jueves, 16 de octubre de 2014

"JESUCRISTO ES EL FUNDAMENTO DE SU IGLESIA"


Mateo 16:18

Cuántas fábulas se han entretejido sobre esta porción de la escritura y cuantos son los seres humanos que creen ciegamente en estas, sin haber tenido la oportunidad de que en algún momento de sus vidas les hallan podido explicar la verdad que proviene de Dios.

            Es nuestra intensión en esta ocasión, tomar este versículo y al mismo tiempo poder escudriñarlo para analizar la verdad de Dios, que al fin y al cabo es lo que nos interesa.

            Es un momento importante del ministerio del Señor Jesucristo, en el cual, era necesario que los discípulos estuvieran convencidos de la obra de su maestro y del propósito para el cual Él había venido al mundo. Aparentemente había discrepancia entre los hombres con respecto a su persona y a su procedencia, y eran los fariseos aquellos quienes querían traer confusión para facilitar la obra del diablo, ellos no se cansaban de pedir señales como vemos en el contexto anterior.

            Jesús no estaba en dar un trato privilegiado a los fariseos por creerse ellos que lo merecían, sino que como dicen los versículos 2-4 les enfrentó a su a su propia necedad.

“Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado, ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡más las señales de los tiempos no podéis!
La generación mala adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás, y dejándoles se fue.”

            A Jesús no le interesaba hacer ninguna señal más, para buscar que los fariseos creyeran que Él era el Hijo de Dios, pero si le interesaba que los suyos, los humildes, los pequeños, como en otra ocasión Él los había llamado, supieran que Él era el Mesías, el Hijo de Dios que se había encarnado. Por esta razón, en Cesárea de Filipos, preguntó a sus discípulos, diciendo:
“¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
El les dijo: Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Veamos tres aspectos importantes de esta declaración sobre su Iglesia:
I.   UN CIMIENTO PODEROSO “Cristo”
II. UN ENEMIGO PARTICULAR “El Hades” (La Muerte)
III. UNA PROTECCIÓN ETERNA “Su Espíritu”

I. UN CIMIENTO PODEROSO “Cristo”
 (Mt. 16:18) “y sobre esta ROCA”.

A.          SU IGLESIA ES UN EDIFICIO ESPIRITUAL

1.                  Muchos errores se han tejido en torno a esta expresión y muchos son los hombres que se han adjudicado la potestad de la Iglesia de Cristo, la cual pertenece, solamente a Él. Notemos cuando dice: “edificaré mi iglesia”. Hoy vemos a los hombres, hablando de la iglesia de fulano o la iglesia de zutano, como si éstos la hubiesen comprado o las ovejas que han creído en Cristo fuesen de ellos.

2.                  Él ha dejado muy claramente establecido que su iglesia debe estar fundamentada en Él y que por tanto debe ser una iglesia de doctrina Cristo Céntrica, distinguida por su carácter espiritual y no por un carácter humano o institucional. Notemos que Él dice: “edificaré mi iglesia”.

3.                  Esta iglesia es la que está conformada en un cuerpo y para el cual, Él es la cabeza. El apóstol Pablo en dos de sus epístolas nos da esta ilustración, enseñándonos que Cristo es el único al cual debemos obedecer (Col. 1:18; Ef. 1:22). En este pasaje, Cristo ilustra la iglesia con un edificio, el cual es edificado, únicamente, por Dios. Esta figura es también utilizada por el apóstol Pablo en 1 Corintios 3:7-11.

B.           SU IGLESIA TIENE UN ÚNICO DUEÑO

1.                  Desde el principio de la iglesia, muchos hombres quisieron tomarse la gloria de Cristo, buscando hegemonía en la iglesia que Él fundó. Un ejemplo evidente nos cita en una de sus epístolas el apóstol Juan en 3 Juan 9-10 cuando dice: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.
Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”.

2.                  Podemos notar también en 1 Corintios 1:10-17 como los creyentes de esta iglesia estaban fundamentando su fe en hombres pecadores, entre los cuales estaba precisamente el apóstol Pedro. Eso no era algo que los apóstoles buscasen, sino que los mismos creyentes, en su inmadurez, ponían a los apóstoles por encima de Cristo. Notemos el versículo 12: “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”.

3.                  Es el apóstol Pablo el que les declara que el único dueño del edificio, que es la iglesia, es Dios, como podemos ver en 1 Corintios 3:9 donde dice: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. Nadie, bajo ninguna circunstancia puede adjudicarse algo que no le pertenece, y mucho menos si le pertenece a Dios. Si queremos honrarle, nunca digamos la iglesia de fulano o la iglesia de zutano, si estas iglesias son cristianas.

C.          SU IGLESIA TIENE UN ÚNICO FUNDAMENTO

1.                  En muchas ocasiones, el Señor Jesucristo declaró que el fundamento de todo creyente tenía que ser necesariamente sobre LA ROCA de salvación. Mateo 7:24-29 nos habla de la necesidad de edificar sobre un buen y correcto fundamento, para que cuando pasemos por cualquier clase de prueba, quedemos bien fortalecidos. El fundamento declarado aquí por Jesús se basaba en la confesión de Pedro, (v. 16) “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Jn. 6:65-69).

2.                  Desde el Antiguo Testamento, vemos que esta ilustración es usada y hace referencia a la persona de Dios. Notemos lo que nos dice Deuteronomio 32:3-4:
“Porque el nombre de Jehová proclamaré.
Engrandeced a nuestro Dios.
El es la Roca, cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él;
Es justo y recto.”
           
            2 Samuel 22:2 nos revela:
            “Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;
            Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio;
Salvador mío; de violencia me libraste.”
           
Agrega el Salmo 89:26:
“El me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la ROCA de mi salvación”.

3.                  Es a través de las epístolas del Nuevo Testamento donde conocemos y reforzamos esta verdad, declarada por Nuestro Señor en este pasaje. Esta es la convicción de los pilares de la Iglesia primitiva (Ga. 2:9).
            Dice: el apóstol Pablo, en 1 Corintios 10:4:
“Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y LA ROCA era Cristo.”

El apóstol Pedro agrega en 1 Pedro 2:6-8:
“Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, LA PIEDRA que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
Y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.”

Veamos un segundo aspecto a considerar sobre su Iglesia.
II. UN ENEMIGO PARTICULAR “El Hades” (La Muerte)
(Mt. 16:18) “y las puertas del Hades”.

A.          LA IGLESIA DE CRISTO TENDRÁ UN CONSTANTE ENEMIGO

1.                  El Señor mismo, se ocupó de advertir a la Iglesia de quienes serían los enemigos con los cuales estaría luchando, mientras llega el día de la resurrección. El apóstol Pablo nos declara en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

2.                  Asimismo, el apóstol Juan nos dice en Apocalipsis 12:10: “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. Indicándonos la manera tan persistente en que Satanás trata de inculpar al creyente que ha confiado en la obra de Cristo a su favor, realizada en la cruz del Calvario.

3.                  Estos textos nos confirman las palabras de Jesús en Juan 12:31; 16:11 cuando nos advierte del juicio futuro de Satanás. Pero evidentemente que su poder será limitado, pues su juicio fue hecho en la Cruz del Calvario y lo que él desea es hacer invalidar la promesa de Dios, lo cual, no podrá lograr, en aquellos que han creído por fe en Cristo Jesús.

B.           LA IGLESIA DE CRISTO PERMANECERÁ ATACADA POR EL MALIGNO

1.                  Recordemos las palabras del apóstol Pablo cuando se dirige a los ancianos de la Iglesia en Mileto (Hch. 20:28-31): “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”.

2.                  Una Iglesia que no es esté advertida de esta realidad, será una Iglesia que recibirá el fruto de su simpleza, pues como podemos ver, Satanás querrá confundir la iglesia de Cristo y él se ha preparado para esto. Leamos las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 11:13-15; “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.”

3.                  Por esta razón insistimos, como lo hicieron los apóstoles con las ovejas que estuvieron a su cargo y sobre las cuales se sentían responsables. Las puertas del Hades pretenden tragar a los creyentes fieles, desviándolos con sus falsas doctrinas de las cuales habla también el apóstol Pablo en Colosenses 2:8: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.

