Y
LA AMENAZA DEL DIVORCIO
POR CUALQUIER CAUSA
Para iniciar el estudio sobre si Dios permite divorcio por cualquier causa hoy día o no, tenemos que iniciarlo sobre las bases del primer mandamiento dado en Génesis 2:23-24.
"Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne".
Este pasaje establece el hecho de que Dios no tomó en cuenta el divorcio dentro de sus planes y propósitos para el matrimonio, ni tampoco proveyó salida alguna para cuando el matrimonio tuviera problemas, ya que dentro de este mandato están TODAS las reglas para que podamos salir adelante y logremos la felicidad plena. Tenemos que dejar claro que cuando hay problemas es porque se ha violado uno de estos principios Bíblicos y por tanto cada uno tenía que aceptar las consecuencias provenientes de la desobediencia.
Está establecido también que este mandato fue dado a Adán y a Eva, por tanto, a toda su descendencia; creyera o no en Dios, entendiendo que la institución del matrimonio fue dada desde el huerto del Edén y para todos los hombres que poblasen la tierra y que de hecho fuesen descendientes de nuestros primeros padres.
El matrimonio tiene que ser considerado por todos, como una institución muy seria a la cual debemos de ir, con todo el conocimiento de causa en cuanto a lo que se le demanda a cada cónyuge. Es penoso ver la ignorancia con que muchas parejas se presentan al altar, a prometerse toda clase de promesas, sin tener el más mínimo concepto de la seriedad del matrimonio.
Veamos ahora este estudio bajo el siguiente bosquejo:
I. LA INMUTABILIDAD DE DIOS
II. LA PERMISIBILIDAD DE DIOS HOY
III. LA CLÁUSULA DE EXCEPCIÓN
I. LA INMUTABILIDAD DE DIOS
A. SU DECLARACIÓN
1. Si tomamos un poco de tiempo analizando las Sagradas Escrituras, veremos lo que Dios ha declarado en cuanto a su inmutabilidad. Sólo en “La Palabra de Dios” podemos entender lo que significa este gran atributo de Dios, que es la inmutabilidad.
2. Podemos citar varios pasajes que nos hablan de este atributo:
Números 23:19 - “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta (cambie). El dijo, ¿Y no hará? Habló, ¿Y no ejecutará?”
Malaquías 3:6 - “Porque yo Jehová no cambio”.
Hebreos 6:17-18 - “Por lo cual, queriendo mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros”.
Hebreos 13:8 - “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.
Santiago 1:17 - “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
Salmos 33:11 - “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones”.
Salmos 119:89 - “Para siempre, oh Jehová, permanece tu Palabra en los cielos”.
3. Todo esto nos declara que Dios, al igual que su Palabra es inmutable, por tanto también sus decretos son inmutables a menos que Él mismo sea el que los revoque o los cambie.
B. SU CORROBORACIÓN
1. A través del mismo Señor Jesucristo, quien es Dios encarnado, tenemos la corroboración de los decretos de Dios en cuanto al este tema. Como podemos recordar, a través de la historia Bíblica solamente por una causa se disolvía el vínculo o contrato matrimonial y esta causa era el pecado de “fornicación”, sea por relación prematrimonial, sea por adulterio, incesto o cualquier tipo de pecado sexual (Lv. 20:10-17).
2. Cuando a Jesús se le aborda para que diera su parecer con respecto al divorcio (recordando que estos fariseos aprobaban el divorcio por cualquier causa), él recordó las palabras que Dios Padre había declarado en el principio (Gn. 2:23-24), como lo vemos en Mateo 19:4-6, y asimismo declara en Mateo 19:9 que la única causa por la cual se puede disolver un matrimonio, es por la misma causa por la cual se disolvía desde el tiempo de la ley, que era por el pecado de “fornicación” (todo tipo de pecado sexual), enseñanza que ya había sido planteada por él en Mateo 5:32 cuando predicó el sermón del monte.
3. La corroboración de Jesús fue tan clara y tan precisa, así como inflexible, que los mismos discípulos dijeron en Mateo 19:10: “Si es así la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”. Se entendió que ellos no podían estar relajando con el matrimonio y queriendo disolverlo por cualquier causa o causas humanas establecidas por ellos. Solamente la que Dios había establecido y decretado en la ley podía disolver esta unión, la de “fornicación”.
