miércoles, 27 de julio de 2011

29/52 RAZONES POR LA CUALES SUFRIÓ Y MURIÓ JESUCRISTO

Vigésima novena razón
 PARA  SER NUESTRO VERDADERO REPOSO Y UN SACERDOTE COMPASIVO Y COMPETENTE

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Hebreos 4:1-16


            Para iniciar esta vigésima séptima razón dice Piper: «Cristo llegó a ser nuestro Sacerdote por el sacrificio de sí mismo en la cruz (Hebreo 9:26). Es nuestro intermediario ante Dios. Su obediencia y sufrimiento fueron tan perfectos que Dios no lo rechazó. Por consiguiente, si vamos a Dios por su intermedio, Dios no nos rechazará tampoco.»[[1]]

            Ahora bien, ahora hablaremos de la obra de Cristo y del verdadero reposo que descansa en la persona del Hijo el cual nunca alcanzaron los israelitas ya que sus ancestros no se lo pudieron proporcionar. Pero sí sabemos que el Hijo ha podido hacer entrar en el reposo eterno a todos aquellos que han confiado en su obra a favor nuestro en la cruz del Calvario y, más aún, que han confiado en que Él es el verdadero intercesor entre nosotros y Dios, que es la bendición más grande que un ser humano puede tener para obtener el reposo verdadero.
           
     En este estudio veremos una serie de exhortaciones para que podamos saber en quién hemos depositado nuestra fe, entendiendo que lo ideal es que todos podamos descansar en Cristo, pero no basta el que lo deseemos, sino la disposición que tengamos en poder sujetarnos a las demandas de Dios y confiar en sus promesas. Porque éste es el verdadero reposo que Dios ha prometido y ha testificado a través de los profetas y su Hijo.

Estudiemos esta enseñanza bajo el siguiente bosquejo:
I.    DIOS NOS ENSEÑA A ALCANZAR EL REPOSO VERDADERO
II.  DIOS NOS PROVEYÓ EN CRISTO EL VERDADERO REPOSO
III. DIOS NOS EXHORTA A REPOSAR EN LA OBRA DE CRISTO

            Veamos hermanos el deseo y las advertencias de Dios.

I. DIOS NOS ENSEÑA A ALCANZAR EL VERDADERO REPOSO (He. 4:1-15)

A.      ABORRECIENDO LAS TENDENCIAS DEL CORAZÓN CARNAL

1.         Todo creyente que desee obtener el reposo en Cristo, tiene que aborrecer la actitud carnal que se levanta en nuestro corazón y que nos lleva a contender con Dios.

2.         La actitud de la cual estamos hablando, es la que nos recomendó el apóstol Pablo cuando declaró en 2 Corintios 10:3-6 la manera en que debemos derribar todo argumento que se levante en contra de la obediencia a Cristo.

3.         También es importante saber que cuando nos alzamos orgullosamente delante de Dios, esto nos llevará a “PROVOCAR” a Dios y no podremos probar lo que maravillosamente Él tiene guardado para nosotros si vamos a Él rendidos y en humildad (He. 3:8, 9, 16).

B.      APROVECHANDO OÍR LA PALABRA DE DIOS

1.         En Hebreos 4:2, 3 se demuestra que solamente la fe que descansa totalmente en Dios y su obra puede enlazarnos con Él para que seamos participantes de sus propósitos y beneficiarnos de su obra.

2.         De nada nos sirve el que digamos haber recibido las buenas nuevas de salvación y no pongamos nuestra confianza en Él, al punto de descansar en sus promesas.

3.         Es bueno recordar que sin fe es imposible agradar a Dios como nos dice el escritor de esta misma epístola en 11:6. Por tanto, debemos entender que la fe es un elemento indispensable en la proclamación y en la recepción de las buenas nuevas.

C.      APRECIANDO LA OBRA DE DIOS

1.         Todo hijo de Dios tiene necesariamente que preocuparse por comprender y apreciar la obra completa y perfecta de Dios para él, ya que sin esta comprensión no podrá tener descanso en Él.

2.         Lo que estamos diciendo es que todo lo que Dios ha hecho a través de los tiempos forma la base segura y suficiente para el descanso del creyente de fe. Por eso,  sin conocer la Palabra y mucho más sin apreciarla, no podremos cantar gozosos y disfrutar del descanso prometido.

