martes, 8 de noviembre de 2011

0/27 EL PRIMER SERMÓN DEL REINO

El Sermón del Monte

INTRODUCCIÓN A LAS BIENAVENTURANZAS

            En esta oportunidad deseamos iniciar el estudio del sermón del Monte con el propósito mismo del Señor, el cual pretendió por medio de este sermón que todos los creyentes entendieran lo que debían ser, ya que estudiándolo, muestra una descripción clara y precisa de lo que debemos ser como cristianos sabios, así lo expresa el final del mismo cuando dice en Mateo 7:24-27 cuando el Señor expresa: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.

            Debe estar claro que lo que vamos a definir no son cualidades para algunos cristianos excepcionales o super espirituales, sino cualidades y comportamientos que deben ser parte de todos los creyentes que han confesado a Cristo como Señor y Salvador personal de sus vidas.

            Es bueno recordar lo que Jesús mismo dice en una parte de este sermón cuando se refiere a la ley, en (5:20) apunta: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Por tanto todo lo que se haya de decir aquí está aplicado y debe ser parte de la vida integral de todo creyente.

            Jesús está clamando a todos los creyentes a ser ejemplos de las bienaventuranzas, estando conformados a sus pautas y elevados a las normas que establecen.

            Antes de entrar en las Bienaventuranzas de manera particular veremos algunos principios que podemos desprender de ellas, que nos servirán para poder entender su propósito y sus enseñanzas, de tal manera que cada uno de nosotros, como cada uno de los que tendrán la oportunidad de oír estos mensajes puedan realmente entender lo que demanda el Señor para aquellos que son suyos.

            Estamos en tiempos difíciles, pero este tiempo no es de ninguna manera excusa para que no vivamos como Jesús nos indicó que debíamos vivir. Estas enseñanzas, comenzando por las bienaventuranzas, tienen como objetivo, mostrarnos que ellas son:

I.    DESCRIPCIÓN DEL CRISTIANO
II.   INALCANZABLES PARA EL HOMBRE NATURAL
III. LA DIFERENCIA ENTRE CREYENTES E INCRÉDULOS
IV. LA DIFERENCIA ENTRE DOS REINOS DIFERENTES

I. DESCRIPCIÓN DEL CRISTIANO

A.      LO QUE HA DE SER
                  
1.         La Bienaventuranzas tienen como objetivo determinar lo que el cristiano ha de ser, ya que como sabemos, son muchas las fuentes que describen lo que un creyente es o debe ser.

2.         Lo que digan los hombres no es lo que debe importar a un creyente, sino que debe importarle lo que diga Dios que él debe ser. Por esto se han dado las Bienaventuranzas para que sepamos distinguir quien es quien.

3.         El cristiano ha de ser como Dios dice que debe ser, y este conjunto de verdades son las que han de describir lo que ha de ser un verdadero hijo de Dios. Diríamos que las Bienaventuranzas definen lo que es un verdadero creyente.

          B.      LO QUE HA DE ENTENDER

1.         Los cristianos no podemos dejarnos engañar por la cantidad de hombres y mujeres que pululan por este mundo diciendo que Dios dice y haciendo lo que les viene en gana.

2.         Si decimos que las Bienaventuranzas son una descripción del cristiano, no podemos dejarnos confundir con lo que digan los hombres, sino que hemos de aceptar que el propósito de Jesús es dejar bien claro lo que él entiende que debe entender un creyente.

3.         Esto no es asunto de discusión, esto es un asunto de aceptación. Jesús no está definiendo aquí algún tipo de cristiano extraordinario como dijimos en la introducción, sino que describe a los que son verdaderos cristianos.

          C.      LO QUE HA DE MANIFESTAR

1.         Jesús dijo, en este mismo sermón del monte (Mt. 7:16): “Por sus frutos los conoceréis”, lo que nos deja bien claro que cuando hablamos de cristianos estamos hablando de creyentes que manifiestan en sus vidas las cualidades establecidas en estas Bienaventuranzas.

2.         Esto no es un asunto opcional, sino una demanda sin lugar a discusión, que debe ser parte del diario vivir del creyente, quien está siendo observado por Dios, aún en su íntimo pensamiento. Ser santo es ser santo, y aquel que es Santo dice lo que debemos ser y manifestar.

3.         Lo que estamos diciendo es que el cristiano tiene que ser Bienaventurado por la manifestación de todas estas cualidades, o no es cristiano. Es tan simple como esto, realmente no tenemos que darle más vuelta al tema. Si eres cristiano tienes que manifestar todas estas cualidades en tu vida, sino revísate.