C. SU INTENCIÓN
1. Tenemos que entender que la intención de Dios no ha sido nunca variar o hacer ver como si Él hubiese variado sus propósitos. La única diferencia que podemos ver aquí es que en el período de la ley, se le daba muerte a los fornicarios, porque el pueblo de Israel tenía potestad para ejecutar la ley civil, pero la iglesia no tiene esta potestad. La intensión del Señor Jesucristo era que se entendiera que Dios juzgaba al pecador y dejaba libre a la parte inocente o contra la cual se pecaba, para que esta tuviera la opción o no de rehacer su vida.
2. La intención primaria de Dios y su propósito en el huerto del Edén, cuando el pecado no había sido cometido por el hombre, fue y es, que el matrimonio fuese para toda la vida, pero al venir el pecado, Dios estableció en la ley dada a su pueblo, una única causa por la cual Él mismo aprobaba la disolución de un matrimonio. Dios fue drástico y demandó la muerte del que osara cometer pecado de fornicación (Lv. 20:10-17). De otra forma, no había permisibilidad para que el matrimonio se disolviera. El apóstol Pablo por esto declaró que su duración debe ser hasta que la muerte separe a los cónyuges (1 Co. 7:39; Ro. 7:2-3).
3. De hecho, es por esto que vemos que el divorcio no es mencionado en la Biblia hasta mucho después de que la institución del matrimonio fuese dada, es ya, en el tiempo en que la ley fue entregada al pueblo de Israel, cuando aparece la disolución del matrimonio por la aclamada “cosa indecente” y por la muerte de los que cometían algún pecado sexual. De hecho, el decálogo (Éx. 20:14 y 17); (Lv. 18:20) y (Lv. 20:10-17) nos dan prohibiciones con respecto al adulterio y a las fornicaciones en sentido general y lo que había de hacerse con estos pecados. Ha pasado el tiempo y no ha dado Dios otra ley suplementaria que contradiga las que fueron dadas desde el principio por inspiración divina.
II. LA PERMISIBILIDAD DE DIOS HOY
A. LA PERMISIBILIDAD DE DIOS Y LOS ISRAELITAS
1. Como pudimos ver en el punto anterior, Deuteronomio 24:1-4 fue dado para regular el desorden que se había suscitado dentro del pueblo de Dios con respecto al matrimonio y la separación de los cónyuges. Vimos que Dios permitió, pero no aprobó ni ordenó el divorcio, sino que es Moisés que tiene que legislar para poner en orden el desorden imperante, declarando inclusive en este pasaje que lo importante era que cuando se diese esa “cosa indecente” por la cual se permitió repudiar a una mujer, la noche de bodas, el repudiador no podía luego venir a casarse nuevamente con esta, si esta había sido de otro hombre.
2. Este no fue el deseo de Dios, ni de Moisés, pero por causa de la dureza de corazón de los israelitas, Dios permitió esta regulación de Moisés. Y sólo bajo causa de haber hallado en una mujer la llamada “cosa indecente” antes de la consumación del matrimonio, estos hombres podían despedirla y darle carta de divorcio (Dt. 24:1-4). Es bueno aclarar que aquí no se refiere al pecado sexual antes del matrimonio, pues este pecado se trataba con la muerte (Dt. 22:20).
3. Recordemos esto con claridad. Moisés no ordenó esto. Dios tampoco ordenó nada en la ley sobre esta causa de divorcio. Por la dureza del corazón del pueblo, lo hicieron y Moisés tuvo que regular todo esto. Asimismo estaban las cosas en el tiempo de Jesús, tomaban la regulación de Moisés para divorciarse por cualquier causa. Pero el Señor Jesucristo, habló claro y declaró que solo “la fornicación” era causa permitida por Dios para la disolución del contrato matrimonial y la opción de un nuevo matrimonio de parte del cónyuge inocente (Mt. 5:32 y 19:9).
B. LA PERMISIBILIDAD DE DIOS Y LOS CREYENTES
1. Aquí el tema es ratificado por el Señor Jesucristo, a quien quisieron enredar y tentar los religiosos de su tiempo, quienes buscaban cualquier causa para romper el vínculo matrimonial. Jesús ordenó ir al principio de la creación, en el cual se establece la voluntad perfecta de Dios y luego declaró, corroborando con la ley, que la única causa de rotura de este vínculo, era el pecado de “fornicación”.
2. De igual manera, al creyente se le ruega andar en la voluntad perfecta de Dios (Ro. 12:1-4), y no en la voluntad permisiva. Es por tanto que nosotros no podemos ir más allá de lo que Dios ha establecido, ni tampoco podemos contradecir lo que él y solo Él ha decretado para el hombre.
