CONFERENCIAS MATRIMONIALES


Conferencia #1


SABIDURÍA Y AMOR EN EL MATRIMONIO
LA SUMISIÓN DE LA MUJER
1 Pedro 3:1

En 1 Pedro 3:1-7 se nos presentan instrucciones sobre la forma de amar y mantener un matrimonio sabio. Como vemos en esta sección de 7 versículos, el apóstol Pedro nos muestra durante los primeros 6 versículos instrucciones para las esposas y utiliza solamente 1 versículo para instruir a los esposos. Esto no quiere decir de ninguna manera que las esposas necesiten más instrucciones que los esposos o viceversa, ya que pensar de esta manera es inmaduro e infantil, pues son muchos otros pasajes en que se abunda más con respecto a los hombres que con respecto a las mujeres, además de que por pensar así muchos matrimonios caen en serias dificultades.

Debemos entender que la Palabra de Dios no es para enrostrársela a sus cónyuges, sino para que cada uno se la aplique para sí. Proponerse a hacer esto, es permitir que el cielo entre en nuestros hogares y más que todo es nuestro deseo que todos hagamos como el profeta Samuel y digamos: “Señor, habla porque tu siervo oye”.

Veamos tres cosas sobre estas instrucciones:
1. TODO ESTO ES INSTRUCCIÓN DIVINA, NO HUMANA.
(Los versos del 1-7 son las instrucciones que Pedro da a los esposos, estas no son instrucciones machistas o feministas, como algunos las podrán clasificar, pues al ser inspiradas por Dios, son instrucciones divinas y provienen del mismo trono de aquel creó al hombre y la mujer, por tanto él tiene toda la autoridad para referirse y demandar a las mujeres y los hombres, lo que se demanda para cada uno en estos 7 versículos).

2. ESTA INSTRUCCIÓN ES OBLIGATORIA, NO OPCIONAL.
Estas instrucciones se nos presentan como mandato, no como sugerencia o consejo, nuestra salud espiritual y aun nuestra salvación depende de hacer esto. Jesús declaró que nosotros debíamos hacer las obras de Abraham para poder ser salvos, por tanto todos debemos obedecer al Dios de Abraham que inspiró estas cosas.

3. LAS DEMANDAS EN ESTAS INSTRUCCIONES SON IMPOSIBLES DE CUMPLIR.
Lo que estamos diciendo aquí es que ninguno de aquellos que quieran implementar estos principios podrán lograrlo por sí solos, solamente por la Gracia de Dios y por la obra del Espíritu Santo en nosotros, podremos poner por obra estas demandas.
Aún cuando no tengamos fuerza para obedecer sabemos que sólo la Gracia de Dios nos podrá ayudar a cumplirlos. Recordemos que Jesús dijo: “Separados de mí, nada podéis hacer”.
Iniciemos este estudio bajo el bosquejo siguiente:
I. ELEMENTOS DE LA SUMISIÓN
II. CONFIRMACIÓN DE LA SUMISIÓN
III. MOTIVACIONES PARA LA SUMISIÓN

Veamos todo cuanto Dios demanda en estas palabras:
I. ELEMENTOS DE LA SUMISIÓN
(1 P. 3:1)

A. PARALELOS DE ESTA SUMISIÓN

1. El deber de la mujer cristiana es uno, el de sumisión propia y podemos observar en las primeras palabras de este capítulo cuando dice: “Asimismo, vosotras mujeres…” estableciendo que estas deben someterse como a otros anteriormente se les ha demandado sumisión a aquellos que están por encima de ellos.
Refiriéndose a:
Los creyentes en sentido general (2:13-14) Los criados en (2:18-19).
Este paralelismo nos hace entender el deseo que manifiesta Dios de sometimiento.

2. Esto nos declara que nosotros no estamos libres de sometimiento a las autoridades terrenales por el hecho de que estamos en Cristo, ni que la sumisión nuestra depende de lo bueno o malo que sea nuestra autoridad. Nadie debe decir: “No me someteré al gobierno pagando mis impuestos porque estoy en Cristo o porque estos son unos ladrones”. Entendamos que no importa como sean nuestras autoridades, nosotros debemos obedecer.

3. Es por tanto, que toda esposa cristiana tiene que obedecer o estar sujeta a su marido, no importando que estos sean abusivos o malos, ya que Pedro está diciendo que si todo ciudadano cristiano debe someterse a toda autoridad aunque sea tiránica y todo esclavo debe someterse a sus amos aunque estos sean difíciles de soportar, entonces esto debe ser así para las esposas, aún como dice el texto, si su esposo es incrédulo.

Nota aclaratoria: Debe estar claro que el ejemplo dado anteriormente no es para que los maridos piensen que sus esposas son sus esclavas y que ellos son los amos terrenales, esta declaración del apóstol Pedro son una simple ilustración.

B. PARTICULARIDADES DE ESTA SUMISIÓN

1. El texto declara: “…Vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos”. Vemos que también al final del (v. 5) dice con respecto a las mujeres santas del pasado: “Estando sujetas a sus maridos”, o como dice Efesios 5:22: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”. Este énfasis repetido en las escrituras no es una simple coincidencia, es con el propósito de que las mujeres cristianas se concentren en la sumisión de sus propios maridos.

2. Alguien en el pasado dijo: “La mujer cristiana que ama a Dios, ama y obedece a su esposo, aunque este no sea muy buenmozo, ni tan sabio, ni tan amable como muchos otros, pero lo ama y obedece por el simple hecho de que él es su esposo”. Por tanto Dios les declara a las esposas cristianas que, si estas escogieron a estos hombres para ser sus esposos de manera voluntaria y eligieron casarse con estos y decidieron entrar con ellos a un pacto tan solemne como es el pacto matrimonial, entonces estas deben concentrarse en la sumisión a ellos.

3. El apóstol Pedro destaca que una esposa cristiana, por causa de su propia elección, no debe ni siquiera comparar a su esposo con otros, a menos que no sea para destacar que el suyo es mejor que aquel con el cual le compara, ya que es al suyo al que ella decidió un día respetar obedecer y someterse. Nunca deben desear a otro marido para someterse, sino concentrarse en la sumisión de su “Propio” marido.

II. CONFIRMACIÓN DE LA SUMISIÓN
(Ef. 5:22-24)

A. LA VERDAD DE ESTA SUMISIÓN

1. Viendo lo que nos dice el apóstol Pablo en (Ef. 5:22-24) veamos la realidad de esta sumisión. Pablo dice en el (v. 24) que así como la iglesia está sujeta, postrada en obediencia a Cristo, así las casadas tienen que estar a sus maridos en todo. Dice que la Iglesia está sujeta no como una opción sino como realidad demandada, ya que para ser salvos los creyentes tienen que invocar a Cristo no sólo como salvador sino también como “Señor”.

2. Pablo indica aquí que cuando somos salvos y venimos a formar parte de la iglesia, decidimos someternos al yugo del gobierno de nuestro Señor Jesucristo. Jesús dice en Juan 10:27, 28 - “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna”. También Juan dijo en 1 Juan 2:3 - “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos”.

3. Por tanto las esposas deben estar sujetas a sus maridos como la iglesia lo está a Cristo. Recordemos que si un creyente no está sujeto a Cristo, es un falso creyente, por tanto si una esposa no está sujeta a su marido, entonces esta será una falsa y una manipuladora delante de Dios y esto es pecado.

4. La sumisión propia es una sumisión de corazón, una sumisión voluntaria, por tanto la sumisión de una esposa para con su esposo no debe ser hipócrita, pretenciosa o para que los demás la vean o se impresionen. No mantengan en su pensamiento la filosofía de que “El hombre propone y la mujer dispone” o “Mi marido es la cabeza y yo el cuello, por tanto sin mí no se mueve ni se sostiene”, porque si esto lo aplicamos a la relación de la iglesia con Cristo entonces estaríamos diciendo una blasfemia como lo es si usted mantiene esta filosofía entre usted y su esposo con respecto a la sumisión.

B. EL ALCANCE DE ESTA SUMISIÓN

1. Como hemos leído en Efesios 5:24 el apóstol Pablo ha declarado el alcance de esta sumisión cuando dice: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así las casadas lo estén a sus maridos en todo”. La expresión “en todo” está declarada con toda la fuerza de las palabras de la demanda hecha por el apóstol Pablo. Está diciendo, en toda decisión importante, en todo deseo expresado, en cosas grandes y en cosas pequeñas, en cosas en que estén de acuerdo y en cosas en que no estén de acuerdo, en cosas del presupuesto, la iglesia, viajes, vacaciones, los hijos, educación, etc. “en todo”, “en todo”.