II. INALCANZABLES PARA EL HOMBRE NATURAL

A.      NO SON CUALIDADES NATURALES

1.         Ninguna de estas enseñanzas se refieren a lo que podemos llamar una tendencia natural en el hombre caído. Cada uno de estos principios, comenzando por las bienaventuranzas, sólo se puede lograr por medio de la gracia y la acción del Espíritu Santo puede producir en un cristiano.

2.         Es de suma importancia que podamos distinguir entre las cualidades espirituales que se describen en las Bienaventuranzas y las cualidades humanas que se asemejan a ellas, en el transcurso del estudio veremos con claridad estas diferencias.

3.         Hay personas que parecen ser de manera natural pobres de espíritu, pero nunca han recibido el Espíritu de Dios y no son creyentes, tenga por seguro que lo que muestran no es lo que Dios describe aquí como tal, su actitud parecida a lo que Dios demanda es fruto de su temperamento o naturaleza humana pero no es lo que Dios exige a sus hijos.

B.      NO SON EXIGIDAS A INCRÉDULOS

1.         Las Bienaventuranzas son características y disposiciones que son el resultado de la gracia de Dios, el producto del Espíritu Santo en los creyentes, y por tanto posible sólo en aquellos que han nacido de nuevo. Por esto Dios no exige estas cualidades a los incrédulos hasta que no se conviertan a Él.

2.         Tenemos que aclarar algo, el hecho de que una persona tenga un temperamento apacible es también parte de la gracia de Dios sobre él. En este mismo sermón del monte se dice: “…vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mt. 5:45).

3.         Esto nos deja ver que la gracia de Dios puede tocar a un hombre pecador con dotar su temperamento con algunas de las cualidades que vemos en las Bienaventuranzas, pero esto no es de ninguna manera parte de su condición de hombre regenerado, porque de hecho, no lo ha sido para con Dios y por esto no será exigencia para él vivir como Bienaventurado.

C.      NO PUEDEN SER MANIFESTADAS POR INCRÉDULOS

1.         Cuando hablamos de las Bienaventuranzas estamos hablando de un conjunto de cualidades que tienen que estar presente en su totalidad en el creyente, es por tanto que no es posible hallarlas en los incrédulos.

2.         No es lo mismo, tener una apariencia de algo que poseer todas las características para ser ese algo. El hecho de alguien pueda hacer una obra de bien, no quiere decir que ha sido justificado delante de Dios, ni que tampoco lo que ha hecho lo haya hecho con el propósito con que Dios demanda que se hagan las buenas obras.

3.         El conjunto de demandas espirituales son imposibles para una persona que no sea creyente. Por tanto, aunque quieran manifestar estas Bienaventuranzas, no pueden porque ellas son posibles solamente por el poder del Espíritu de Dios.

III. LA DIFERENCIA ENTRE CREYENTES E INCRÉDULOS

A.      LA IMPORTANCIA DE LA DISTINCIÓN
       
1.         La gran preocupación nuestra debe ser diferenciar entre el cristiano y el no cristiano, cuando hablamos de las Bienaventuranzas. Por esto este estudio es tan importante, porque nosotros debemos distinguir entre lo que el hombre hace y lo que el hombre es.

2.         Lo que debe ser importante para nosotros es, distinguir la diferencia entre el cristiano y el no cristiano ya que el Nuevo Testamento considera esto como algo absolutamente básico y fundamental. Principalmente en nuestros tiempos donde hay tantos falsos creyentes metidos en las iglesias.

3.         Hoy en día se define a la persona por lo que hace y no por lo que es. Vemos a uno haciendo “milagros” en una esquina y de inmediato, sin conocer lo que profesa, ni lo que gobierna su corazón, decimos que es de Dios. Esto no puede ser así. Juan 3:1-3 (Ej. Lo que creía Nicodemo de Jesús y lo que Jesús le mostró.)
  
B.     LA LINEA DIVISORIA  

1.         Es muy triste ver que durante han ido pasando los días y los años la línea divisoria entre cristianos e incrédulos se hace más imperceptible, como lo fue en tiempos pasados donde la iglesia se hizo más mundana y más complaciente con los deseos de este mundo. En ese tiempo no había distinción de unos y otros.

2.         Sin embargo tenemos que reconocer que durante los tiempos en que esta línea divisoria fue más patente, más glorioso fue ese período de la iglesia. Lamentablemente ahora no es así y la política en nuestro tiempo es hacer, cada día, la iglesia más atractiva y adaptable a los incrédulos.

