consejeros; y a menudo sin el adecuado entrenamiento en muchas de esas áreas.

Presiones financieras: los pastores pueden ser comparados con los médicos en cuanto a la estima y las expectativas que se tienen sobre él; respecto de la remuneración, en cambio, la situación es bien diferente.

Una encuesta de la revista Leadership (1981) descubrió que más del 60 por ciento de los pastores afirmó no sentir que habían pasado necesidades económicas. Sin embargo, la forma de responder en dicha encuesta sugería que muchos ministros se sienten incómodos al admitir que las finanzas son un problema. Sienten que deberían estar por encima de "preocupaciones tan mundanas". Un pastor a punto de jubilarse admitió que no tenía mucho dinero con qué continuar; aunque luego añadió: "Pero no me hice pastor para ganar dinero".

Falta de arraigo: Muchos pastores deben mudarse de una jurisdicción a otra, con el consiguiente resultado de abandonar relaciones que se han hecho importantes tanto para él como para su familia. Además, si la mudanza es resultado de conflictos con la congregación, ni el pastor ni la congregación tienen la oportunidad de aprender de sus errores.

Conflictos interpersonales: Se espera que un pastor resuelva situaciones de conflicto; pero en una situación mucho más difícil que otros profesionales. Un psiquiatra puede trabajar de manera muy estructurada: él define cuándo puede ver al paciente, por cuánto tiempo y quién estará involucrado. El final de cada sesión es el último contacto hasta la semana siguiente. Un pastor no goza de este tipo de estructuración. Lo pueden llamar a cualquier hora. El conoce a estas personas y a sus familias y se preocupa por ellos profundamente. Si intenta limitar su grado de involucramiento es acusado de falta de interés y amor. La inevitable tensión que surge de estas situaciones conflictivas puede conducir a la depresión.

Todas estas tensiones son externas; pero la habilidad del pastor para manejarlas depende de su vida interior. Si se halla relativamente libre de conflicto, entonces puede dedicar toda su atención a las tensiones externas y decidir sobre la respuesta apropiada. Sin embargo; si el pastor está preocupado por conflictos de autoestima y de tener los sentimientos apropiados, su habilidad de responder a los problemas externos se verá afectada con facilidad.

Entre las tensiones internas, hay algunos temas recurrentes:

Autoimagen idealizada contra la verdadera: Crecer implica vivir con una brecha de autoimagen. La realidad del presente juega una parte en la formación de la autoimagen real. La habilidad y madurez que se anticipan cuando cierta meta está a punto de ser alcanzada, intervienen en la formación de la autoimagen idealizada.

Desafortunadamente, este esquema tan simple se ve complicado por otro factor: la autoestima. Los chicos a quienes se les dice con bastante frecuencia que no son "lo suficientemente grandes, buenos o inteligentes", llegan a la conclusión de que si no pueden desempeñarse bien en determinadas tareas, entonces no tienen valor. Esta convicción en gran parte es inconsciente y suele permanecer y afirmarse en la edad adulta.

Los pastores a menudo explican sus intentos por querer lograr más señalando pasajes bíblicos: "¿No dice acaso la Biblia que debemos ser diligentes, irreprochables, perfectos?" Tal vez sepan intelectualmente que son muy valiosos como hijos de Dios, pero en el nivel más profundo de sus emociones no están muy convencidos de ello; en varios casos, puede que permanezca todavía ese sentimiento de valor pobre de sí mismo.

Este conflicto entre lo que los pastores sienten que son y lo que deberían ser se manifiesta de diversas maneras. Puede que sean sobresalientes y que todos los aprueben con entusiasmo, pero mirando el problema más de cerca se hace evidente que existe una motivación detrás de su conducta.

Algunos pueden ser demasiado sensibles a la forma en que otros los ven. Después del sermón preguntan a sus esposas: "¿Cómo estuvo?"; y ellas pronto se sienten atrapadas: si responden con honestidad los pastores colapsan a la menor crítica; si como rutina dan respuestas positivas, su sinceridad es puesta en duda.

