jueves, 22 de diciembre de 2011

17/27 EL PRIMER SERMÓN DEL REINO

El Sermón del Monte
JESÚS Y LA LIMOSNA
Mateo 6:1-4

            Ahora entramos al capítulo 6 y Jesús torna el Sermón del monte hacia la práctica de la verdadera justicia, comenzando por la misericordia cristiana enseñando a todo creyente a cumplir con este deber en un mundo donde tanta gente carece de lo necesario. Jesús entiende que es imprescindible que expresemos prácticamente nuestra fe a un mundo en necesidad como lo dice Santiago 2:14–17 “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”.

En la primera parte del capítulo Jesús presenta tres prácticas de piedad religiosa u obras de justicia:
·         Obras de misericordia,
·         Oración y
·         Ayuno.

El propósito de esta sección es el de señalar la importancia del motivo correcto en prácticas de piedad para poder obtener el favor de Dios. En cada caso, señala primero el motivo inaceptable a Dios (ser visto por los hombres) y luego la manera y el motivo aceptables a Dios.

Algunos líderes erróneamente enseñan que el creyente no debe servir a Dios con miras de ser premiado. Dicen que el servicio debe ser altruista, abnegado, de puro amor; que uno debe ser bueno porque es correcto y no por otro motivo. Sin embargo, Jesús mismo prometió recompensas por soportar fielmente la persecución (5:12), dar de beber un vaso de agua al sediento (10:41) y ministrar a las necesidades de otros (25:14–31). Aun en el juicio final habrá grados de premios de acuerdo a la fidelidad de los súbditos en el reino (Lc. 19:11–27).

Por otro lado, el que sirve con los ojos puestos en el premio perderá el gozo de servir y quizá el mismo premio. También es importante advertir que los premios que Jesús promete no son de naturaleza material, ni de fama entre los hombres. Su reino es un reino espiritual y los premios son básicamente de la misma naturaleza: satisfacción, gozo, paz, confianza, compañía y a veces, mayores oportunidades de servir.

Otra acotación, a modo de introducción, es que ningún acto es bueno o malo en sí. Lo que determina si un hecho es bueno o malo es la intención, motivo y contexto. Abel y Caín presentaron ofrendas a Dios. “Y Jehovah miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín ni su ofrenda” (Gn. 4:4b, 5a). ¿En qué consiste la diferencia? Algunos opinan que fue por la diferencia en la clase de ofrendas: Caín del fruto de la tierra y Abel de las ovejas. Pero seguramente la diferencia fue la actitud de fe de Abel, una motivación más pura. “Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín” (He. 11:4). De la misma manera, las tres prácticas de piedad tendrán el agrado de Dios solamente si se realizan con el motivo correcto.

I.    UN DEBER INELUDIBLE
II.   UNA MOTIVACIÓN CORRECTA
III.  UNA RECOMPENSA SEGURA

I. UN DEBER INELUDIBLE
(Mt. 6:1)

            A.      UNA ADVERTENCIA CLARA

1.         “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres”. Este (v. 1) sirve de introducción a las tres prácticas de piedad, como 5:20 para la sección anterior donde demandaba una justicia mayor que la de los escribas y fariseos. “Guardaos” (v. 1) es un llamado de alerta ante el peligro de cometer una grave falta. Significa esencialmente lo mismo que cuando decimos a nuestros hijos “¡OJO!”, tocando con la punta del índice la mejilla debajo del ojo.

2.         La construcción en griego tiene un adverbio de negación, “... de no hacer vuestra justicia...”, que no se traduce porque en castellano se entiende en la exclamación “guardaos”. Sin embargo, al no usar el adverbio, se pierde algo de la fuerza de la admonición.

3.         El término “justicia” (v. 1), de acuerdo al contexto, significa “piedad”, o “práctica religiosa”, y es esencialmente un sinónimo de “obras de misericordia” (v. 2). Claramente el énfasis de la admonición recae sobre el motivo de las prácticas religiosas: para ser visto por ellos (v. 1). El deseo afanoso de obtener la atención, aprobación y aplauso de otros es una tentación constante para los súbditos del reino, especialmente para los líderes.

          B.      NO BUSQUEMOS RECOMPENSAS HUMANAS

1.         No es necesariamente malo desear tener la atención y aprobación de los semejantes, siempre y cuando ese deseo esté claramente subordinado al deseo de tener la atención y aprobación de Dios, y que Dios sea glorificado.

2.         Jesús mismo insinúa este principio en 5:16 cuando dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

3.         La consecuencia de buscar afanosamente la aprobación de otros es perder la aprobación de Dios. El término “recompensa” (misthón) se refiere a las recompensas que Dios tiene reservadas en el cielo (comparemos 5:12, 46; 1 P. 1:4). No se refiere a la salvación en sí.
                       
            C.      HAGAMOS LO QUE GLORIFIQUE A DIOS

                        1.         Está más que clarificado que Jesús nos está llamando a hacer todo lo que hagamos con el único propósito de glorificar a nuestro Padre Dios. Él nos está diciendo que cuando hacemos algo y lo hacemos, no para presumir que somos cristianos, sino porque somos verdaderos cristianos que deseamos la gloria de Dios, entonces seremos bendecidos.

2.         La Palabra en todas sus enseñanzas nos llama a glorificar a nuestro Dios y Padre en todo lo que hagamos.
·         2 Corintios 9:13 declara: “…pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos”.
·         1 Pedro 4:11 agrega: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
·         1 Pedro 4:14 dice: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado”.

II. UNA MOTIVACIÓN CORRECTA
(Mt. 6:2)

            A.      EVALUEMOS NUESTRA INTENCIÓN

1.         “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti” (v. 2). Primeramente, Jesús advierte que hay una manera incorrecta de hacer nuestras “obras de misericordia”. Parece increíble que alguien tuviera tanto afán de obtener la atención de otros que llevara a una persona para tocar una trompeta justo en el momento de realizar un acto de misericordia para asegurar que el mayor número posible de personas prestara atención.

2.         Por supuesto, Jesús no critica el acto de misericordia, ni el lugar, sino la manera y la intención. Normalmente, habría mucha gente en las sinagogas y en las calles. La trompeta es un instrumento con sonido penetrante y llamativo. Lo ridículo de llevar a cabo literalmente tal acción ha llevado a algunos a buscar otra explicación más razonable.

3.         Por ejemplo, la caja de ofrenda en el templo tenía una boca en forma de embudo metálico. Los que querían llamar la atención se paraban a cierta distancia de la caja y lanzaban monedas en el embudo. Al pegar contra el metal y girar hacia abajo, las monedas hacían un sonido impresionante. Tales explicaciones, sin embargo, parecen forzadas. Sería mejor simplemente tomar esta expresión, “hacer tocar trompeta”, como una expresión figurada para representar la ostentación.
                       
          B.      CUIDADO CON LA HIPOCRECÍA

1.         El texto agrega: “…como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. El término “hipócrita” es la transliteración de una palabra griega compuesta. Significa “el que juzga debajo, o detrás de”. El término se usaba comúnmente para referirse a los actores en los dramas griegos, que “juzgaban detrás de”, es decir, jugaban un papel detrás de una máscara. Representaban a alguien que en realidad no eran.

2.         Tal actitud se acepta y se aplaude en un drama, pero no hay otra actitud de parte de los súbditos del reino que Cristo condena más severamente que esta (ver Mateo 23). Por supuesto, con esta explicación, no queremos dejar la impresión de que el drama cristiano, y los que participan como actores, desagradan a Cristo. Todo lo contrario, el drama bíblico es un medio muy eficaz para comunicar el evangelio.

3.         Este pasaje se refiere a la vida diaria y a las prácticas religiosas en las cuales uno pretende representar, ante el público, lo que no es en su corazón y delante de Dios. Para ser honrados por los hombres (v. 2) significa “ser glorificados”. Nuestra vida y obras deben realizarse con la finalidad de glorificar a Dios (compare con 5:16), no de ser glorificados nosotros.

