martes, 6 de diciembre de 2011

13/27 EL PRIMER SERMÓN DEL REINO

El Sermón del Monte
JESÚS Y EL ADULTERIO
Mateo 5:27-30

Esta es la segunda sección donde Jesús habla acerca de la medida de justicia que los creyentes tenemos que adoptar para mostrar al mundo que somos hijos de Dios. Ahora Jesús nos habla sobre los problemas de infidelidad; es aquí donde entendemos que el Adulterio: Implica infidelidad en contra del pacto matrimonial, pecado que para cometerlo tenemos que haber cometido pecado de codicia y lascivia (Mt. 5:28) y en algunas ocasiones incluye también el pecado de fornicación y ocurre cuando el adúltero ha tenido contacto sexual con alguien que no es su cónyuge.

Cuando estamos hablando del pecado de Fornicación: Estamos definiendo todo uso ilegítimo del sexo, tanto de los solteros como de los casados. Se entiende igualmente que si el que comete este pecado es casado, además del pecado de fornicación comete pecado de adulterio, así como ocurre con el pecado de incesto si la relación fuese entre una hija y su padre o bestialismo si es con un animal, etc. etc.

En Deuteronomio 22:19-21, se declara que la fornicación era enjuiciada y castigada con la muerte y en Levítico 20:10-17 también se declara que tanto el pecado de fornicación, como el pecado de adulterio, Incesto, bestialismo, homosexualismo, etc. se castigaban también con la muerte.

Ahora bien, Jesús sabía lo que la ley declaraba pero también sabía que lo que los escribas y fariseos habían enseñado acerca de este pecado era algo totalmente distorsionado a lo que Dios había declarado en su Palabra cuando dijo en Éxodo 20:14 “No cometerás adulterio” y es aquí donde Jesús va a traer a su conciencia lo que Dios quiso decir con esto.

Es aquí donde Jesús dice en Mateo 5:27-30: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.

Esta porción la estudiaremos bajo el siguiente bosquejo:
I.    EL ADULTERIO Y LA LEY DE MOISÉS
II.   EL ADULTERIO Y LA DECLARACIÓN DE JESÚS
III. EL ADULTERIO Y LA INDICACIÓN DE JESÚS PARA VENCERLO
  
I. EL ADULTERIO Y LA LEY DE MOISÉS
(Mt. 5:27)

A.      EL PECADO DE ADULTERIO

                        1.         El pecado de adulterio como explicamos en la introducción es un pecado que implica ser infiel (infidelidad) en contra del pacto que hacemos con alguien, sea un cónyuge, sea con Dios, sea con un amigo, sea con quien sea.

                        2.         La Palabra de Dios nos habla en múltiples ocasiones sobre el adulterio y nos muestra varios ejemplos de adulterio o infidelidad de hombre, sea contra otro ser humano o sea en contra de Dios o en contra de su Palabra.

                        3.         Podemos citar algunos de estos casos:
·         Jeremías 5:7-8 “¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías. Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo”. 
·         Ezequiel 23:37 “Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, quemándolos”. 

B.      LA ENSEÑANZA DE LA LEY

                        1.         Sabemos que la ley de Moisés prohibía el adulterio con toda claridad (Éx. 20:14; Dt. 5:18). Algunos religiosos se ufanaban de que nunca habían violentado este mandamiento pues nunca habían tenido relaciones sexuales ilícitas con nadie que no fuera su cónyuge.

                        2.         Esto sonaba súper espiritual pero el asunto era que eso no se quedaba ahí. Como dice 2 Pedro 2:14 “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar”. Esto nos lleva a entender que el problema del adulterio iba más allá de lo que los escribas practicaban. Se mostraban externamente respetables, sin embargo sus mentes vagaban constantemente por los laberintos de la impureza sexual.

                        3.         Por lo que la enseñanza de la Ley era importante, pero enseñar el espíritu con el cual ella fue dada, es todavía más importante para no convertirnos en creyentes hipócritas y farisaicos. 

C.      EL PECADO DE ADULTERIO Y SUS CONSECUENCIAS

                        1.         El pecado de adulterio traía serias consecuencias y juicio de parte de Dios. Levítico 20:10 declara: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos”.

                        2.         Cuando vemos esto, nos damos cuenta de lo que pasó con la mujer adúltera de Juan 8:3-6a cuando dice: “Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle”.

                        3.         En el cumplimiento de la Ley era que los escribas y los fariseos evidenciaban cómo tomaban la ley en sus manos sólo para lo que les convenía. Cuando leemos esta porción de la Palabra nos preguntamos ¿Y por qué los escribas y fariseos no trajeron al hombre junto a la mujer si los dos fueron sorprendidos en el acto mismo del adulterio? ¿Qué les impidió aplicar la Ley como lo declara Levítico 20:10?
                       
II. EL ADULTERIO Y LA DECLARACIÓN DE JESÚS
(Mt. 5:28)

A.      JESÚS Y EL ESPÍRITU DE LA LEY CONTRA EL ADULTERIO

                        1.         Jesús ahora declara: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Conociendo Jesús las intenciones de sus enemigos, los lleva a enfrentar su hipocresía en todo momento y además de todo hace entender el verdadero alcance de este mandamiento.

                        2.         El problema del hombre es la segunda mirada. Sabemos que no podemos evitar mirar cosas que pasan delante de nuestros ojos. El problema es cuando nos detenemos en esa mirada o volteamos al cara para volver a mirar lo que llamó sexualmente nuestra atención y nos detenemos ahí.


