viernes, 29 de julio de 2011

30/52 RAZONES POR LA CUALES SUFRIÓ Y MURIÓ JESUCRISTO

Trigésima razón
 PARA LIBRARNOS DE LA FUTILIDAD
DE NUESTRO LINAJE

“…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
1 Pedro 1:18-19

            Es bueno entender que todos los creyentes tenemos un pasado y venimos de un trasfondo cultural que varía en cada persona. Ese trasfondo desgraciadamente, está minado y contaminado por situaciones del pasado, por creencias tristes y por prácticas pecaminosas que marcan nuestra mente y nuestro andar y que es imposible erradicar sin el poder de Cristo.

            Sobre esto dice el pastor Piper: «El pueblo secular en Occidente, y los pueblos más primitivos en tribus animistas, tienen esto en común: creen en el poder de los lazos ancestrales. Lo llaman por diferentes nombres. Los pueblos animistas pueden hablar en términos de espíritus ancestrales y transmisión de maldiciones. Las personas que no son religiosas pueden hablar de influencia genética o de la herida de familiares abusadores, egoístas y emocionalmente distantes. En ambos casos hay un sentido de fatalismo según el cual estamos obligados a vivir con la maldición o las heridas de nuestros antecesores. El futuro parece fútil y vacío de felicidad.»[[1]]

     El que lee la Palabra de Dios sabe que los seres humanos están esclavizados y atados a tantas tradiciones, creencias, cávalas, fetichismos y a toda clase de creencias que tienen sus mentes entenebrecidas y no les permite mirar hacía Dios con la claridad que lo puede observar uno que ha sido rescatado por Cristo de este pasado ignominioso.

     En esta oportunidad veamos lo que Dios nos muestra en su Palabra a través de este bosquejo de estudio:

I.    DIOS NOS HA RESCATADO DE LA VANIDAD DE LA VIDA
II.  DIOS NO TUVO EN CUENTA LAS RIQUEZAS TERRENALES
III. DIOS LOGRÓ NUESTRO RESCATE CON ALGO PRECIOSO  

            Veamos hermanos el deseo y las advertencias de Dios.
I. DIOS NOS HA RESCATADO DE LA VANIDAD DE LA VIDA (1 P. 1:18-19)

A.      EL SABER DEL CREYENTE

1.         El texto declara: “…sabiendo que”. El apóstol Pedro está hablando aquí de la conducta que un creyente tiene que observar mientras transita como peregrino esta tierra.

2.         El saber condiciona la mente de los seres humanos. La ignorancia evita que actuemos como agrada a Dios. Esto me trae a la memoria lo que dice el apóstol Pablo a los atenienses que igual que nosotros tenían su mente entenebrecida por creencias vanas al decirles: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”. 

3.         Dios es claro y específico en su Palabra cuando nos muestra la verdad de su Palabra y nos enseña a ponerla por obra olvidando todo aquello que tenemos en la mente y que nos aleja de su persona y obra. 

B.      EL RESCATE HECHO POR DIOS

1.         El texto sigue diciendo: “…fuisteis rescatados” enseñando que antes de convertirnos pertenecíamos a otro. El rescate es una doctrina fundamental en la Biblia.
Rescatar.
·         (Del lat. *recaptāre, recoger). tr. Recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha cogido, y, por ext., cualquier cosa que pasó a mano ajena.
·         Cambiar o trocar oro u otros objetos preciosos por mercancías ordinarias.
·         Liberar de un peligro, daño, trabajo, molestia, opresión, etc. U. t. c. prnl.
·         Recobrar el tiempo o la ocasión perdidos.
·         Recuperar para su uso algún objeto que se tenía olvidado, estropeado o perdido. [[2]] 

2.         Esto es lo que Dios ha hecho con nosotros y con todos aquellos que han creído y se han vuelto a Él. Dios sabía en la condición en que estaba su pueblo y en que estábamos aquellos que no pertenecíamos a su redil, por eso el profeta Isaías dice en Isaías 52:1-3: “Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sión; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.
Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sión.
Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados”.  

3.         La profecía de Isaías ahora se cumplía en Cristo, Dios, por medio de la sangre preciosa de Cristo y no con dinero nos rescata de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna. Jesús mismo declaró en Mateo 20:28: “…como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. También el apóstol Pablo apunta en 1 Timoteo 2:6: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. 

C.      EL ORIGEN DE NUESTRO PASADO

1.         El texto ahora concluye diciendo: “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir. Este pasaje es claro al describir las características de nuestra condición antes de ser rescatados por Cristo.

2.         Es evidente que cuando Dios dice aquí a través del apóstol Pedro que hemos sido rescatados de nuestra “vana manera de vivir” se está refiriendo al estilo de vida que llevábamos cuando estábamos sin Dios. Sobre esto dice el pastor Piper: «Cuando la Biblia dice, “fuisteis rescatados de vuestras vanas maneras de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres”, se está refiriendo al modo de vida vacío, insensato, infructuoso que termina en la destrucción. Dice que estas “maneras vanas” están conectadas con nuestros antepasados, pero no dice cómo. La cuestión crucial es notar cómo somos liberados del lazo de esa futilidad. El poder del libertador define la extensión de la liberación.»[[3]]
3.         En Hechos 14:15 los apóstoles declaran a los hombres idólatras de Iconio que pretendieron adorarle al sanar ellos a un paralítico diciéndoles: “…Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay”.

4.         Esta condición del pasado fue herencia de nuestros antepasados, pues el texto declara: “…la cual recibisteis de vuestros padres”. En Efesios 4:17-19 el apóstol Pablo declara el origen de esta condición: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. 

II. DIOS NO TUVO EN CUENTA LAS RIQUEZAS TERRENALES (1 P. 1:18-19)

A.      LAS RIQUEZAS TERRENALES NO SIRVEN DE NADA

1.         Antes de especificar cual es la forma del rescate, el apóstol Pedro quiere destacar que Dios no compra nada barato y sin que se pague su precio justo.

2.         La Palabra hace énfasis en la imposibilidad del dinero y de los bienes materiales para comprar lo que es espiritual. “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata”.

3.         Ya hemos leído en Isaías que Dios mismo no recata a su pueblo con dinero al decir: Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados”. Esto se cumplió cuando rescató a Israel de Egipto, cuando lo rescató de Babilonia y cuando ofreció en Cristo el rescate eterno. 

B.       NI EL ORO NI LA PLATA TIENEN EFECTIVIDAD EN ESTE RESCATE

1.         Notemos lo que dice Piper al respecto: «La liberación de la esclavitud ancestral tiene lugar “no con cosas corruptibles como oro o plata”. La plata y el oro representan las cosas más valiosas con que pudiera pagarse nuestro rescate. Pero todos nosotros sabemos que son inútiles. Las personas más ricas son a menudo las más esclavizadas por la futilidad. Un jefe tribal rico puede ser atormentado por el miedo a un hechizo ancestral en su vida. Un presidente de una próspera compañía puede ser arrastrado por fuerzas inconscientes de su trasfondo que arruinan su matrimonio y sus hijos. La plata y el oro no tienen poder para ayudar.»[[4]]

2.         Esto nos deja dicho que no hay dinero en este mundo que pueda pagar por el alma de un ser humano. La muerte se paga con la muerte, la vida se paga con la vida y por eso no hay forma en que podamos tener rescate por nuestra alma que está muerta en su pecado sin que se pague con la vida.

3.         El apóstol Pedro está claro en sus declaraciones, él habla por la inspiración del Espíritu Santo. Por esto nos declara que el rescate que hace Dios no es por medio de cosas corruptibles, ni aún con lo mejor que posee la humanidad que es el oro y la plata.