3.         Hemos dicho muchas veces que el que no es agradecido es capaz de cualquier cosa. Por esto hermanos, no seamos infieles y agradezcamos a Dios cada día lo que ha hecho por nosotros apreciando su obra de salvación a nuestro favor.

D.      ABANDONANDO LAS OBRAS CARNALES Y DESCANSANDO EN LAS DIVINAS

1.         El escritor a los hebreos nos aconseja en 4:9, 10 “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas”. Por tanto, abandonemos lo que carnalmente no nos deja descansar.

2.         Está claro que no puede haber bendición en la vida y en el servicio del creyente sin este descanso absoluto en Dios, que nos eleva por encima de la agitación del mundo, de los hombres y de las circunstancias, librándonos de la mera actitud carnal que nos impide el verdadero reposo (Fil. 3:8).

3.         Aquel que ama al mundo y pone su esperanza en lo que está en la tierra, no tendrá descanso jamás, pero aquel que pone la mira en las cosas de arriba, ese podrá sentir la paz del descanso eterno de su alma.
                       
E.       MANIFESTANDO DILIGENCIA EN OBEDECER

1.         Lo que estamos diciendo es que todo creyente tiene que manifestar “diligencia” como complemento del descanso, como nos dice el v. 11: “Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”.

2.         Es la diligencia el medio que tenemos para aplicar lo que Dios quiere en nuestras vidas, como nos dice el apóstol Pedro en 2 Pedro 1:2-8: “…poniendo toda diligencia”. Así es como podemos hallar el descanso prometido.

3.         Sabemos que la salvación es por fe, no por obras para que nadie se gloríe, pero Dios nos ha llamado a ser diligentes y mostrar interés y deseo por una vida piadosa que le glorifique por nuestras buenas obras.

II. DIOS NOS PROVEYÓ EN CRISTO EL VERDADERO REPOSO (He. 4:12-16)

A.      PROVEYÉNDONOS AYUDA PARA EVITAR EL FRACASO

1.         Aquí vemos las ayudas que Dios ha provisto para obtener el verdadero descanso que por supuesto sólo se halla en Cristo.

2.         Los engaños del corazón humano, fuente de la incredulidad, la desobediencia y los desafíos que caracterizaban al pueblo de Israel en el desierto son aspectos negativos que nos pueden ayudar a evitar el fracaso.

3.         Positivamente, se señala “la persona y obra perfecta del sumo sacerdote”, quien por su intercesión y auxilio oportuno desde el trono de la gracia, mantiene el descanso a favor de los humildes. Este es el gran caudillo, mayor que Josué en poder y gloria.

B.       PROVEYENDO SU PALABRA QUE ES ESPADA DE DOS FILOS

1.         Lo que se quiere significar aquí es el hecho de que si cada creyente no pone al descubierto las tendencias engañosas del corazón, el “YO” natural buscará cualquier salida antes de dejar sus locas pretensiones y descansar totalmente en el Señor.

2.         “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (He. 4:12). Se está diciendo que la Palabra es “enérgica”, poderosa, para abrir todo el ser delante del Escudriñador, de la misma manera que un bisturí de cirujano rebusca el mal en las entrañas cancerosas del paciente antes de proceder a su cura.

3.         Los pensamientos y las intenciones del corazón han de descubrirse en los lugares más recónditos del alma y del espíritu del hombre. Sólo la Palabra de Dios llega hasta estas profundidades y sólo ella es capaz de desnudar y dejar abiertas las heridas que nos hacen ver lo que somos (4:13).

C.      PROVEYENDO EL GRAN SUMO SACERDOTE, COMPASIVO Y PODEROSO PARA SOCORRERNOS

1.         Vemos a continuación, que a la par que se termina el argumento del descanso sabático, se introduce la sección que demuestra la SUPREMACÍA de Cristo como Sumo Sacerdote sobre Aarón.

2.         De nada serviría que la Palabra descubriera las tendencias de nuestro corazón engañoso y perturbado si no se presentara el remedio preciso y exacto para curar lo que hemos encontrado. Es por esta causa que aquí se ofrece ese remedio.

3.         “El gran Sumo Sacerdote”, que traspasó los cielos, conoce nuestras debilidades y enfermedades, puede proveernos el remedio por excelencia que necesitamos.

