domingo, 18 de diciembre de 2011

LA NATIVIDAD DE JESÚS

SU VERDADERO PROPÓSITO
Lucas 1:67-80

            Estamos celebrando un tiempo más al cual le llamamos “NAVIDAD”, tiempo que representa mucho para aquellos que conocemos la Palabra y permitimos que Jesús, un día, naciera en nuestros corazones. En este tiempo, el cristiano no celebra un día, porque realmente no sabemos a ciencia cierta el que el Señor halla nacido un 25 de diciembre, sino que celebramos un acontecimiento, el hecho grandioso de que Dios en su misericordia se hizo hombre, para morir por nuestros pecados, en la Cruz del Calvario, donde derramó su sangre para limpiarnos y darnos la Vida Eterna.

            No tenemos que hacer mucho esfuerzo para darnos cuenta de que las celebraciones de este acontecimiento son puramente paganas y sabemos que no pueden ser agradables a nuestro Dios. Por tanto, es necesario que, en una fecha como esta, los cristianos hagamos conciencia en nuestras mentes y en las mentes de los hombres, de la realidad de este hecho que transformó la humanidad.

            Si nos trasladamos a la Palabra de Dios, encontraremos todo cuanto Él nos revela con respecto a su encarnación, y creo que no hay otro pasaje más relevante que Lucas 1:67-79, donde encontramos la profecía declarada por Zacarías, el padre de Juan el Bautista, cuando este profetizó acerca de su hijo y de Jesús.

            Jesús no ha venido al mundo para que le recordemos eternamente, en un pesebre lleno de paja y le llamemos “EL NIÑITO JESÚS” y hacer con Él lo que queramos, cuán fácil es hacer pesebres de imágenes y frente a estas estatuas hacer lo que el mundo hace.

Esto es inconcebible aún para cualquier mente humana. Cuando me encuentro personas que me dicen “QUE EL NIÑITO JESÚS TE CONCEDA MUCHAS COSAS”, les contesto que el Jesús en el cual yo he creído ya creció, murió en la cruz por nuestros pecados, resucitó y está vivo en el cielo y reina a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros los que hemos creído, y le digo también, que un día vendrá en gloria para llevar al cielo a todos los que han sido lavados por su sangre y están inscritos en el Libro de la Vida del Cordero.

            Hermanos amados, no permitamos que el bullicio de la época, las artimañas de los que pretenden pescar en mar revuelto, atrapen sus mentes y sus corazones y los lleven a participar de estas fiestas con un espíritu incorrecto y antibíblico, pues esto no agradará ni glorificará al Dios de los cielos. Por el contrario, tratemos de crear conciencia entre los nuestros, para que en esta fecha agradezcamos al Dios creador por el mayor regalo que dio a la humanidad al humillarse, encarnándose para morir por nosotros.

Veamos, pues, por qué a Dios le era necesario encarnarse.
I.    PORQUE ÉL HABÍA HECHO UNA PROMESA
II.   PORQUE HABIA UNA NECESIDAD EN EL MUNDO
III. PARA PODER MORIR POR NUESTROS PECADOS
           
I. PORQUE ÉL HABÍA HECHO UNA PROMESA
(Is. 9:1-7)
      
A.      DIOS ACABARÍA CON LA OSCURIDAD ESPIRITUAL

1.         Dios hacía una gran promesa a su pueblo, el cual, para este entonces, vivía en oscuridad espiritual. Es bueno recordar que habían pasado 400 años sin recibir por medio de un profeta la voluntad de Dios. No obstante este silencio de Dios, la promesa consistía en que llegaría el día en que la luz resplandecería sobre ellos nuevamente, esta promesa fue dada por el profeta Isaías en Isaías 9:1-2. Simeón la citó cuando vio a Jesús en su presentación en el templo, (Lc. 2:28-32).

2.         Isaías es llamado “el profeta mesiánico” porque es el profeta que más fue usado por Dios para dar a conocer su plan para con el pueblo de Israel, el cual moraba en “tierra de sombra y muerte”. Es Isaías el profeta que más profecías declara, relacionadas a la venida del Mesías prometido. Podemos ver en el libro de este profeta mayor, profecías desde el nacimiento hasta la muerte del siervo de Jehová.

