martes, 29 de noviembre de 2011

10/27 EL PRIMER SERMÓN DEL REINO

El Sermón del Monte
VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO
                                    Iluminadores
                                                                Mateo 5:14-16

Hemos visto que como “Sal de la tierra”, se nos llama a ser preservadores de la misma; ahora nuestro Señor nos llama “La luz del mundo”, calificativo de gran importancia y gozo para un creyente, pues el mismo Señor se autocalifica en Juan 8:12 como “La luz del mundo”, cuando dice: “Otra vez Jesús les habló diciendo, yo soy la luz mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”., mostrándonos con esto que este es uno de los privilegios que co-heredamos con Él y por el cual el mundo verá la luz.

Es por esto que nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Es interesante analizar todo cuanto implica ser la luz del mundo, ya que el Señor no nos declara que somos luz del mundo, sino que somos La” (Artículo determinativo) luz del mundo; diciéndonos con esto que somos la única luz que tiene el mundo para ser iluminado y ver el camino que le llevará a la vida.

Muchas fábulas se han contado con respecto a la luz como guía y seguridad; por ejemplo, tenemos los faros de los puertos, la estatua de la libertad, las luces del tránsito, etc., y todas ellas representan la guía por la cual el hombre llega a puerto seguro, alcanza la libertad, y se libra de un accidente, respectivamente; pero, nosotros hablaremos de nuestra responsabilidad como “luminares” de este mundo, recordando lo que nos dice el apóstol Pablo en Filipenses 2:14-15: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”.

El Señor no sólo nos llama la luz del mundo, sino que agrega la responsabilidad que tenemos y la posición en que debemos ubicarnos para poder cumplir con la misión que se nos ha encomendado. Es realmente un reto que nos hace el Señor, ya que muchos queremos gozar de los privilegios de Cristo pero no todos quieren participar de sus padecimientos y aceptar sus demandas.

I.    LAS CARACTERÍSTICAS DE LA LUZ
II.   LAS CONSIDERACIONES SOBRE LA LUZ Y SU INFLUENCIA
III. LA RESPONSABILIDAD DE SER LUZ

Veamos, en primer lugar:
I. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA LUZ

A.      EL ORIGEN DE LA LUZ

                        1.         Es maravilloso ver que Génesis 1:3 nos enseña que la luz es la primogénita de la creación cuando dice: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. Y en Génesis 1:4 se declara: “y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas”.

                        2.         De acuerdo a este versículo, la luz es lo opuesto a las tinieblas y desde aquel día no pueden tener ningún tipo de comunión. La luz fue llamada día, y las tinieblas, noche (v. 5).

                        3.         La luz es representativa de la PERSONA DE DIOS, cuando el dice en 1Juan 1:5 - “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos; Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él”.

B.      LA LUZ Y LA PERSONA DE CRISTO

                        1.         El mismo apóstol Juan en su Evangelio, nos declara en Juan 1:4 que en el Verbo estaba la vida y que la vida era la luz de los hombres. Esta es una maravillosa ilustración de la capacidad que tenemos en Cristo de ser guiados hacia LA VIDA por medio de su luz.

                        2.         Ahora bien, en los versículos subsiguientes, el apóstol Juan nos declara varios detalles:

a.     La luz en las tinieblas resplandece (1:5).

b.     Las tinieblas desaparecen por el efecto de la luz (1:5).

c.     Esta luz alumbra a todo hombre según Juan 1:9-10 donde nos dice: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció”.

                        3.         En otros pasajes como los que mencionaremos más adelante, se nos enseña que Cristo es: La luz del mundo, un mundo que está sumergido en las más profundas de las tinieblas por causa del pecado.
a.     Jesús habla en Juan 3:19-21 de la condenación como la causa del rechazo de la luz diciendo: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.

b.     En Juan 8:12 Jesús la recomienda como solución para hallar la vida eterna. “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

c.     Y en Juan 12:35-36 Jesús nos declara que la fe es el requisito indispensable para ser co-partícipe de la luz: “Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz”.

d.     Y Juan 12:46, termina diciendo: “Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas”.