2. Esto no quiere decir que las esposas no tienen cabeza o que estarán de acuerdo con sus esposos en todo, pero si significa que las esposas deben estar sometidas a sus maridos aunque no estén de acuerdo. También significa que se deben someter aunque piense que sus decisiones no son prudentes. Usted puede tratar de persuadirlo, pero si no lo persuade, entonces sométase. Debe ser alegre y amable cuando se someta, aún cuando piense que su decisión sea estúpida. Nunca piense que por no hacer lo que usted diga, tiene el derecho entonces, de castigar a su marido o de ser indiferente con él o tomar algún tipo de represalia contra él, esto no es sabio ni sano.

3. Esto es difícil e imposible sin Cristo, lo dijimos al principio, por tanto, el recurso que usted tiene como hija de Dios y ciudadana del cielo es la oración, para clamar por la ayuda del Espíritu de Dios para que usted pueda someterse “en todo” a las demandas de su esposo, aún cuando usted no esté de acuerdo con él. Realmente sabemos que esto será difícil para su carne, pero será de gran bendición a su espíritu.

C. RESTRICCIÓN DE LA SUMISIÓN

1. Efesios 5:22 declara: “Las casadas estén sujetas a sus maridos, como al Señor” o como dice Colosenses 3:18 - “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”. Esto quiere decir que las casadas cuando se someten a sus maridos están sometiéndose al Señor, están obedeciendo al Señor como él quiere y él se agrada al ver como ustedes se someten.

2. El Señor no va a contradecir en su Palabra y es aquí donde debemos tocar las restricciones de la sumisión, pues Dios no va a decirte que te sometas a tu marido cuando este te está demandando que le desobedezcas a Él. Por tanto, si tu esposo te pide que mientas, veas pornografía, cometas adulterio, no leas la Biblia, no congregarte en tu iglesia, tu como hija de Dios que eres, en orden de prioridad, antes de ser esposa de tu marido, debes decir a tu esposo, en esto no puedo obedecerte.

3. Esto quiere decirnos que cuando sus maridos les pidan hacer algo pecaminoso o contrario a la Palabra de Dios, entonces aquí está la restricción de obedecerle, siempre y cuando no confundas lo que muchas mujeres confunden, tu propia voluntad con la voluntad de Dios. No puedes confundir tu opinión con la voluntad de Dios.

4. Por ejemplo, si deseas venir a este retiro, espero que ante la negativa de tu marido NO digas que esta es la voluntad de Dios y que estás pecando si no vienes y hagas un lío por esto, pues esto es tu opinión y tu deseo, no lo que la Biblia te dice. Esto debe aplicarse cuando tu marido te pida hagas algo que Dios prohíbe claramente en su Palabra o que no hagas algo que Dios te demanda claramente en su Palabra.

III. MOTIVACIONES PARA LA SUMISIÓN
(Mt. 7:21; 10:37) y (2 Co. 5:15)

A. VE LA SUMISIÓN COMO UNA PRUEBA DE QUE GENUINAMENTE ERES CRISTIANA

1. Entendemos que la verdadera iglesia se somete a Cristo así como una verdadera esposa se somete a su marido. No importa la prueba que pueda padecer un creyente, nunca será justificado que por esto no se someta a Cristo.

2. El verdadero cristiano estará dispuesto a someterse a Cristo y a no ser rebelde a sus demandas aunque pase por diversas pruebas. Él sabe que desobedecer a Cristo es un acto de rebeldía como sería un acto de rebeldía el que una esposa no se someta a su marido.

3. Jesús declaró en Mateo 7:21 - “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Aplicando esto a nuestro tema, debemos dejar claro que toda esposa que no se someta a su marido como primera prioridad en las acciones de su vida sepa que solo le esperará el infierno eterno. Es por esto que debemos dejar claro que todo dejo de espiritualidad, sin una sumisión a su marido es un acto de pura hipocresía espiritual delante de Dios.

4. Por tanto, toda esposa que con la ayuda de Dios se someta a su esposo, alegre y complacida, no importando las dificultades del carácter, temperamento o acciones de su marido, sepa que se mostrará a sí misma que ha nacido de Dios y tendrá las bendiciones de Dios. Dios le cuidará y le seguirá dando las fuerzas para obtener la victoria, porque usted ha demostrado ser su hija.

B. VEA LA SUMISIÓN COMO UN INSTRUMENTO DE SU SANTIFICACIÓN

1. Debemos saber que el llamado principal del evangelio es un llamado para auto negación, es un llamado, según nuestro Señor Jesucristo a perder nuestras vidas por causa de Él. Recordemos las palabras de Jesús cuando dijo en Mateo 10:37 - “El que ama a padre o madre más que a mi, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”.

2. Hermana en Cristo, lo que el Señor está diciendo aquí es que cuando usted pierda su vida por estar sujeta a su marido, la está perdiendo por causa del mismo Señor Jesucristo, por tanto entienda que usted hallará su vida en el día del Señor. No permitan que sus deseos y sus pensamientos sean el centro de sus caminos, sino entiendan que el centro de su vida y de su voluntad es Cristo Jesús y sus demandas.

3. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 5:15 dice que Cristo murió para que los que viven para sí, ya no vivan para sí mismos, sino que vivan para aquel que murió y resucitó por ellos. Hermana en Cristo, sepa que Cristo murió para que ya tú no vivas para ti, sino para que vivas para él. Si te preguntas ¿Cómo vivo para Él? Comienza sometiéndote a tu marido de una manera alegre y dulce y de esta manera vivirás para Cristo. Realmente el que se te pida que te sometas a tu marido, será poco en comparación con lo que Cristo hizo en la cruz del Calvario para salvarte. Cuando pienses que Cristo sufrió tu infierno por ti entonces será una bendición para ti someterte a tu marido.

C. VEA LA SUMISIÓN COMO UN INSTRUMENTO DE DIOS PARA LA SALVACIÓN DE SU ESPOSO

1. Como podemos analizar al final del texto: “…para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas”. El apóstol Pedro nos está declarando que la sumisión es evidentemente, un instrumento de Dios puesto por él, en las manos de las esposas creyentes, para operar en la salvación de los esposos incrédulos.

2. Está claro que para creer esto debemos tener fe. Muchas son las esposas que entienden que Dios no cumple sus promesas, pues ellas dicen que hacen todo lo que Dios demanda y Dios no les responde de acuerdo a esta promesa. Aquí debemos hacernos una pregunta: ¿Cuando estas esposas dicen esto, verdaderamente están haciendo todo lo que Dios les pide? Creo que toda esposa en esta situación debe revisar su conducta antes de juzgar a Dios. Recuerde que si alguien es infiel somos nosotros y no Dios (2 Ti. 2:11-13).

3. Además debemos de pensar sobre la manera absoluta en que Dios reclama aquí que las esposas no deben tratar de convencer a sus esposos por medio de las palabras, sino por medio del testimonio de una conducta que veremos en los siguientes versículos. Esté clara, de que lo que Dios usará para que su marido se convierta no es su predicación, sino su conducta pura ante Dios y no a su parecer.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
En conclusión, podemos llevar un punto importante de aplicación personal:
Esposas cristianas, amadas hermanas, las demandas del Señor son difíciles, solamente las podrán lograr con su ayuda y su poder.
Antes de concluir queremos también hablar a las conciencias de los esposos, que han sido constreñidos en sus corazones al ver estas difíciles demandas para sus esposas, para que oremos con el propósito de que Dios ayude a nuestras esposas a cumplir con su gran comisión.


Conferencia #2

SABIDURÍA Y AMOR EN EL MATRIMONIO
UNA CONDUCTA PURA Y LOS ADORNOS PREFERIDOS
1 Pedro 3:2-4

Ya hemos analizado el primer estudio concerniente a las demandas de Dios para las esposas en el cual analizamos la sumisión propia, ahora iremos al verso 2 de este capítulo para conocer la segunda demanda.

Cuando el apóstol Pedro dice a las mujeres salvas que sus esposos incrédulos deben ver una conducta casta y respetuosa así como un atavío correcto, elementos que Dios utilizará para que ellos vengan a salvación, pues de hecho estos siempre estarán observando a ver si encuentran en sus esposas algo por qué condenarlas en su conducta y justificar su conducta impía delante de Dios.