III. DIOS LOGRÓ NUESTRO RESCATE CON ALGO PRECIOSO (1 P. 1:18-19)

A.      EL RESCATE Y LA SANGRE DE CRISTO

1.         Ahora dice el texto: “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.

2.         Está claro que esta es otra más de las razones por las cuales sufrió y murió nuestro Señor Jesucristo. Él quiso librarnos de la futilidad de nuestro linaje y transformarnos en seres perfectos para Dios.
3.         El pastor Piper declara ahora: «El sufrimiento y la muerte de Jesús proveen lo que es necesario: ni oro ni plata, sino “la preciosa sangre de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin contaminación”. Cuando Cristo murió, Dios tenía un propósito respecto a la relación entre nosotros y nuestros antepasados. Quería libertarnos de la futilidad que habíamos heredado de ellos. Esta es una de las grandes razones de la muerte de Cristo.»[[5]] La futilidad de la cual se habla aquí es la característica mental con la cual fuimos criados por nuestros padres. (Del lat. futilĭtas, -ātis). Significa algo de poca o ninguna importancia. Es una cosa inútil o de poca importancia. [[6]] 

B.      EL VALOR PAGADO POR NUESTRO RESCATE

1.         En este mundo encontramos personas que se sienten aprisionadas en sus tradiciones y creencias que piensan que si se convierten a Cristo van a ser castigados por los dioses en los cuales creen y están atados en su conciencia, pero esto no es así, Cristo quita todo temor y nos da toda seguridad pues lo que se necesitaba pagar por nuestra liberación fue pagado.

2.         Lo que pagaron por nuestro rescate es tan grande y poderoso que como dice Piper: «Ningún hechizo puede prevalecer contra ti, si tus pecados son todos perdonados, estás revestido con la justicia de Cristo y has sido rescatado por el amoroso Creador del universo. Los sufrimientos y la muerte de Jesús son la razón final por lo que la Biblia dice del pueblo de Dios: “Contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel” (Nm. 23:23). Cuando Jesús murió, compró todas las bendiciones del cielo para todo el que confía en Él. Y cuando Jesús bendice, nadie puede maldecirnos.»[[7]]

3.         Que maravilloso es saber y conocer estas verdades expresadas en la Palabra de Dios, porque esto nos trae seguridad y confianza en aquel en el cual hemos creído y el cual nos ha rescatado de la maldición del pecado y de la muerte. 

C.      LA SANGRE PRECIOSA DE CRISTO

1.         Al respecto dice John Piper: «Y ninguna herida causada por un padre está fuera del alcance del poder sanador de Jesús. El rescate sanador es “la preciosa sangre de Jesús”. La palabra “preciosa” denota infinito valor. Por eso el rescate es infinitamente liberador. No hay esclavitud que pueda prevalecer contra esto. Por consiguiente, vamos a dejar la plata y el oro y echar mano al regalo de Dios.»[[8]]

2.         Esto nos deja dicho que la sangre preciosa de Cristo es el agente que nos rescata y el agente que nos purifica como dice el apóstol Juan en 1 Juan 1:8b cuando expresa: “…y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

3.         Ahora somos de Cristo, ahora que hemos sido rescatados hemos sido transformados por medio de la renovación de nuestra mente y así podemos comprender cual es la buena voluntad de Dios agradable y perfecta.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Mis amados hermanos, hoy debe ser un día de regocijo para todo alma librada y rescatada de la vanidad de su mente en la cual andaba antes de recibir a Jesús como su Señor y Salvador. Es un momento para dar acción de gracia por lo que Cristo hizo al sufrir y morir por nuestro pecado.
Así como un día para que aquellos que no han sido limpiados y perfeccionado por la sangre de Cristo, acepten su obra de amor y de transformación.
                                                                                                                                    


[1]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 74.
[2]Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[3]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 74.
[4]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 74-75.
[5]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 75.
[6]Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[7]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 75.
[8]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 75.


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