sábado, 25 de febrero de 2012

YO SOY EL PAN DE VIDA

 YO SOY EL PAN DE VIDA
Juan 6:22-71

Para iniciar esta serie de mensajes tenemos que recordar que el mismo Señor Jesucristo ha dicho algo muy particular con respecto al tema que vamos a tratar, en Juan 8:58 él ha declarado: “De cierto, de cierto os digo: Antes de que Abraham fuese Yo Soy”. Lo que está haciendo el Señor es declarando que él es el Dios de Moisés, aquel que se presentó ante él en el monte Sinaí y le dijo: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY”.

Como vemos en el (v. 22), Juan nos narra lo que sucede al día siguiente de que Jesús camina con Pedro sobre el mar, dirigiéndose a la ciudad de Capernaum, a donde se dirigía a exponer uno de los más grandiosos mensajes sobre su obra redentora.

            En esta ocasión, Jesús se presenta delante de los suyos como aquel único ser que puede saciar el vacío espiritual que todos tenemos; y, al mismo tiempo, da a conocer cómo él puede satisfacer al hombre cuando hace su voluntad, expresada en su Palabra.

            Todos los hombres quieren ser satisfechos, pero no todos quieren hacer caso a la voluntad de Dios para ellos, por lo que ésta es la razón por la que hay tantas personas vacías e insatisfechas dentro de la humanidad.

            Es necesario que hagamos un paro en nuestras vidas y que busquemos con vehemencia la voluntad de Dios para nosotros y que estemos dispuestos a aceptarle, para así poder decir: De cierto que Jesús satisface cada corazón.

            En esta mañana veremos tres interesantes aspectos con respecto a la satisfacción personal e individual de cada hombre en el orden espiritual, pues como notamos en el texto, cada uno de aquellos de los que fueron alimentados materialmente, ahora buscaban a Jesús pero no para lo espiritual, sino para lo material, lo cual no satisface.

            Veamos:
I.      SU PROVISIÓN - CRISTO
II.     SU PETICIÓN - CREER
III.    SU BENDICIÓN - SATISFACER

            Cuando conocemos estas verdades y las aceptamos conforme a su voluntad, no hay más nada que desear porque nuestra alma ha quedado plenamente satisfecha.

            Podremos decir como Pedro: ¿A quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna.

            Es interesante analizar el carácter inmutable de Dios y, más que todo, conocer que sus palabras son eternas e invariables, aunque el hombre ha querido siempre distorsionarlas; pero la realidad es que Dios ya ha hablado a los hombres, y no oiremos otra voz que no sea la que Dios nos ha declarado.

Veamos, pues, lo que él ha dicho con respecto a:
I. SU PROVISIÓN: JESÚS
(Jn. 6:25-38)

A.      ES UNA PROVISIÓN QUE HA VENIDO DE DIOS


1.         Así como los hombres tienen necesidades físicas, Dios nos recuerda que también tenemos necesidades espirituales. En  Juan 6:25-26 Jesús mismo reclama a todos aquellos que sólo buscaban para lo material, su necesidad de buscar lo espiritual.

2.         Es importante que sepamos diferenciar el efecto de ambas realidades, por el hecho de que muy comúnmente confundimos las necesidades físicas con nuestra necesidad espiritual. El Señor nos manda a esforzarnos por trabajar para alcanzar esta última. Dios nos llama ahora a trabajar,No por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece”  (v. 27).

3.         El Señor nos declara que él nos ha concedido una comida espiritual que Dios mismo ha señalado, como la comida que a vida eterna permanece. Además agrega: “la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre”. El propósito de Jesús al hacer esta petición era llevar a los oyentes a declarar su propia necesidad, como hicieron en el (v. 28).

B.    ESTA PROVISIÓN ES ESPIRITUAL Y NO ES COMPARABLE CON LA TERRENAL

1.         Jesús declara una gran diferencia en cuanto al origen de la provisión que él ofrece. Ya vimos que él dijo que esta provisión vendrá a través de él y ahora declara en el (v. 29): “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado”.

2.         Lo que recibimos a través de los hombres sólo puede satisfacer nuestras necesidades físicas; pero lo que recibimos de Dios es lo único que satisface nuestra necesidad espiritual. Esto es lo que Jesús viene a declarar cuando oye que los judíos allí presente le demandan señal para creer, leamos Juan 6:30-33.