Otro indicio de este conflicto es la actitud competitiva entre pastores: Frecuentemente y de manera sutil examinan cuál es su situación en comparación con los pastores vecinos. Si se sienten superiores a los demás, esto ayuda a calmar esa molesta voz interior que les dice que son inferiores.

Este conflicto entre el yo idealizado y el verdadero a menudo se manifiesta en una actitud de "todo o nada": o son "perfectos" sin fallas o son "nada".

La congregación por lo general no se da cuenta de que el pastor tiene poca autoestima. En el mejor de los casos el pastor puede tener una carrera efectiva exteriormente, pero interiormente no puede relajarse y disfrutar del fruto de su labor. En el peor de los casos, su preocupación por la necesidad de demostrar su valor prepara el terreno para la depresión; lo cual generalmente ocurre ante una situación que ya no le permite defenderse de los sentimientos de inferioridad de la manera corriente.

Por ejemplo, el pastor X siempre trabajó duro pero se sintió inadecuado. Como realizaba grandes cantidades de trabajo, siempre se le asignaban responsabilidades adicionales; finalmente estuvo tan recargado que no había manera de que terminara todo, cuando se dio cuenta de ello se deprimió. Sintió que "no servía", ya que no podía hacer todo lo que la Iglesia le exigía.

Conflictos causados por la ira: Una pobre autoestima a menudo surge de conflictos interiores relacionados con lo apropiado o no de sus sentimientos, en especial los de enojo. La ira puede ser tan intensa que existe temor de perder el control y herir a alguien. Además, la expresión de la ira da lugar a dudas teológicas: "¿No dice la Biblia que hasta el sentimiento (mucho más la expresión) de la ira es inapropiado? ¿No castigará Dios (o al menos dejará de bendecir) a aquellos que permiten la ira?"

Muchos pastores nunca se dan cuenta totalmente de qué es lo que están resistiendo, más allá de una vaga sensación de incomodidad. Encuentran varias maneras de defenderse de esto: una de ellas es cambiando el nombre de la ira: molesto, irritado, triste, preocupado, enojado justificadamente.

Hay muchas maneras en las que los pastores expresan su ira: con una perpetua impuntualidad, con prontitud para aceptar un trabajo pero lentitud en realizarlo, con olvidos frecuentes. Aunque en la superficie aceptan pasivamente lo que otros esperan de ellos, siempre ofrecen algún tipo de resistencia.

Otra manera común de manejar la ira es proyectarla a los demás: "Yo no estoy enojado, ellos están enojados conmigo". Este método puede proteger a los pastores de la ira pero distorsiona su percepción de la realidad y los aliena de las demás personas.

A veces la ira se traduce en trastornos físicos: dolor de espalda, dolor de cabeza, problemas gastrointestinales, etc. los exámenes médicos no suelen revelar causa física alguna y la continua búsqueda de alivio puede conducir eventualmente a la depresión, la que se superpone con los malestares físicos preexistentes.

Cuando los pastores ya no pueden ignorar la ira y tampoco han encontrado la forma apropiada para expresarla, pueden dirigirla hacia ellos mismos; y, cuando la ira y la depresión se tornan muy intensas, hasta pueden llegar a tener ideas de suicidio.

Conflictos causados por impulsos sexuales: Aunque los pastores nieguen a sí mismos que se sienten sexualmente atraídos hacia alguien aparte de sus esposas, son conscientes de sus necesidades sexuales. Al igual que la ira, lo manejan de manera muy privada, ni siquiera sus amigos más íntimos están al tanto de la tentación. El manejo de impulsos sexuales que el pastor percibe como inaceptables, puede llevarlo a evitar compartir con otras personas, lo cual a su vez puede conducir a la depresión.

Un pastor estaba convencido de que tenía impulsos sexuales poco usuales. No quería revelar su problema por temor de ser aislado de la raza humana. Sin embargo, la intensa lucha por controlar los impulsos sexuales no está tan relacionada con lo fuerte del impulso sexual como con problemas no-sexuales. El deseo sexual fuera del matrimonio puede surgir de una insatisfactoria relación emocional con su esposa, ira hacia ella o una necesidad de demostrar su machismo.

