miércoles, 20 de abril de 2011

VIDA DE FAMILIA XXIX

 CUIDEMOS A NUESTROS HIJOS DE LAS MALAS COMPAÑÍAS

          Entramos ahora en el último estudio que realizaremos con respecto a las presiones a que están sometidos nuestros hijos, y la manera en que nosotros los padres debemos ayudar a que las mismas sean aliviadas, de tal manera que estas no se conviertan en tropiezo que les impidan amar a Dios y servir a su propia generación.

          Citamos por última vez el texto utilizado como base de nuestro estudio: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Dentro del estudio presentado hemos analizado 5 particulares con respecto a las áreas de presiones a que están sometidos nuestros hijos, principalmente en el tiempo de su adolescencia. Citamos en el orden siguiente cada una de ellas:
·      El corazón descuidado,
·      La voluntad no doblegada,
·      La inseguridad en el hogar,
·      La inseguridad por la apariencia física y
·      Las malas compañías.

          En sentido general el ejemplo tiene una gran fuerza para enseñar, es más poderoso aprender por medio de la vista que por medio del oído, porque la vista no solamente nos permite ver los colores, sino que la vista puede a veces oír sin escuchar, por tanto es más poderoso ver el ejemplo por la vista que por otro medio.

Por ejemplo, vemos que la enfermedad se contagia pero la salud no, lo malo se pega rápidamente, pero lo bueno da mucho trabajo hacerlo parte de nosotros. Se dice que el que anda con cojo aprende a cojear pero difícilmente el sano enseña al cojo a andar sin cojear. Es por esto que el impío tendrá más poder para dañar al virtuoso que el virtuoso para mejorar al impío. Las Escrituras nos dicen que un poco de levadura leuda toda la masa. Isaías 6:5 nos declara como él se había hecho inmundo de labios por habitar dentro de un pueblo de labios inmundo.

Veamos pues, lo que Dios nos demanda.
I.    PELIGROS DE LAS MALAS COMPAÑÍAS
II.   EFECTOS QUE PRODUCEN LAS MALAS COMPAÑÍAS
III.  AYUDAS PARA PROTEGERLOS DE LAS MALAS COMPAÑÍAS

I. PELIGROS DE LAS MALAS COMPAÑÍAS

A.    AFECTAN EL CARÁCTER DE LOS HOMBRES

1.      El mal penetra más rápido de lo que penetra el bien, Proverbios 22:24-25 dice: “No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma”. Es una realidad que el mal está en el interior de cada hombre y sólo Dios puede evidenciarlo. Solamente el Espíritu Santo puede dar convicción de pecado a aquellos que albergan la maldad y solución para este gran mal.

2.      Esto hace sumamente peligroso el que permitamos que las malas compañías minen nuestras almas y las almas de nuestros hijos. Por esto es importante que los padres ayudemos a nuestros hijos a escoger los que han de acompañarlos durante el transcurso de su vida, de tal manera que por medio de aquellos que serán sus compañeros, puedan cuidar su alma y no dañarla.

3.      El mal se mide por medio de los efectos dañinos causados al alma de ser humano, es por esto que las malas compañías afectarán lo más valioso que posee un hombre, el alma, y por tanto su carácter. El carácter se hace valioso con respecto a su relación con la eternidad, por tanto los padres que amen a sus hijos y que deseen la vida eterna para ellos, deben velar por sus compañías, principalmente en la etapa de la adolescencia. Proverbios 13:20 dice: “El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado”.

B.    ADORMECEN Y DESTRUYEN EL SENTIDO MORAL DE SUS COMPAÑEROS

1.      La conciencia es la facultad que nos convierte en ser personas morales, es la capacidad que tenemos de juzgar las cosas y determinar si estas son buenas o malas. Los hombres con sus hechos son agencias morales, sean para glorificar a Dios o sea para servir al diablo. Es allí donde podemos clasificar a las personas por morales o inmorales.

2.      La fortaleza de nuestro carácter depende de nuestro amor o de nuestro aborrecimiento de los principios morales establecidos por Dios en su Palabra desde el día que dio a conocer la Ley. Jehová dijo a Josué: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”. “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”, Josué 1:5, 7, 8.