El texto a considerar dice: “…considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

Como podemos ver, este texto necesita explicación y es por esto que daremos toda la instrucción necesaria para que podamos entender cual era el propósito del Señor al inspirar este texto de la escritura, de modo que no caigamos en excesos ni en restricciones innecesarias, tratando de establecer reglas humanas con respecto a estas enseñanzas.

El apóstol Pedro, quiere ahora considerar la conducta y la apariencia de la mujer, y lo ha de hacer en la importancia que debe tener esto con respecto a su testimonio frente a sus maridos y su deber de estar sujetas a ellos. En esta oportunidad debemos poner nuestra vista en las enseñanzas de la palabra, de tal manera que podamos hacer valer los principios que gobernaron la vida de otras santas mujeres que hoy son tomadas por Dios como ejemplos de mujeres piadosas.

Con este mensaje terminaremos las enseñanzas hacia las esposas, para luego dirigirnos a la enseñanza para los esposos, pero sin antes dejar claro que Dios demanda esto para mujeres que profesan piedad y para mujeres que desean reflejar a Cristo Jesús en sus corazones, de tal manera que las que vienen detrás de ustedes puedan aprender a amar a sus maridos y a sus hijos, siendo perfectas maestras del bien.

Por tanto deseamos que Dios les ayude a entender, que cuando hacemos la voluntad de Dios, es la única manera en que garantizamos la victoria en Cristo.


Pasemos a considerar:
I. LA REALIDAD DE UNA CONDUCTA PURA
II. LA APARIENCIA DE LA MUJER
III. EL PRECIO DE ESTOS DEBERES

Veamos primeramente:
I. LA REALIDAD DE UNA CONDUCTA PURA (1 Pedro 3:2)

A. DEFINICIÓN DE UNA CONDUCTA PURA

1. Fundamentalmente una conducta pura es una conducta que no viola el pacto del matrimonio. Se espera que la esposa cristiana no cometa adulterio siendo infiel para con su esposo, pero mantener una conducta pura demanda más que ser fiel a su marido. Incluye palabras, miradas, hábitos, asociaciones puras y como vemos en el pasaje esta conducta es observable, de tal manera que su esposo pueda ver en usted esta realidad.

2. Un esposo cristiano o impío ha de observar su vestir, él se va a dar cuenta de si su vestir es sensual o casto. Va a observar si su vestimenta tiene como propósito atraer a los demás o si es para cubrir su desnudez. El observará si usted usa escotes profundos o moderados, si usted utiliza ropa ceñida o suelta, si usted es provocativa o pudorosa. El esposo no tiene que hacer mucho esfuerzo o ser muy inteligente para notar cómo es tu conducta.

3. Muchos esposos se sienten inseguros cuando saben que sus esposas se convierten a Cristo, sin conocer como será su conducta ahora que está en Cristo con relación a otros hombres y principalmente hacia los hombres de la iglesia a la cual él no pertenece, el juzgará su conducta de acuerdo como la conoce a usted, pero si su esposo, ahora que usted está en Cristo, observa que su hablar es prudente, su vestir recatado, su trato con otros hombres es pudoroso, o en sentido general su trato hacia él es a través de una conducta casta y respetuosa, entonces él tendrá seguridad de usted como esposa.

B. LA ESFERA DONDE OPERA

1. El texto dice: “…considerando vuestra conducta casta y respetuosa”. Lo que el apóstol Pedro está diciendo es que tu marido incrédulo está observando que tu comportamiento casto y respetuoso está dominado por el temor a Dios y bajo la esfera del temor a Dios. El está viendo que este santo temor está cubriendo tu conducta pura, está viendo que tu conducta pura esta bañada del temor del Señor.

2. Es por esto que el texto también es traducido de esta manera: “…al observar vuestro casto y respetuoso (temeroso) comportamiento en vuestra conversación”. Esta traducción explica que el tipo de temor presentado aquí, debe ser considerado como al temor a Dios por el cual la esposa muestra a su marido su sumisión a él, aunque en cierta manera también indica el santo temor que ella debe tener a su marido, el cual se traduce como respeto. La palabra respetuoso = temeroso utilizada aquí es “Phobos”, de donde viene la palabra fobia, la cual debe ser mejor traducida como “temor reverente o piadoso”.

3. Esta interpretación es válida primero por el contexto del pasaje, cuando en (2:13 y 2:18) se hace referencia a la manera en que debemos respetar o temer a toda institución humana, los siervos a sus amos. Segundo porque en Efesios 5:33 que también es un pasaje paralelo, declara que la mujer debe respetar = “Phobeomai” (tener temor santo o reverencia) para con su marido, de igual manera como debe observar un temor santo para con Dios.

4. Esta es la misma expresión que usa el apóstol Pablo en Romanos 13:7 la cual se traduce como respeto para con las autoridades superiores. Este temor tiene que ser de la misma manera como se espera que los hijos tengan un santo temor o respeto para con sus padres.

C. LA ESTIMA COMO ELEMENTO DEL TEMOR REVERENTE

1. El primer elemento a considerar del temor reverente, es “La estima”, la cual la esposa debe manifestar a su esposo, aún cuando no lo pueda hacer por los logros de su esposo, debe hacerlo por la posición en que lo ha puesto Dios como cabeza de ella. En 1 Corintios 11:7 el Señor nos dice: “Que el hombre es imagen y gloria de Dios, y la mujer es gloria del varón”.

2. Es por esta posición que la mujer debe dispensar respeto, temor reverente o piadoso a su esposo, esta estima debe ser manifestada en la manera en que la esposa habla a su esposo, así como Sara obedecía (“Upakouö”) a su marido llamándole Señor. Sin temer ninguna amenaza (“Sin ser espantadas de ningún pavor”) (v. 6).

3. Hablar mal de su marido es actuar como necia, pues usted misma es que escogió el casarse con el criticado. Hacer esto es bien es peligroso. 2 Samuel 6:20-23 muestra las consecuencias que sufrió Mical por esto. Una esposa debe mostrar estima para su esposo no contradiciendo a su marido en público, ni frente a sus hijos, esta debe esperar que estén a solas para conversar con él con temor reverente. Debe mostrar estima escuchando sus consejos, poniendo atención a sus palabras, respetando su opinión y aún pidiéndole consejo.

4. Un pasaje interesante que muestra la manera en que las esposas deben mostrar estima para con sus esposos, es 1 Corintios 14:34-35 donde se declara que en lo espiritual la mujer debe estimar a su marido como la primera fuente del consejo bíblico, cuando dice: “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”.

5. Es triste ver que hoy no se respeta esta demanda del Señor, pues muchas mujeres creen que porque saben más Biblia que los hombres o porque tienen más capacidad intelectual que ellos, no solamente los deshonran desobedeciendo, sino que se suben en un púlpito a enseñarles, violando también 1 Timoteo 2:9-15.

D. EL DESEO DE AGRADAR COMO ELEMENTO DEL TEMOR REVERENTE

1. El otro elemento a tomar en cuenta, es el deseo de agradar a su marido. Este santo temor no es más que una santa diligencia para agradarle. Veamos 1 Corintios 7:34b - “…pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido”. Esto nos dice que si una mujer respeta a su marido, entonces esta buscará agradar a su marido. Sus cosas serán cuidadas, estarán en orden, serán respetadas y buscará hacer énfasis en agradar a su marido y no resentirse o decir que no puede, o que se embrome.

2. Una esposa que desea agradar a su marido estará atenta y se esforzará por evitar todo lo que no le agrada u ofende a su marido, esta conducta pura está llevada a cabo bajo la esfera de santo temor para con su esposo. Muchas esposas están seriamente confundidas cuando dicen que han hecho todo, al punto de la locura, para agradar a sus esposos y manifiestan esto hasta el cansancio, sin embargo, la realidad es que no han hecho nada de acuerdo a las demandas del Señor.

3. Esta reacción en las esposas que hablan así, viene cuando su enfoque sobre esto es incorrecto o no tienen la sabiduría para entender que el marido se agrada con lo que él desea y no con lo que ella piensa que el marido desea. (Ej. Recordar el lenguaje del amor). No actúe como para usted, investigue y pregúntele como él se agrada, trate de conocer a su marido más y más cada día de su vida, pues para esto usted lo ha escogido. “Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gn. 3:16).