C.      LA LUZ Y EL CREYENTE

                        1.         Ya hemos visto en estos últimos pasajes que sólo el que cree en la luz es hijo de luz y puede salir de las tinieblas. Estos pasajes nos caracterizan como transmisores de la luz recibida. Somos como la luna que refleja la LUZ DEL SOL, Cristo es el Sol de justicia.

                        2.         Todo aquel que cree en la luz, dice el texto, no andará en tinieblas; estará iluminado en su camino hacia la vida, como dice el Salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.

                        3.         Por esta razón, el mismo Jesús nos llama en nuestro texto clave: “Vosotros sois la luz del mundo”. No cualquier luz, sino la única luz del mundo, porque ustedes reflejan mi luz.

Ya hemos visto las características de la luz y más que todo, la analogía que de ella se hace con respecto a Cristo y al creyente. Veamos ahora:
II. LAS CONSIDERACIONES SOBRE LA LUZ Y SU INFLUENCIA
(Mt. 5:14-15)

A.      UNA LUZ ASENTADA SOBRE UN MONTE NO SE PUEDE ESCONDER

                        1.         Esta es la primera declaración sobre la que tenemos que considerar (pensar o hacer un examen atento) sobre la luz y su influencia. Porque siendo nosotros calificados como luz del mundo tenemos que entender nuestra responsabilidad.

                        2.         Es una realidad, que cuando nuestro Señor hace esta declaración, tenemos que recordar lo que dice Isaías 8:18 cuando expresa: “He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos como señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos, que mora en el monte de Sión”.

                        3.         Realmente así nos considera el Señor, como antorchas que avisan el camino de la luz, a donde todos pondrán los ojos, para admirarla, para alabarla, para regocijarse en ella, como muchos hicieron con Juan el Bautista según Juan 5:32-35, aunque al final quisieron acabar con ella cuando Juan les declaró su pecado. “Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos. El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz”.

4.         El señor nos quiere decir que somos objeto de observación de todo el mundo, porque todos tienen los ojos puestos en la luz y quieren observar que somos lo que realmente decimos.

            La segunda declaración es la siguiente:
B.      NO SE ENCIENDE UNA LUZ Y SE PONE DEBAJO DE UN ALMUD

                        1.         Es una magnífica observación la que hace Jesús en esta porción, ya que muchos en este mundo pretenden alumbrar desde abajo de una cubierta. Esto es el almud, un cántaro o cesto de medida, bajo del cual a nadie se le ocurre poner una luz para que alumbre.

                        2.         Creo que no hay otro país mejor que la República Dominicana para entender estas declaraciones, ya que todos vivimos aquí sin luz eléctrica constante y nos pasamos el tiempo buscando con qué alumbrarnos mejor y donde poner una lámpara que verdaderamente nos alumbre.

                       3.         Es, por tanto, una realidad clara y patente el hecho de que la luz no se enciende para estar oculta, ya que sólo Satanás, que está en tinieblas, permanece en la oscuridad y busca con los suyos ocultar la luz que alumbra en este mundo, como ha hecho a través de la historia. 
Ejemplos:
·         Pedro y Juan en Hechos 4:18 - Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús”.
·         Pedro y los apóstoles en Hechos 5:40 “Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad”.
·         En Hechos 7 la muerte de Esteban.
·         En el siglo XVI la Inquisición.

C.      LA LUZ SE ENCIENDE PARA PONERLA SOBRE EL CANDELERO Y ALUMBRAR A TODOS LOS QUE ESTAN EN CASA

                        1.         Esta es la última de las declaraciones hechas por Jesús a la cual tenemos que tomar en consideración, ya que ella nos declara el propósito del creyente que es luz de este mundo.