3. La seriedad del matrimonio es algo indiscutible. Es por esta causa, que todas las epístolas son claras con respecto a la orden del matrimonio y de su indisolubilidad por cualquier causa, el apóstol Pablo establece por inspiración de Dios que este debe durar “HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE” (Ro. 7:2; 1 Co. 7:39). Dios no concibe dureza de corazón en los cristianos. Porque la dureza de corazón viene por el pecado (He. 3:12-13), y por no hacer la voluntad perfecta de Dios.
C. LA PERMISIBILIDAD DE DIOS Y LA IGLESIA
1. La iglesia es la novia de Cristo y ella debe permanecer pura y limpia para lo cual Él la compró. Así se nos llama a ser fieles a la unión matrimonial en Efesios 5:25-27. Jesús permanece fiel y no ha tomado otra esposa a causa de nuestras infidelidades, sin embargo esto debe motivarnos a ser fieles a nuestros cónyuges, sabiendo el ejemplo que nos da Jesús cuando se dice en 2 Timoteo 2:13, que él no es como nosotros, pues aún cuando fuésemos infieles, él permanece fiel.
2. Lo que queremos destacar con esto, es el hecho de que todo cristiano debe ser fiel a su cónyuge, y que debe amarlo así como Cristo ama a su iglesia y que aún cuando se presente un caso de pecado sexual, el cónyuge contra el cual se ha pecado, debe buscar la manera de con mansedumbre lograr el arrepentimiento de su pareja y concederle el perdón y buscar las causas por las cuales su pareja cometió tal pecado y hacer lo posible por defender su matrimonio.
3. Ambos deben permanecer fieles en cuanto a su relación de pareja, ya que el mismo Jesús lo ilustra en su relación con la iglesia y aún Dios lo plantea así en la ilustración que se utiliza en el Antiguo Testamento, en cuanto a lo que Dios pidió al profeta Oseas para con Gomer su mujer. Aunque entendamos que tenemos la opción de disolver nuestro matrimonio por causa del pecado de “fornicación” debemos pensar, antes de esto en buscar el arrepentimiento y el perdón. Esto hasta que nos encontremos con un pecador impenitente que decida irse y casarse con otra u otro, según sea el caso.
III. LA CLÁUSULA DE EXCEPCIÓN
Mateo 5:32 y 19:9
A. TENEMOS QUE RECORDAR ALGO
1. Para hacer una buena exégesis, debemos tener en cuenta el significado real de las palabras que aparecen en nuestro texto. Cuando leemos en Mateo 5:32 y 19:9 las palabras del Señor Jesucristo, las cuales son tan inspiradas por el Espíritu Santo como todo el resto de la Biblia, vemos lo siguiente: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Versión Reina Valera 1960) o “Entonces les digo que si un hombre se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer, es culpable de cometer adulterio. La única razón para que un hombre se divorcie y se case de nuevo es en caso de pecado sexual”. (Versión de la Liga Bíblica Mundial 2005).
2. Podemos ver en la Palabra de Dios, que la palabra “fornicación” tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, define primariamente el pecado sexual entre solteros, pero también define todo tipo de pecado donde se utiliza el sexo ilegítimamente. Por ejemplo, tenemos el caso de:
· Jeremías 3:8-14 donde la palabra fornicación se refiere al adulterio.
· 1 Corintios 5:1 donde la palabra fornicación se refiere al pecado de adulterio y al pecado de incesto.
· 1 Corintios 10:8 donde evidentemente fornicación se refiere a uso ilegítimo del sexo de solteros y casados, pues fueron 24,000 soldados los que murieron en esta ocasión por cometer pecado de fornicación y dentro de los cuales había solteros y casados (Nm. 25:1).
· Judas 7 donde la palabra fornicación se refiere al acto sexual entre personas homosexuales.
3. Es por esto, que en esta cláusula de excepción dada por el mismo Señor Jesucristo, debemos traducir la palabra “fornicación” como cualquier tipo de acto sexual ilícito, como la única causa establecida por Dios para la separación o anulación del pacto matrimonial, ya que el adulterio, como el incesto, la sodomía, el bestialismo y cualquier otro pecado sexual, entran en la gama de pecados definidos por esta palabra. (Ver Lv. 20) Estos eran los pecados que traían como juicio la muerte y por tanto la rotura del pacto matrimonial.