Para otros, el problema involucra el desarrollo de una relación emocional intensa con otra mujer, lo cual puede darse en una situación de tratamiento como consejero. La relación inicial es racionalizada como necesaria, apropiada e inofensiva. Finalmente, después de un prolongado contacto, las emociones son tan intensas que resulta muy difícil evitar la tentación y el pastor se deprime ante la situación.

PAUTAS PARA EVITAR LA DEPRESIÓN

Un ministro puede desarrollar hábitos que le ayuden a evitar tensiones que pudieran conducir a la depresión.

Aprender a fijar límites: El pastor debería definir con claridad los límites de lo que puede esperar de sí mismo y de lo que puede permitir a otros que esperen de él. Sin embargo esto puede originar preguntas dolorosas: "Si no puedo responder a todos los pedidos legítimos de ayuda, ¿Cómo puedo demostrar el amor ilimitado de Dios hacia el hombre? ¿Cómo puedo decir ‘no’ al llamado de la iglesia? ¿No es decirle ‘no’ a Dios? ¿Cuál es la relación entre mi incapacidad para cubrir todas las necesidades y mi valor como persona?".

Las Escrituras ofrecen un instructivo ejemplo de líderes de la iglesia que no tenían vergüenza de poner límites a lo que permitían a otros esperar de ellos. Ejemplo: cuando los apóstoles delegaron algunas de sus responsabilidades a otras personas en Hechos 6. Pudieron establecer límites precisos porque veían con claridad a qué los había llamado Dios. Las palabras de despedida de Cristo habían sido un claro mandato a predicar y enseñar el evangelio. La infidelidad de los primeros seguidores no los desalentó (Hch. 5.1-10), la hostilidad de los líderes judíos locales no los asustó (Hch. 5.17-29), los azotes de las autoridades no los disuadieron (Hch. 5.40) y las acusaciones de fracaso por parte de sus compañeros no los confundieron (Hch. 6.1-4).

Los pastores de hoy pueden sentirse en desventaja al tener que definir su propio llamamiento; el cual está a menudo distorsionado por luchas interiores como ser aceptado, ser el más respetado, ser el pastor más ejemplar de la comunidad, evitar conflictos, controlar a la gente. De modo que establecer prioridades es una obligación para permanecer fiel al llamamiento y mantener la cordura.

Un obispo, el consejo de ancianos u otro pastor puede resultar de valiosa ayuda para que el pastor determine sus prioridades. Esto no debe verse como un signo de debilidad o de fracaso. Reconocer sus propios ritmos biológicos puede ayudar a los pastores a fijar sus prioridades. Algunos son madrugadores, otros noctámbulos; algunos están llenos de energía, ideas y entusiasmo; otros necesitan hacer un esfuerzo para lograr algo creativo. Esto y otros patrones de conducta pueden ser modificados hasta cierto punto pero aquellos que aceptan sus propios ritmos y trabajan dentro de ellos son los más efectivos y eficientes.

El pastor X tenía muchas ideas creativas, pero deseaba necesitar cinco horas de sueño de las ocho que normalmente se requieren. Siempre planeaba su horario dejando cinco horas de sueño y generalmente terminaba exhausto y se quedaba dormido en su oficina; entonces se preocupaba por haber fallado una vez más. Simplemente desconocía los límites de su cuerpo.

Mediante la enseñanza a la congregación del llamamiento de un pastor, sus metas y limitaciones, los pastores pueden responder activamente a las expectativas que pesan sobre ellos y así disminuir sus tensiones. Decir: "No puedo" es sólo la primera parte de la comunicación; la segunda es "Los recursos para resolver el problema pueden muy bien estar dentro suyo". Esto ayuda a otros a crecer en comprensión y confianza en sí mismos como colaboradores del ministro y evita el desarrollo de la dependencia del líder pastoral.

