lunes, 21 de noviembre de 2011

7/27 EL PRIMER SERMÓN DEL REINO

El Sermón del Monte
BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES
Mateo 5:9

            Entramos ahora a la séptima Bienaventuranza del grupo presentado en este evangelio de Mateo, la cual, hemos dicho, se han planteado dentro del orden lógico con respecto a aquellas virtudes que deben ser parte integral del carácter del creyente. También se ha dicho, que estas tres últimas Bienaventuranzas vienen a formar parte de la vida del cristiano, como consecuencia de estar saciados, al haber experimentado el hambre y la sed de ser justos. Bienaventuranza que a la vez se cumple en nosotros en la medida en que nos apropiemos de las tres primeras.

            Esta dice: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. La versión del 2005 de la Liga Bíblica Mundial lo traduce de la siguiente manera: “Afortunados los que se esfuerzan por conseguir la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. El ser pacificador depende mucho de la actitud que tengamos con respecto a la concepción del otro y el poder de ser mansos por la obra que el Espíritu Santo puede hacer en nosotros, ya que el que logra ser manso, es una persona con el debido dominio propio, para no traer rencillas entre los demás.

Esta cualidad de carácter no la podemos ver en ningún ser humano que no haya nacido de nuevo, inclusive tenemos que entender, que en la relación entre los creyentes, es donde somos probados en cuanto a la calidad de nuestra vida cristiana. Es el apóstol Juan que nos dice en 1 Juan 3:14-16: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”.

            Esta es una Bienaventuranza que tuvo que ser bien chocante para los judíos del tiempo de Jesús, quienes esperaban a un Mesías político militar que pudiera, a través, de la guerra poder liberar al pueblo de la opresión del imperio romano, de tal forma que ellos pudiesen poseer su nación y poder desarrollarse económicamente en beneficio de su pueblo, ya que hasta ese momento, estaban sujetos al pago de impuestos para enriquecer la monarquía romana.

            Jesús, en todo momento declaró que su reino no era de este mundo, decepcionó a muchos que pretendieron encontrar en él el benefactor material de sus posesiones terrenales, todos y cada uno de aquellos que pusieron su vista en lo terrenal, entendieron la venida del Señor en sentido material, sin embargo Jesús declaró: “Bienaventurados los pacificadores”, aún cuando él había dicho que en sentido espiritual no había venido a traer paz a la tierra; sino espada, porque venía a traer disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y a ver como los enemigos mayores serían los de nuestra propia casa (Mt. 8:34-39).

Veamos lo que nos demanda esta Bienaventuranza:
I.    LOS PACIFICADORES
II.   LA LIBERACIÓN DEL YO
III. SERAN LLAMADOS HIJOS DE DIOS

I. LOS PACIFICADORES
(Mt. 5:9)

A.      QUIENES NO SON PACIFICADORES

1.         No son aquellos que desean la paz a toda costa, no son aquellos que vemos que no matan ni una mosca, no son la clase de hombres que dicen: Con tal de evitar los problemas debemos de hacer lo que sea. Estos no han comprendido lo que es ser pacificador, porque no entienden que la guerra que desean evitar depende del corazón de aquellos que la provocan.

2.         Estas personas fáciles, que desean la paz a costa de lo que sea, carecen de sentido de justicia, no se mantienen firmes en lo que debieran, son flojos de carácter y no entienden que la paz es el producto de hacer la voluntad del Dios en cada corazón humano. Ellos entienden que no importa lo que seas o como seas, lo importante es que haya paz.

3.         Es por tanto que el verdadero pacificador no es un aplacador, no es uno que trata de posponer o evitar la guerra, ya que aunque tratemos de evitar o posponer las guerras, los problemas no se van a solucionar en este mundo a menos que no se depongan las actitudes de los corazones de aquellos que las plantean.

