martes, 15 de marzo de 2011

VIDA DE FAMILIA II

           DIOS ESTABLECE EL PRIMER HOGAR
             La familia es la unidad más pequeña de la sociedad.  Según la familia, así anda la iglesia, la sociedad, la nación y aun el mundo. La familia o el hogar, fue la primera institución que Dios proveyó para beneficio del hombre, y lo hizo para todos los hombres. La familia está formada por la pareja y el fruto de ella, a través del matrimonio, el cual instituyó Dios desde antes de que el pecado entrara al mundo.  Este debe lograr los propósitos para los cuales Dios lo creó.

            Como una institución divina, el matrimonio es provisto por Dios para que se desarrollara bajo una santidad especial, Hebreos 13:4 así lo afirma cuando dice: “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.  Dios bendice el matrimonio desde el primer momento (Gn. 2:18, 20, 24) y le augura las más ricas bendiciones en la medida en que se apeguen a sus demandas.

            Siendo el matrimonio una institución divina todo hombre tiene que conocer cómo Dios lo planificó y cuáles fueron sus propósitos para estar acorde con El,  y lograr la felicidad de los que lo forman. Dios ha sido el arquitecto diseñador de esta maravillosa idea y lo mejor de todo es que nos ha provisto en su Palabra todo lo necesario para que podamos realizarnos a través de ella, como hijos suyos y como entes participantes de una sociedad que ha de regir y sojuzgar el mundo.

            Recordemos que Dios es inmutable y jamás cambiará sus propósitos. Es importante entonces, que entendamos que su inmutabilidad no le permite modificar sus decretos y mucho menos para acomodarlos a los deseos de la gente. Es por esto que nadie podrá pretender que porque viole los principios de Dios y no suceda nada, quedará libre del juicio de Dios. Decidamos pues, investigar y escudriñar las escrituras, de tal manera que no nos llevemos sorpresas o que incurramos en hechos que luego tengamos que lamentar.


            Veamos por tanto, el Decreto de Dios.
I.      EL MATRIMONIO COMO PRIMERA INSTITUCIÓN
II.     EL MATRIMONIO COMO UN SÍMBOLO DE CRISTO Y LA IGLESIA
III.    EL DIVORCIO NO SE PROVEYÓ PARA EL MATRIMONIO
  
I. EL MATRIMONIO COMO PRIMERA INSTITUCIÓN

A.    LA INSTITUCIÓN MÁS SANTA Y PERFECTA

1.      Si el matrimonio fue instituido por Dios antes de que el pecado entrara en el mundo, significa que está basado en los preceptos más santos de Dios. Esta declaración tiene su base en el hecho de que desde que Dios creó a Adán y Eva, les declaró los principios básicos para que su unión fuese perfecta, Génesis 2:24.

2.      La relación entre el hombre y su mujer tenía que ser tan sagrada como la relación entre las tres personas de la Trinidad. Es así como Dios concibió la relación hombre-mujer, a la cual llamó matrimonio. De hecho, antes de la caída, los perfectos propósitos de Dios se cumplían en esta primera pareja, a quienes dio el poder para regir y sojuzgar la tierra.

3.      Es por tanto que Dios exige que la pareja sea una unidad indivisible como nos dice Génesis 2:24. En cuanto a sus pensamientos, en cuanto a sus deseos, en propósitos y en actitudes. Se entendía que ya no podían pensar individualmente, sin tomar en cuenta los intereses de ambos, de tal manera que cada día se fortaleciera su unión.
                
B.    LAS AMENAZAS DE ESTA SANTA INSTITUCIÓN

Como toda institución divina, está amenazada por Satanás y por la concupiscencia de los hombres.  Las amenazas son:

1.      La falta de temor a Dios: Dios creó esta institución para que ambos se amaran y para mantenerse puros como se nos muestra en Hebreos 13:4.  El hombre ha fallado por su falta de temor a Dios.

2.      La desobediencia de Sus demandas: La falta de temor lleva a la desobediencia y un hombre sin temor al juicio de Dios no obedece. Dios requiere obediencia  (Gn. 2:24; Ef. 5:22, 25).

3.      La dureza de corazón: La desobediencia lleva al pecado y esto lleva a endurecer el corazón, por esto se tuvo que hablar  de separación y divorcio (He. 3:12, 13; Mt. 19:7, 8).