Aprender a expresar los sentimientos: La clave del éxito en las relaciones interpersonales es poder discutir abiertamente sentimientos negativos con la persona que los causó. A mayor supresión de los sentimientos, mayor intensificación de los mismos. En ocasiones, pueden llegar a ser tan intensos que el pastor puede tener una explosión de ira; luego vienen las disculpas, un intento por deshacer el daño y la determinación de no expresar esos sentimientos nunca más. La otra persona siente un alejamiento y la relación se ve destruida de la misma manera que con la explosión.

En lugar de suprimir los sentimientos o de explotar hay una tercera opción que consiste en expresar los propios pensamientos y sentimientos con el fin de fortalecer la relación.

Hay varios principios para tener en cuenta:

Hágase dueño del problema: No importa cuán objetable sea la conducta de la otra persona, el pastor debe compartir sus propias reacciones y no atribuir sus sentimientos a los demás. Cuando un pastor le dice al anciano. "A usted no le importan los demás ya que siempre insiste en tener la última palabra", el anciano entonces tendrá que probar que no es una mala persona. En cambio el pastor podría decirle: "Cada vez que me interrumpe me siento herido, como si lo que tuviera que decir careciera de importancia". Esto ayuda a crear un clima que promueva la discusión productiva.

Describa conductas: No juzgue o evalúe la persona o sus motivaciones; simplemente describa la conducta que originó en usted los sentimientos negativos. Por ejemplo: "Cuando me acerco y desvía la vista me siento rechazado"; esto describe la situación sin comunicar rechazo hacia la otra persona.

Exprese sus sentimientos en primera persona: "Me siento herido, rechazado". Evite decir: "Quiso herirme, me está rechazando"; o usar la tercera persona: "La gente se siente rechazada cuando usted actúa de esa manera".

Muestre apoyo hacia la otra persona: El objetivo es ayudar a mantener y mejorar la relación. Permítale a la otra persona ver que usted se preocupa por él o ella y su relación; entonces ambos podrán dejar de lado sus defensas y ser abiertos el uno con el otro.

Responda a la nueva información: Preste atención a los componentes verbales y no verbales de las respuestas de la otra persona. Antes de dar una respuesta, repita lo que cree haber escuchado: "Le escucho decir que mis ocupaciones lo han airado"; acepte los comentarios sin defenderse y luego exprese sus sentimientos y pensamientos: "Puedo entender que mi poca disponibilidad le haya molestado; es algo que quiero superar".

No deje de expresarse después de cada vuelta de respuestas y comentarios. Una relación efectiva exige constante retroalimentación a lo largo de su desarrollo. La otra persona espera que usted la comprenda, no que se justifique.

Invertir tiempo en las relaciones: El desarrollo y mantenimiento de una relación significativa requiere la inversión de tiempo tanto en cantidad como en calidad. Los pastores a menudo afirman que las personas más importantes para ellos son sus esposas y sus hijos, pero el tiempo que invierten en estas personas es con frecuencia limitado. Desafortunadamente, la esposa y los hijos rara vez expresan su desesperación. Si el pastor pone a su familia en segundo lugar con respecto a las necesidades de la congregación, tarde o temprano descubrirá que sus hijos, y tal vez también su esposa, están profundamente resentidos contra él por ese motivo.

Finalmente, el pastor necesita hacerse un lugar en su vida para relaciones personales. Tener el mejor amigo dentro de la congregación puede ocasionar problemas, de modo que puede resultar ventajoso tener amigos íntimos fuera de la congregación. Al intercambiar ideas con un buen amigo, el pastor logrará fortaleza interior para ministrar a su congregación.

LOS PASTORES PUEDEN ENFRENTAR LA DEPRESIÓN

No obstante los esfuerzos por desarrollar patrones de vida óptimos, los pastores pueden caer víctimas de la depresión; por ello resulta esencial para ellos aprender a enfrentarla.