3.      Dios está diciendo a Josué, “Mira jovencito, quiero que sepas que si no tienes el poder para cultivar mis mandamientos para fortalecer tus valores morales por los cuales puedas juzgar las cosas de esta vida, vas a caer y no vas a prosperar”. Es propio de un joven con valores morales fortalecidos, el indignarse antes que regocijarse cuando está en un lugar y oye palabras obscenas o ve escenas inmorales.  Amos 3:3 dice: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Asimismo dice Hebreos 11:7 - “Y por esa fe (Noé) condenó al mundo”. Las malas compañías pues, adormecen y destruyen el sentido moral de los adolescentes. Pablo da a Timoteo en 2 Timoteo 2:22 un tremendo consejo al respecto de las compañías.

C.    ADORMECEN EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA LENTAMENTE

1.            Cuando lo malo es cometido, la conciencia expresa la condenación de este hecho por medio de un sentido de vergüenza. Es por esto que las personas manifiestan por medio del sentido de la vergüenza que sus hechos deben ser condenados. Recordemos lo que ocurrió al pueblo de Israel por desoír a Dios y oír a aquellos a quienes debieron de destruir, Salmos 106:34-38. Si aplicamos esto al tema que nos ocupa, vemos que por los padres no hacer lo que se les mandó (v. 34), se mezclaron con malas compañías (v. 35) y esto les llevó a aprender lo malo (v. 36), lo que provocó su ruina de Israel (v. 37-38).

2.      Este sentido de vergüenza se hace patente en la vida de los hombres por medio de dos vías:
·      Uno es su conciencia enriquecida por lo que demanda la Palabra de Dios y
·      Otro es la buena compañía.
Esta es la labor que se le demanda a la iglesia en favor de los pecadores cuando dice el apóstol Pablo en 1 Timoteo 5:20 - “A los que persisten en pecar, repréndelos (avergüénzalos) delante de todos, para que los demás también teman”: Si la iglesia o los creyentes nos ayudamos unos a otros a velar unos por otros, salvaremos a muchos de ser avergonzados.

3.      Con estas acciones bíblicas, se busca que la iglesia pueda sensibilizar la conciencia de los que pecan, de tal manera que estos al ser avergonzados, puedan apartarse del mal que han practicado, además de buscar el temor en los que no han caído en este pecado, para que no tengan que ser avergonzados.

4.      Cuando por el contrario, tenemos malas compañías, estas invertirán el proceso, de tal manera que poco a poco nos irán acostumbrando que lo malo que hacemos no es nada, y lentamente adormeceremos nuestras conciencias. Por esto, vele por sus compañías y por las de sus hijos.

II. EFECTOS QUE PRODUCEN LAS MALAS COMPAÑÍAS

A.    LLEVAN A OTROS A ADQUIRIR VICIOS Y MALOS HÁBITOS

1.      Aún los impíos saben estas cosas, solamente debemos recordar los anuncios en contra de la corrupción y el proverbio del mundo que dice que muchas naranjas buenas no pueden arreglar a una dañada, pero una dañada si puede podrir todas las buenas, por tanto, el consejo final es “saca las naranjas dañadas y aléjala de las buenas”.
2.            La realidad es que todos quisiéramos que las malas compañías fuesen arregladas por las buenas, de hecho el mundo trabaja para lograr esto dentro de su concepto de moralidad, pero la realidad es que cuando los creyentes se introducen dentro de la esfera de los incrédulos terminan haciendo lo malo y afectados por los mismos vicios y malos hábitos de los impíos.

3.      Todavía no hemos podido encontrar a un creyente que pueda por sí mismo hacer que un impío cante himnos convencido de lo que significa alabar al Señor, o que un drogadicto deje la droga, o que un borracho deje el alcohol, a menos que no sea con la ayuda de Dios. Por el contrario, la triste realidad es que el que es moralista y aún hasta muchos creyentes que coquetearon con sus debilidades, han caído presos del vicio y de los malos hábitos.