B. JESÚS Y LA DECLARACIÓN HECHA
1. Ya hemos visto, por medio de un estudio pormenorizado de la palabra “fornicación” (porneia), que esta incluye el pecado sexual entre solteros de manera particular y también define todos los pecados sexuales cuando es utilizada de manera general. Por otro lado vemos que la palabra adulterio es utilizada de manera particular para definir el pecado de infidelidad dentro del matrimonio.
Mateo 15:19; Marcos 7:21; 1 Corintios 6:9; Gálatas 5:19; Hebreos 13:4 y otros utilizan las palabras fornicación y adulterio de forma particular.
Pero Mateo 5:32; 19:9; 1 Corintios 5:1, 11; 6:18; 7:2 y 10:8; Judas 7; 1 Tesalonicenses 4:3 y otros utilizan la palabra fornicación de manera general.
2. Como hemos podido comprobar, la palabra fornicación es definida en su forma particular, solamente en los casos en que aparece en la misma lista de pecado con la palabra adulterio, de lo contrario debemos entender, que cuando la palabra fornicación se utiliza para identificar por sí sola el pecado del uso ilícito del sexo, esta incluye también el adulterio.
3. Otro detalle que debemos de tener en cuenta es el hecho de que la palabra adulterio por si sola se refiere tan solamente al pecado de infidelidad matrimonial, por tanto, si el Señor hubiese utilizado en la cláusula de excepción, esta palabra hubiese excluido los demás pecados sexuales que abarca la palabra fornicación en su uso más amplio, es por tanto que la palabra adecuada en la cláusula era la palabra fornicación, con lo cual armoniza con todos los pecados condenados en Levítico 20.
PUNTUALIZANDO
Adulterio: Implica infidelidad en contra del matrimonio, pecado que para cometerlo tenemos que haber cometido pecado de codicia y lascivia (Mt. 5:28) o pecado de fornicación en el caso de un adulterio donde haya contacto sexual.
Fornicación: Implica todo uso ilegítimo del sexo, tanto de los solteros como de los casados. Se entiende igualmente que si el que comete este pecado es casado, la fornicación se convierte en adulterio, así como sería un incesto si la relación fuese entre una hija y su padre.
C. EL CASTIGO DE AMBOS PECADOS
1. En Deuteronomio 22:19-21, se declara que la fornicación era enjuiciada y castigada con la muerte y en Levítico 20:10-17 también se declara que tanto los pecados de fornicación, incluyendo el de adulterio, Incesto, bestialismo, homosexualismo, etc. se castigaban también con la muerte.
2. El propósito de Dios, al legislar de esta manera estos pecados, era limpiar al pueblo de Israel de toda abominación. Al mismo tiempo, en el caso de adulterio por cualquier tipo de pecado sexual o fornicación, se dejaba a la esposa o esposo contra el cual se cometía tal pecado, libre de responsabilidad en el pacto matrimonial y por tanto con la opción de volver a casarse, ya que la fornicación rompía la unión matrimonial, por hacerse el pecador, una sola carne con él o la que haya cometido el pecado sexual (Recordar 1 Co. 6:16).
3. Como hemos dicho anteriormente y vemos en el texto, Dios le dio a Israel la autorización de ejercer la ley civil, por tanto, cuando estos pecados eran cometidos, entonces el pueblo tenía el derecho de apedrear hasta la muerte a los pecadores. El mismo Jesús en Juan 8:5 con respecto a la mujer adúltera aceptó el juicio de la ley, aunque en este momento Jesús dio una lección de que ninguno era digno de juzgarla porque todos los que la juzgaban también eran pecadores y dignos de ser apedreados, no por esto, Jesús desaprobó la ley. En el caso de la iglesia hemos visto que Jesús da el mismo tratamiento, solamente que no podemos matar a los pecadores, porque la iglesia no puede ejercer la ley civil.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Ya hemos hecho un análisis libre de prejuicios y opiniones, hemos querido concentrarnos en el significado de la palabra “fornicación”, para entender el mandato y el propósito del Señor Jesucristo al declarar lo que dijo en Mateo 5:32 y 19:9. No obstante debemos dejar claro que Dios diseñó el matrimonio para que perdurase por toda la vida, por otro lado sabemos que no obstante lo que Él ordenó en la ley y lo que plantea el Señor Jesucristo en estas porciones bíblicas, sigue aborreciendo el repudio (Mal. 2:16), aunque lo consideró necesario para juzgar a los pecadores impenitentes. Hubiésemos deseado que el pecado no existiera y que estas cláusulas no hubiesen sido reveladas, pero siendo honestos con la Palabra, esto es lo que declaró Dios.
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