Reconozca las señales: Todos tienden a negar inicialmente que pueden estar sufriendo de depresión; en consecuencia los pastores necesitan prestar especial atención a sus síntomas. Si las relaciones con los demás son cada vez más frustrantes y si hasta son evitadas; si resulta difícil controlar los apetitos, abusando del alcohol o de la comida; si hay dolores o malestares para los que no se encuentran causas fisiológicas; si hay pérdidas de interés en el sexo y en actividades que antes le causaban placer; si la mañana es el peor momento del día; si existe una sensación de desesperanza y si la muerte parece ser la salida, es muy probable que se trate de un caso de depresión.

Analice los sentimientos: Una vez descubierta la depresión, los pastores pueden intentar analizar los sentimientos específicos asociados a ella. ¿Por qué tienen esos sentimientos? ¿Qué los origina? ¿Cómo surgen? ¿En qué momentos? ¿Tienen proporción en relación al hecho que los origina?

Busque el apoyo de otras personas: No siempre es fácil poder determinar con claridad qué es exactamente lo que produce determinado sentimiento; resulta de ayuda obtener la opinión de otras personas para lograr mayor claridad. A menudo los pastores se ven tentados a evitar compartir sentimientos dolorosos con otros por temor a qué pensarán; pero si se han tomado el tiempo de desarrollar una profunda amistad con otra persona, el compartir resultará más fácil.

El pastor descubrirá que compartir luchas con Dios ayuda a levantar el ánimo. Los salmistas encontraron que verbalizar sus tristezas, enojos y depresiones les otorgaba una esperanza renovada. De manera similar, a medida que los pastores abren sus corazones a Dios y verbalizan sus enojos y depresiones, comenzarán a lograr una nueva perspectiva de sí mismos así como una sensación de ser aceptados por Dios a pesar de sus sentimientos negativos y de sus enojos.

Continúe con sus actividades: Los pastores deben resistir la tendencia a aislarse por la depresión; necesitan más bien definir tareas que pueden realizar con éxito, por ejemplo, si encuentran que las tareas administrativas les producen tensión pero disfrutan predicando aunque estén deprimidos, deben continuar predicando. Sin embargo, es necesario disminuir los compromisos y asumir el control de sus horarios para reducir las presiones.

Por Enos D. Martin .
Leadership. Usado con permiso.



LA CONSAGRACIÓN FRENTE A LA SANTIDAD DE DIOS


Nosotros queremos consagrarnos al servicio de Dios pero de verdad que no sabemos todo cuanto esto nos conlleva, y es interesante que conozcamos un gran ejemplo que encontramos en la Palabra de Dios y es el momento de consagración del profeta Isaías; momento en el cual Dios le llama a la sagrada vocación de ser profeta.


Si tomamos Isaías 6:1 que dice: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”. Notamos que Isaías es llamado en el año en que murió el Rey Uzías, un rey que habiendo vivido su vida conforme a la voluntad de Dios, en su último año vivió de manera deshonrosa, lo cual le llevó a la muerte súbita; porque violó sus propios principios éticos y morales.


Durante este tiempo, Israel se vio convulsionado frente a los cambios mundiales en que estaba sumergido, ya que Roma nacía y se experimentaban grandes cambios en lo cultural y lo político; dentro de esta convulsión ocurre el llamado de Isaías, el profeta mesiánico.


Dios desea enseñarle a su siervo cuantas bendiciones puede recibir en la medida en que éste sea fiel al llamado de Dios. Dios le bendecirá y le prosperará en todos sus caminos y verá la mano de Dios en su vida todos los días hasta la eternidad e Isaías deseaba esta bendición.


Veamos esta enseñanza bajo el bosquejo siguiente:


I. DIOS MUESTRA SU GLORIA
II. DIOS REVELA SU CARACTER SANTO
III. DIOS REQUIERE QUE NOSOTROS SEAMOS REVERENTES


I. DIOS MUESTRA SU GLORIA
Isaías 6:1-2


A. DIOS MUESTRA SU NOMBRE SANTO


1. Notemos cómo Dios permite que Isaías vea su gloria y cómo se refiere él a Dios.


2. Dios se muestra como Jehová de los Ejércitos; el Santo, Santo, Santo. Nombre que Dios dio para que Moisés le conociera... YHWH (Yo soy el que soy) (Isaías 6:3).