C.    LA RELACIÓN SAGRADA DE ESTA SANTA INSTITUCIÓN

1.      Génesis 2:24 nos declara que la relación de la pareja que forma el matrimonio tiene que ser tan estrecha que sean una (1) sola persona. Lo que nos indica que cuando tomamos la decisión de casarnos no podemos pretender seguir pensando unilateralmente y actuando como solteros.

2.      Esta unión indica que uno es completamente del otro, y que el uno está incompleto sin el otro. Es por esto que debemos mostrar a nuestra pareja que la necesitamos, que nosotros sin ella estamos incompletos y que sin su ayuda no podremos cumplir con el deseo expreso de Dios.

3.      Esta unión se requiere cuando se cumplen con los tres (3) elementos que componen un matrimonio bíblico.

a.    Consentimiento de los contrayentes y de los padres (Gn. 21:21; 34:4-6, Jos. 15:16; Jue. 14:2-3; 1 Co. 7:37-38; Ef. 6:1-3).

b.    Aval público que puede incluir un contrato matrimonial, y la observación de las costumbres legales y sociales  (Gn. 29:25; 34:12).

c.    Consumación física con el propósito de formar una familia para siempre (Gn. 1:28).

II. EL MATRIMONIO COMO UN SÍMBOLO DE CRISTO Y LA IGLESIA

A.    IMPLICA UNA RELACIÓN DE AMOR PERFECTO (AMOR ÁGAPE) 
                   Efesios 5:25-33

1.      El matrimonio es tomado por el Espíritu Santo para ser comparado con la relación de Amor que tuvo Cristo con su iglesia, en la cual se entiende que él murió por ella, de igual manera la relación dentro del matrimonio debe ser de igual calidad de amor.

2.      Así como desastroso es sólo pensar que Cristo puede separarse de su iglesia; de igual manera Dios demanda fidelidad en la relación de cada pareja, de tal manera desde el principio demandó que el matrimonio debía perdurar para toda la vida.

3.      Esta relación no admite ninguna actitud de daño para la persona amada. Por el contrario, en todo matrimonio debe desarrollarse teniendo como base el amor sacrificial, que da sin esperar (Ef. 5:28-29). Eva fue tomada de la costilla de Adán para ser amada y para ser su igual. Realmente da lástima ver cómo las normas del mundo han caído tan bajo, al punto tal que los matrimonios se golpean sin recordar que deben amarse hasta el fin.

B.    IMPLICA UNA RELACIÓN TAN ESTRECHA COMO LA QUE TENEMOS CON LOS MIEMBROS DE NUESTRO PROPIO CUERPO

1.      No imaginamos a nadie que a los 20 años de edad, descubra que tiene un ombligo. Por tanto, es inconcebible que un marido no conozca a su mujer como a los miembros de su cuerpo.

2.      Cada pareja tiene que relacionarse como cada uno de nosotros nos relacionamos con cada uno de nuestros miembros (Ef. 5:29-30) "Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne, y de sus huesos".

3.      Jesús mantiene una relación tan estrecha con su iglesia que debe ser tomado como ejemplo por todos los maridos, con el fin de que puedan relacionarse con sus esposas con la clase de amor que con que Cristo amó y conoció  a la iglesia.

C.    IMPLICA UNA RELACIÓN SEGURA E INDISOLUBLE

1.      La misma seguridad que los creyentes, que son  el Cuerpo de Cristo, tienen en Jesucristo de acuerdo a Juan 10:28-29, debe ser la misma seguridad que sienta una mujer de su marido o viceversa, entendiendo que Jesús nunca romperá su pacto con nosotros.

2.      Dios no concibe la separación entre marido y mujer, a menos que uno de ambos rompa el pacto por el cual se unió a su esposa, el cual, en el caso del matrimonio era roto por el pecado de fornicación en su sentido más amplio, ya que esto traía la muerte por apedreamiento, del cónyuge pecador. (Mal. 2:14-16) (Dt. 22:20-22).

3.      Aunque los incrédulos no toman en cuenta esta demanda, los decretos de Dios permanecerán inmutables y por ellos juzgará El a todo hombre, ya que lo que Dios dice no variará porque el hombre lo haya distorsionado.

III.EL DIVORCIO NO SE PROVEYÓ PARA EL MATRIMONIO
Génesis 2:24; Malaquías 2:16
           
A.    DIOS LO DISEÑÓ SIN ESTA PROVISIÓN
        
1.      Como institución divina y dada antes de que el pecado fuera consumado, el matrimonio, no tuvo como alternativa la provisión del divorcio, lo cual vino por causa del pecado del hombre, luego de la caída, donde Dios tuvo que separar la pareja con la muerte por causa del pecado de fornicación (entiéndase todo tipo de acto sexual ilícito).

