Las palabras mal dichas pueden ser como un gran mazo o una flecha puntiaguda que produce ruina, devastación, destrucción y hasta la muerte.
Las Escrituras afirman que nuestras palabras pueden ser tan o más peligrosas, dolorosas y destructivas como cualquier golpe de una espada o cualquier llama de fuego.
“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina”.
Proverbios 12:18
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