3. Aunque Isaías lo llama Señor = Adonai (6:1) = el soberano y único Dios. Nombre que luego se le da a Cristo.
• Salmos 110:1 – “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
• Efesios 1:15-23 – “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
• Hechos 2:34-36 – “Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.


B. DIOS DEJA VERSE COMO REY


1. Isaías 6:1 deja ver cómo Isaías vio a Dios sentado sobre un trono alto y sublime cuando expresa: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”.


2. Sus faldas llenaban el templo. Esta expresión indica que ahí está presente: “El Gran Monarca, el Rey y Soberano Dios”.


3. Isaías 6:2 dice que serafines cuidaban por encima del trono de Dios su presencia inmediata, cumpliendo así el propósito para lo cual fueron creados. Sin embargo, ellos no podían ver a Dios.
Noten el uso de sus alas (6:2):
• “Con dos cubrían sus rostros.
• Con dos cubrían sus pies.
• Con dos volaban”.


C. DIOS ENSEÑA QUE SU PRESENCIA CONSUME - Isaías 6:2


1. Por medio de la estructura de los serafines vemos que ellos no podían soportar la gloria de Dios. Con dos alas cubrían sus rostros. Ejemplo: Moisés en el Sinaí - Éxodo 34:27-35 nos dice: “Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló. Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí. Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro. Cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado. Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.


2. Por medio de este pasaje vemos que los querubines cubrían sus pies. Ejemplo: Moisés en el Sinaí - Éxodo 3:3-6 apunta: “Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.


3. Notemos ahora la actitud del pueblo que no se atrevía a hablar con Dios sino a través de Moisés y con su rostro cubierto - Éxodo 20:18-26 dice: “Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás. No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.


II. DIOS REVELA SU CARÁCTER SANTO
Isaías 6:3-4
A. LOS SERAFINES LO CONFIRMAN


1. Isaías 6:3 - “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”.


2. En este pasaje se expresa a través de los serafines, lo mismo que en Apocalipsis se revela a través de los cuatro seres vivientes Apocalipsis 4:8 – “Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir”.


3. Todos daban voces el uno al otro sin parar, glorificando y confirmando este atributo de Dios.
(Ejemplo Himno: “SANTO, SANTO, SANTO”).


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor omnipotente,
Siempre el labio mío loores te dará.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Te adoro reverente,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! En numeroso coro,
Santos escogidos Te adoran sin cesar,
De alegría llenos y sus coronas de oro,
Rinden ante el trono y el cristalino mar.


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! La inmensa muchedumbre.
De ángeles que cumplen tu santa voluntad,
Ante ti se postra, bañada por tu lumbre,
Ante ti que has sido, que eres y serás.


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Por más que estés velado,
E imposible sea tu gloria contemplar;
Santo Tú eres sólo, y nada hay a tu lado,
En poder perfecto, pureza y caridad.


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! La gloria de tu nombre,
Vemos en tus obras en cielo, tierra y mar;
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Te adorará todo hombre,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.


B. DIOS REVELA SU CARÁCTER SANTO DE UNA MANERA ENFATIZADA


1. SANTO, SANTO, SANTO - triple repetición
Ejemplo:
Jesús - “De cierto, de cierto os digo” - Juan 3:3.
Pablo - “Sea anatema, sea anatema” - Gálatas 1:8-9.


2. Esta técnica fue usada por los judíos como nosotros usamos las comillas, los signos de admiración, etc.


3. Aquí se presenta la forma única donde aparece la estructura de algún atributo de Dios, elevado a la tercera potencia. Esta es una dimensión de Dios que manifiesta y consume su misma esencia.


C. DIOS REVELA SU CARÁCTER SANTO A TRAVÉS DE LAS COSAS INANIMADAS


1. Notemos Isaías 6:4 - “Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo”.


2. Las cosas inanimadas, elementos sin vida, parte de la creación en presencia de la manifestación de la santidad de Dios, reaccionaron ante su voz; ¿Cómo podemos nosotros echar a menos su imagen y ser indiferentes o apáticos frente a su majestad?