2.      Dios instituyó el matrimonio antes de que el pecado fuera consumado, para que el hombre entendiera que su propósito era el que la pareja permaneciera unida hasta la muerte, este ha sido, es y será el deseo y el standard de Dios con toda pareja que ha contraído matrimonio, pues para esto se diseñó esta institución.

3.      El pecado, por tanto, no cambiará el propósito divino de que la unión eterna es SU ideal para cada matrimonio, por lo que el divorcio no es, ni puede ser, una parte del programa establecido por Dios y por tanto no debe ser una alternativa que debe estar en la mente de alguna pareja cuando va a contraer matrimonio.

B.    DIOS NO PUEDE PROVEER OPORTUNIDAD PARA PECAR

1.      El pecado de fornicación entonces, fue la única causa que Dios justificó para una separación en el Antiguo Testamento. Pero sabemos que Dios nunca proveyó esto para el hombre, sino más bien condenó este pecado de manera drástica y determinante, ya que legisló en este sentido, condenando al cónyuge impenitente (Dt. 22:20-22), de igual manera nunca admitió otro tipo de causa para la separación.

2.      Admitir el divorcio por causas no bíblicas implica aceptar el pecado.  Dios requiere que haya arrepentimiento y reconciliación, y no cambiará sus decretos, porque Él es inmutable, de tal manera que aún, en el caso de una fornicación (entiéndase cualquier tipo de pecado sexual ilícito), Dios desea que se busque el arrepentimiento y el perdón del cónyuge pecador.

3.      Dios, inclusive, atestigua contra aquellos que han roto el pacto matrimonial por causas no bíblicas, ya que buscar una rotura del pacto sin que haya habido el deseo genuino de restauración, es muestra de corazones endurecidos y Dios nunca estará de acuerdo con esta actitud en una pareja, (Mal. 2:10-16).
  
C.    DIOS ESTABLECE SEGURIDAD Y NO OPORTUNIDAD DE SEPARACIÓN POR CUALQUIER CAUSA

1.      La misma seguridad que ofrece Romanos 8:35-39 en nuestra relación con Cristo, debe ser la misma seguridad que deben ofrecerse un marido y su mujer. Como podemos ver, todo hombre y toda mujer deben ir al matrimonio ofreciéndose todo tipo de seguridad en cuanto a la fidelidad.

2.      La misma promesa de 1 Tesalonicenses 4:13-18 de permanencia eterna con el Señor en el día de su venida, es símbolo de la seguridad que debe tener la esposa de su esposo y viceversa, ambos tienen que ir al matrimonio entendiendo que es para toda la vida y que nunca debe existir ningún tipo de causa por lo cual podamos ser desleales.

3.      La esperanza dada por Jesús a su Iglesia es grandiosa y debe ser ejemplo para la pareja que confía en el Señor. De tal manera que aunque sepamos que tendremos tentaciones en las cuales podemos caer, debemos prepararnos espiritualmente para vivir por siempre unidos como es el deseo de Dios apelando siempre al poder de su Espíritu para ser fieles, Juan 14:1-3.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

            Originalmente Dios diseñó el matrimonio como una institución que debe permanecer para siempre, por tanto sólo Él es el único calificado para aprobar una separación. Es penoso ver como el pecado ha afectado la unión maravillosa planeada por el creador, así como ha llevado al hombre a disolver lo que Dios unió por causas antibíblicas.

            Jesús, en sus enseñanzas confirmó el standard de Dios cuando dijo:

            "El principio no fue así; varón y hembra los hizo, y lo que Dios unió, no lo separe el hombre".
            Esto nos indica que sólo Dios, y no el hombre puede autorizar la separación en un matrimonio, (Dt. 22:20-22; Mt. 5:32; 19:9; 1 Corintios 7:15). Pero es lastimoso observar  que la dureza que el pecado  produce en los corazones desobedientes les lleva a buscar una salida no aprobada por Dios, y a la vez les provoca el deseo de escapar fácilmente del pacto hecho ante Dios, con su pareja,  por cualquier causa, para no cumplir con su  responsabilidad que contrajeron cuando se casaron.

            Procuremos ser serios y honestos al interpretar las Escrituras de tal manera que honremos a Dios y nos adaptemos a sus decretos más que pretender que Él cambie lo que ya ha declarado.
                                                                                                                                                


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