                       3.                  Como vemos el problema no es la mirada sino la intención con la cual miramos, entendiendo que debemos ser fieles a la mujer de nuestra juventud y al pacto que hicimos con ella. Es por esto que en Malaquías 2:13-16 se nos dice esto: “Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. 
                                    Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. 
                                    ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.
Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales”.



            B.      EL PROCESO DEL PECADO DE ADULTERIO

                        1.         Jesús dice: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Lo que nos deja dicho que llegar al pecado de adulterio es un proceso que termina en la infidelidad conyugal.

2.         Ya Santiago 1:13-15 dice claramente acerca de esto: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. 

3.         Jesús está haciendo énfasis en el cuido que debemos tener de nuestra mente y de nuestro corazón. El pecado de adulterio comienza su obra por la vista, luego ataca la mente a través de la codicia que hay en nuestro corazón y de ahí pasamos al hecho pecaminoso que ofende a Dios y por ende a aquellos con los cuales hemos hecho pacto de fidelidad.

            C.      EL ADULTERIO ES UN PECADO DEL CORAZÓN

1.         Jesús nos muestra más tarde en Mateo 15:18-19 algo interesante acerca del corazón, cuando expresa frente a la acusación de los escribas y fariseos de que sus discípulos no se lavaban las manos para comer pan: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. 

2.         Proverbios 4:23 nos advierte acerca del problema del hombre acerca de cómo debemos cuidar y guardar nuestro corazón para evitar caer en el pecado, sea cual sea el mismo. Salomón que tuvo serios problemas con respecto a este pecado dijo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”.

3.         Ya hemos visto que cuando cometemos pecado rompemos la comunión con Dios y es por esta causa que debemos poner atención a lo que ahora va a aconsejar Jesús acerca de cómo evitar el adulterio para lograr la victoria frente a la tentación.

Para terminar, Jesús nos da un gran consejo, con el cual nosotros denotamos:
III. EL ADULTERIO Y LA INDICACIÓN DE JESÚS PARA VENCERLO
(Mt. 5:29-30)

A.      JESÚS NOS LLEVA A MEDITAR AL RESPECTO


1.                  Ahora Jesús dice: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.


2.         Jesús ha dejado bien claro el hecho de que no sólo los hechos negativos nos hacen culpables de juicio, también lo hacen los malos deseos e intenciones que albergamos, aunque los mismos nunca lleguen a materializarse. Al igual que declaró acerca de la ira, Jesús ahora dice lo mismo con respecto al adulterio.

3.         Por esto nos deja dicho aquí que aunque conlleve un gran sacrificio para nosotros el lograr ser fieles a nuestro cónyuge o a cualquiera con el cual hayamos hecho pacto de fidelidad, debemos tomar medidas oportunas para que esos pensamientos de infidelidad puedan ser desechados y no nos lleven al pecado del adulterio, ya que es mejor pasar por un mal momento transitorio que hundimos para siempre en el cieno del averno.

B.      JESÚS NOS LLEVA A UNA DRÁSTICA CONCLUSIÓN

1.         Jesús dice que, ante los ojos de Dios, el que permite y acaricia malos pensamientos de infidelidad en su corazón ya es un adúltero. Esa mirada prolongada, sensual, saboreando la fantasía de una relación ilícita, indica una actitud que ofende a Dios. “Te es ocasión de caer” (v. 29a) traduce el verbo griego skandalízo, del cual viene el término “escandalizar”.

2.         Este término se refería antiguamente al gatillo de una trampa, “lo que hace caer la trampa sobre la presa”. El ojo, es el medio por el cual la tentación entra en el corazón, y la mano, es el instrumento con que se lleva a cabo la caricia, son como “gatillo de trampa”.

3.         Ante tal situación, Jesús recomienda una medida radical. Emplea una exageración para indicar cuán grave es el caso y cuán necesario corregir la actitud. Una medida drástica es necesaria para evitar una consecuencia drástica: “ser echado al infierno” (v. 29b). Lo que Jesús nos está queriendo decir es que es mejor tener un cuerpo faltándole un miembro, que tener el cuerpo íntegro y perderlo todo en el infierno. Por supuesto, Jesús no recomendaba la mutilación literal del cuerpo, acción que no necesariamente daría el resultado deseado.

            C.      EN JESÚS TENEMOS LA VICTORIA

1.         En este momento debemos seguir el consejo dado por el apóstol Pablo en 2 Corintios 10:3-6 cuando dice acerca de los pensamientos: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”.  

                        2.         Ya hemos dicho que nuestro gran problema está en la segunda mirada y en la manera en que codiciosamente damos esa segunda mirada. Jesús nos lleva a pensar cómo debemos actuar y cómo debemos reprimir esos deseos engañosos que nos llevarán indefectiblemente al pecado del adulterio.

                        3.         Por otro lado el apóstol Pablo nos enseña como tener la mente ocupada de pensamientos puros para no caer en la tentación y en los pecados de la mente cuando dice en Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
            Está claro que la única forma en que podemos vencer los pensamientos lascivos que nos llevan al adulterio es confiando Jesús que es el único capaz en el poder de su Espíritu de darnos las herramientas y el soporte necesario para poder vencer en el momento de la tentación.
            Cuando aprendamos someternos a Dios nos daremos cuenta de que en Él hay poder para vencer y para hallar la paz con que debemos vivir nuestra vida conyugal.
            Recordemos que Dios será el que juzgará a los fornicarios y a los adúlteros (He. 13:4) y por esto debemos saber que además de ser un Dios de amor, es fuego consumidor.


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