III. DIOS NOS EXHORTA A REPOSAR EN LA OBRA DE CRISTO (He. 4:14-16)

A.      RETENIENDO NUESTRA PROFESIÓN

1.         La primera exhortación de esta sección nos lleva a retener nuestra profesión, ya en 3:6 el autor a los hebreos declara esta advertencia de retener firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. Ahora dice: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

2.         Por otro lado, al principio de la epístola también se hizo énfasis en no descuidar esta salvación tan grande, la cual fue anunciada por muchos y testificada por Dios desde el mismo cielo.

3.         La idea es la misma, tenemos que retener la profesión que hemos hecho por Cristo Jesús, el Hijo de Dios, y vivir por ella.

B.      CONSIDERANDO LA CALIDAD DE NUESTRO GRAN SUMO SACERDOTE

1.         Ahora declara: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Para que consideremos la calidad de nuestro Gran Sumo Sacerdote, el que también puede compadecerse de nuestras debilidades, por el hecho simple de que fue tentado en todo según nuestra semejanza, aunque sin pecado.

2.         Esta es una gran bendición para todo creyente que entiende que al lado suyo está uno presto para socorrerlo sabiendo que él ha pasado por lo mismo, que le entiende en sus penas y en sus alegrías (He. 2:17-18).

3.         Nadie podrá descansar con el descanso que él proporciona si no entiende y acepta esta obra del Hijo, el cual la hace a favor de todos los que han depositado su confianza en Él. Sobre esto dice Piper: «Una vida de tentación que alcanzó su clímax en medio de abuso y abandono espectaculares le dio a Jesús una capacidad sin paralelo para compadecer a las personas que son tentadas y que sufren. Nadie jamás ha sufrido más. Nadie ha soportado más abuso. Y nadie jamás lo ha merecido menos ni tuvo más derecho de devolver golpe por golpe. Pero el apóstol Pedro dijo: “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 P. 2:22-23).

            Por consiguiente, la Biblia dice que Él puede “compadecerse de nuestras debilidades” (He. 4:15). Esto es maravilloso. El resucitado Hijo de Dios, que está en el cielo a la diestra de Dios con toda autoridad sobre el universo, siente lo que nosotros sentimos cuando nos acercamos a Él en pesar o dolor, o acosados por las promesas de un placer pecaminoso.

¿Qué diferencia hace esto? La Biblia responde estableciendo una conexión entre la compasión de Jesús y nuestra confianza en la oración. Dice que puesto que Él es capaz de “compadecerse de nuestras debilidades... (por consiguiente nosotros debemos) con confianza acercarnos al trono de gracia, para que podamos recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (He. 4:15-16).

Evidentemente, la idea es la siguiente: Nosotros probablemente no vamos a sentirnos bien recibidos en la presencia de Dios si llegamos ante Él con nuestras luchas. Percibimos la pureza y perfección de Dios tan profundamente que todo lo nuestro parece inapropiado en su presencia. Pero entonces recordamos que Jesús es “compasivo”. Él está con nosotros, no contra nosotros. Esta conciencia de la compasión de Cristo nos llena de valor para acercárnosle. Él conoce nuestro clamor. Él probó nuestra lucha. Él nos invita a acudir con confianza cuando sentimos nuestra necesidad.»[[2]]

C.      SABIENDO COMO ACERCARNOS A ÉL PARA EL OPORTUNO SOCORRO

1.         De qué nos vale que tengamos el remedio al lado nuestro y no sepamos cómo administrarlo o cómo llegar a él. Esto es lo que ocurriría con un hombre que habiendo creído en Jesús no sabe acercarse a su Salvador.

2.         Notemos la exhortación final: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. A estos creyentes se les está haciendo conciencia de que tenían todo lo que necesitaban para tener socorro oportuno, porque no sabían cómo usar este maravilloso privilegio.

3.         Ahora vemos cómo “la Gracia de Dios” está al servicio de los creyentes y sólo tenemos que presentarnos delante del Gran Sumo Sacerdote para obtener los beneficios ofrecidos por Él, en su gracia y misericordia, porque Cristo Jesús sufrió y murió para esto, para  SER NUESTRO VERDADERO REPOSO Y UN SACERDOTE COMPASIVO Y COMPETENTE

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Dios nos ama y, en su amor, quiere que sepamos que Él trabaja para nosotros y para que podamos vivir quieta y reposadamente. Pero tenemos que conocerlo y ser diligentes en buscarlo como dijo el salmista: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré”. (Sal. 55:17). Aquí está la base para la victoria, pues tenemos a uno que es SUPERIOR A TODOS.

[1]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 72.
[2]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 72-73.



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