                        2.         Todo creyente que recibe la luz del evangelio debe entender que su único propósito debe ser alumbrar a todo el mundo que le rodea, declarándole la verdad y desvaneciendo las tinieblas que haya en ellos.

                        3.         Todo cristiano estará puesto en alto para que todos puedan regocijarse en nosotros, y puedan salir de las tinieblas, y esto sólo será posible por medio de nuestra predicación y nuestro testimonio de vida. La luz que reflejemos tiene que estar visible y ser suficientemente clara como para disipar las tinieblas y que los demás vean la diferencia.

Para terminar, Jesús nos da un gran consejo, con el cual nosotros denotamos:
III. LA RESPONSABILIDAD DE SER LUZ
(Mt. 5:16)

A.      EL SEÑOR NOS RECUERDA QUE LA LUZ CUANDO LA POSEEMOS, ES NUESTRA.

1.         Todo creyente tiene que saber que cuando Jesús entra en nuestro corazón, llena de luz nuestras vidas, con el propósito de que la reflejemos en otros; por esto dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

                        2.         Aquí tenemos que recordar las palabras de Jesús a Pablo en Hechos 13:47 cuando le dice – “Te he puesto para luz a los gentiles, a fin de que seas salvación hasta lo último de la tierra”.
·         En Romanos 13:12-14 nos manda a vestirnos con las armas de la luz cuando dice: “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
·         En Efesios 5:8-17 nos manda a caminar como hijos de luz cuando nos dice: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz  (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.
·         En 1 Tesalonicenses 5:4-11 nos manda a velar como verdaderos hijos de luz. Aquí se nos dice: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.
·         En Filipenses 2:14-16 se nos manda a resplandecer como luminares en el mundo cuando expresa: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado”.

                        3.         Es una responsabilidad inmensamente grande cuando comprendemos que somos luz de este mundo y que se nos pedirá cuenta de la manera en que alumbremos.

            Ahora analicemos dos preguntas con nuestro texto:
B.      ¿CÓMO CUMPLIMOS CON NUESTRA RESPONSABILIDAD?

1.         El mismo texto nos responde esta primera pregunta, ya que si leemos nos dice que debemos alumbrar con nuestra luz, para que los hombres vean nuestras buenas obras. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

                        2.         Las buenas obras no son causa de nuestra salvación, pero si son efecto de la misma como leemos en Efesios 2:8-10: “...las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
                        3.         De la misma manera, Santiago 2:14-26 nos recuerda que la fe sin obras es muerta, y que nadie creerá en ella a menos que nuestras obras declaren lo que predicamos.
·         Tus hechos hablan tan alto que no me dejan oír lo que predicas.
·         Le dijeron a un cristiano que no cumplía con su responsabilidad de alumbrar para que el mundo conociera el poder de su luz.

            La segunda pregunta es:
C.      ¿PARA QUÉ DEBO CUMPLIR CON MI RESPONSABILIDAD?

                        1.         Dice nuestro texto: “...para que glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Esta debe ser la base de nuestra obra de iluminación.  Todo lo que hace un creyente debe ser única y exclusivamente para la gloria de Dios.  Dice Pablo en 1 Corintios 10:31 – “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.

                        2.         Yo me pregunto si todos los creyentes estamos conscientes y seguros de que todo lo que hacemos, lo hacemos para la gloria de Dios. Juan 17:4 nos declara el gran ejemplo de Cristo, cuando dice: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”.

                        3.         En Juan 17:6 Jesús declara la obra de iluminación con la cual él glorificó al Padre: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra”.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Hermanos, con nuestra obra:
·         ¿Estamos alumbrando a los que están en tinieblas?
·         ¿Estamos haciendo la función para la cual fuimos llamados?
·         ¿Por nuestras obras los hombres glorifican a nuestro Padre que está en los cielos?
Es tiempo de cuestionar lo que somos y que hacemos, pues este maravilloso sermón nos ayuda a cuestionar nuestra vida cristiana.                                                     


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