4. Aquí debemos hacer algunas preguntas para contestarlas con honestidad delante Del Señor.
¿Es tu conducta pura delante de tu esposo? ¿Tu hablar, tu vestir, tu lenguaje corporal, tu lectura, lo que ves en la televisión, en tus asociaciones con amigos u otros hombres?
¿Muestras con todo esto que haces que eres una mujer pura y casta?
¿Muestras tú una reverencia santa para con tu esposo?
¿Lo estimas, en la manera en que le hablas o cómo hablas de él?
¿Escuchas lo que él dice?
¿Te preocupas por halagarlo?
¿Cómo te refieres a él, lo relajas, lo humillas, lo avergüenzas en público?
¿Estás estudiando con cuidado como agradarlo o te importa si le agradas o no?
¿Siempre estás inventando excusas sobre tu progreso espiritual en esta área?

Hermanas tomen en serio, si se hallan en alguna falta, confiésenla al Señor, para que puedan ser limpiadas. Rueguen al Señor para que puedan ser mejores esposas, no permitiendo que esta sociedad humanista de nuestros tiempos afecte sus convicciones. Aunque esto no sea popular, es el mandamiento de Dios y lo que al final les hará felices.

Veamos ahora:
II. LA APARIENCIA DE LA MUJER
(1 Pedro 3:3-4a)

A. EL ADORNO PREFERIDO

1. El apóstol Pedro ahora se dirige a tratar sobre los adornos que van relacionados a mejorar o cambiar la apariencia de la mujer. Es importante entender aquí, que el texto no está prohibiendo el uso de adornos, sino que está dirigido a dar instrucciones con respecto al enfoque que la mujer debe dar a estos adornos. Pedro no está diciendo que la mujer no debe tener adorno, sino cuales adornos deben ser preferidos.

2. Veamos el porqué estamos seguros de que aquí no se prohíbe el arreglarse el cabello o el uso de vestidos bonitos. Esto lo podemos demostrar por tres razones.

a. El adorno externo no es pecaminoso en sí mismo (Ex. 12:35-36). El adorno externo fue utilizado por Dios para ilustrar lo que hizo con Israel su esposa, por tanto no es pecaminoso (Ez. 16:7-13).

b. El apóstol Pedro está haciendo un contraste entre el adorno que perece, el externo y el que es imperecedero, el interno que es de grande estima delante de Dios. En Mateo 9:13 se nos enseña sobre la necesidad de la misericordia antes que el sacrificio. Dios no dice que no quiere sacrificio, sino que la misericordia debe ser enfocada antes o con mayor importancia que el sacrificio.

c. La última razón es la siguiente: Si leemos el texto sin anexos podemos leer en el original: “no uso de cabellos trenzados y de vestirse ropas de adorno”. Esta sería una interpretación ridícula pues Pedro no puede decir que su problema es con las trenzas de las mujeres y con que la mujer no se vista o sea que ande desnuda.

3. Lo que el apóstol Pedro está diciendo es que las mujeres cristianas no deben hacer del adorno o atavío externo su prioridad, ni deben poner su énfasis en lo externo, sino esforzarse en su adorno o atavío interno, ya que este es el adorno preferido por Dios y es, el que él desea que una mujer cristiana le de énfasis. Se está diciendo además, que lo que verdaderamente debe ser adornado es el corazón, por lo que se considera que una mujer cristiana no debe estar malgastando tanto tiempo en adornarse externamente cuando no dedica más tiempo en adornar su corazón.

B. MANERA DE CULTIVARLO

1. Una mujer cristiana debe entender, que para Dios tiene mayor estima, el que ella se pase el tiempo, leyendo su Biblia, aprendiendo versos bíblicos, cultivando su vida piadosa para con Dios, su esposo y sus hijos, que cultivando su pelo, su figura, su guardarropa, sus joyeros, etc. porque de lo contrario, su enfoque será el de una mujer fatua y vanidosa.

2. Una mujer cristiana piadosa, puede probarse fácilmente delante de Dios en cualquier día de su vida, solamente tiene que hacer un inventario de tiempo y ver en que ha invertido más su tiempo en ese día, si adornando su cuerpo o adornando su corazón.

3. La mujer cristiana tiene muchos recursos para cultivar su vida piadosa, sin que tampoco ande andrajosa o descuidada, pues Dios tampoco quiere que usted sea o ande como un espantapájaros frente a su marido, él también nos enseña que usted debe cuidarse para él y debe adornarse para él, como hemos visto en el texto de Ezequiel 16:7-13.

C. PARTES QUE INCLUYEN EL ADORNO PREFERIDO

1. El apóstol Pedro nos dice que este adorno preferido no incluye, lo externo: las joyas, los peinados, los vestidos, sean como sean, sino que el adorno preferido incluye solamente lo interno, el corazón y lo que pongamos en él piadosamente. El corazón es entonces el lugar para cultivar el adorno preferido, por tanto, la mujer que se pierde en esto, estará cultivando todo aquello que no sirve para lo eterno.

2. Pedro dice que el adorno interno preferido incluye un espíritu afable y apacible, lo cual demanda una dulzura de espíritu, una ternura en su manera de ser, no dada a la pasión o la ira, sino paciente, no orgullosa, no arrogante, no irritable. La palabra apacible implica tener paz e inspirar paz, no ruidosa, no impulsiva. Una mujer así es fácil de sobrellevar, no es peleona, no es mandona, no trata de ser el centro de atención, no es una persona temperamental, no es criticona, sino que vive su vida con dulce dignidad y su corazón no está lleno de pasiones e inquietudes, sino que descansa y está en paz con su Señor.

3. El adorno preferido, lleva a la mujer cristiana a estar feliz junto a su esposo y contenta con su tarea de esposa cristiana, además se esfuerza en cultivar el rol para el cual Dios le ha creado aunque tenga que someter su carne a Cristo, no trata de estar en competencia con su marido o tratando de que se haga lo que ella quiere, sino que es afable y apacible delante de Dios.

4. Esto no quiere decir que no tenga cerebro o que no tenga convicciones, pues si leemos los rasgos de la mujer virtuosa de Proverbios 31 veremos que esta mujer tiene un carácter poderoso, pero sujeto a su marido en el temor de Dios.

Por último veamos:
III. EL PRECIO DE ESTOS DEBERES
(1 Pedro 3:4b)

A. EL VALOR DE ESTAS VIRTUDES

1. Estas virtudes planteadas por el apóstol Pedro deben ser consideradas por la mujer cristiana piadosa como de un valor inigualable ya que el texto dice: “…que es de grande estima delante de Dios”, lo que nos indica que esto es lo que debe preocupar a la mujer piadosa, aquella que primeramente agrada a Dios con lo que hace y con lo que se atavía.

2. Estas cualidades de afabilidad y apacibilidad con lo cual la mujer piadosa se ornamenta delante de Dios es lo que verdaderamente tiene estima delante de Dios. Notemos que cuando las mujeres se preocupan por la ornamentación externa más que por la interna, están demostrando que para ellas, es más importante lo que los hombres digan de ellas que por lo que Dios diga de ellas.

3. La mujer cristiana tiene que convencerse que estas virtudes al ser conquistadas le darán el poder para glorificar a Dios primeramente y luego para sostenerse en la esperanza de la vida eterna donde estas cualidades son imperecederas. Ella verá el valor de ellas aún cuando ya hayamos partido de esta tierra o cuando ya esta tierra no exista más.
B. LO QUE DIOS APRECIA Y LO QUE DIOS RESISTE

1. En esta misma epístola, podemos darnos cuenta de lo que significa que estas cualidades de afabilidad y apacibilidad son de grande estima delante de Dios. El mismo apóstol Pedro nos dice en (5:5) “…revestios de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”.

2. Asimismo recordamos cuando Jesús dijo en Mateo 11:29-30 - “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Lo que queremos decir es que estas cualidades de humildad y mansedumbre son las que Dios aprecia en el corazón de los hombres, por esto las destacó Jesús concerniente a su corazón y nos alentó a aprenderlas.

3. Hermanas y hermanos, tratemos por todos lo medios hacer la voluntad de Dios en esto, porque de lo contrario, Dios nos resistirá, pues todo acto de desobediencia es pura arrogancia y pura soberbia, por tanto Dios nos declara lo que pasará con nosotros. Motivémonos por tanto, a buscar estas cualidades en nuestras vidas y nosotros los esposos que somos cristianos ayudemos a nuestras esposas a lograr lo que aquí se nos demanda.

