lunes, 4 de julio de 2011

20/52 RAZONES POR LA CUALES SUFRIÓ Y MURIÓ JESUCRISTO

Vigésima Razón

PARA REDIMIRNOS DEL
PRESENTE SIGLO MALO

“Se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Gálatas 1:4-5

            Iniciando el vigésimo estudio citamos lo que nos dice el pastor Piper: «Hasta que muramos, o hasta que Cristo regrese a establecer su reino, vivimos en “el presente siglo malo”. Por consiguiente, cuando la Biblia dice que Cristo se dio a sí mismo para librarnos del “presente siglo malo”, no quiere decir que nos sacará de este mundo, sino que nos librará del poder del mal que está en él. Jesús oró por nosotros del modo siguiente: “No te pido que lo quites del mundo, sino que los libre del mal” (Jn. 17:15).

            Jesús oró que se nos librará “del mal” porque “el presente siglo malo” es una era en que a Satanás le es concedida libertad para engañar y destruir. La Biblia dice: “El mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). Este “maligno” es llamado “el dios de este siglo”, y su principal objetivo es cegar a las personas para que no vean la verdad. “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Co. 4:4)[[1]]

            La realidad del mundo en que vivimos es evidente y patente. La situación en que el mundo se encuentra es caótica y perversamente maliciosa. Como dijo el Señor Jesucristo, en los días del fin veremos tangiblemente los días de 

Sodoma y Gomorra caracterizados por la vida promiscua y la homosexualidad descaradamente exhibida como una simple preferencia sexual, asimismo veremos como fueron los días de Noe donde la gente estaba comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento como si lo que Dios había dicho de exterminar la tierra, no fuese una realidad (Mt. 24:37-39 y Lc. 17:26-30).


            La maldad está caracterizando nuestros días y de hecho ha caracterizado los días de la humanidad, Dios lo sabía y por eso nos proveyó a su Hijo Jesucristo, quien al morir en la Cruz del Calvario nos ofreció la paz que sólo se logra en medio de un mundo convulsionado y malo. La realidad es que Dios nos dirá en el cielo de tantas cosas de las cuales Él nos ha librado aquí en la tierra sin que nosotros nos hayamos dado ni siquiera cuenta de ello.

          Ahora analicemos esta verdad bíblica por medio de este bosquejo:

I.    SE DIO A SI MISMO POR NUESTROS PECADOS

II.   NOS LIBRA DEL PRESENTE SIGLO MALO

III.  CONFORME A LA VOLUNTAD DE NUESTRO DIOS Y PADRE


I. SE DIO A SI MISMO POR NUESTROS PECADOS (Gá. 1:4)

A.      EL TRANSFONDO DEL TEXTO


1.         Es importante recordar que el texto que nos ocupa la atención ahora, es un verso que aparece en la epístola a los gálatas. Los gálatas eran creyentes de origen celta y habiendo conocido de la Gracia de Dios trataron de añadir en su afán de ser parte del redil de Israel, sus pobres obras legalistas a la obra de la redención que ya Jesús les había proporcionado.

2.         Es por esta causa que el apóstol Pablo en la introducción de la epístola les habla de forma drástica y dura cuando les dice: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gá. 1:6-8).

3.         Ante tal situación, el apóstol Pablo se dirige a esta iglesia y en su introducción es que cita el texto que ahora estudiamos y en el cual les habla de la obra de redención cuando declara: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Gá. 1:1-5). 

B.      LA ENTREGA DE SÍ MISMO

1.                  En esta introducción el apóstol Pablo hace énfasis en la obra de redención, pero principalmente utiliza esta expresión “a sí mismo” concerniente a la obra sacerdotal de Cristo en contraste con lo que los gálatas querían ofrecer a Dios, sacrificios y obras legales que no le costaban ni un centavo.

2.         Cuanta diferencia había entre lo que pretendían ofrecer los judaizantes ante un altar obsoleto y la sublime obra de Cristo quien no toma sangre ajena, sino su propia sangre para ofrecerla en sacrificio por nuestra salvación.