B.      QUIENES SON LOS PACIFICADORES

1.         Los pacificadores son aquellos que son pacíficos porque entienden la justicia de Dios y primeramente han logrado la paz con Dios, luego entendiendo que la paz es fruto de hacer la justicia de Dios. Estos tratan por todos los medios de hacer lo que haya que hacer para crearla y mantenerla.

2.         Estos entienden que para lograr la paz, tienen que llevar a los hombres a experimentar la paz con Dios, pues saben que del corazón del hombre en guerra con Dios, es que salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los celos, las envidias, la malicia y todo lo demás.

3.         Sabiendo esto, podemos definir a los verdaderos pacificadores a aquellos que tienen como objetivo principal trabajar en el corazón de los hombres, por lo tanto estos serán solamente aquellos que han sabido procurar un corazón limpio capaz de ser pacificadores en la búsqueda de que los demás purifiquen el suyo para que no produzcan las guerras en que están sumergidos.

C.      EL CORAZÓN DE LOS PACIFICADORES

1.         Como ya hemos visto, los pacificadores han procurado un corazón limpio delante de Dios, por tanto han experimentado la paz de Dios sobre la base de la justicia divina, no han procurado su paz con Dios de manera unilateral, sino que han hecho lo que Dios les ha demandado.

2.         El corazón de los pacificadores está liberado del pecado, porque han abandonado todo egoísmo y toda envidia y están preparados para buscar que otros adquieran esa liberación y esa paz interior, que traspasa todo corazón y que viene a través de la justificación por la fe y por medio de la obra de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario.

3.         Convencidos de esto, los pacificadores salen por el mundo a buscar, que los demás hombres busquen esa paz interior, personal y necesaria para que sus corazones no solamente estén en paz con Dios, sino en paz con los demás y por supuesto puedan buscar y preservar la paz del mundo.

II. LA LIBERACIÓN DEL YO
(Mt. 5:9)

A.      LOS PACIFICADORES NO PIENSAN EN SÍ MISMOS

1.         Como hemos dicho, el corazón de los pacificadores, ha sido limpiado por la sangre de Cristo, por lo tanto, han entendido su verdadera posición en Cristo, y son humildes de corazón, de tal manera que piensan en los demás antes de pensar en sí mismos.

2.         Estos se han despojado de todo egoísmo, de toda susceptibilidad, de toda sensibilidad y toda envidia, haciendo una realidad la demanda de Jesús de ser mansos y humildes de corazón de tal manera que por sus acciones muestran que la paz les gobierna, porque han alcanzado el descanso de sus almas.

3.         Estos han aprendido a llevar el yugo del Señor y no su propio yugo. Entienden que deben pensar ahora en los demás y deben dejar de pensar en sí mismos y en protegerse de los demás. Mas bien, dejan de ser sensibles, susceptibles y de estar a la defensiva, por el contrario actúa en el terreno de lo neutral a fin de reconciliar a las dos partes en conflicto.

B.      LOS PACIFICADORES NO MIRAN LO SUYO

1.         Tenemos un gran ejemplo en la enseñanza dada por el apóstol Pablo en cuanto a nuestro Señor Jesucristo, cuando nos dice en Filipenses 2:3-4: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”. En la medida que los hombres piensan en función de lo suyo, seguirán las discordias y las discusiones, que darán mas fuerza a las guerras.

2.         Otro pasaje que encontramos en el Nuevo Testamento que nos llama a esta actitud, es el que vemos en Colosenses 3:12-14 que dice: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”.

3.         Con estos dos pasajes bíblicos podemos entender que la paz solamente puede ser una realidad en aquellos que estén reconciliados con Dios y a su vez estén en la disposición de actuar pensando en el beneficio y en función de los demás. Por tanto, los pacificadores son los que al actuar piensan primeramente en el beneficio del otro.

C.      LOS PACIFICADORES SABEN QUE NO TIENEN DERECHO

1.         Todo el mundo ve las cosas de la vida desde su punto de vista egoísta. Piensan si lo que van a hacer, les conviene a sus propios intereses, observan en las actuaciones de los demás si se respetan sus derechos, si se les enaltece o si se le humilla. Este es el espíritu que conduce a los conflictos, a las discusiones, a los malos entendidos y a las guerras.