            C.      LO SUPERFLUO DE LA RECOMPENSA TERRENAL

1.         La expresión: “Ya tienen su recompensa” (v. 2b) significa que la tienen completamente; no habrá más. El verbo “tienen” es un término comercial que se usaba para “dar un recibo” cuando uno recibía todo lo que correspondía. Buscaban el aplauso de los hombres y lo lograban, pero nada más. En efecto, “entregaban su recibo”. Crisóstomo decía: “Un hombre puede hacer sus obras delante de los hombres, pero no para que lo vean; y puede hacer sus obras en secreto, para ser reconocido por los demás.”

2.         Después de señalar la manera y motivo que Dios no acepta, Jesús indica cómo hacer las obras de misericordia correctamente. “No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (v. 3) es una expresión que comunica la idea de hacer algo tan silenciosa y secretamente que ni su propia mano se de cuenta. Tomado literalmente, resulta absurdo, pues la mano no es capaz de saber nada.

3.         Por otro lado, no se refiere a las ofrendas y diezmos que corresponde entregar en la iglesia, sino a obras de misericordia. Algunos citan este pasaje para criticar un plan sistemático y bien calculado para ofrendar y diezmar. Tal crítica no corresponde por completo con el contexto y el propósito de Jesús.

III. UNA RECOMPENSA SEGURA
(Mt. 6:4)

A.      LA OMNISCIENCIA DE DIOS

1.         La frase “…tu Padre que ve en secreto te recompensará” (v. 4) no significa que recompensará en secreto. El énfasis está en el hecho de que Dios todo lo ve. No solamente ve la obra de misericordia, sino que observa la intención del corazón y la manera en que el creyente realiza la obra.

2.         Nosotros miramos y juzgamos los hechos mayormente por las apariencias visibles, o exteriores. Dios no tiene tales límites. Esta verdad bíblica debe ser una fuente de consolación y paz para el creyente sincero.

                        3.         Esta declaración del Señor para finalizar esta sección nos habla de la omnisciencia de Dios y de cómo el Dios en el cual creemos el cual es el creador y sustentador de todas las cosas conoce todos nuestros pensamientos y acciones. Nada ni nadie escapa a su conocimiento - Salmo 139.

B.      LA VERDADERA RECOMPENSA

                        1.         La recompensa de la cual habla el Señor en esta porción del Sermón no se refiere de ninguna manera a cosas que los hombres puedan hacer para halagarnos. No hay medallas, trofeos, placas, pergaminos, reconocimientos que puedan compararse a lo que recibiremos del Señor.

2.         El apóstol Pedro quien estuvo presente en este Sermón nos recuerda esta verdad y hablando sobre esta recompensa dice en su primera epístola en 1:3-5 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. 

3.         El apóstol Juan también recoge las palabras de Jesús en Apocalipsis 22:12 al decir: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Lo que nos deja dicho que el Señor no olvidará a ninguno a los cuales deberá recompensar por lo que haya hecho en esta tierra para glorificarle.

            C.      LA PUBLICACIÓN DE NUESTRA RECOMPENSA

1.         Es interesante ver cómo Jesús nos recuerda que el Padre es el único que le corresponde publicar nuestras obras de misericordia. Él declara: “…y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Lo que nos muestra a todos los creyentes que debemos trabajar para el Señor en plena certidumbre de que Él no olvidará nada de lo que hayamos hecho.

                        2.         Ahora es bueno recordar las palabras del escritor de la epístola a los Hebreos que dice en (6:10): “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”. Aunque no veamos que en esta tierra seamos reconocidos, sepamos que en el cielo a Dios el Padre no se le olvidará recompensar a sus hijos que le han glorificado.

                        3.         Dios es maravilloso y nos alienta a seguir al obra, trabajar para su gloria y a esperar de Él la recompensa que nos ha prometido, sabiendo que esa recompensa no tiene manera de corromperse o de marchitarse, sino que por el contrario será imperecedera.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
            Amados hermanos, en este mismo Sermón, Jesús ha dicho: “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”. Dios espera que todos ejerzamos misericordia para con los demás y principalmente para mostrar al mundo que creemos que existe un Dios lleno de misericordia.
            Para concluir citemos el Salmo 116:5 que nos dice: “Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios”. Si quieres manifestar que eres un hijo de Dios, entonces ejerce misericordia con aquellos que están en necesidad.



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