3.         Esta provisión tiene que ser anhelada por el hombre, no pensando en satisfacer su carne, sino su espíritu. El hombre tiene que entender que conocer y probar la provisión de Dios para vida eterna, es un privilegio y no algo que podemos menospreciar (v. 34).
                                                             
DIFERENCIA ENTRE EL PAN MATERIAL Y EL PAN ESPIRITUAL
EL MANA
EL PAN DEL CIELO
Creado en el desierto
Desciende del cielo
(vv. 33, 38, 41, 42, 50, 51, 58)
Para los judíos
Para todo el mundo (v. 33)
Debía ser tomado cada día
Tomado una sola vez (v. 35)
Era materia muerta
Es un organismo vivo (v. 51a)
Era alimento temporal
Es alimento eterno (vv. 49-50)


C.   ESTA PROVISIÓN ES ÚNICA, Y SE LLAMA JESÚS

1.         El mismo Jesús ahora declara: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás”. Frente a la petición de los hombres que allí se encontraban, Jesús ahora hace una tremenda declaración.

2.         Él declara que esta provisión es efectiva porque no proviene de su humanidad, sino de su Divinidad y, por tanto, el Padre es quien lo provee, por lo tanto, todos debemos poner atención e interés en recibir lo que él está poniendo a nuestro servicio.

3.         Él declara que el éxito de la provisión que ahora puede ofrecer está, en el hecho de que él fue obediente a la voluntad divina  como dice Juan 6:37-38: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Por que he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Aquí se plantea que lo más importante no sólo es saber lo que Dios ha provisto para nuestra salvación, sino lo que debemos hacer los hombres para obtener esta provisión de Dios y ser saciados espiritual y eternamente.

Conozcamos, pues:
II. SU PETICIÓN: C R E E R
(Jn. 6:39-59)
                           

A.   LA VOLUNTAD PERCEPTIVA DE DIOS HACIA CRISTO


1.         Antes de Dios exigirle al hombre que aceptara su voluntad, se exigió a sí mismo aceptar su propia voluntad. Podemos recordar lo que él mismo declaró en Juan 4:34, Jesús dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

2.         Asimismo él declaró que su enseñanza no era suya refiriéndose a su condición de hombre, sino que esta enseñanza provenía de su condición de Dios, por tanto declaró que todo el que la quisiera comprobar, sabría su procedencia como más luego declararía en Juan 7:16-18.

3.         La voluntad perceptiva de Dios hacia Cristo es manifestada por lo que Jesús mismo declaró en Juan 6:39: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió; que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”. Aquí vemos como el Señor nos revela lo que Dios desea que nosotros hagamos con Cristo. Sepamos que la obediencia de Cristo, nos da fe para creer en su obra.

Veamos entonces:

B.    LA VOLUNTAD PERCEPTIVA DE DIOS HACIA EL HOMBRE


1.         El versículo 40 nos dice ahora: “Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Ahora si tenemos una tremenda oferta de aquel quien se autoproclamó como el Pan de Vida. En este momento se ofrece como la garantía para resucitar a los  que crean en el poder de su voluntad.
                       
2.         Está claro que lo que Dios desea del hombre es: “Que nosotros creamos que su Hijo Jesucristo es el único que puede saciar nuestro corazón porque solo él ha descendido del cielo y es el único que puede dar vida a los que estamos muertos en nuestros delitos y pecados”. Dios desea que los hombres confiemos en el poder que reside en su Hijo Jesús.
                       
3.         Este versículo nos enseña que lo que Dios ofrece para beneficio del hombre, por la obra de su Hijo, es un beneficio seguro y eterno, por esto Jesús mismo lo define como “La vida eterna y resurrección”.

C.   LA PETICIÓN DE DIOS ES, POR TANTO, CREER.

1.         La palabra creer se puede traducir como “CONFIAR”, Dios desea que nosotros nos abandonemos en sus manos y confiemos que en sus manos seremos satisfechos plenamente y sin lugar a ningún temor.

2.         Poner la confianza en Cristo es la clave de la salvación del hombre, como dice Juan 6:41-59 aún cuando los judíos discutían y acusaban a Jesús de toda clase de cosas, él respondió: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”.

3.                  Ingerir espiritualmente en nuestro corazón, por la fe, la obra de Cristo, es la clave de la victoria sobre el pecado y de la salvación de nuestra alma del infierno eterno. Notemos como Jesús mismo insiste en esto en los (vv. 47, 48) cuando dice: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida”.

4.         Para muchos, ciertamente, decir que han de comer la carne del Hijo del Hombre y han de beber su sangre, es locura porque no pueden aceptar con sencillez la obra de Cristo como lo hacen los niños, deponiendo su orgullo y su insensatez; pero la realidad es que sólo el que hace la voluntad de Dios e ingiere a Cristo en su alma, por fe, recibirá la salvación y vida eterna (Jn. 6:54-56).

III. LA BENDICIÓN:  S A T I S F A C E R

(Jn. 6:60-71)

A.   SU BENDICIÓN ES PARA AQUELLOS QUE PIENSAN ESPIRITUALMENTE

1.         Vemos que cuando el hombre oye estas enseñanzas, sino tiene la Gracia de Dios, las rechaza por naturaleza propia. Es aquí cuando los discípulos mismos declararon que lo que habían oído era algo irresistible por el hombre natural, ya que lo que allí se había hablado era netamente espiritual, por esto había que discernirlo espiritualmente (Jn. 6:60-61).

2.         Muchos son los que dicen seguir a Cristo, pero no todos están dispuestos a aceptar su voluntad. Por esto dijo el Señor a aquellos que lo seguían: “¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre subir adonde estaba primero?”

3.         El Señor advierte nuevamente que estas cosas se han de discernir espiritualmente, porque es el espíritu el que da vida, ya que la carne de nada aprovecha, por esto nos declara que la satisfacción espiritual solo viene de Dios (Jn. 6:63).

B.      SU BENDICIÓN NO ES ACEPTADA POR TODOS


1.         Lamentablemente, vemos aquí como el mismo Señor declara que no todos aceptan sus demandas; muchos, aunque le siguen o dicen creer en él, no están en la disposición de aceptarle a él como Señor de sus vidas y al final le negarán (Jn. 6:64).

2.         Para ser de él, tenemos que saber que sólo el Padre tiene potestad de llevarnos hacia él (Jn. 6:65-66). En este (v. 65) apunta: “Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre”. Dejando claro que la salvación es por Gracia y nadie, por más que se afane o desee podrá alterar la voluntad de Dios.

3.         Muchos, cuando comprenden las demandas de él, vuelven atrás y ya no quieren andar con él. Estos desgraciadamente no han gustado de la benignidad del Señor. Estos no conocen ni tendrán la oportunidad de ver el reino de los cielos, por el hecho de haber negado al Santo de los Santos.

C.   SU BENDICIÓN ES SATISFACCIÓN A TODO AQUEL QUE CREE

1.         El Señor quería en este momento comprobar la fe de los suyos, y les preguntó: “¿Quieres acaso iros también vosotros? Esta fue una fuerte y tremenda pregunta que tomó de sorpresa a todos sus discípulos.

2.         Ahora los que estaban a su lado tendrían que responder ante el cuestionamiento del Señor. Estos tenían que identificarse con lo que Jesús había dicho o tendrían que apartarse de él. Pero los suyos declararon a través del apóstol Pedro la realidad de un corazón satisfecho, Pedro dijo: “¿A quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6:68).

3.         Los suyos confiesan cual era la clave de su satisfacción y agregaron según el (v. 69): “Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”. Ya no había más nada que decir, ni más que preguntar. Los que habían creído estaban satisfechos y habían depositado toda su confianza en Jesús y en su obra redentora. Él es el Pan de Vida y todo aquel que lo ingiere, será satisfecho.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

Concluimos, dando acciones de gracias a Dios, porque por su misericordia, hemos recibido de él la vida eterna y la promesa de la resurrección, sabiendo que un día, cuando él lo determine así, estaremos en sus brazos y gozaremos de la patria celestial. Hoy estamos satisfechos en Cristo, porque por su Gracia hemos ingerido su carne y hemos tomado su sangre para salvación y vida eterna.

                                                                                                                                                                                                    

   

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