martes, 12 de abril de 2011

VIDA DE FAMILIA XXIV

 EL TRATO CON NUESTROS ADOLESCENTES

2 Timoteo 2:22

"Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor".

Quiero de manera especial tomar este texto de la Palabra de Dios, para testificar lo que para nosotros como padres ha sido unas de las etapas más hermosas de nuestra tarea de criar. Tal vez podemos argumentar que Timoteo no era un adolescente cuando Pablo le escribió este consejo, pero sí pienso que aún no siendo así, este pasaje nos muestra la clave de la victoria para convertir el período de la adolescencia, del cual muchos se lamentan, en un tiempo de gran bendición.
  
Pienso que la mayor preocupación que los padres tenemos para con nuestros hijos es precisamente el tratar con la época en que ellos transcurren por este período, época que para algunos, no solamente es un tiempo de grandes problemas, sino un tiempo en el cual, antes de ganarse a sus hijos, lo pierden.

Es realmente un gran reto entrar en este tema para concluir esta serie de estudios, pues estoy convencido que todos los períodos por los cuales transcurren nuestros hijos serán de mucha bendición para nuestras vidas, en la medida en que podamos dedicarnos a ellos y sembrar en ellos lo que la Palabra de Dios nos demanda como padres.

Son muchos los padres que dicen: "Hijos pequeños, problemas pequeños. Hijos grandes problemas grandes". Realmente los que dicen esto, es porque no han tenido conciencia y dedicación en su responsabilidad de sembrar, para llevar a sus hijos a través del tiempo hasta llegar al período de la adolescencia y disfrutar del fruto de aquello que han sembrado.
  
En el año de 1975 no podía predicar de esto por lo que la Palabra de Dios me decía, pero no tenía ningún tipo de pruebas con lo cual pudiera decir: "He aquí la evidencia del producto de lo que he sembrado conforme a Dios durante todos estos años".

Hoy podemos darle las gracias a Dios porque han pasado todos estos años, nuestros hijos ya están casados y podemos certificar que no hemos disfrutado de otro tiempo de sus vidas como hemos disfrutado el tiempo de su adolescencia, al tiempo que podemos decir: "La adolescencia es el período de la vida de nuestros hijos de más bendición en toda la experiencia que hemos obtenido de su crianza".

Veamos la clave para obtener esta bendición bajo el siguiente bosquejo:

I.     AYUDEMOSLOS A HUIR
II.    AYUDEMOSLOS A SEGUIR
III.   AYUDÉMOSLOS A PERSEVERAR

I. AYUDEMOSLOS A HUIR
(2 Ti. 2:22a)

“Huye también de las pasiones juveniles”.

A.      SENTANDO LAS BASES
                
1.                  Quiero que dejemos claro que para cosechar tenemos que sembrar, como hemos declarado en la introducción. Es por esta causa que este estudio está dirigido a aquellos padres que pueden criar a sus hijos en el Señor, ya que para aquellos que vienen con hijos adolescentes a Cristo, solo les queda darles testimonio y orar por ellos.

2.                  Es por esto que tenemos que comenzar con el principio planteado en Deuteronomio 6:6-7 cuando Dios dice a Israel: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.
                            
3.                  Debe estar claro que todo aquello que vamos a enseñar y de lo cual vamos a testimoniar, debe primeramente gobernar nuestro corazón para luego ser transmitido a nuestros hijos. La Palabra de Dios es y tiene que ser la única fuente y base fundamental en la cual debemos comenzar a construir la educación y crianza de nuestros hijos.


B.      CREÁNDOLES CONVICCIONES SOBRE LAS PASIONES

1.                  La clave no está en que nos pasemos la vida repitiendo como papagayos todos los versículos de la Biblia a nuestros hijos como lo hizo el pueblo de Israel, quienes en la mayoría de los casos terminaron leyendo la Palabra como letanías interminables, sin poner sentido ni interés de poner por obra las demandas de Dios, Mateo 23:3.

2.                  Lo que Dios quiere es que le demos convicciones a nuestros hijos, lo que quiere decir que ellos deben no solamente vivir por lo que les enseñamos de la Palabra, sino además morir por estas convicciones y que estas lleguen a ser sus propias convicciones.

3.                  Tener convicción implica creer, tener evidencia, estar firmes y seguros de que lo que creemos es bueno y necesario para nuestras vidas y para la vida de nuestros hijos. Las pasiones de la juventud, están ahí, hemos pasado por ellas y las conocemos, tratemos por todos los medios de crear conciencia en nuestros hijos para que estas no les arrastren a una vida de perdición. Enseñémosle a huir de ellas, huyendo nosotros primero.

C.      PROVEYÉNDOLES UN EJEMPLO DE VIDA

1.                  No hacemos absolutamente nada con querer enseñar a otros aquello de lo cual nosotros no estamos convencidos y mucho menos si se trata de nuestros hijos, quienes a diario ven lo que practicamos y quienes se convertirán en nuestros analistas más severos. Si vamos a enseñarles a huir de las pasiones juveniles, procuremos que nos vean huyendo cada día de ellas.

2.                  Efesios 6:4 nos dice: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Esto nos advierte que todo padre que pretenda educar o criar a sus hijos sin proveerles un ejemplo de vida del cual copiar e inspirar su obediencia, todo lo que hará es provocar sus hijos a ira.
3.                  Es muy común encontrar padres que quieren encontrar una iglesia o un colegio cristiano para que le arreglen a sus hijos y creen en ellos convicciones santas, sin estos querer aportar la cuota que le corresponde de un buen y santo testimonio, que sea más excelente del que ellos esperan de sus hijos.           

II. AYUDEMOSLOS A SEGUIR
(2 Ti. 2:22b)

y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz”.

A.      SIGUIENDO LA JUSTICIA
                       
1.                  Este pasaje de la Palabra de Dios. no solamente nos enseña a huir de las pasiones que nos apartan de la vida que agrada a Dios, sino que también nos enseña que debemos tomar la senda que posee características individuales de santidad demandada a aquellos que transitamos por ella.

2.                  Se nos enseña aquí que la primera característica de la senda a seguir es "LA JUSTICIA". La justicia en el Nuevo Testamento se entiende como aquella relación personal que podemos tener con Dios e implica fidelidad a Él y equivale al nuevo modo de vivir que nace de la fe en Cristo, Santiago 3:18; 1 Pedro 2:24; 1 Juan 2:29.

3.                  Es una responsabilidad de cada padre estar atento a su actitud frente a lo que es justo y a lo que es la justicia de Dios. De hecho debemos recordar lo que dijo el mismo Señor en Mateo 5:6 y 10 sobre nuestra actitud frente a la justicia: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”.

B.      SIGUIENDO LA FE

1.                  Por otro lado el pasaje nos da una segunda característica de la senda que debemos tomar junto con nuestros hijos, para poder disfrutar con ellos de la vida cristiana, principalmente en el tiempo de la adolescencia, cuando ellos quieren buscar su propia identidad.

2.                  "LA FE", La fe es definida en Hebreos 11:1 como: "La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Lo que nos indica que debemos orar porque nuestros hijos asimilen y confíen en aquello que por gracia de Dios hemos confiado y para que dediquen su vida al servicio de Cristo Jesús y su obra.

3.                  Sabemos que la fe viene por gracia, pero también sabemos que si somos padres de fe y tomamos la senda que se caracteriza por una vida de fe, nuestros hijos tendrán una gran oportunidad para lograr ser hombres y mujeres de fe.

C.      SIGUIENDO EL AMOR

1.                  "EL AMOR", sabemos todo lo que se ha filosofado del amor, pero sabemos que un padre que ama es un padre que disciplina, Hebreos 12:6. Cuando estamos hablando de disciplina estamos hablando de enseñanza en amor, que no es maltrato ni vejación, aunque dentro de este proceso debamos usar la vara de la corrección.

2.                  Un adolescente espera amor genuino de sus padres y cuando no lo encuentra en ellos lo buscará de otros, es por esto que se sabe que la amistad es lo que mas aprecia el adolescente en este período de su vida. Procuremos ser para ellos verdaderos amigos, que les amen y que ellos se convenzan de que nuestro amor es sincero y compartido.

3.                  El amor verdadero consiste en dar sin esperar, para cuando recibamos algo, por poco que sea estemos satisfechos. Son muchos los padres que mendigan amor de sus hijos o que chantajean a sus hijos para darles amor y no siguen con ellos la senda de Dios con un amor sacrificial que les muestre que les amamos bajo cualquier circunstancia. 

D.      SIGUIENDO LA PAZ

1.                  "LA PAZ" esta virtud del Espíritu es la mas deseada por el ser humano y la que al mismo tiempo, está mas lejos de alcanzar. Sin embargo el creyente ha encontrado la Paz con Dios por medio de la justificación por la fe, Romanos 5:1. Es por tanto que todo aquel que ha sido justificado puede llenar su senda de paz.

2.                  En un hogar de incrédulos no puede haber paz y es por esta razón que los adolescentes buscan la primera oportunidad para escapar de sus hogares los cuales están saturados de toda clase de guerras y desavenencias.

3.                  Procuremos un hogar en paz para nuestros hijos adolescentes, que provoque que ellos deseen permanecer en él y no huir de él, procuremos que por el contrario ellos traigan sus amigos a la paz que ellos tienen y que le brindamos y no que huyan buscando la paz que no le podemos brindar.

III. AYUDÉMOSLOS A PERSEVERAR
(2 Ti. 2:22c)

“Con los que de corazón limpio invocan al Señor”.

A.      NO DIGAMOS SOLAMENTE NO

1.                  Son muchos los adolescentes que terminan abandonando el evangelio porque se sienten hastiados de que a todo digamos "NO". Pienso en el tiempo en que tuvimos la primera niña y la primera palabra que le oímos pronunciar fue precisamente la palabra "NO" debido a que a todo le decíamos "NO".
                
2.                  Recuerdo desde ese entonces la anécdota de aquella madre, que corría desesperada detrás de su pequeño niño por toda la casa, para quitarle un cuchillo que este sostenía en sus manitas, gritándole "NO, dame acá ese cuchillo", hasta que al entrar una vecina a la casa y ver este espectáculo, fue a la nevera, sacó una hermosa manzana y la ofreció al niño, quien viendo tan apetitosa alternativa soltó el cuchillo y fue corriendo a tomar la manzana.

3.                  Son muchos los padres que llegan a la etapa de la adolescencia de sus hijos y todavía viven diciéndole que no a todo lo que ellos desean, sin buscarles ningún tipo de alternativa, cuando vemos como Dios mismo nos busca alternativas que nos sirven de bendición.                

B.      PROVEÁMOSLES ALTERNATIVAS SANTAS
         
1.                  El texto nos dice: "Huye... (Pero agrega)... SIGUE... con los que de corazón limpio invocan al Señor". Dios nos declara lo que debemos hacer con nuestros hijos adolescentes, él nos dice que debemos colaborar para proveerles de amigos que de corazón limpio invoquen al Señor.

2.                  Somos los padres los responsables de las amistades de nuestros hijos, de crearles el ambiente necesario para que ellos disfruten de una buena comunión y confraternidad con jóvenes creyentes que amen al Señor.

3.                  Esto no vendrá solo, tenemos que trabajar para que esto sea una realidad en sus vidas, como individuos y como parte de una comunidad. Es necesario que entendamos que esto es lo que Dios quiere y es por lo que tenemos que luchar.
                            
C.      INVOLUCRÉMOSNOS EN SUS ACTIVIDADES
           
1.                  Hemos visto un gran mal del que se apropian muchos padres; es el de depositar a sus hijos en las manos de otros para que se los entretengan. Es por esta razón que se ha visto tanto daño en este período de la vida del adolescente. Niños violados, niños pervertidos y maltratados por toda clase de vejaciones.

2.                  Son muy pocos los padres que se proponen vencer la barrera generacional que por naturaleza le separa de sus hijos, son muy pocos los que se dedican a ser compañeros y amigos de sus hijos adolescentes estando dispuestos a involucrarse en todas sus actividades.

3.                  Dios nos demanda dedicación. Sepan una cosa, padres que tienen el privilegio de criar adolescentes, su presencia es insustituible en la vida de sus hijos. En la medida en que falten y no estén ahí, otros ocuparán su lugar y se perderán de disfrutar la edad más maravillosa de sus vidas, en la cual pueden ser nuestros mejores amigos y compañeros.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
            Podemos concluir recordando que Dios nos provee de principios que nos ayudarán a ser parte integral de la vida de nuestros hijos adolescentes y que nos permitirá salvar al máximo la barrera generacional que de manera natural se levanta entre padres e hijos.

            No pretendemos haberlo dicho todo, ya que este solo tema tomaría muchos estudios, pero no he querido concluir este material, sin antes haber testificado con todo gozo espiritual: “Qué bueno que mis hijos fueron adolescentes y qué bueno que pudimos disfrutar tanto de esta maravillosa etapa de sus vidas”. Realmente nos hicieron sentir como si no hubiésemos envejecido.
           
            GRACIAS, DIOS DEL CIELO, POR ESTA GRAN BENDICIÓN.

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