3.         Nuestra meta debe ser, asemejarnos a Cristo cada día más y más, por tanto debe estar claro que mientras más nos asemejemos a Cristo, más diferentes tenemos que ser de los incrédulos. No importa que ellos resalten las diferencias lo importante es que sepan que somos diferentes y que deseen ser como Cristo.

C.      LA IMPORTANCIA DE LA CONCEPTUALIZACIÓN

1.         El mundo es para el incrédulo, lo único real que él puede percibir, por tanto dice: “La vida es una y por tanto tengo que sacarle a este mundo todo el provecho que pueda”. Por el contrario el cristiano, entiende que no vive para este mundo, considera este mundo solamente el camino de paso para entrar en la vida eterna, algo más glorioso y eterno.

2.         Está claro que de la manera en que conceptualicemos la visión que tengamos del mundo, así como de la manera en que nuestra perspectiva de él sean netamente Bíblicas y sobre la base de las Bienaventuranzas, de esta manera y en esta misma proporción habrá gran diferencia o no con los incrédulos.

3.         En 1 Pedro 2:11-12 el apóstol Pedro nos enseña: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras”. Está claro que la diferencia de vida es patente y demanda deseo de sacrificio de parte del creyente.

IV. LA DIFERENCIA ENTRE DOS REINOS DIFERENTES

A.      EL REINO TERRENAL

1.         La Biblia nos enseña que aquellos que pertenecen al reino terrenal, solo piensan en lo terrenal. El apóstol Pablo nos indica en Filipenses 3:18-19 sobre los terrenales lo siguiente: “Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal”.

2.         Este reino fue el que Satanás ofreció a Jesús (Mateo 4:8) cuando dijo: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y les mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares”. Lo que nos indica que estos reinos sólo pertenecen a Satanás y a aquellos que lo adoran sirviéndole a sus propósitos.

3.         De igual manera podemos ver en 2 Corintios 4:3-4 que el dios de este siglo, tampoco permite la luz a los incrédulos que viven en su reino. “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

B.      EL REINO DE LOS CIELOS

1.         El reino de los cielos es ofrecido por Dios para los que viven conforme a las Bienaventuranzas, quienes a su vez han nacido de nuevo conforme a las Escrituras. (Jn. 3:3). Es propicio notar que la primera y la última de las Bienaventuranzas mencionadas en Mateo 5:3, 10, ofrecen la misma recompensa “el reino de los cielos”.

2.         Lo que nos indica que nuestro mundo no es este mundo y que todo aquel que ha nacido de Dios y vive conforme a las Bienaventuranzas produciendo un fruto para Dios ha de ser aborrecido por los terrenales. Notemos lo que Jesús nos dice en Juan 17:14 con respecto a los suyos: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”.

3.         Es evidente que los judíos del tiempo de Cristo tenían una idea materialista del reino ofrecido por él; lo concebían como ahora lo conciben los religiosos, no entendían que lo que él mostraba era un reino esencialmente espiritual y no un reino terrenal.

C.      LA GRAN DIFERENCIA           

1.         La gran diferencia entre ambos reinos es muy simple y evidente para aquellos que tienen discernimiento espiritual, ya que la diferencia está en que aquel que pertenece al reino de Dios entiende, que este reino está centrado en Cristo y por ende está gobernado por Cristo.

2.         Es por tanto demás decir, que todo aquel que está dentro de la esfera de este reino, se deja gobernar por Jesucristo y hace lo que demanda su Palabra, a diferencia de aquel que no es parte de este reino, sino que pertenece al terrenal, obedece al dios de este mundo y sirve a su carne en sus pasiones y deseos.

3.         Está claro que la diferencia es simple pero fundamental y no puede ser diluida por razonamientos humanos. Todo aquel que es de Dios a Dios ama y a Dios sirve. Todo aquel que no es de Dios a Dios aborrece y sirve al diablo.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
            En la medida que estemos estudiando las Bienaventuranzas podremos entender todavía más, lo que Dios desea de nosotros y de aquellos que no pertenecen a su reino pero que él desea atraer.
            El reino de Dios está patente en todo verdadero creyente y es en estos verdaderos creyentes donde las Bienaventuranzas serán una realidad patente y testimonial, tratemos de que podamos, cada día más, hacerlas evidentes, para que el mundo conozca que Dios reina.


No hay comentarios:

Publicar un comentario