B.    LLEVAN A OTROS A APARTARSE DE LOS MEDIOS DE GRACIA

1.      Otra triste realidad que se palpa sobre los efectos que una mala compañía producirá en nuestros hijos es la adversidad hacia los medios de gracia, como son el congregarse, el desear la Palabra de Dios, la alabanza y la oración y en la búsqueda de amigos piadosos. Es patético ver en las iglesias los grupos de jóvenes, aún hijos de creyentes, que desechan y no aprecian los medios de la gracia de Dios por los cuales podemos vivir una vida piadosa. Es más triste ver cuando se utilizan los medios de la gracia para reírse y mofarse de los piadosos, como vemos a jóvenes riéndose en medio de una oración o pasando papelitos en medio de un mensaje para desviar el corazón de nuestros hijos.

2.      Es por esto importante que cada padre trate, por todos los medios de estar junto a sus hijos mientras se está ministrando su alma a través de un medio de gracia, de tal manera que pueda controlar estos focos de contaminación que le puedan afectar, a menos que usted no se asegure que su hijo será influencia para estos irreverentes y no ellos influencia maligna para sus hijos.

3.      Ore para que sus hijos puedan decir como el salmista en el Salmo 119:115 cuando dice: “Apartaos de mí, malignos, pues yo guardaré los mandamientos de Dios”. Aquí notamos cuan convencido estaba el salmista de lo que era su meta, “guardar los mandamientos de Dios”, de igual manera vemos cual fue la determinación que tomó este hombre de Dios para lograr esa meta, “apartar de él a los malignos”. Él sabía que los malignos no iban a permitir que él pudiese lograr lo que tanto anhelaba.

C.    LLEVAN A OTROS A CONDENARSE CON EL MUNDO

1.      Que triste es ver a padres sufrir porque sus hijos se han ido al mundo y no han perseverado en la gracia de Dios. Debemos recordar las palabras dichas en 1 Juan 2:19 cuando dice: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”.

2.      Esto nos debe recordar que, no por el hecho de que nuestros hijos sean hijos de creyentes vendrán a salvación sin que nos ocupemos de enseñarles la Palabra de Dios y  apreciar los medios de Gracia que Dios ha puesto a su servicio para nutrirse y fortalecerse en el tiempo en que hemos de esperar la venida del Señor. Entendamos que para que esto sea una realidad, debemos defenderlos de las malas compañías que los arrastrarán hacia el mundo perdido.

3.      Tenemos que dejar claro que la promesa que muchos argumentan para decir que sus hijos serán salvos tiene un contexto que no se menciona. Esta promesa está en Hechos 16:31 y es dada al carcelero de Filipos cuando Pablo y Silas le dijeron: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Pero en los versos subsiguientes se declara que estos se ocuparon de ministrar la salvación a los de su casa utilizando los medios de la Gracia. (La predicación y el bautismo).

III. AYUDAS PARA PROTEGERLOS DE LAS MALAS COMPAÑÍAS

A.    ENSEÑÉMOSLES A NUESTROS HIJOS CUAL ES SU PRINCIPAL BIEN

1.      Nuestras metas, propósitos y fines son las causas motoras que dirigen nuestros pasos y orientan nuestro andar. Por ejemplo: Si tu meta es ir a Europa, entonces si eres sabio decidirás ir por la línea aérea que te lleva a tu destino y no por otra que te llevará para Indonesia u otro destino equivocado, lo que nos indica que si tenemos las metas claras, entonces sabremos escoger las direcciones correctas para llegar a ellas.

2.      Si nosotros sabemos considerar cual es nuestro principal bien y tenemos claro cuales son las metas, propósitos y fines para preservarlo, de seguro, tenderemos a orientar y a dirigir nuestros pasos por la senda correcta. Veamos lo que dice Hebreos 11:24-26 lo que nos enseña: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada puesta en el galardón”.

3.      ¿Que nos indica esto? Que todo padre que desea lograr en sus hijos metas espirituales correctas, en este caso “la vida eterna”, no se descuidará en poner la vista en ese galardón, no cesará de hacer todo el esfuerzo que tenga que hacer y no se apartará de dar todos los consejos que tenga que dar a sus hijos, de tal manera que pueda lograr ver que ellos alcancen este galardón. Moisés prefirió vivir alejado de lo que en el mundo era preciado, que perder lo más preciado para Dios, Hebreos 11:24-26.

