lunes, 29 de agosto de 2011

37/52 RAZONES POR LA CUALES SUFRIÓ Y MURIÓ JESUCRISTO

Trigésima séptima razón
PARA DAR AL MATRIMONIO SU MÁS
PROFUNDO SIGNIFICADO

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia,
Y se entregó a sí mismo por ella”.
Efesios 5:25

Entrando en la trigésima quinta razón por la cual nuestro Señor Jesucristo sufrió y murió encontramos un símil bien interesante, el cual Dios usa para ilustrar el amor de su Hijo por la Iglesia, su pueblo aquí en la tierra. “La palabra símil proviene del latín simílis que significa semejante o parecido a otro. La figura retórica con este nombre se puede definir diciendo: Es la comparación clara y concreta de una cosa con otra (sean éstas, personas, objetos o procesos), para dar una idea viva y eficaz de una de ellas. En el símil se emplea para la comparación algunos de los términos siguientes: “como”, “semejante a”, “así”, etc”. Por esta razón el texto dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, Y se entregó a sí mismo por ella”.
  
            Sobre este pasaje dice el pastor Piper: «Los designios de Dios para el matrimonio en la Biblia pintan al esposo amando a su mujer del modo que Cristo ama a su pueblo, y a la esposa respondiendo a su esposo de la manera que el pueblo de Cristo debe responderle a Él. Este cuadro estaba en la mente de Dios cuando envió a Cristo al mundo. Cristo vino por su esposa y murió por ella para mostrarnos la manera en que el matrimonio debe ser.

            No, el punto de la analogía no es que los esposos deben sufrir en manos de sus esposas. Es cierto, eso le pasó a Jesús en un sentido. Él sufrió a fin de traer a un pueblo, una esposa, a la existencia, ese mismo pueblo estaba entre los que causan su sufrimiento. Y mucha de su pena fue debido a que sus discípulos lo abandonaron (Mt. 26:56). Pero lo central de esta analogía es cómo Jesús los amó hasta el punto de morir y no desecharlos.»[[1]]

            Sobre esta enseñanza bíblica estudiaremos el texto que nos ocupa a través del siguiente bosquejo de estudio:

I.    EL AMOR DEL ESPOSO HACIA SU ESPOSA
II.   EL AMOR DE CRISTO POR SU IGLESIA
III.  LA ENTREGA DE SÍ POR ELLA

I. EL AMOR DEL ESPOSO HACIA SU ESPOSA
(Ef. 5:25)

A.      EL AMOR
     
1.         Como hemos dicho en muchas ocasiones, en el idioma griego hay por lo menos 5 palabras que definen las diferentes clases de amor con que dos personas se tratan.
Estas palabras son:
EPITHUMÍA: Es un deseo fuerte de alguna clase; algunas veces bueno, otras veces malo. Significa poner el corazón en algo o sobre algo o alguien. Es traducido como un anhelar ilegítima o legítimamente. En sentido positivo se traduce como deseo. En sentido negativo se traduce como codicia.
EROS: Es el amor que, más que cualquier otra cosa, comunica la idea de romance. Pudiéramos pensar que se refiere totalmente a lo carnal porque es el origen de la palabra erótico que se ha tomado para definir lo que es sensual. La idea original es la de anhelar unirse con el ser amado y el deseo de poseerlo.
STORGE: Puede describirse como una relación compuesta de un afecto natural tan cómodo como el que sentimos por un par de zapatos viejos; y tiene un sentido de pertenecerse uno al otro. Conlleva tiempo y madurez en la relación, cualquiera que sea el objeto amado.
PHILEO: Es el amor que aprecia y tiene tierno afecto por el ser amado, pero siempre espera una respuesta. Es el amor de relación, camaradería, participación, comunicación y amistad. Ama lo atractivo y se produce por la admiración de uno hacia el otro y viceversa. Mientras el amor erótico hace amantes, el amor filial hace amigos íntimos.
AGAPE: Podemos definirlo como el amor desinteresado. Es el amor totalmente abnegado que tiene la capacidad de dar y mantenerse dando, sin esperar que se le devuelva nada. El amor ágape valora y sirve al ser amado. Implica acción y está definido por 1 Corintios 13:4-8. Del cual se dice, NUNCA DEJA DE SER.

2.         Con esta última palabra es con la que el apóstol Pablo enseña que Cristo amó a su iglesia e ilustra y enseña a que le demos al matrimonio su más profundo significado. Este es el amor que no puede faltar dentro de la relación matrimonial con el propósito de que perdure para siempre; porque mientras los demás puedan irse apagando, esta clase de amor les infundirá la energía vital que les hará permanecer.

                        2.         Este es el amor que se exige al hombre para con su esposa; y es el que lleva a la mujer a sujetarse a su esposo como Dios ha demandado (Ef. 5:18-33) el cual se iguala al amor con que Cristo amó a la Iglesia, y que nos lleva a vivir con nuestras esposas sabiamente, dándole honor como a vaso más frágil; y como a coherederas de la gracia de la vida (1 P. 3:7).

3.         Este amor se define con una acción: “HACER” siempre lo mejor a favor del objeto amado. Si amar es hacer, podemos establecer que el amor de Dios no es un sentimiento meloso y fantástico que aparece cuando quiere o cuando uno menos se lo imagina; sino que el amor es una acción en favor del ser amado. Esta definición contiene lo que el amor es y lo que el amor hace: El amor es hacer (1 Jn. 4:10). El amor siempre hace el bien en favor del objeto amado (1 Jn. 4:9).

B.      EL CONCEPTO DIOS ACERCA DEL MATRIMONIO

1.         Sobre esto dice el pastor Piper: «El concepto de Dios en cuanto al matrimonio precede a la unión de Adán y Eva y a la venida de Cristo. Sabemos esto porque cuando el apóstol de Cristo explicó el misterio del matrimonio, se remontó al comienzo de la Biblia y citó Génesis 2:24: “Dejará el hombre padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”. Entonces en el párrafo siguiente interpretó lo que acaba de citar. “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la Iglesia” (Ef. 5:31-32).

2.         Esto significa que en la mente de Dios el matrimonio fue diseñado en el principio para ilustrar la relación de Cristo con su pueblo. La razón por la que el matrimonio es llamado un “misterio” es que esta meta para el matrimonio no nos fue claramente revelada hasta la venida de Cristo. Ahora vemos que el matrimonio fue concebido para hacer que el amor de Cristo por su pueblo sea más visible en el mundo.

3.         Puesto que esto estaba en la mente de Dios desde el principio, estaba también en la mente de Cristo cuando encaró la muerte. Sabía que entre los muchos efectos de su sufrimiento estaba éste: hacer que el profundo significado del matrimonio fuese sencillo. Todos sus sufrimientos significaban un mensaje especialmente a los esposos. Así es cómo todo esposo debe amar a su esposa.»[[2]]

C.      EL LLAMADO AL AMOR SACRIFICIAL

1.         Estas enseñanzas nos llevan a entender que el amor sacrificial es una responsabilidad para cada hombre que aspira ir al matrimonio y no tan solamente una acción optativa. Esta responsabilidad no puede ser transferida ni aplazada, sino que desde el primer momento tiene que ser ejercitada hasta que la muerte nos separe.

2.         Para finalizar su intervención dice el pastor Piper: «Aun cuando Dios no se propuso en el principio que los matrimonios fueran desgraciados, muchos lo son. Esto es lo que hace el pecado. Hace que nos tratemos mal. Cristo sufrió y murió para cambiar eso. Las esposas tienen su responsabilidad en este cambio. Pero Cristo da una responsabilidad especial a los esposos. Por eso es que la Biblia dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó la iglesia y se dio a sí mismo por ella” (Ef. 5:25).

3.         Los esposos no son Cristo. Pero son llamados a ser como Él. Y el punto específico del parecido es la disposición del esposo a sufrir por el bien de su esposa sin amenazarlas ni abusar de ellas. Esto incluye sufrir para protegerla de cualquier fuerza exterior que pudiera dañarla, así como sufrir desengaños o abusos aun de parte de ella. Esta clase de amor es posible porque Cristo murió tanto por el marido como por la mujer. Sus pecados son perdonados. Ninguno necesita hacer que el otro sufra por los pecados. Cristo ha llevado ese sufrimiento. Ahora como dos personas pecadoras y perdonadas podemos devolver bien por mal.»[[3]]


II. EL AMOR DE CRISTO POR SU IGLESIA
(Ef. 5:25)

A.      EL EJEMPLARIZANTE AMOR DE CRISTO

1.         El pasaje que nos ocupa la atención declara: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, Y se entregó a sí mismo por ella” Efesios 5:25. Dando a conocer que los esposos tienen a quien copiar y de quien fijarse al momento de involucrarse en una relación amorosa.

2.         El texto dice: así como Cristo amó a la Iglesia”. Dándole carácter al símil que ahí se utiliza. “Así como” es lo mismo que decir, “de la misma manera”; haciendo una similitud entre el amor que Cristo tuvo para con su iglesia y el amor que tiene que dar un esposo hacia una esposa.

3.         Ningún esposo podrá decir delante de Dios en el día del juicio que no tenía parámetro para copiar o que no sabía a quien imitar. Cristo se ocupó de dar a conocer al mundo lo que el apóstol Pablo más adelante llamó “un misterio” cuando dice en Efesios 5:32: “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. Citando lo dicho en el huerto del Edén sobre el amor en el matrimonio.

B.      EL AMOR DISPENSADO POR CRISTO A SU IGLESIA

 1.        El amor de Cristo lo llevó a la muerte y a la muerte de Cruz. La muerte más ignominiosa que existía en la humanidad. Una muerte vil, una muerte avergonzante y maldita. Así lo declaran Deuteronomio 21:22-23 y Gálatas 3:13 cuando dicen: “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad”. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)”.

2.         El amor de Nuestro Señor Jesucristo como el esposo de la Iglesia no tuvo en cuenta la vergüenza de esta maldición, ni el ultraje que pasaría en manos de hombres inicuos al sufrir y morir de esa forma con tal de cumplir su promesa de redención y al mismo tiempo apuntar hacía el ejemplo sin discusión del amor que un esposo tendría por una esposa.

3.         Cristo lo dio todo por su iglesia y lo maravilloso es que lo hizo públicamente para no dejar lugar a malos entendidos ni a malas interpretaciones para aquellos que luego les diría que tendrían que hacer lo mismo para con sus esposas. Esta es la verdadera realidad, que con sus sufrimientos y muerte, Cristo demostró todo lo que era capaz de hacer por aquellos a quienes amó.

III. LA ENTREGA DE SÍ POR ELLA
(Ef. 5:25)

A.      SE DIO POR ELLA

1.         Ahora nos dice Pablo: Y se entregó a sí mismo por ella”. Esto suena hasta romántico. Cuantas canciones de corte romántico no hemos oído sobre el tema de una esposa demandando a su amado morir por ella.

2.         La grandeza de este acto ejecutado por Cristo no es algo romántico, sino algo tremendamente real y patético que quebranta las fibras del más duro de los corazones al ver la calidad de su amor.

3.         Cristo Jesús, no escogió entregar en sacrificio a corderos y machos cabríos como dice el autor de la epístola a los Hebreos, sino que tomó su propia sangre para ofrecerla por aquellos a quienes amó.

B.      SE OFRECIÓ A SÍ MISMO

1.         Hebreos 7:26-27 y 9:14 declaran al respecto: “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”.
 “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”

2.         Su ofrecimiento fue personal, no tuvo en cuenta absolutamente nada para ofrecerse así mismo por nosotros. Lo maravilloso de este ofrecimiento fue todo lo que tuvo que sacrificar para hacerlo. Así lo declara el mismo apóstol Pablo cuando escribe a los filipenses en 2:6-8 cuando dice: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. 

3.         En esta acción estriba el valor de su ofrecimiento, pues pudiendo haber establecido cualquier otro medio de salvación del hombre, escogió ser él mismo el que se ofrecería por nosotros. El justo por los injustos para acercarnos a Dios.

C.      EL PROPÓSITO DE SU ENTREGA

1.         Es interesante ver que esta ofrenda era una ofrenda voluntaria, no fue ofrecido así mismo por la fuerza, sino que de sí mismo salió la idea de entregarse a sufrir y a morir por nuestros pecados, redimirnos de la esclavitud del pecado para presentarnos ante Dios como a una virgen sin mancha y sin contaminación.


2.         Este para indica propósito y se muestra en el texto que continúa al que ahora estudiamos cuando dice Efesios 5:26-32: “…para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,  5:30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. 

3.         Esta ofrenda tuvo un propósito magistral, glorioso y apreciado por todos los creyentes. Él lo hizo por amor, para limpiarnos de toda maldad y darnos un lugar en los cielos y para presentarnos ante Dios su Padre santos y sin mancha y sin arruga. Así debemos nosotros pensar acerca de nuestro matrimonio.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Demos gracias a Dios por Jesucristo por ese amor tan grande e intenso que nos demostró al ir a la Cruz del Calvario a sufrir y morir por nuestros pecados y darnos ejemplo de un amor tan puro y tan noble, con el propósito de que asimismo amemos a nuestras esposas.                                                 


[1]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 88.
[2]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 88-89.
[3]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 89.


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