3.         Su entrega fue total, precisa y efectiva, rica en esencia ante las exigencias del Padre para poder redimir al pecador. Por esta causa nada podía agregarse a su obra sacrificial, nada podía competir con ella, ni mucho menos podía sustituirla, más bien por el contrario, era la sustitución de todo sacrificio veterotestamentario.

C.      NUESTROS PECADOS 

1.         El asunto más trascendental en la vida del hombre es el pecado, los problemas más acuciosos del ser humano están relacionados con su condición de pecado. No solamente el pecado afecta de forma individual a cada hombre, sino que como producto de que somos los entes primarios de la familia, la sociedad y el mundo, todo lo que tocamos es afectado por nuestra condición pecaminosa.
2.         Nos dice Ernesto Trenchard en su comentario a los Gálatas: «Sólo el sacrificio de la Cruz nos ofrece la solución, ya que “al que no conoció pecado (Dios) hizo (ofrenda por el) pecado por nosotros para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co. 5:21). Profundos secretos, que sólo Dios conoce, se esconden bajo las tinieblas de la Cruz, pero con voz unánime un sinnúmero de textos nos hacen saber que allí se trató a fondo, una vez y para siempre, el fatídico problema del pecado.»[[2]]

 3.        La realidad es que en la fatídica Cruz está clavada la sentencia por nuestros pecados, allí es donde nuestro Señor Jesucristo exhibió la anulación del acta de los decretos que nos era contraria, por esto dice el apóstol Pablo en Colosenses 2:13-14: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”.


II. NOS LIBRA DEL PRESENTE SIGLO MALO
(Gá. 1:4)

A.      EL PRESENTE SIGLO MALO


1.         Muchas verdades sobre lo que significa el presente siglo malo encontramos en la Palabra de Dios, del mismo se dice que:
·        El dueño de la esfera de los reinos de este siglo (Mt. 4:8-9).
·        En el presente siglo malo están esclavizados los que llevan el signo de la rebelión contra Dios asociada con todos los medios que puede idear Satanás para “entretenerles” con el fin de que no le entren deseos de buscar aquel otro “siglo”, que es el de Dios (Lc. 20:35).
·        Satanas es su príncipe (Ef. 2:2).
·        El dios de este siglo (2 Co. 4:4).
La realidad es que todo lo que está manejado por el mal, es maligno y trae esclavitud al mal.

2.         Citando nuevamente a Piper la realidad es que: «Hasta que despertemos de nuestra oscurecida condición espiritual, viviremos en sincronización con “el presente siglo malo” y el gobernante de ella. En otro tiempo anduvimos “siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef. 2:2). Sin saberlo, éramos lacayos del diablo. Lo que sentíamos como libertad era esclavitud. La Biblia habla directamente de los caprichos, diversiones y adicciones del siglo veintiuno cuando dice: “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció” (2 P. 2:19).»[[3]]

3.         La tristeza que embarga a la humanidad es producto de la forma en que Satanás los mantiene alejados de la búsqueda de la libertad de la esclavitud del pecado y por tanto, los sumerge en la corrupción de su mente y de su entendimiento.

B.      LA LIBERACIÓN DEL CREYENTE


1.         Ahora vemos que el texto nos dice: “Se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”. Se entiende que aquí el apóstol Pablo utiliza una figura del lenguaje basada en la metáfora para indicarnos lo que significa esa liberación, que no es más que el acto por el cual se arrebata a alguien del peligro que lo amenaza.

2.         Hemos sido librados por Cristo de las situaciones peligrosas que nos trae el presente siglo malo. Sobre esto dice Piper: «Cuando Jesucristo fue a la cruz, liberó a millones de cautivos. Desenmascaró el fraude del diablo y destruyó su poder. Eso es lo que Él quiso decir en vísperas de su crucifixión cuando dijo: “Ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Jn. 12:31). No sigamos a un enemigo derrotado. Sigamos a Cristo. Es costoso. Seremos proscritos en esta era. Pero seremos libres.»[[4]]

3.         Ya dijimos en la introducción citando al pastor Piper que cuando la Biblia dice que Cristo se dio a sí mismo para “librarnos del presente siglo malo”, no quiere decir que nos sacará de este mundo, sino que nos librará del poder del mal que está en él. Jesús oró por nosotros del modo siguiente: “No te pido que lo quites del mundo, sino que los libre del mal” (Jn. 17:15).