C. LAS MOTIVACIONES QUE DIOS NOS DA PARA EL CUMPLIMIENTO DE ESTOS DEBERES

1. Las motivaciones son parte de los recursos que Dios pone en nuestras manos para lograr el objetivo primordial que es obedecerle y ser diligentes para hacer su perfecta voluntad. Hermanas en Cristo, aprópiense de estos recursos para que la lucha sea más fácil y la conquista más alentadora y ejemplarizante para las que vienen detrás de ustedes, para que puedan demostrar que Dios es poderoso en nosotros cuando hacemos su voluntad.

2. La primera motivación de una mujer cristiana de obedecer y cumplir con estas demandas es la que vemos en el verso 1 cuando el apóstol Pedro dice “…para que los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas”. Evidentemente que esta promesa es para las hermanas que no tienen sus esposos en Cristo. Sepa con certeza que si usted hace al 100% lo que dice Dios, su marido vendrá a Cristo, pues esta es la promesa. Si esto no ocurre no diga que Dios mintió, diga que usted es desobediente.

3. Si usted tiene su marido convertido dirá que esta no es motivación para usted, pero tenemos dos motivaciones adicionales para ustedes.
La primera es que por este pasaje debes saber que si en algún momento tu marido está tentado a dudar sobre las verdades del cristianismo, tu testimonio firme y fiel, sea para que él se motive a ver que Dios es real.
La segunda es que al vivir de esta manera en tu hogar aún tus hijos estarán observando tu testimonio y podrás ganar sus almas por tu testimonio.
Recuerde lo que dice el apóstol Pablo de Loida y Eunice, abuela y madre de Timoteo en 1 Timoteo 1:5 y de como ganaron a este joven para Cristo.

4. La última de las motivaciones que debemos tomar en cuenta es la que nos plantea el texto en los (vv. 5-6) cuando dicen: “Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham llamándole Señor, de la cual vosotras habéis venido a ser hijas si hacéis el bien sin temer ninguna amenaza” (Gn. 18:12).

5. Hermanas en Cristo, aunque se sientan solas, como si sus vidas fueran en contra de la cultura y en contra de todo y de todos; entiendan que hay una multitud de mujeres piadosas que han vivido en victoria glorificando el nombre de Dios y sin avergonzarse, estas deben ser motivaciones para ti.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Recordemos, que las esposas no deben estar escuchando por sus esposos, ni los esposos deben estar escuchando por sus esposas.
Oremos para que Dios les de a las esposas la gracia para poner en práctica todo lo que han escuchado.
Y por favor, tengan ahora la confianza en Dios, de tal manera que su oración sea que Dios amarre las conciencias de sus esposos, como lo ha hecho con ustedes y que el Espíritu Santo les de convicciones claras de como vivir con ustedes sabiamente sin que ustedes tengan que abrir la boca.
Conferencia #3

SABIDURÍA Y AMOR EN EL MATRIMONIO
LA SABIDURÍA DEL HOMBRE
QUE SABE QUIEN ES SU ESPOSA
1 Pedro 3:7

Debemos iniciar este estudio citando a un conocido teólogo cristiano, el cual dice:
“Es crítico observar en toda sociedad y así mismo del mundo que nos rodea, que personas egoístas e impías entran a todo tipo de relación con el deseo de agradarse a sí mismos y sacar de esas relaciones todo lo que gratifica a su carne, pero sin ningún sentido del deber que le demande esa relación.
Ellos mismos solo piensan en el placer, el honor o en lo que pueden sacar para sí. Todo su pensar se concentra en lo que van a recibir, y no en lo que deben ser y hacer para el beneficio de otros. Así mismo ocurre con los magistrados y con la gente, con muchos pastores y sus ovejas, con los esposos y sus esposas, con los padres y los hijos, con los amos y sus criados y cualquier otro tipo de relación.
Esto es penoso y más cuando sabemos que nuestra primera responsabilidad debe ser cumplir con los deberes de cada relación y con esto agradar a Dios en el cumplimiento de estos para luego buscar la bendición de Dios por medio de las recompensas que él promete. Por esto debemos estudiar y cumplir con lo que nos corresponde, y de seguro que Dios va a cumplir su parte”.

Si tú eres un esposo no te preguntes ¿Cómo debe ser mi esposa para mí?, sino pregúntate ¿Como debo ser yo para ella como esposo?

No te cuestiones diciendo, ¿Qué puede hacer ella por mí? sino ¿Qué debo hacer yo por ella? Y si realmente te haces estas preguntas de manera correcta, entonces, el apóstol Pedro te dará excelentes respuestas para lograr ser un marido sabio y amante.

Leyendo el texto que nos ocupa vemos aquí las respuestas que vienen a nosotros de parte de Dios por la inspiración del Espíritu Santo. “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso mas frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”.

Amados esposos, consideremos la instrucción del apóstol en este verso, corto y conciso, bajo tres encabezados:

I. EL DEBER DE UNA COHABITACIÓN CONSIDERADA
II. EL DEBER DE VIVIR CON ELLAS SABIAMENTE
III. EL DEBER DE AMARLAS SABIAMENTE

Veamos primeramente:
I. EL DEBER DE UNA COHABITACIÓN CONSIDERADA
(1 Pedro 3:7)

A. MATRIMONIO CASA QUIERE

1. Está es una demanda que está establecida por Dios desde el principio de la creación, cuando dice en Génesis 2:24: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

2. Es bueno recordar aquí que cuando Dios dijo esto a Adán y a Eva, estos no tenían padres a quienes dejar, ni tenían hijos en esos momentos que estuviesen por dejar su casa, lo que nos indica que esto lo estableció Dios para que cuando ellos tuviesen a sus hijos en edad casamentera, supiesen que no podían pretender seguir reteniéndoles en el hogar paterno.

3. Es por tanto que cuando un hijo se casa debe dejar a su padre y a su madre y debe unirse a su mujer para formar un hogar completamente independiente del de sus padres, de tal manera que en este se establezca el orden de autoridad establecido luego en 1 Corintios 11:3 que dice: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo”. Lo que nos deja dicho que Dios desea un núcleo familiar fuera e independiente de los padres.

4. Es por esto que sabemos que cuando este principio se viola, los matrimonios comienzan a tener problemas, ya que la ingerencia de los padres, por muy buena que sea, comienza a traer problemas en la relación y dentro del concepto de autoridad que Dios demanda para la nueva pareja.

5. Sabemos que puede haber excepciones a lo que decimos, ya que por la necesidad algunos toman el riesgo de vivir con sus padres, pero sabemos que esta no es la voluntad de Dios. El esposo debe entender su responsabilidad de buscar los medios para sacar a su familia a vivir bajo un techo independiente de sus padres.

B. EL MATRIMONIO ES PARA VIVIR UNIDOS

1. Estamos en tiempos difíciles, tiempos en que los hombres no quieren tomar la responsabilidad de formalizar una relación, tan solamente porque esto les trae compromisos que ellos no desean afrontar, por lo tanto es más fácil vivir como marinovios y no como esposos. Estén casados o no, la consigna es, quedémonos cada uno en su casa y no nos compliquemos, si queremos hacer el amor, nos juntamos en una de cualquiera de las casas paternas o nos vamos a un hotel.

2. Otra nueva modalidad a que los hombres de hoy se abocan comúnmente, es el de pasar semanas, y a veces hasta meses en el año, separados de sus esposas por causa de sus negocios o de sus trabajos. Esto evidentemente, a menos que no sea una necesidad momentánea, violenta el deseo de Dios en cuanto a nuestros deberes matrimoniales.

3. Es bueno recordar las enseñanzas del apóstol Pablo en 1 Corintios 7:5-6 cuando dice: “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Mas os digo esto por vía de concesión, no por mandamiento”.

4. El vivir juntos y compartir el lecho matrimonial es un deber conyugal que el marido tiene para con su esposa, si habitualmente, el esposo además de no estar en el día, no está en su hogar en las horas de la noche, no solo dejará de cumplir con su deber de cónyuge, sino que no podrá cumplir con los deberes en cuanto a guiar el devocional familiar, ni podrá dar la disciplina e instrucción correcta en cuanto a guiar a su familia.

5. Recordemos Proverbios 27:8 que dice: “Cual ave que se va (vaga lejos) de su nido, Tal es el hombre que se va (vaga lejos) de su lugar”. Es por tanto importante que el hombre no se ausente frecuentemente o por costumbre de su casa, o que viva fuera del techo donde viven su esposa e hijos.

C. LA CALIDAD DEL CONVIVIR JUNTOS

1. Vivir con tu esposa es mucho más que simplemente estar morando bajo un mismo techo. Muchos hombres se casan y viven con su pareja como si su única responsabilidad fuese ir a la cama a tener relaciones sexuales. De esta manera muestran que no necesitan, ni disfrutan de sus esposas haciendo cualquier otra actividad. El asunto no está en que usted permanezca en el hogar, sino que permaneciendo en él sepa que usted no vive solo y que debe compartir su tiempo, en calidad, con su pareja, aún cuando no sostengan relaciones sexuales.

2. Convivir con su esposa es asociarse a ella como compañera, elegida y amiga confidencial. Hay esposos que nunca buscan el consejo de sus esposas y a veces hasta divulgan y discuten con terceros, asuntos que son muy íntimos e importantes de la pareja y no lo hacen con quien tienen que hacerlo. Esto no es darle calidad a su relación de pareja. Debemos procura darle participación activa a nuestras esposas en los asuntos del hogar, pues estas son nuestras asociadas y no nuestras enemigas o amigas de conveniencias. No le oculte nada a su pareja que otros ya sepan de usted, (Ej. Su trabajo, dinero, etc.)

3. Un marido que sabe vivir sabiamente con su esposa es un hombre que en medio de sus ocupaciones diarias, se agrada de pensar cuanto va a disfrutar de la compañía de su esposa cuando este llegue a su casa, además es un hombre que busca ser creativo, de tal manera que puede diseñar actividades, con las cuales pueda dar calidad a su relación de pareja, cuando esté dentro del hogar que comparten. (Ejemplo. Compartir opiniones con ella sobre el trabajo del día, o planificar una salida especial con ella, o mirar juntos un buen programa de televisión para compartir opiniones, etc.)

II. EL DEBER DE VIVIR CON ELLAS SABIAMENTE
(1 Pedro 3:7)

A. SABIDURÍA EN EL CONCEPTO QUE TENGAS DE ELLAS

1. El texto que nos ocupa declara: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ella sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil…” Lo que se nos está diciendo es que debemos vivir junto a ellas con prudencia, cuidado y consideración, lo cual ampliaremos ahora.

2. Primeramente, debemos entender, que vivir con ellas sabiamente, implica saber: “Quién es mi esposa como mujer”. Mi esposa como mujer es un “vaso más frágil”, la misma palabra utilizada en (2 Co. 4:7), y por ende debemos proponernos a vivir con ella como se ha dicho, con sabiduría, prudencia, cuidado y consideración, de tal manera que no le hagamos ningún tipo daño. Esto se debe al hecho de que por naturaleza, la generalidad de las mujeres son más débiles, frágiles, sensibles y delicadas que los hombres.

3. Es por esto que nosotros no podemos ser arrogantes, brutos, ni ásperos con ellas (Col. 3:19), sino por el contrario debemos dispensarles un trato, tierno, delicado, amable y amoroso, de tal manera que logremos de ellas respuestas beneficiosas a su sujeción para con nosotros.

4. Muchas esposas no responden a su demanda de sujeción porque los maridos o tal vez sus padres durante el período de crianza, se han acostumbrado a pisarlas, a maltratarlas a vejarlas, de tal manera que estas desarrollan todo tipo de reacciones autodefensivas, que les dificultan estar sujetas a sus propios maridos.

5. Recuerde que usted es la cabeza de la mujer, usted tiene el poder, la fuerza, la autoridad, pero para ejercer esto en amor, pues cualquier exceso en su posición, se constituye en un abuso y por tanto, en un grave pecado. Si no consideras a tu mujer como lo que es “un vaso más frágil”, entonces no eres un hombre sabio, eres un buen bruto.

B. SABIDURÍA EN TUS PALABRAS

1. Esposo, entiende que si no dispensas un trato tierno y delicado a ese delicado y bien caro vaso, puedes quebrantar su espíritu, puedes quebrar las fibras más delicadas de su corazón, recuerda que no es con un vaso duralex o con una paila de freír que estás tratando, sino con un ser de espíritu delicado y frágil, al cual podemos hacer daño y causar dolor, hasta con el pétalo de una rosa. Recordemos que: “las blandas respuestas aplacan la ira… y las palabras agradables promueven la instrucción”.

2. Tu palabras, pues, deben ser como el suave rocío que desciende con ternura sobre la grama y no el caballo de Atila que cuando pasaba por la grama esta no crecía jamás. Tu sabiduría en el trato se mostrará por la forma y el tono que utilices en tus palabras, además de la buena intención de tu corazón. Recuerda que aún cuando tu esposa deba ser amonestada por cometer algún error, debe ser corregida por medio de tiernos reproches, a solas y en amor, porque, “el amor cubrirá multitud de faltas”.
3. Si te conviertes en un esposo “lengua de látigo”, perderás el respeto de tu esposa, por tanto cuida tu hablar (Ef. 4:31-32) y verás que una reprensión en amor, acompañada de elogio y estimulo cuando ella no hace las cosas bien, traerá bendiciones en su vida y por ende en la tuya. Utiliza adecuados consuelos en las aflicciones de tu esposa, principalmente cuando ella sienta dolor en su alma por algún error cometido, no le urge en las heridas, se un bálsamo para ella. Recuerde las palabras de Elcana para Ana en 1 Samuel 1:8 - “¿Por qué está triste tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos? O las del esposo de la mujer virtuosa en Proverbios 31:28 - “Su marido la alaba”. Se sabio en palabras.

C. SABIDURÍA EN TUS ACCIONES

1. Un hombre sabio es un hombre que provee para su mujer todo lo que ella necesita, debemos citar aquí lo que dice Éxodo 21:10 - “Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal” y a esto podemos agregar las palabras del apóstol Pablo en 1 Timoteo 5:7-8 cuando dice: “Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”.

2. Aunque la mujer cristiana no está llamada a ser una persona ociosa, sino cuidadosa de su marido y de su casa ocupándose de los asuntos domésticos, siendo una buena administradora del hogar, como ayuda idónea para él, no es la llamada a sostener económicamente el hogar formado por ambos. Un marido sabio en acciones es un hombre que mantendrá un trato suave ejerciendo su autoridad en el temor de Dios, de tal manera que su esposa se deje guiar gustosamente y en complacencia para él.

3. Un trato despótico, redundará en un maltrato en lugar de dirección. Un trato superficial y liviano, redundará en un hogar descuidado y sin dirección. Un trato afeminado, redundará en la pérdida de su autoridad. Todo trato de un sabio marido lleva en mente la idea clara de que él no es superior a ella, sino que ambos son almas iguales a los ojos de Dios.

4. Se entiende que la diferencia que los distingue es en cuanto a funciones en el hogar, no en cuanto a capacidad espiritual o intelectual. Ojalá que la comprensión de este sabio comportamiento nos lleve a pedir perdón a nuestras esposas por las veces que las hemos maltratado. Traigámosle santo placer en la medida que cuidamos de ella 1 Corintios 7:33.

III. EL DEBER DE AMARLAS SABIAMENTE
(Efesios 5:25-32 y Colosenses 3:19)

A. AMORES PARA TODA LA VIDA

1. De acuerdo a la enseñanza bíblica, una esposa debe esperar de su esposo, “amores para toda la vida”. Cuando te pregunten ¿cuantos años de amores tuviste con tu esposa? Responde: Siempre tengo amores con ella.

2. Como vemos en Efesios 5:25-32 y Colosenses 3:19, es claro que las demandas de Dios son evidentemente precisas y eternas, de tal forma que a los maridos se les demanda a amar a sus mujeres con el amor con que Cristo amó a su iglesia, de tal manera que debemos comprender que las demandas del Señor son precisas y eternas, pues nos pone un ejemplo preciso y eterno.

3. El amor que se demanda a un esposo para con su esposa, debe ser un amor con las mismas características con que Nuestro Señor Jesucristo amó a su iglesia y se entregó a si mismo por ella. Esto nos indica que esa entrega demanda dedicación y servicio para todo el tiempo en que Dios nos permita ser compañeros. Estamos hablando hasta que la muerte nos separe.

B. AMOR SACRIFICIAL CON TODA LIBERTAD

1. Nuestro Señor Jesucristo no ama a su pueblo obligadamente o porque nosotros lo merezcamos, ni porque le hallamos amado primero, sino por el contrario, él nos amó en nuestros pecados, y aún ahora que cometemos pecados continúa amándonos. Son muchas las cosas que como creyentes hacemos y aún su amor permanece y no se aleja de nosotros. Nuestras maldades y corrupciones no son causas ni motivos para que él nos abandone, sino que lo mueven a compasión y lo llevan libremente a su santidad perfecta, perdonándonos todos nuestros pecados.

2. Es entonces, con la misma libertad con que Cristo nos ama, que nosotros debemos amar a nuestras esposas, todos los días de nuestra vida, no porque ellas se lo merezcan, no porque ellas nos aman, no porque sean perfectas, no porque no cometan errores, sino porque le debemos amar como Cristo nos ama a nosotros, libremente y con el deseo de que seamos sintamos su amor. Recordemos que esto no es obligado.

3. Nuestra responsabilidad de vivir con ellas amándolas sabiamente, producirá en ellas la misma reacción que el amor de Cristo produce en sus hijos piadosos, que siempre desean adorarle, alabarle, servirle y sacrificarse por él. Asimismo una esposa que se sienta amada como Cristo amó a su iglesia, que vea el amor sacrificial de su esposo, su dedicación para ella, su deseo de suplirle todas sus necesidades, espirituales, físicas, económicas, emocionales, etc. será una esposa que se desvivirá por su marido siempre. Pruébelo y verá los resultados.

C. AMOR CON TODA SANTIDAD

1. Citemos aquí lo que dice Efesios 5:26-27 - “Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento Del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Esta tiene que ser la meta de un amante sabio, llevar a su esposa más cerca de Dios cada día, guiándola espiritualmente, dándole instrucción consistente, orando en privado por su crecimiento en Gracia, y tratando de vivir una vida piadosa delante de Dios, de tal modo que nuestra santidad la influencie positivamente a hacer la voluntad de Dios.

2. La norma bíblica no es que la mujer guíe al hombre a crecer en la espiritual, sino que el hombre es el guía a quien su mujer debe preguntar en casa sobre las cosas espirituales y él debe estar preparado para suplir sus cuestionamientos con sabiduría y conocimiento (1 Co. 14:34-35). El esposo cristiano debe ser el maestro y ejemplo de su esposa, pues muy triste cuando una esposa tiene que enseñar a su marido.

3. El amor que se caracteriza por esta santidad, es un amor grande, inescrutable, intenso, ferviente, puro, constante, exclusivo, activo y sacrificial, ojalá y que se pueda decir de nosotros como se dijo de Jesús: “Amando los suyos les amó hasta el fin… Nunca os dejaré ni os desampararé” “Cristo amó a la iglesia y se dio a si mismo por ella… Por lo demás cada uno de vosotros ame también a su mujer”. “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida como también Cristo a la iglesia”. Esto es muestra de un amor santo.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Es sorprendente y triste ver como muchos hombres son tan diligentes para decir que son los jefes cuando se refieren a los privilegios, pero no lo hacen cuando se refieren a su responsabilidad de hombres de Dios.
Ahora bien, si tomas en serio estos deberes cristianos debes saber algo:
Debes decir ¿Quién es suficiente? Pues sin la ayuda Del Espíritu no podrás.
Cuando te sientas fracasado y desesperado, oye la voz del Señor que te dice: “Mi gracia es suficiente, y mi fuerza y mi poder será conocido en tu debilidad”.
Por tanto es nuestra persuasión para ti que al orar cada día puedas decirle a Dios con corazón dispuesto a la obediencia: “Señor, Jesús, estoy realmente corto y no amo a mi esposa como tú me amas a mí, por favor perdóname, por favor límpiame con tu sangre, por favor dame de tu poder para poder hacerlo como tú lo haces conmigo y motívame de nuevo a querer ser como tú y a perseverar en ser un marido sabio en la convivencia con mi esposa. En el nombre de Cristo”.


Conferencia #4

SABIDURÍA Y AMOR EN EL MATRIMONIO
LA SABIDURÍA DEL HOMBRE
QUE SABE TRATAR A SU ESPOSA
1 Pedro 3:7

Hemos estado considerando el deber del marido en cuanto a una cohabitación considerada y bíblica para con su esposa. Se ha dicho que los hombres deben entender que sus compañeras son un vaso más frágil, lo que nos deja dicho que nosotros como esposos debemos poner diligencia en nuestro trato hacia ellas, procurando que ese trato sea delicado, suave y cuidadoso. Ellas tienen el derecho de esperar a ser tratadas como novias y esposas amadas de tal manera que sus necesidades físicas, emocionales y espirituales sean satisfechas a través de sus esposos.

Nuestras esposas deben ser tratadas no solamente como a vaso más frágil, sino como coherederas de la gracia de la vida, como compañeras del pacto que hicimos ante Dios, con el propósito de que nuestra comunión con Dios no sea afectada teniendo estorbos innecesarios.

Todo marido cristiano tiene que poner diligencia en este llamado hecho por el apóstol Pedro, de tal manera que podamos entender a nuestras esposas individualmente, procurando en nuestro trato hacia ellas, una consideración profunda y amorosa ya que ellas son nuestras compañeras y aliadas en el pacto que hicimos ante Dios.

Proverbios 2:17 nos declara hablando de la mujer ramera: “La abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios” o como nos dice Malaquías 2:14 concerniente al llamado de no cometer adulterio: “Más diréis ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto”.

Ambos pasajes indican la manera en que se condena que alguno ose maltratar al compañero o a la compañera de su juventud, entendiendo que se está hablando del pacto matrimonial hecho delante de Dios por ambos. Esto nos indica que si entramos al matrimonio de una manera bíblica, entonces hemos entrado en un pacto de compañerismo.

Veamos pues:
I. EL DEBER DE CONSIDERARLAS COMO COMPAÑERAS DEL PACTO
II. EL DEBER DE ESTIMULARLAS Y HALAGARLAS CONSCIENTEMENTE
III. EL DEBER DE MANTENER UNA COMUNIÓN CON DIOS

I. EL DEBER DE CONSIDERARLAS COMO COMPAÑERAS DEL PACTO (1 Pedro 3:7)

A. TRÁTALA COMO COMPAÑERA DEL PACTO

1. Como pudimos ver en la introducción, nuestras esposas deben ser consideradas como nuestras compañeras y aliadas de un pacto común entre ambos, realizado ante la presencia de Dios. Debemos entender que nos casamos con ella, no simplemente para ser uno sexualmente, sino también para ser uno en compañerismo.

2. Es por tanto obvio que los compañeros conviven y dentro de esta convivencia se hablan, se comunican entre sí, comparten su gozo, sus dolores, sus sueños, así como se disponen a trabajar íntimamente para lograr metas juntos. Es bien penoso ver como algunos hombres temen el ser vulnerables a sus esposas y optan por no ser transparentes con ellas.

3. Lo que estamos diciendo es que los esposos deben ser transparentes con sus esposas, por lo que deben tratar de comunicativos con ellas en todo lo que hacen y en todo lo que tienen. Estar casado significa que eres un compañero del pacto con tu esposa, por lo tanto ella también tiene el derecho dado por Dios de ser tratada como una esposa amada, una compañera en el pacto y como un criminal perdonado.

B. PERDÓNALA CON CORAZÓN PERDONADOR

1. Como podemos ver en Lucas 17:3-5 - “Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”. Una compañera de pacto, evidentemente va a ser imperfecta, por tanto va a pecar contra ti como tú has de pecar contra ella.

2. Lo más importante para esta relación es ciertamente estar en la disposición de mantener un corazón dispuesto a perdonar, así como dispuesto a pedir perdón cuando también cometamos pecados contra ella. Recordemos que somos compañeros del pacto además de ser hermanos en Cristo, por tanto es importante en nuestro trato llegar a tener presente esta enseñanza.

3. Todo esposo cristiano que considera a su esposa como compañera del pacto debe saber hemos sido perdonados asimismo por nuestro Señor Jesucristo y de esta manera debemos saber perdonar a nuestras esposas. Recordemos que Colosenses 3:19 nos dice: “Maridos amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas”. No perdonar en el momento en que nuestras esposas nos piden perdón, es una manera de ser ásperos con ellas. Recuerda las palabras del Salmo 130:4 - “Oh Jehová, en ti hay perdón, para que seas reverenciado”. Imitemos a nuestro Padre y seamos reverenciados y respetados por nuestras esposas.

C. TRÁTALA COMO UNA ALIADA Y NO COMO UNA EXTRAÑA

1. Lo que estamos queriendo dejar dicho aquí es, que todo esposo cristiano debe considerar a su esposa en el trato que le dispensa como compañera de su pacto, de tal manera que ella se sienta a su lado como una aliada y no como una extraña.

2. Es penoso ver a algunos esposos que dan a conocer sus interioridades primeramente a sus amigos y vecinos que a sus esposas, provocando situaciones lamentables, cuando sus esposas se enteran de las intimidades de su compañero por los de afuera de su casa y no por medio de su propio marido y supuesto compañero.

II. EL DEBER DE ESTIMULARLAS Y HALAGARLAS CONSCIENTEMENTE (1 Pedro 3:7)

A. CONSIDÉRALA COMO COHEREDERA DE LOS BENEFICIOS DEL PACTO

1. Como podemos ver en el pasaje estudiado, el apóstol Pedro no solamente nos declara debemos tratar a nuestra esposa como a vaso más frágil, sino como a coheredera de la gracia de la vida.

2. Amado hermano, tu esposa también es una heredera del Reino de Cristo. Su hermano mayor es el Rey de Reyes y el Señor de Señores, y pronto ella va a recibir una gran herencia de su Padre, quien es también tu Padre. Ella es también una de las mansas que heredarán la tierra.

3. Por otro lado, como coheredera de la Gracia de la vida, es una coheredera contigo, ambos son cristianos elegidos desde antes de la fundación del mundo, por tanto, ambos han sido redimidos por la Sangre de Cristo y con el mismo Espíritu Santo.

B. CONSIDÉRALA COMO TU HERMANA ESPIRITUAL

1. Tu esposa es tu hermana espiritual, ella tiene sangre real corriendo por sus venas, es de la gran nobleza, y por esta razón, las Escrituras te mandan a darle honor. Dios te ha dado una prudente esposa que ha sido espiritualmente engendrada por Él.

2. De esta manera deben considerar, que en su Gracia Él te ha permitido que vivas con una de sus hijas. El dio su vida por ella, la ha amado desde la eternidad hasta la eternidad, y la ha justificado, sustituido, santificado, predestinado, le ha prometido una morada eterna, auxilio divino, elección divina, gloria venidera, comunión eterna y fidelidad divina.

3. Es por estas razones que Él espera que tú la trates con gran honra, dignidad y respeto. Te invito a buscar Génesis 18:9-15, en este pasaje vemos que Sara, la esposa de Abraham, es encontrada culpable del gran pecado de incredulidad, sin embargo en el Nuevo Testamento, se dice que Sara obedecía a Abraham, llamándole Señor. Lo que nos deja dicho que Dios toma y señala las cosas buenas de sus siervos para su honra y beneficio y cubre una multitud de fallas. ¿Quién eres tú para vivir deshonrando a aquella a quien Dios elogia y honra?

C. ESFUÉRZATE EN CUBRIR SUS FALTAS

1. Si amas a tu esposa, dedícate entonces a hacer como hace Dios, no estés entresacándole sus faltas y defectos, sino anímala y estimúlala, honrándola como ella debe ser honrada. Proverbios 10:12 dice: “El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas”. Medita en esta enseñanza y busca cubrir las faltas de tu esposa y destaca sus virtudes.

2. De igual manera Proverbios 17:9 nos dice: “El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo”. Nuestra esposa debe ser considerada como nuestra amiga y aliada, por tanto dedícate a no divulgar sus faltas, sino a cubrirlas. Donde ella sea ineficiente, entonces se tu eficiente, de tal manera que tu cubras lo que a ella le falta, de esta manera ella será honrada por ti y serás bendecido por Dios.

3. Puntualizando. Debemos entender que nosotros debemos hacer como Dios, cubre las faltas de tu amada y amiga, halaga lo bueno, hónrala de corazón frente a tus amigos, habla de ella delante de tus hijos, amigos y familiares, como lo que ella es, un regalo de Dios para ti. Pon de tu parte para que se diga de ella lo que se dice de la mujer virtuosa. “Se levantan sus hijos y le llaman: Bienaventurada. Y su marido la alaba: Muchas mujeres han hecho el bien, pero tú sobrepasas a todas” (Pr. 31:28-29).

III. EL DEBER DE MANTENER UNA COMUNIÓN CON DIOS
(1 Pedro 3:7)
A. NO PERMITA QUE EL CIELO SE CIERRE PARA TI

1. De una manera conclusiva, el apóstol Pedro declara en el texto lo siguiente: “Para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Dios dice que no oye a los pecadores (Jn. 9:31) pero que si alguno es temeroso de él y hace su voluntad a ese oye.

2. Estamos diciendo que desobedecer estos mandatos, tanto de uno como de otros, nos lleva a cometer pecado delante de Dios, y por tanto, esto hace que el cielo se cierre para nosotros, pues como dice el texto, “nuestras oraciones tendrán estorbo”.

3. Esto es bien serio, esto nos debe llevar a pausar un momento y a meditar en lo que Dios dice. El cielo cerrará sus oídos para con nuestras oraciones si no hacemos lo que el pasaje nos dice, es como si Dios le pusiera un auricular al oído de los esposos, y les está diciendo algo en alto volumen y bien claro: “Recuerda que estás tratando con mi hija, ella es mi princesa y tú la estás tratando de manera insensible, no estas siendo compasivo con ella, no la estás honrando, no la estás ayudando, por esto, yo tampoco voy a oírte, ni voy a tener compasión de ti, ni tampoco te voy a honrar”.

B. NO PERMITAS QUE DIOS JUZGUE TU DESOBEDIENCIA

1. Alguien dijo: “Estamos más que locos, eso es muy serio si estamos más que locos, es suficientemente malo estar loco, pero es peor que loco, si conscientemente y voluntariamente cerramos la puerta de oración a Dios, pues es el único refugio de nuestra salvación. Yo no puedo imaginar una criatura más miserable en este planeta que una criatura a la cual Dios no le escucha sus llantos”.

2. Con esto no estamos diciendo que tú tienes que ser un esposo perfecto y si no Dios no te va a oír, lo que estamos diciendo es que si persistes en la dureza de tu corazón en el trato indebido hacia tu esposa y eres insensible a esta, tu responsabilidad como marido, entonces no debes esperar que Dios escuche tu oración.

3. Lo más grande y sublime para un creyente es la comunión con Dios, por esto debemos entender que la desobediencia y el pecado nos aleja de Él, y más cuando se trata por razones que tienen que ver con el trato a nuestro cónyuge. Recordemos a Malaquías 2:13-14 - “Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto”.

C. DISFRUTA DE LA COMUNIÓN CON DIOS Y CON ELLA

1. Debemos recordar aquí Eclesiastés 9:7-9 cuando dice: “Anda y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios; en todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de la vida de la vanidad, porque esta es tu parte en la vida y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol”.

2. Dios nos ha dado lo que necesitamos para disfrutar y vivir con alegría de corazón. Vivir la vida bajo el sol es muy difícil. Por esto dice Salomón que es como perseguir el viento, cuando dijo: “Vanidad de vanidades, todo debajo del sol es vanidad”. De hecho las Escrituras nos dicen que gemimos por las vanidades de este mundo, a tal punto que entendemos que esta es corta y llena de problemas. Pero aún así El sabio Salomón ve al hombre y a su mujer viviendo felizmente y juntos todos los días de su vida.

3. Este texto no está ahí para hacer burla de nosotros, sepamos que aunque la vida es dura, es posible que nosotros logremos poder disfrutar de nuestra esposa todos los días de nuestra vida. Entendamos que nuestra vida es corta, no podemos ni siquiera jactarnos del día de mañana, pero si es posible vivir como cristianos felices por siempre, aún bajo este sol.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Amados hermanos: Por favor, no desperdicien ni un solo día más, no desperdicien el día discutiendo, en arrogancia, en insensibilidades y soberbias.
No digas: Yo he tratado todo para que mi matrimonio funcione, pero es imposible.
Para Dios nada es imposible, entonces trata con Dios, arrodíllate y clama con honestidad y sinceridad delante de Él para que te dé de su Gracia eterna para lograr la felicidad al lado de la mujer de tu pacto.
Se sabio que los días son malos, alégrate con la mujer de tu juventud.
Se feliz cumpliendo con lo que Dios te demanda y tendrás bendiciones para toda tu vida y para la vida de aquellos que te rodean.