El Sermón del Monte
DOS CLASES DE PROFETAS Y DOS CLASES DE FRUTALES
Mateo 7:15–20
Ya hemos hablado de los contrastes que al final del Sermón del Monte el Señor Jesucristo ha utilizado para concluir sus enseñanzas. Dijimos en el mensaje anterior que él usó cuatro ilustraciones de la justicia personal hablando de:
· Dos puertas y dos caminos, 7:13-14.
· Dos clases de profetas y dos clases de frutales, 7:15-20.
· Dos clases de siervos, 7:21-23.
· Dos clases de constructores, 7:24-29.
Ahora entramos a estudiar las dos clases de profetas y las dos clases de frutales que aparecen en 7:15-20. Es una realidad que siempre han existido falsos profetas en el mundo que desvían a la gente del camino angosto para llevarlas a caminar por el camino espacioso.
Nuestro texto clave dice:
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis”.
Entendiendo lo que la Palabra de Dios nos desea advertir, debemos rogar a Dios para que nos de discernimiento y la capacidad para instruirnos en la Sana Doctrina, de modo que evitemos caer en las manos de nuestro adversario. El apóstol Pablo dio este consejo a Timoteo, su hijo en la fe, para que se preparase para los últimos tiempos cuando le dijo en 2 Timoteo 4:1-4.
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.
I. LOS FALSOS PROFETAS DE TODOS LOS TIEMPOS
II. LAS DOS CLASES DE PROFETAS
III. LAS DOS CLASES DE FRUTO
I. LOS FALSOS PROFETAS DE TODOS LOS TIEMPOS
A. LOS FALSOS PROFETAS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
1. La Palabra de Dios nos muestra que este es un mal que lamentablemente ha dañado al mundo y ha penetrado aún las entrañas del pueblo de Dios carcomiendo la mente de tanta gente que no ama la verdad como nos dice 2 Tesalonicenses 2:11-12 cuando declara: “Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.
2. Diferentes pasajes del Antiguo Testamento nos muestran esta triste realidad cuando nos dice:
· Deuteronomio 13:1-5: “Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma”.
· Jeremías 5:31 agrega: “…los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?”
· Jeremías 6:13-14 declara: “Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz”.
· Jeremías 6:13-14 declara: “Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz”.
B. LOS FALSOS PROFETAS EN EL NUEVO TESTAMENTO
1. En los tiempos de Jesús encontramos igualmente falsos maestros que quisieron desviar al rebaño de Dios. Una y otra vez Jesús se encuentra con aquellos falsos maestros espirituales y guías ciegos que habían desviado al pueblo de Israel y contra los cuales Jesús tuvo que arremeter - Mateo 23.
2. Asimismo nos encontramos en el tiempo apostólico con personajes como Simón el Mago de Hechos 8:9 del cual se dice: “Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande”.
3. La realidad es que así como Simón a través del tiempo ministerial apostólico hubieron levantamientos de falsas doctrinas que el apóstol Pablo tuvo que enfrentar como el que aparece en Gálatas 1:6-9 cuando dice: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
3. La realidad es que así como Simón a través del tiempo ministerial apostólico hubieron levantamientos de falsas doctrinas que el apóstol Pablo tuvo que enfrentar como el que aparece en Gálatas 1:6-9 cuando dice: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
4. Estos falsos profetas lo hubo en el tiempo del desarrollo de la historia antiguo-testamentaria, lo hubo en el tiempo de Jesús y los hay en el día de hoy llamándose profetas de Dios y apóstoles de Cristo y es por esta causa que los creyentes de hoy, igual que lo hicieron los de ayer, tenemos la necesidad de estar apercibidos del gran peligro de caer bajo la influencia maligna de estos malvados.
C. LOS FALSOS PROFETAS EN NUESTRO TIEMPO
1. Estamos en un tiempo donde parece que los falsos profetas se han convertido en una especie de epidemia, cuando vemos como, de manera ilimitada, han penetrado los medios masivos de comunicación (periódicos, revistas, radio, T.V., videos, satélites) y el lucro financiero que representan es incalculable a la vez que proliferan más y más sus falsas enseñanzas principalmente a través del evangelio de la prosperidad.
2. Lo más interesante es que cada uno proclama que sólo él tiene la última palabra de Dios, o el remedio absoluto para todos los males económicos, políticos, físicos (salud) y espirituales. No sólo confunden la manera de entrar en el camino angosto, sino también hacen difícil mantenerse en él a los que con sinceridad quieren permanecer en el camino angosto, algo que nos recuerda las palabras de Jesús en Mateo 24:23 - “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”.
2. Lo más interesante es que cada uno proclama que sólo él tiene la última palabra de Dios, o el remedio absoluto para todos los males económicos, políticos, físicos (salud) y espirituales. No sólo confunden la manera de entrar en el camino angosto, sino también hacen difícil mantenerse en él a los que con sinceridad quieren permanecer en el camino angosto, algo que nos recuerda las palabras de Jesús en Mateo 24:23 - “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”.
3. El peligro mayor de los falsos profetas consiste en el hecho de que normalmente sus enseñanzas tienen algunos elementos de verdad y suenan convincentes y atrayentes. Las multitudes, que en su mayoría no tienen suficiente discernimiento (capacidad de juicio) espiritual, caen presas.
II. LAS DOS CLASES DE PROFETAS
(Mt. 7:15)
A. EL PROFETA DE DIOS
1. El profeta de Dios está investido por el Espíritu Santo quien le ha dado la facultad para declarar lo que Dios quiere revelar al hombre. Hebreos 1:1 nos dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas”.
2. Esto nos muestra que Dios en su soberana voluntad se ha revelado al hombre y Él mismo ha dicho cual debe ser la actitud del hombre frente a cada uno de aquellos que declara ser profeta.
3. Moisés declaró en Deuteronomio 18:15-19 algo importante al respecto: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
3. Moisés declaró en Deuteronomio 18:15-19 algo importante al respecto: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
B. EL PROFETA FALSO
1. Las Sagradas Escrituras nos advierten en Deuteronomio 13:3-5 acerca de los falsos profetas y es también Moisés que dice al pueblo de Israel: “…no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti”.
2. El pueblo de Israel estuvo advertido del peligro de los falsos profetas y es por esto que Jesús nos dice en Mateo 7:15: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Haciéndonos entender que el falso profeta es cruel y no le importa el daño que haga a las ovejas del rebaño de Dios.
2. El pueblo de Israel estuvo advertido del peligro de los falsos profetas y es por esto que Jesús nos dice en Mateo 7:15: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Haciéndonos entender que el falso profeta es cruel y no le importa el daño que haga a las ovejas del rebaño de Dios.
3. Los falsos profetas parecen como “ovejas” a primera vista; tienen la apariencia de inofensivos, inocentes, humildes. Pero su naturaleza y su intención son todo lo contrario, son descritos como lobos rapaces (v. 15), engañan deliberadamente con el fin de aprovecharse de las ovejas.
C. LA GRAN ADVERTENCIA
1. Con estas dos figuras de animales, Jesús advierte a sus ovejas describiendo gráficamente la naturaleza y la intención de algunos maestros y predicadores de su día. Iba a enviar a sus discípulos como “ovejas en medio de lobos” (10:16).
2. Por esta causa Jesús se describe a sí mismo como el buen pastor que protege a sus ovejas del ataque de los lobos (Juan 10:12). Pablo usa el término “lobos rapaces” para describir a los falsos maestros que lo seguían con la intención de confundir y desviar a los nuevos creyentes (Hch. 20:29).
3. Probablemente el término “falsos profetas” (v. 15) no se refiere a los fariseos y saduceos, pues ellos nunca pretendieron ser profetas, aunque hemos dicho que si fueron falsos maestros y guías ciegos en Israel. Es mejor entender que el término se refiere a líderes y maestros dentro de la comunidad cristiana, como por ejemplo, los judaizantes que aparecieron luego.
4. Jesús, deseando proteger las ovejas de los lobos rapaces, vestidos en “piel de oveja”, hace dos cosas.
· Llama la atención a un peligro inminente, un llamado de alerta, con “Guardaos” (v. 15; comparémoslo con 6:1).
· Luego, provee una prueba de fuego, infalible, para distinguir entre maestros buenos y malos los cuales se van a delatar por su fruto.
III. LAS DOS CLASES DE FRUTO
(Mt. 7:16-20)
A. EL MÉTODO DISTINTIVO DE LA FALSEDAD
1. Está claro qué la manera de distinguir entre buenos y malos conforme a las enseñanzas de Jesús, es observar sus frutos (v. 16). El verbo “conoceréis” es la traducción de un verbo compuesto en griego que significa “observar con cuidado y reconocer”, o “conocer plenamente”.
2. Ahora Jesús dice: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”. El término “fruto” (karpós 2590) se refiere más bien en el NT a fruto espiritual en el carácter del creyente (ver 3:8; Juan 15:1-10; Gá. 5:22, 23). La pregunta se traduce mejor: “No se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos, ¿verdad? Anticipa una contestación negativa: “Por supuesto que no”.
3. Jesús está enseñando que para evitar caer en la trampa de los lobos rapaces, el creyente debe observar con cuidado la naturaleza de su carácter cristiano para reconocer si es bueno o malo, auténtico o falso.
B. LA EXPLICACIÓN DEL MÉTODO DISTINTIVO DE LA FALSEDAD
1. Ahora dice Jesús: “Así también” (v. 17) introduce una conclusión de lo antedicho en forma de ilustración de las leyes de la naturaleza, del huerto frutal, donde sólo el árbol sano es capaz de producir fruto bueno. El árbol marchito, enfermizo, atacado por insectos y hongos, no puede producir sino fruto malo.
2. El término “malo” admite dos aplicaciones: “Fruto podrido o fruto de una clase que no sirve”. No especifica qué es el fruto: sus obras, sus enseñanzas, o su vida. Pero probablemente es fruto en el carácter personal del maestro o profeta (Gá. 5:22, 23), aunque no debemos excluir sus enseñanzas (Lc. 6:43–45) y obras, siendo que éstas pueden engañarnos por un tiempo (Comparemos con 7:21–23).
3. En realidad, no se puede separar el carácter de una persona de sus obras y enseñanzas. Jesús destaca la relación estrecha, esencial, directa e incambiable entre la clase de árbol y el fruto que éste produce. Es imposible, por naturaleza, que un árbol malo produzca buen fruto, y viceversa.
C. EL DESTINO FINAL DE LOS FALSOS
1. Finalmente, Jesús advierte del destino de todo árbol que no lleva buen fruto. El dueño del huerto no permite que árboles infructíferos ni árboles que producen fruto que no sirve ocupen espacio (Comparemos 21:19, 20; Juan 15:6). Toma medidas drásticas. Elimina y quema lo que no sirve.
2. Jesús cierra el párrafo, repitiendo lo antedicho: “Por sus frutos los conoceréis” (vv. 16, 20). La responsabilidad para evitar el engaño de los falsos maestros y profetas recae sobre el creyente que puede aprender a reconocerlos, discernir o “juzgar” por su fruto, sea en carácter, obras, o enseñanzas. A veces se requiere cierto tiempo para discernir claramente la clase de fruto, pero la “cosecha” vendrá y descubrirá la verdad.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Mis amados hermanos, hoy más que en ninguna época debemos de apercibirnos de la gran amenaza que significa el falso profeta y su falsa enseñanza. El apóstol Pablo declara en Efesios 4:11-16 la manera cómo podemos ser librados de la falsedad cuando expresa cómo Jesús se dispuso a proveer los medios para combatirla.
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
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