viernes, 16 de diciembre de 2011

16/27 EL PRIMER SERMÓN DEL REINO

El Sermón del Monte
EL AMOR HACIA LOS ENEMIGOS
Mateo 5:38-48

            Esta sección se ha llamado también LA REGLA DE ORO - ÉTICA CRISTIANA o LEY DEL TALIÓN & LEY DEL AMOR y trata un tema tal vez muy conocido pero realmente poco aplicado en la vida de muchos cristianos que no alcanzamos a comprender que necesariamente tiene que existir una diferencia entre la vida de un incrédulo y la nuestra, como dijo el mismo Señor Jesucristo cuando predicó el Sermón del Monte: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt. 5:20). Estamos hablando de Ética y la Ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre por lo que entendemos que la Regla de Oro es lo que debe caracterizar la Ética de todo creyente.

            Es una realidad que muchos de nosotros confiamos en nuestras propias palabras y no en nuestras actitudes para demostrar que realmente somos hijos de Dios. El Señor Jesucristo está en este momento tratando de establecer los parámetros reales de nuestro comportamiento con respecto a la actitud frente a aquellos que cometen acciones en contra de nosotros mismos.

            Hemos de denotar que la frase “ojo por ojo y diente por diente” se encuentra en Éxodo 21:24, y la usó Moisés dirigiéndose a los hijos de Israel, no con el propósito de que cada israelita tomara la ley por su propia mano, sino con la intención primordial de evitar los excesos en el área de la ira, la violencia y el deseo de venganza.

            Era para controlar el deseo natural del hombre de vengar y “ALGO MAS” lo que le habían hecho, ya que su instinto le llevaba siempre a tomar en venganza más de lo que le habían hecho; no era ojo por ojo, sino ojo por diente o vida por mano, lo cual también era injusto dentro del parámetro divino. Como ejemplo de esto son nuestros propios niños cuando se maltratan, siempre le hacen al otro algo más grave que lo que el primero hizo al segundo y nunca terminan de hacerse daño.

            Ahora Jesús quiere dejar establecido que la intención de Moisés no fue llevar al pueblo a que se sacaran los ojos o los dientes, como ellos interpretaban ahora, sino tratar de evitar los excesos y corregir el terrible deseo de venganza y de compensación que les llevaba a cometer pecados más graves. Además, Jesús quiere establecer el verdadero parámetro cristiano frente a nuestros amigos y frente a nuestros enemigos.

            Hemos visto un principio de interpretación que nos sirve para hacer un correcto análisis del texto por tanto, hemos de saber que el Sermón del Monte no se predicó con la intención de mostrar una nueva clase de ley que sustituye a la antigua ley de Moisés, sino con la intención de esclarecer el verdadero ESPÍRITU de la LEY, frente a la distorsión que las sectas judías habían introducido en la práctica de la misma.

I.       LA LEY DEL AMOR

II.      AMAR EN VEZ DE ABORRECER

III.     VAYAMOS HACIA LA PERFECCIÓN


I. LA LEY DEL AMOR

(Mt. 5:38-42)

            “Oísteis que fue dicho” (v. 38).

          A.      NO DEBEMOS SER VENGATIVOS


                        1.         Ya hemos declarado la intención del Señor al pronunciar el Sermón del Monte, en el sentido de dejar esclarecido el espíritu verdadero de la ley, el cual estaba para este entonces, como lo está también hoy, grandemente distorsionado.

                        2.         En el versículo 39 se inician los mandatos del Señor en el verdadero espíritu de la Ley, cuando dice: “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.

                        3.         Hemos de notar, por lo que hemos analizado, que nuestro Señor insiste en que busquemos el espíritu de la ley en el cual debe estar nuestro corazón y no actuar como irracionales o carnales, aunque esto no quiere decir que no esclarezcamos la verdad de las cosas.
                                    Ejemplo:
·        La actitud recomendada por Jesús en la ofensa de hermanos (Mt. 18:15-17).
·        Jesús frente a los fariseos (Jn. 18:22-23).
·        Pablo cuando fue preso (Hch. 22:22-29).