3. Hermanos, sólo Dios es santo y delante de El debe temblar toda la tierra. Presentémonos con temor y temblor.


III. DIOS REQUIERE QUE NOSOTROS SEAMOS REVERENTES
Isaías 6:5


A. LA SANTIDAD DE DIOS ES TRAUMATIZANTE FRENTE AL HOMBRE PECADOR - Isaías 6:5


1. Durante toda la Palabra de Dios se manifiesta como el hombre impío reacciona frente a la presencia de la santidad de Dios - temblando delante de Él.


2. Esta misma razón tuvo el apóstol Pedro cuando conoció el poder divino de Jesús en la pesca milagrosa en Lucas 5:8 - “Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús diciendo: apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”.


3. Otro caso es el de Habacuc, cuando fue a protestar delante de Dios por las injusticias del pueblo: declaró diciendo en Hab. 3:16 - “Oí, y se conmovieron mis entrañas; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí”.


B. LA REACCIÓN DE ISAÍAS FRENTE A LA SANTIDAD DE DIOS


1. Isaías era uno de los hombres mas rectos en toda la historia bíblica; y, sin embargo, al sentirse frente a la presencia santa de Dios (Isa. 6:5) dice: “oi dei ismir”, que en hebreo significa lo que oímos de la voz de Isaías cuando dice: “¡Ay de mí!” porque soy muerto o deshecho.


2. Los profetas de Israel usaban 2 tipos de oráculos:
a. Los de prosperidad o felicidad. Ejemplo: Jesús en las bienaventuranzas.
b. Los de dolor, que eran el anuncio oscuro y aterrador del juicio de Dios.
Ejemplos:
Amós 5:15-16;
Jesús y los fariseos (Mt. 23);
El Ángel (Ap. 8:6-13);
Babilonia (Ap. 18:10).


3. Isaías declara un oráculo de dolor contra él al conocer la santidad de Dios. Aquí Isaías comprendió cuán santo era Dios y cuán pecador era él. Por primera vez Isaías entendió quién era Dios y con un grito primitivo dijo: ¡Ay de mí! que soy muerto, que soy deshecho.


C. ISAÍAS EXPRESA UN SENTIMIENTO DE DESINTEGRACIÓN PSICOLÓGICA FRENTE A LA SANTIDAD DE DIOS


1. Isaías se desplaza o se demuele o se desintegra al ver y sentir la presencia de Dios, experiencia de la cual huimos todos los humanos, ocultándonos de la presencia de Dios, porque sabemos que al momento en que Dios aparece, yo viví lo que realmente soy.


2. Somos artistas excusando nuestros pecados aunque sabemos en nuestro interior que somos pecadores pero siempre huimos de la presencia de Dios, que es perfecto, para que no se evidencie lo falso que es lo que creemos de nosotros mismos, quienes nos creemos semi-dioses.


D. LA REACCIÓN DE DIOS


1. La reacción de Dios no fue la de declarar a Isaías que no hiciera eso, o tal vez que no lo tomara tan en serio. Él no dijo a Isaías eres pecador y no quiero verte nunca mas por más que te aflijas y te revuelques de dolor. No dijo firma ahora esta tarjeta de membresía y quedarás firme.


2. Dios envió uno de los serafines a que tomara un carbón ardiente de fuego sagrado, tan ardiente que tuvo que tomarlo con unas tenazas.


3. Este carbón lo puso el serafín sobre la boca de Isaías. El carbón fue usado para cauterizar los labios de Isaías y para purificarlos, cicatrizarlos y prepararlos para el mensaje que debía dar. Note lo que el serafín dijo: “He aquí que esto tocó tus labios y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”.


CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Es aquí cuando podemos decir: Señor, estoy consagrado (santificado) para poder servirte en tu obra.
Hermano, por favor, procuremos buscar la santidad de Dios para que podamos ser vistos por nosotros mismos como Dios nos ve; arrepentirnos y ser perdonados.
Aquí es cuando Isaías pudo decir: ¡HEME AQUÍ, ENVIAME A MÍ!