2.         Los pacificadores saben que son lo que son, por la Gracia de Dios, por esto no reclaman para sí derecho alguno, sino que saben que están en esta tierra para servir y no para ser servidos, trabajan y trabajan y no esperan loores, ni gloria de hombres, porque saben que su galardón está en los cielos y que de Dios es que recibirán su recompensa.

3.         Los pacificadores, por tanto, se han visto a sí mismos y han llegado a la conclusión de que en un sentido, no vale la pena preocuparse en absoluto por este yo tan miserable y pecador. Es tan miserable que saben que no tiene derechos ni privilegios y que nada merece. Esto es fruto de saber ser pobre de espíritu, de haber llorado por su pecado y de saberse tener hambre y sed de ser justos, el que tal actúe no reclamará derechos ni privilegios (Mt. 10:39).

III. SERAN LLAMADOS HIJOS DE DIOS
(Mt. 5:9)

A.      PORQUE BUSCA LA GLORIA DE DIOS

1.         Los pacificadores no son los que desean la paz, sino los que hacen la paz para la gloria de Dios, son los que saben deponer toda actitud egoísta que evite la reconciliación, por tanto saben vivir, estando reconciliados con los demás y son los que buscan que otros se reconcilien para que el mundo de la gloria a Dios.

2.         Los pacificadores saben que a fin de cuentas, la Gloria de Dios, es la está en juego y es lo que cuenta, por tanto, hacen todo sacrificio con el fin de buscar la reconciliación, sabiendo que somos ministros de Dios, puestos por él en su obra con este único fin.

3.         El apóstol Pablo nos habla en 2 Corintios 5:17 del carácter del pacificador diciendo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación”. Hermanos, hacer esto, es buscar que Dios sea glorificado.
B.      PORQUE BUSCA LA PAZ Y LA SIGUE

1.         Hebreos 12:14 nos dice: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Todo aquel que es llamado hijo de Dios será reconocido por su esfuerzo de buscar la paz bajo cualquier sacrificio o esfuerzo, entendiendo que el Espíritu de Dios está ahí para ayudarle.

2.         Este que será llamado hijo de Dios, aprenderá a no hablar más allá de lo que debe hablar, sabrá controlar su lengua, y podrá hacer lo que Dios demanda para sus hijos, como dice Santiago 1:19: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.

3.         Serán llamados hijos de Dios, porque estarán en la disposición de estar en paz con todos los hombres, como desea Dios para todos sus hijos. Romanos 12:18 declara: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Tu Papá te defenderá y vengará de aquel que te ha hecho la guerra.

C.      PORQUE HA SABIDO SER COMO SU PADRE

1.         Dios declara que seamos santos como Él es Santo, que seamos perfectos como Él es Perfecto, asimismo debemos entender que si queremos ser llamados hijos de Dios, también debemos ser pacificadores como Él es pacificador.

2.         Como creyentes genuinos, llamados hijos de Dios, debemos difundir la paz dondequiera que nos hallemos o vayamos. Si Dios es Dios de paz, no se aferró a su dignidad, se ha humillado a sí mismo en su Hijo para conseguir la paz con el hombre y no ha reclamado derecho alguno.

3.         Debemos entender que si Dios hubiese insistido en sus derechos, dignidad, en su Persona, todos nosotros y todo el género humano hubiera quedado bajo la condenación del infierno y de la perdición eterna, sin embargo no fue así. Si serás llamado hijo de Dios, entonces intenta ser como Él es.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Esperamos que todos y cada uno de los que estamos aquí podamos haber hecho la paz con Dios y que asimismo nos aboquemos a predicar esa paz a los demás, de tal manera, que podamos ser reconocidos por nuestras obras, como hijos de Dios.


                                                                                                             

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