          B.      NO DEBEMOS IR A PLEITO


1.         Es una realidad que estamos sujetos a las pasiones de la vida y es real que cada uno se apega a todo aquello que nos da trabajo conseguir, por lo que se constituye una reacción natural pelear por aquello que es nuestro. Por esto dijo el Señor: “y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa” (v. 40).

                        2.         Por otra parte, sabemos que las autoridades y los jueces de la tierra, aunque quieran ser justos y circunspectos, no pueden evitar ser engañados por los hombres de mala conciencia, que inventan historias, falsifican hechos y aún llegan al punto de comprar testigos para quitarle a uno la túnica por la fuerza de la ley (Pleito es sinónimo de causa judicial).

                        3.         Sigamos el consejo del sabio cuando en Eclesiastés 5:8 nos dice: “Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos”.

            C.      HAGAMOS MÁS DE LO QUE SE NOS PIDE

                        1.         El versículo 41 ahora nos dice: “Y a cualquiera que te obligue a llevar la carga por una milla, ve con él dos”. Para comprender esto, tenemos que irnos al contexto histórico del pasaje en el que la autoridad que oprimía a las naciones exigía a sus súbditos a ejercer el oficio de transportación, y era una realidad que a nadie le gusta que abusen de su persona y siempre reclamamos de la autoridad.

2.         Muchas veces, nos quejamos de los gobiernos y de los impuestos por ellos establecidos y nos rehusamos a cumplir con nuestro deber a base de argumentos humanos. Pero Jesús nos dice: aunque te moleste, haz el doble de lo que te pidan. Por tanto: “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”.

3.         Mucho peso cae en el corazón del creyente que quiere hacer la voluntad de Dios, cuando vemos este pasaje y nos acordamos de él cuando viene a nosotros alguien que nos pide. Esto no quiere decir que mantengamos a los vagos o que demos para vicios, etc., sino que tiene como objetivo censurar el espíritu equivocado de quienes siempre piensan en sí mismos, ya sea que reciban un golpe en la cara, ya sea que les quiten la túnica, ya sea que se vean obligados a cargar con algo o a dar de lo suyo para ayudar al necesitado.

II. AMAR EN VEZ DE ABORRECER

(Mt. 5:43-44)  “Oísteis que fue dicho” (v. 43).
           
A.      AMAD A VUESTROS ENEMIGOS

                        1.         Al igual que en el punto anterior, hemos de notar que los judíos tenían una interpretación muy personal con respecto a esta ley, la cual encontramos en Levítico 19:18 y no es con respecto a la ley misma porque ella estaba clara, sino con respecto al significado de la palabra prójimo. Los judíos consideraban prójimo solo aquellos que eran sus amigos, por lo que si la ley le mandaba a amar al prójimo, por deducción le mandaba a odiar a sus enemigos.

                        2.         Jesús declara en los versículos 43-44: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os dicho: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. Esto va dirigido a aclarar el espíritu de la gran ley fundamental de la segunda tabla del Decálogo la que se resume en: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

3.         Proverbios 25:21-22 nos ratifica este mandato cuando dice: “Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará”. Asimismo declara el apóstol Pablo en Romanos 12:20-21 diciendo: “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. 

          B.      LA INTENCIÓN DEL MANDAMIENTO


                        1.         Jesús nos declara 4 imperativos con respecto a nuestro prójimo, pero específicamente hacia aquel tipo de prójimo que nos hace daño maldiciéndonos, aborreciéndonos, ultrajándonos y persiguiéndonos.

                        2.         ¿Cuál es la intención de Jesús con nosotros sabiendo cuan difícil es para nosotros cumplir con este mandato? Cada padre sabe la capacidad de sus hijos y Dios nuestro Padre sabe la capacidad de sus hijos a los cuales Él les ha dado la capacidad especial para poder llevar esto a la práctica.

                        3.         El propósito de Jesús con estos 4 imperativos
·        Amad a vuestros enemigos,
·        Bendecid a los que os maldicen,
·        Haced bien a los que os aborrecen, y
·        Orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Es: “Que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (v. 45).

            C.      LA INTENCIÓN DE SU CUMPLIMIENTO

                        1.         La intención del mandamiento está claramente establecido en el versículo 45 - “Para que seáis hijos de vuestro Padre”. Ahora hemos de establecer cuál es la intención del cumplimiento de este mandamiento.
                       
                        2.         Vemos que no solamente es que seamos hijos de nuestro Padre, sino también que hallemos la PERFECCIÓN que hay en nuestro Padre.

                        3.         Jesús declara en los versículos 46-47: “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?”

III. VAYAMOS HACIA LA PERFECCIÓN

(Mt. 5:48)

          A.      SED, PUES, VOSOTROS PERFECTOS.

                        1.         Este es un imperativo que va directamente hacia todos los creyentes que se consideran hijos de Dios, y todo aquel que crea que no tiene la capacidad de cumplirlo debe convertirse al Señor de corazón.

                        2.         Es cierto que este mandamiento no se refiere a la capacidad de impecabilidad que tiene Dios, sino a aspirar a la perfección en la gracia y en la santidad; perfección que equivale a la MADUREZ propia de quien anda conforme AL ESPÍRITU y no conforme a la carne (Ro. 8:4 y Gá. 5:16).

                        3.         Dios requiere que sus hijos tengan compasión y sepan perdonar aún a los que atentan contra nosotros así como Él nos ha perdonado y ha tenido compasión para con nosotros.

            B.      NEGARSE A SÍ MISMO Y SEGUIR A CRISTO

                        1.         Esto solo lo podemos conseguir si ponemos nuestra vista en el actuar del Señor Jesucristo y no en nuestro propio YO, sino que buscamos el nivel más elevado de perfección.

2.         Aquí cabe una pregunta de lugar: ¿CUAL ES EL EJEMPLO A SEGUIR? Sabemos los creyentes que es el ejemplo de Cristo Jesús, el cual nos enseña que dejó su lugar de gloria para morir por los pecadores.

                        3.         Filipenses 2:5-11 nos declara la razón de la victoria en Cristo y el ejemplo que todo creyente tiene que seguir para ser perfecto HIJO DE DIOS.

            C.  LA PERFECCIÓN ES UN MANDATO NO UNA     
             OPCIÓN

                        1.         Dios ha sido claro en este pasaje y nos ha dicho: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Por lo que un hijo de Dios no puede, de ninguna manera, discutir con Dios, sino mas bien OBEDECER A DIOS.

                        2.         Todos aquellos que decimos que somos hijos de Dios, no tenemos excusa para no actuar conforme a este mandato, ya que es un requisito para poder ser hijo de Dios.

                        3.         Dios requiere del esfuerzo del creyente pero más que todo de nuestra dependencia de Él. Él nos ha capacitado con su Espíritu para que no tengamos excusa alguna para no cumplir su santo mandamiento.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

            Cada vez que pensemos, no podemos, miremos a la cruz del Nazareno. Recordemos lo que el mismo Señor dijo en Mateo 5:20: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.


1 comentario:

  1. ¡Este si es difícil! He notado por mi mismo, que el viejo hombre actúa abruptamente y por ímpetu cuando en ocasiones es objeto de situaciones no favorables que se han prolongado a través del tiempo. Pero también he notado que este mismo hombre, cuando entra en la presencia de Dios a través de la oración después del reprendimiento del ES a nuestra conciencia, la situación interna cambia, y el sentimiento de ira se va, logrando de esta manera que se proceda a bendecir al que nos ha hecho algún agravio. Paradójicamente algo incomprensible pasa cuando oramos. La carne actúa como el caso de Jonás que anehló la destrucción de Nínive ( sin haberlos creado ), o como Elías o Jacobo y Juan "Hijos del Trueno - Boanerges" , que pidieron descendiera fuego del cielo para destruir a sus agraviadores. ¡Qué difícil es esta parte del Sermón del Monte!

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