3.         Jesús era aquel que vendría a traer luz para iluminar, a aquel pueblo que moraba en la oscuridad de su pecado y por tanto lejos de Dios. Es bueno recordar que la idolatría era el pecado más común de este pueblo. Por esto nos dice Juan 1:4-5 - “En el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombre. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”.

B.      DIOS AUMENTARÍA EL GOZO EN EL CORAZÓN DE SU PUEBLO

1.         Dice Isaías 9:3 - “Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.” Era una realidad que por causa del pecado, el pueblo de Israel se encontraba abatido, turbado y rendido. Pero Dios, por amor a los suyos, mantenía en pie su promesa.

2.         Esto sería una experiencia anhelada por su pueblo, el cual había sufrido por muchos años, en persecuciones, penurias y cautiverio, aunque todo esto fue traído a ellos por causa de su desobediencia y dureza de corazón. Pero Dios trabajó en ellos, Dios los disciplinó lo suficiente, por lo menos para que aborrecieran la idolatría. Para la venida de Jesús, todo esto habría terminado para aquellos que fuesen obedientes (Is. 9:4, 5).

3.         El gozo de su pueblo sería grandioso, solamente, para aquellos que conocieran su visitación, para los que estuviesen atentos a las palabras de la profecía, para los que anhelaban que estas cosas se cumpliesen. De otra manera ellos no gustarían de la gracia de Dios, sino que más bien irían en contra de sus promesas.

C.      DIOS ACERCARÍA A LOS SUYOS A SU REINO ETERNO

1.         La promesa de Dios fue declarada en Isaías 9:6 cuando dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre admirable, consejero, Dios fuerte, padre eterno, príncipe de paz.” Evidentemente que Dios hablaba de un príncipe y de un principado, por tanto hemos de entender que se hacía referencia de su reino eterno, el cual sería dado a los hombres.

2.         En Isaías 9:7 se nos declaran las características de este reino prometido. “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Isaías nos muestra la perdurabilidad y la paz eterna del reino establecido por Dios para aquellos que aceptasen la obra del Mesías, asimismo nos muestra la raíz del mismo (Ro. 5:1).
                       
3.         Por esta razón, es que Juan el Bautista nos declara al comenzar su ministerio: “Arrepentíos porque el Reino de los Cielos se ha acercado” (Mt. 3:2). Dándonos a entender que ya estaba a las puertas la promesa hecha por Dios a través del profeta Isaías, la cual sería una realidad, primeramente, en el corazón de los hombres que serían justificados por Cristo Jesús.

También era necesario encarnarse...
II. PORQUE HABÍA UNA NECESIDAD EN EL MUNDO
(Mt. 16:21)

A.      HABÍA LA NECESIDAD DE UN SALVADOR    

1.         Esta necesidad fue declarada por Zacarías, al ver a Juan, su hijo. Zacarías, por la inspiración del Espíritu Santo en Lucas 1:67 glorifica al Señor Dios de Israel, por la grandeza de su poder en levantar para su gloria un reino sin límite.

2.         Notemos Lucas 1:68 - “Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo y nos levantó un poderoso salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio.”

3.         Este salvador vendría a este mundo por causa de la realidad de la muerte que está sobre toda alma pecadora, lo que nos indica que si teníamos una necesidad de un salvador, tendríamos que reconocer, para poder ser salvados, que estábamos condenados y sin salvación.

B.      TENDRÍAMOS LA NECESIDAD DE SERVIRLE EN SANTIDAD Y JUSTICIA

1.         Dios no se hizo hombre por gusto, ni vino al mundo a sufrir en vano, sino a dar la oportunidad al hombre de abandonar la vida pecaminosa y dejar la esclavitud de pecado, además de ofrecer la libertad que nos lleva a servirle como verdaderos siervos de justicia como dice Lucas 1:72-75.

2.         El apóstol Pablo desarrolla esta verdad en Romanos 6:11-18: “Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”. El apóstol Pablo desarrolla aquí, la manera en que el hombre, en el cual reina Cristo Jesús, no va a vivir una vida de esclavitud al pecado, sino que más bien, ha de sepultar su vida de pecado y vivirá en novedad de vida, sirviendo a aquel que lo ha rescatado.

3.         Dios requiere a todo hombre, que ha sido lavado por la sangre de Cristo y justificado por fe, a disponer su vida en servicio santo, agradable a Dios, sabiendo que él es el Rey y el único al cual tenemos que servir y al cual tenemos que darle toda la gloria y la honra.

C.      HABÍA LA NECESIDAD DE CONOCIMIENTO DE DIOS PARA SALVACIÓN

1.         Este conocimiento traería salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados (Lc. 1:77). Es bueno recordar cuando el profeta Oseas declaró a este mismo pueblo: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” - Oseas 4:6. Sin embargo ahora llegaba el momento de traer ese conocimiento para salvación.

2.         La profecía de Zacarías también agrega que este conocimiento de Dios vino por su misericordia, notemos los (vv. 78, 79) cuando dicen: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz”.

3.         El propósito de Dios está claro, Dios se había encarnado por la gran necesidad de salvación que tenía el mundo y en especial su pueblo al que tanto amaba y a quienes en primer término se les había dado las promesas de salvación a través del Mesías prometido. Jesús había venido al mundo y la promesa era una realidad.

Por último, era necesario encarnarse...
III. PARA PODER MORIR POR NUESTROS PECADOS
(Mt. 16:21)

A.      SU MUERTE ERA IMPRESCINDIBLE

1.         Lucas 9:43-44 nos declara esta necesidad cuando Jesús mismo nos dice: “Y todos se admiraban de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.”

2.         El justo por los injustos para llevarnos a Dios (Lc. 23:47) y (Ro. 3:10), ya que nadie podía llenar la medida de la justicia establecida por el mismo Dios, por lo tanto, Él mismo tenía que pagar por los injustos, para poder darles salvación y vida eterna. De esta manera, el hombre pecador que ejerciera fe en su obra en la cruz, podría ser justificado.

3.         Recordemos las palabras de los ladrones crucificados con Cristo en Lucas 23:36-43 y lo que dijo el centurión cuando vio expirar a Jesús (Lc. 23:47). Por esto era imprescindible que Dios se hiciese carne y pudiese morir por nosotros en Cristo, pues de otra manera no tendríamos oportunidad de alcanzar el reino de los cielos.

B.      SU RESURRECCIÓN HACE VÁLIDO SU TRIUNFO

1.         Pablo nos declara que en la resurrección de Cristo, es la base de nuestra fe y el triunfo del cristiano, el cual por su resurrección obtiene la esperanza de la vida eterna y la victoria sobre la muerte eterna (1 Co. 15:12-26).

2.         Cuando Pablo nos habla de la resurrección, se llena de euforia como lo hacemos todos los cristianos que hemos confesado a Cristo como salvador, porque en la resurrección de Cristo está nuestra glorificación (1 Co. 15:51-58).

3.         La resurrección es una realidad que convierte la promesa de Dios en realidad para todos los creyentes, pues nuestra esperanza sin resurrección no sería esperanza, más sin embargo Cristo ha resucitado y todos los que hemos creído en él seremos también resucitados en aquel día (1 Tes. 4:13-17).

C.      SU RECUERDO DEBE SER OBJETO DE GLORIFICACIÓN

1.         Volviendo a la Navidad, debemos recordar que si no tenemos presente el verdadero propósito de Dios al encarnarse, caeremos en la vanidad del mundo al celebrar estas fiestas y nos dejaremos llevar de esta sociedad de consumo en que vivimos y nos dejaremos envolver en el propósito que ella misma ha creado para dar riendas sueltas a su pecado.

2.         Todo lo que se ha diseñado para la Navidad no siempre tiene sentido escritural, “El Niñito Jesús”, “Santa Claus”, “Los Reyes Magos”, por esto nosotros, los que entendemos por las Escrituras el propósito verdadero de Dios al encarnarse, debemos de tener sensibilidad y discernimiento para no participar de cosas que no glorifican al Dios de los cielos el cual dio su vida por nosotros.

3.         La Navidad no debe ser un tiempo para dejarse llevar por las corrientes del mundo, sino para GLORIFICAR A DIOS, por tanto, estemos claros y llenos de todo el conocimiento de los propósitos divinos, para que estas Navidades sean diferentes en el sentido de que su casa y los suyos entiendan su verdadero significado.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
            Podemos hacernos una pregunta en este momento: ¿Ha nacido Cristo Jesús en tu corazón? Si no has hecho que nazca en ti, ¡HAZLO! Y si ha nacido en ti, entonces, ¡GLORIFÍCALO SIEMPRE!


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