B.    ENSEÑÉMOSLES A ESCOGER BUENAS COMPAÑÍAS ASÍ COMO A DESECHAR LAS MALAS

1.      De acuerdo a lo establecido en el punto anterior, como p padres cristianos tenemos que tener clara nuestra responsabilidad de cuidar de las compañías que tienen nuestros hijos, asimismo debemos saber nuestra responsabilidad de proveer amistades que puedan servirle de ayuda en alcanzar su misma meta, “lograr obtener el galardón”. Esto no quiere decir que vamos a obligarles a ser amigos de tal o cual persona, si no que le orientaremos para que sepan escoger a los que hagan la voluntad de Dios como sus mejores amigos.

2.      Sepamos que es una necesidad del ser humano tener amistades, así como Cristo fue amigo de sus más íntimos colaboradores. Pero es bueno recordar aquí, que no estamos diciendo que nuestros hijos deben ser cuidados solamente de compañías de impíos, sino que debemos de cuidarlos también de aquellos que no tienen su vista puesta en el galardón.
         Recuerden que:
·      Adán tuvo a un Caín,
·      Noé tuvo a un Cam,
·      Samuel tuvo a un Joel y a un Abías,
·      David tuvo a un Absalón, 
Lo que nos indica que no por ser hijos de creyentes deben ser amigos de nuestros hijos.

3.      Esto nos enseña que debemos enseñar a nuestros hijos a escoger las buenas compañías, así como a saber evitar las malas. Tratemos por todos los medios de esforzarnos en buscar compañías para nuestros hijos, que sus padres tengan las mismas metas que nosotros, “lograr obtener el galardón”. De tal manera que juntos puedan edificarse y lograr una vida que glorifique a Dios. Recordemos el consejo del apóstol Pablo a Timoteo: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”, (2 Ti. 2:22).

C.    CUIDEMOLOS DE SUS COMPAÑÍAS

1.      Cuidémonos de hacer buen uso de esta enseñanza, de tal manera que no pretendamos espantar las malas compañías de nuestros hijos, sino por el contrario cuidemos de que sus compañeros sean ayudados por nosotros como cuidamos a nuestros hijos, de tal manera que nos propongamos participar de sus actividades y a lograr junto con ellos alcanzar las metas que Dios nos ha propuesto, “obtener el galardón”.

2.      Ni siquiera nos preocupemos por querer espantar las malas compañías de nuestros hijos, solamente dediquémonos, junto con ellos, a alcanzar la meta propuesta y de seguro que las malas compañías o se convierten, o se apartarán de nuestros hijos y de nosotros. Hay experiencias en la vida que confirman esta regla. Dedica, pues, todo tu esfuerzo en vivir piadosamente junto a tus hijos y atraerás a los que quieran alcanzar el galardón.

3.      Hay padres que se pierden en estas cosas, pues piensan que con hablarles mal a sus hijos de sus amigos, estos se alejarán de ellos, provocando todo lo contrario. Pero no se dan cuenta de que si sus hijos se juntan y se complacen de las compañías de aquellos a quienes estos padres juzgan como malas compañías, es porque sus hijos son también mala compañía. Procuremos entonces crear convicciones en nuestros hijos que les lleve a desechar a aquellos que no buscan la piedad y a relacionarse con aquellos que si la desean.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Amados Padres: Ojalá y que entendamos que para lograr esto, tengamos claras convicciones, de tal manera que podamos sostener la resolución de velar y cuidar de las compañías de nuestros hijos, de tal manera que busquemos ayudar a nuestros hijos.
Si esta firmeza no está en nosotros, lejos estará de nosotros lograr ayudar a nuestros hijos.
¿Cómo puedes obtener esto?
Ora por esto para que el Espíritu de Dios te ayude a lograr primeramente en ti estas convicciones  (Jn. 18:8) y luego pon fe en la Palabra de Dios de tal manera que tengas certeza de que estas cosas son como son planteadas por Dios (Pr. 1:10-19).

Con esto lograrás la victoria,     
RECORDEMOSLES CUAL FUE EL FINAL DE JUDAS ISCARIOTE, CUANDO PENSANDO QUE TENÍA TODO GANADO, TERMINÓ EN EL INFIERNO.
Jesús dijo de él: “Mejor le hubiese no haber nacido”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario