jueves, 1 de marzo de 2012

YO SOY LA PUERTA

YO SOY LA PUERTA
Juan 10:1-10

            El pastoreo de rebaños era una parte importante de la cultura en los tiempos bíblicos. A menudo, la riqueza de un hombre estaba determinada por el tamaño del rebaño que poseía. Gran parte de la economía, a lo largo de la historia bíblica de Israel, dependía en gran manera de esta industria. Además del papel preponderante de las ovejas en la adoración del Antiguo Testamento, los judíos también identificaban al Señor como “El pastor de Israel(Sal. 80:1, 23:1); y se llamaban a sí mismos como Ovejas de su prado(Sal. 74:1; 79:13; 100:3).

            Los pastores fueron los primeros en adorar a Cristo en el momento de su nacimiento, cuando les fue anunciado por los ángeles (Lc. 2:15-18). Sin lugar a dudas, durante su crecimiento, Cristo muchas veces encontró pastores guiando sus rebaños por los campos. De la manera como un buen maestro trataría de relacionar nuevas verdades con verdades conocidas, era de esperar que el Maestro de maestros usara las escenas familiares del pastoreo, a medida que enseñaba en la ciudad de Jerusalén.

            La puerta es uno de los elementos más ilustrativos que encontramos en la Palabra de Dios para destacar la importancia y necesidad que tiene el hombre de tomar una decisión para poder entrar en el reino de los cielos. Cierto es que cuando hablamos de una puerta, de inmediato viene a nuestra mente el hecho de saber que tenemos que ENTRAR o NO ENTRAR por ella.

            En Mateo 7:13, se usa este elemento (la puerta) como una ilustración respecto a la salvación, donde no sólo se nos invita a entrar sino que se nos define aún la cualidad principal de la misma, cuando dice: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”

            Es una realidad patente en las Sagradas Escrituras, el hecho de la invitación hecha por nuestro Señor a todos los hombres de la tierra, y queramos o no queramos aceptar su voluntad, es no menos cierto que su voluntad no se va a invalidar por el hecho de que algún hombre no quiera reconocerla como real.
            En este pasaje vemos que la invitación está hecha a todo hombre; más ahora, en el pasaje que vamos a estudiar, el mismo Jesús se declara y dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”

            Bajo esta declaración, es importante que cada uno de nosotros analice con detalle cuál es la realidad de las cosas y cuál es la voluntad de Dios, con el propósito de hacerla.

Veamos, en primer lugar, la declaración:
I. YO SOY LA PUERTA

A.      LA PUERTA ES UNA NECESIDAD

1.         ¿Qué hubiera sido del hombre si nunca hubiéramos tenido una puerta de acceso a Dios? De cierto que nunca hubiéramos podido entrar a la salvación.

2.         El profeta Isaías profetiza sobre esta promesa en Isaías 26:2-4: “Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.”

3.         La puerta, pues, es y será siempre una necesidad para el hombre pecador, ya que donde está Dios no podemos estar nosotros, a menos que antes traspasemos la puerta de la justificación.

B.      LA PUERTA EXPRESA SINGULARIDAD

1.         Es una utopía y necedad del hombre, cuando leyendo esta declaración dice: Todas las puertas llevan al cielo, no alcanzando a comprender que el Señor dice: “Yo soy la puerta, indicando con este artículo la singularidad de la expresión.

2.         Muchas veces lo declara nuestro Salvador, cuando nos ha dicho en 1 Timoteo 2:5 - “Porque hay un sólo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre
3.         ¿Por qué entonces el hombre se cansa buscando en tantas puertas diferentes?

Veamos que:
C.      LA PUERTA EXPRESA PERSONALIDAD

1.         El mismo dice: Yo soy la puerta”. Es interesante analizar ahora esta expresión preguntándonos, ¿Para qué sirve una puerta?

2.         Es una realidad que una puerta sólo sirve para entrar, sabiendo que todos nosotros estamos fuera y pretendemos entrar en el reino de los cielos.

3.         Ahora bien, él dice: “Yo soy la puerta, como elemento al cual nos debemos dirigir para entrar. Me pregunto, el Señor no dice:
·         ¿Yo soy la religión?
·         ¿Yo soy las ceremonias?
·         ¿Yo soy las buenas obras?
·         ¿Yo soy... ?
Nadie necesita otra cosa, que no sea entrar por él. La puerta es una persona, no una cosa.

Veamos nuestro siguiente punto, y analicemos la actitud de:
II. LOS USUARIOS DE LA PUERTA

A.      LOS USUARIOS TIENEN QUE RECONOCER SU NECESIDAD

1.         El texto nos dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare...” Las condiciones de Dios son tajantes e inmutables.

2.         Recordemos Apocalipsis 21:25-27, “Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación o mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” Los que primero hayan pasado por la puerta.
                       
3.         Todo usuario, en este caso oveja del redil, tiene que reconocer que esa puerta da acceso al redil, para ser salvo y luego salida para obtener el alimento que se le da a las ovejas verdaderas. Por tanto, todo aquel que pretende ser usuario, tiene que reconocer en Cristo la entrada al cielo y la salida del mundo.


B.      LOS USUARIOS NO PUEDEN SER SOLO ESPECTADORES

1.         Los que pretenden entrar en el redil de las ovejas, no solo permanecerán observando o tocando o rodeando la puerta, sino que tienen necesariamente que traspasar la puerta.

2.         Es una realidad el hecho de que los usuarios tienen que disponerse a entrar por ella y a experimentar la transformación de sus almas.

3.         Ellos van a dejar de ser espectadores para convertirse en usuarios.

C.      LOS USUARIOS TIENEN QUE TRASPASAR LA PUERTA

1.         Hemos declarado que para ser usuarios, no podemos ser pasivos y permanecer fuera argumentando que podemos entrar sin traspasar la puerta, sino que tenemos que actuar, poner en acción la fe.

2.         Desde afuera yo tengo que reconocer que debo traspasar la puerta, si tengo fe verdadera; entonces, lo lógico es que yo ponga acción a mi fe y traspase la puerta.

3.         Si no traspaso la puerta como ella misma me ordena, entonces mi fe es vana y falsa, y nunca seré usuario de la misma, ni tampoco gozaré de los privilegios del usuario.
  
Veamos cuáles son:
III. LOS PRIVILEGIOS DEL USUARIO

          A.      EL USUARIO TENDRA SALVACIÓN
1.         El primero de los privilegios de todo aquel que se constituya en usuario será la salvación. Dice el texto: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo...”

2.         Es innegable la gran promesa de Jesús en este pasaje: “Será salvo”

3.         Me pregunto, ¿por qué el hombre niega que puede ser salvo, si Jesús es tan claro con lo que ofrece? Lo único que pienso es que muchos, al no querer creer, en vez de reconocer su falta de fe, niegan el poder de Jesús de cumplir su promesa.

B.      EL USUARIO TENDRA LIBERTAD

1.         El texto nos dice: “...Y entrará, y saldrá...” Cuando traspasamos la puerta, no traspasamos la puerta de una prisión sino precisamente la puerta que nos libra de la esclavitud del pecado.

2.         Luego de traspasarla, tenemos libre acceso para entrar y suplicar, protegerse, tener comunión, instrucción, gozo; y, también, para salir para servir y traer a otros a este hermoso redil.

3.         “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, dijo el mismo Jesús.

C.      EL USUARIO TENDRA ALIMENTO

1.         Termina el texto: “...Y hallará pastos.” Jesús le ofrece al usuario pastos. Es interesante que Jesús indica en esta porción no sólo el privilegio del usuario en la eternidad, sino su privilegio aquí en la tierra ya que él, como el buen pastor, llevará a su oveja a deleitarse de los mejores pastos.

2.         Jesús ofrece una vida llena de satisfacción a todo aquel que cree y traspasa la puerta. Recordemos cuando dice (Jn. 6:35), “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”

3.         Nunca más tendremos sed Espiritual.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

Para concluir debemos citar lo que nos dice el Salmo 118:20-25:
“Esta es puerta de Jehová; por ella entrarán los justos.
Te alabaré porque me has oído, y me fuiste por salvación.
La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo.
De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.
Oh, Jehová, sálvanos ahora, te ruego; te ruego, Oh, Jehová, que nos hagas prosperar ahora”.


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