4.         Sobre la liberación que obtenemos en Cristo dice Piper: «El grito resonante de libertad en la Biblia es, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por la renovación de vuestro entendimiento” (Ro. 12:2). En otras palabras, ¡sean libres! No se dejen engañar por los gurus de estos tiempos. Ellos están aquí hoy y se van mañana. Un capricho esclavizante sigue a otro. Treinta años a partir de ahora los tatuajes de hoy no serán marcas de libertad, sino indelebles recordatorios de conformidad.
La sabiduría de esta era es insensatez según la perspectiva de la eternidad. Por eso, “nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios” (1 Co. 3:18-19). ¿Qué, pues, es la sabiduría de Dios en este era? Es la gran muerte liberadora de Jesucristo. Los primeros seguidores de Jesús decían: “Predicamos a Cristo crucificado... el poder de Dios y la sabiduría de Dios” (1 Co. 1:23-24).»[[5]]

III. CONFORME A LA VOLUNTAD DE NUESTRO DIOS Y PADRE (Gá. 1:4-5)


A.      EN CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS

1.         El texto que estudiamos dice: “Se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”. Esto nos deja claro que la liberación del creyente del poder del mal que está en este mundo, sólo puede ser posible si Dios lo permite. Esto nos recuerda lo que fueron las palabras de Nuestro Señor Jesucristo al enseñar a orar a los discípulos cuando les expresó en Mateo 6:13 lo que se nos narra a continuación: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”.

2.         El reino que hoy disfrutamos al mantenernos protegidos por Dios nos mantiene alejados de toda maldad y de toda influencia del maligno, todo lo que sucede en nuestras vidas es conforme a la voluntad de Dios, sobre esa base se fundamentan las palabras del apóstol Pablo en Romanos 8:28 cuando declara: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

3.         Esa liberación gloriosa del mal que nos rodea, está controlada por Dios, nada nos puede pasar sin que Dios lo permita, esta mentalidad era la que existía en Job cuando pasando por la adversidad y tentado por su esposa declaró: “…y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. “Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 1:21-22 y 2:9-10).


B.      DE NUESTRO PADRE DIOS

1.         Sobre el hecho de que el texto declare: “…conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padrenos deja explícito la forma en que se revela la sagrada economía de las operaciones o funciones del Dios Trino, donde el Padre formula los propósitos, siendo el Hijo el Instrumento para su ejecución en el plano histórico y el Espíritu Santo en la esfera subjetiva.

2.         Cuando expresamos que Dios el Padre está en control de todas las cosas, tenemos que estar más que agradecidos y confiados que Él en su Gracia y Misericordia nos provee de todas las cosas maravillosas que un padre provee a sus hijos.

3.         Ese Dios amante es el que nos dice Mateo 6:25-33 lo que vemos a continuación: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

4.         Asimismo nos dice en Mateo 7:8-11: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

C.      A ÉL SEA LA GLORIA 

1.         El texto finaliza diciendo: “…a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”. De esta manera el apóstol Pablo nos muestra la manera en que él nos induce a entender que la gloria de todo lo que vemos sólo pertenece a Dios y es todo aquello que él revela de su propia naturaleza.

2.         Cuando vemos estas bendiciones que Dios derrama en sus hijos como producto del sufrimiento y muerte de su Hijo Jesucristo, tenemos que elevar nuestras miradas al cielo para admirar y glorificar al único que tiene la Gloria por los siglos de los siglos.

3.         Está claro que nadie puede darle a Dios lo que a Él pertenece, por tanto esta expresión sólo indica que los que hemos reconocido a su Hijo como Único Salvador y Redentor, estamos reconociendo la Gloria que Él tiene, ha tenido y tendrá por los siglos de los siglos.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

Hoy por hoy los redimidos de Dios, somos liberados de toda maldición, el texto estudiado nos dice acerca de Cristo que: “Se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
                                                                                                                


[1]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 58.
[2]Una exposición de la epístola a los Gálatas, Ernesto Trenchard - Página 48.
[3]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 58-59.
[4]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 59.
[5]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 59.


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