C.          LA IGLESIA DE CRISTO TIENE QUE PERMANECER VELANDO, ORANDO Y APEGADA A LA PALABRA

1.                  Sería bueno volver al texto de Hechos 20:32 cuando el apóstol Pablo da un tremendo consejo a los ancianos de Mileto, para que contrarrestaran las amenazas a las cuales estarían sometidas las iglesias que ellos pastoreaban, notemos el texto cuando dice: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”.

2.                  Cuando el apóstol Pablo se despide de su hijo en la fe, le dice en 2 Timoteo 4:1-4: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

3.                  Esto nos indica que lo más importante para una iglesia y principalmente para la iglesia del fin, es, permanecer apegada a la Palabra, tal como nos dice 2 Pedro 1:19: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.”

El tercer aspecto que Jesús trata con respecto a su Iglesia es sobre.
III. UNA PROTECCIÓN ETERNA “Su Espíritu”
(Mt. 16:18) “No prevalecerán contra ella”.

A.          LA IGLESIA DE CRISTO TIENE UNA PROMESA

1.                  No obstante el saber que las puertas del Hades (la muerte) están preparadas para entrar en ella a los que han sido redimidos por Cristo, sabemos por la Palabra de Dios que esto es eternamente imposible. Notemos como dice Jesús con respecto a la iglesia que Él ha de edificar: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

2.                  El verbo prevalecer, indica algo que estará en victoria por encima de otro. Lo cual nos deja dicho, que de acuerdo a la promesa de Jesús, ningún creyente podrá ser tragado por el infierno, pues Él estará ahí para impedirlo. Esto nos recuerda las palabras de Jesús cuando habla de sus ovejas en Juan 10:27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.

3.                  Esta promesa de Dios, ha sido una promesa que desde tiempos antiguos sustentó la esperanza de los creyentes. Solo tenemos que recordar el Salmo 23 y vemos como Dios promete a su pueblo que Él estará con ellos siempre y aún cuando hayan de pasar por el valle de las sombras de la muerte.

B.           LA IGLESIA DE CRISTO TIENE PROTECCIÓN ESPECIAL

1.                  En Efesios 1:13-14 se nos enseña todo lo que significa la protección especial que cada creyente tiene por el Espíritu de Dios. Veamos el texto: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

2.                  Esta protección fue prometida por Jesús, desde los días de su ministerio en la tierra, es bueno recordar lo que profetizó de la labor de su Espíritu en los creyentes, cuando dijo en Juan 16:13-15: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

3.                  Evidentemente que nuestro Señor Jesucristo, de antemano, nos dejó establecido lo que sería su protección, especial y cuidadosa, para que ninguno de nosotros podamos decir que no tuvimos sus recursos a mano para evitar que la tentación se convierta en pecado o que caímos porque no teníamos ayuda.

C.          LA IGLESIA DE CRISTO TIENE LA VICTORIA ASEGURADA

1.                  Cuando oímos estas cosas pienso de inmediato en las palabras del apóstol Pablo en Romanos 8:34-39, cuando lanza ese maravilloso cántico de victoria sobre las huestes espirituales de maldad que habitan en las regiones celestes.

2.                  En esta porción los cristianos podemos estar seguros que tenemos una firme ancla para luchar contra toda adversidad y entender que si nuestra fe está fundamentada sobre la obra de Cristo Jesús en la cruz del Calvario y en su Palabra, nada, ni nadie, podrá atentar contra nuestra salvación.

3.                  Es por esto que Jesús declaró: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”, dando a entender que no hay posibilidad alguna de que la muerte le pueda arrancar la victoria a un hijo de Dios, que evidentemente mantiene una relación espiritual con Él.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

Cuán maravilloso es pertenecer a la iglesia de Cristo, la que Él ganó con su sangre en la cruz del Calvario y permanece firme en su Palabra y espera el día en que será rescatada por su Señor, para morar con Él, por toda una eternidad, por haber confesado la gran verdad que lleva a salvación a un pecador, diciendo: “Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Esperemos firmes aquel día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario