martes, 10 de mayo de 2011

8/52 RAZONES POR LAS CUALES SUFRIÓ Y MURIÓ JESUCRISTO

Octava Razón
PARA CONVERTIRSE EN RESCATE
POR MUCHOS

“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Marcos 10:45

Para introducir el estudio que nos compete hoy dice Piper: «No hay idea alguna en la Biblia de que a Satán había que pagarle para dejar que los pecadores fueran salvos. Lo que recibió Satán cuando Cristo murió no fue un pago, sino una derrota. El Hijo de Dios se hizo humano “para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14). No había negociación.

Cuando Jesús dice que Él vino “para dar su vida en rescate”, la cuestión no es quién recibe el pago. El enfoque está en su propia vida como el pago, y en su libertad en servir más bien que en ser servido, y en los “muchos” que se beneficiarán del pago que Él hace. Si preguntamos quién recibió el rescate, la respuesta bíblica seguramente sería Dios.»[[1]]

Sobre esta base debemos profundizar en el texto que nos ocupará este estudio con el propósito de encontrar las enseñanzas que implican las palabras del Señor Jesús en Marcos 10:45. Pasaje que nos muestra su entrega vicaria, su labor redentora y la manera en que está dispuesto a rescatarnos del pecado y de la muerte de aquel que tiene el imperio de la muerte, el Diablo.

Durante este estudio tendremos que adentrarnos en el principio redentor establecido por Dios al dar la Palabra a su pueblo Israel y la manera en que este principio se constituye en un tipo de la obra de Cristo para nuestra redención, tipo que viene dado claramente en los pasajes que encontramos en el nuevo testamento, los cuales nos hablan de la redención y el rescate que tenemos en Cristo.

Sobre esta base, estudiaremos esta razón por medio del siguiente bosquejo de estudio:

I.     EL PROPÓSITO DE SU VENIDA
II.   EL PAGÓ POR ESE PROPÓSITO
III.  EL LOGRO OBTENIDO 

Veamos entonces lo que se quiere dar a entender cuando hablamos de:


I. EL PROPÓSITO DE SU VENIDA
(Mr. 10:45)

A.      EL HIJO DEL HOMBRE

1.         El texto que ocupa nuestra atención dice: “Porque el Hijo del Hombre…”. Está refiriéndose a Jesús quien es “la dádiva de Dios en hombre al hombre”, (Mt. 16:13). Sin embargo aún cuando entendemos el uso de este nombre que Jesús se adjudica a sí mismo, de los títulos aplicados a él en el Evangelio, ninguno aparece tan frecuentemente como el de "Hijo del Hombre". En muchas partes Jesús revela este misterioso nombre en sus conversaciones y su predicación. A pesar de ser un título que se menciona tantas veces, no es fácil comprender qué significa exactamente. Esto no debe sorprendernos, porque aún los contemporáneos de Jesús se intrigaban ante este título e incluso decían "¿Quién es este Hijo del Hombre?" (Jn. 12 34).


2.         Debemos agregar que Jesús no fue el primero o el único
en usar esta expresión. De hecho, aparece más de 100 veces en el Antiguo Testamento. En muchos contextos significa "ser humano" o "simple mortal" (Nm. 23:19; Job 25:6; Sal. 8:4, etc. y puede aplicarse a hombres como:

·          El profeta Ezequiel (Ez. 2:1-3)
·          Daniel (Dn. 8:17).
·          En algunos pasajes del Evangelio parece que Jesús habla de sí mismo en dicha forma para enfatizar su total solidaridad con la humanidad.
·          En este sentido Jesús es el "Hijo del Hombre" porque posee un cuerpo auténticamente humano (Jn. 6:53)
·          También muestra la capacidad de actividades humanas como descansar (Mt. 8:20), comer y beber (Lc. 7:34), sufrir (Mr. 8:31) y yacer en una tumba. (Mt. 12:40).

3.         Pero existe algo más, escondido en la expresión "Hijo del Hombre". En ciertos contextos explica posibilidades más allá de las limitaciones humanas. A veces Jesús se refiere a sí mismo, explicando sus prerrogativas divinas. El Hijo del Hombre puede perdonar los pecados (Mr. 2:10), suspender el Sabbath (Mr. 2 28), juzgar (Jn. 5:27) e incluso haber sido enviado desde el Cielo. (Jn. 3:31).

B.       LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE

1.         El texto continua diciendo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir…”. Tremenda declaración que nos hace el mismo Señor del propósito de su venida a este mundo. Contrariamente a lo que muchos tienen en su corazón al formar parte del pueblo de Dios, Jesús mismo declara que él no vino a ser servido, sino a servir.

2.         Aquí debemos recordar sus palabras en Lucas 22:24-27: “Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.”

3.         Asimismo vemos la que declara en Juan 12:23-26 concerniente al momento de su glorificación: “Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”

C.      EL PROPÓSITO DE SU VENIDA

1.         Así como el Señor mismo nos demanda que estemos en la disposición de servirle, Él mismo da testimonio de que el propósito de su venida no fue para pasar un tiempo de vacaciones aquí en la tierra, sino que su propósito principal fue servir a los propósitos divinos.

2.         Es tremendamente impactante ver que el “Hijo del Hombre”, que también es el “Hijo de Dios” viniese a este mundo a servir y no a ser servido, porque eso es lo que se espera de los hijos de los reyes y gobernantes quienes se pasean por la tierra esperando y exigiendo que todos se postren a su servicio.

3.         No concebimos que el hijo del Rey de España, venga a nuestro país a lavar los platos en nuestra cocina o a limpiar el jardín de un ciudadano común, por el contrario, si esto ocurriese, se espera que todo ciudadano se ponga a su servicio y le rinda toda clase de pleitesía. Pero por el contrario Jesús dijo de sí: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir…”.

II. EL PAGÓ POR ESE PROPÓSITO
(Mr. 10:45)

A.      EL COSTO DE SU SERVICIO

1.         Algunos piensan que Jesús vino a esta tierra sin tener que pagar un costo por ello, pero esto no fue así, El Hijo de Dios se hizo humano “…para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (He. 2:14). Ya se ha dicho que no había negociación alguna para lograr ese objetivo. Ese era el propósito del Hijo del Hombre y Él lo iba cumplir.

2.         El texto declara que Jesús vino: “…para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Él haría lo que habría que hacer para lograr lo que se había propuesto. Al respecto dice Piper: «La Biblia dice que Cristo “se entregó a sí mismo por nosotros, (como una) ofrenda… a Dios” (Ef. 5:2).
            Cristo “se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (He. 9:14).
            La total necesidad de que un sustituto muriera en nuestro favor es porque todos hemos pecado contra Dios y estamos destituidos de la gloria de Dios (Ro. 3:23).
            Y a causa de nuestro pecado, “todo el mundo (está) bajo el juicio de Dios” (Ro. 3:19).
            Así que cuando Cristo se ofrece a sí mismo como rescate por nosotros, la Biblia dice que estamos libres de la condenación de Dios. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro. 8:1).
            La última cautividad de la cual necesitamos liberarnos es el final “juicio de Dios” (Ro. 2:2, Ap. 14:7).»[[2]]

3.         Bendiciones tras bendiciones perseguía Cristo Jesús al tomar la decisión de venir a esta tierra como siervo y no como Rey. Él sabía que en su venida tenía que pagar un precio por el rescate que venía a hacer y estaba dispuesto a pagarlo, por eso dijo al final de sus días en la tierra en Juan 17:4-5: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” 

B.      EL COSTO DE SU VIDA

1.         El texto que nos ocupa no solamente dice que el Hijo del Hombre vino a servir, sino que también vino a dar su vida. Esto nos indica que él pagó un alto precio para lograr el propósito que se había trazado.

2.         Al respecto dice Piper: «El precio del rescate en esta liberación de la condenación de Dios es la vida de Cristo. No necesariamente la vida que vivió, sino la vida que entregó en su muerte. Jesús dijo repetidamente a sus discípulos, “El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán” (Mr. 9:31). En realidad, una de las razones por las que a Jesús le gustaba llamarse “el Hijo del Hombre” (más de sesenta y cinco veces en los Evangelios) era que este título tenía un aura de mortalidad. Los hombres pueden morir. Es por esto que Él tenía que ser uno de ellos. El rescate podría ser pagado únicamente por el Hijo del Hombre, porque el rescate era una vida entregada a la muerte.»[[3]]

3.         Al ver tal desprendimiento, para obtener la salvación del hombre y quitar a Satanás de en medio, damos gracias a Dios, elevamos cántico de adoración a Él porque sólo Él merece tal engrandecimiento. Esto ciertamente, como dice Pablo es inentendible por la mente humana cuando dice en Romanos 11:32-36: “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”

C.      LA ENTREGA DE SU VIDA FUE VOLUNTARIA

1.         Concluye Piper este planteamiento diciendo sobre la obra de servicio del Hijo del Hombre: «El precio no lo pagó a la fuerza. Eso es lo que señalaba al decir: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir”. Él no necesitaba ningún servicio de nosotros. Él era el dador, no el receptor. “Nadie me la quita (la vida), sino que yo de mí mismo la pongo” (Jn. 10:18). El precio lo pagó libremente; no fue forzado. Lo cual nos trae otra vez a su amor. Él escogió voluntariamente rescatarnos al costo de su vida. »[[4]]

2.         Su entrega de servicio a Dios era voluntario y en libertad:
·         Para brindar salvación al hombre por pura Gracia (Ef. 2:8).
·         Para que no tuviéramos que pagar nada para liberarnos de las garras del diablo, sino confiar en su obra redentora.
·         Para que le amáramos por siempre, y para siempre estuviéramos agradecidos de su amor por nosotros.

III. EL LOGRO OBTENIDO
 (Mr. 10:45)
       
A.      EL PARIENTE REDENTOR

1.         Regresando al texto principal leemos: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Volvemos a repetir para que entendamos que: Él vino a dar su vida en recate por muchos.
2.         Cuando leemos sobre el rescate, pensamos inmediatamente en lo que nos dice la Palabra de los que eran rescatados en la antigüedad a través del "pariente cercano" o "pariente redentor" el cual se constituía en su Redentor.
·          La palabra significa redimir, recibir o comprar de nuevo.
·          Se usa tanto para indicar la redención como la persona redentora.
La disposición fue hecha en la ley de Moisés para la persona pobre que fue forzada a vender la parte de su propiedad o a sí mismo en esclavitud.
·          Su más cercano pariente podría venir y "comprar de nuevo" lo qué su pariente estaba forzado a vender (Lv. 25:48). El pariente redentor era un benefactor rico, o la persona que libera al deudor pagando el precio del rescate. "Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido" (Lv. 25:25). El caso de Ruth y Booz (Rt. 2:1; 3:10-18; 4:1-10) ilustra de manera perfecta este hermoso tipo de Cristo. Véase el concepto de la "redención" en Isaías 59:20.
·          El más cercano de los parientes tenía la responsabilidad de redimir las propiedades perdidas de su pariente. Si una persona era forzada en esclavitud, su redentor compraba su libertad. Cuando la deuda amenazaba abrumarlo, el redentor venia para redimir su granja y dejar a la familia viva.
·          Si un miembro de la familia fallecía sin un heredero el redentor daba su nombre casándose con la viuda y reconociendo a su hijo bajo su nombre (Dt. 25:5; Gn. 38:8; Rt. 3-4). Cuando la muerte venía de las manos de otro hombre el redentor actuaba como el vengador de la sangre y perseguía al asesino (Nm. 35:12-34; Dt. 19:1-3).
·          El Redentor se utilizaba para cosas consagradas a Dios (Lv. 27:13, 31), de Dios como redentor del hombre (Éx. 6:6; Is. 43:1; 44:22; 48:20; 49:7), y aquellos redimidos por Dios (Is. 35:9; 51:10; 19:25). El derecho del rescate pertenecía al pariente más cercano, o "hermano, pariente" (Lv. 25:25; Rt. 3:12; 4:1, 6, 8, etc.). Jehová es el gran Redentor de su pueblo. Cuando la libertad fue perdida en Egipto, él los rescató de esclavitud. "Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes;" (Éx. 6:6).
·          ¡El antiguo patriarca Job se quejó de que nadie vino a redimirlo! ¡Su fe es vista alcanzando y proclamando que Jehová proporcionaría su Redentor! "Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo" (Job 19:25). Job estaba viendo al Mesías prometido. El afirmo su fe creyendo que su redentor vendría a la tierra.
·          Uno de los pasajes más hermosos donde se encuentra la palabra Redentor es en la vida de Noemí en el libro de Ruth. El libro de Ruth es una historia sobre el Redentor de Noemí. Noemí era la persona más pobre de Israel, pero su pariente cercano era el hombre más rico de Israel. Debido a la muerte de su marido y de dos hijos, ella y sus nueras perdieron toda la renta y su granja.
·          Noemí vivía en una tierra extranjera y detectó la pérdida de su terreno y parientes. Ella se volvió amargada. El secreto de sus nueras era que Ruth tenía relaciones con Booz. El pariente más cercano tenía el primer derecho a la propiedad y Booz vino después de él. Si el pariente más cercano de Ruth no lo redimiera ni comprara, Booz estaba preparado para hacerlo.
·          El hombre que era el más pariente más cercano acordó redimir el pedazo de tierra hasta que él descubrió que allí había una viuda joven involucrada. ¡Él graciosamente se retiró!
·          Eso permitió a Booz quedar como el legítimo y más cercano de los parientes que tenían el privilegio de redimirla y a su tierra. El Moabita y el judío se volvieron uno. Booz era el pariente más cercano de su marido difunto (Rt. 2:1). Él podía redimir pagando el precio del rescate (Rt. 2:1), y él estaba dispuesto a redimir la tierra (Rt. 4:4). Eso es lo qué hace esta epopeya tan hermosa.

3.         Para concluir con el principio de redención, se deja claro que cuatro cosas eran requeridas para que un pariente pudiera redimir:
·          Debería ser el pariente mas cercano (Lv. 25:48; 25:25 Rt. 3:12–13).
·          Debería estar dispuesto a redimir (Rt. 4:4–6). El debería sentirse libre de cualquier calamidad o necesidad de redimirse a si mismo.
·          Debería estar en capacidad de redimir (Rt. 4:6).
·          La Redención era completa cuando se pagaba completamente el precio pagado (Lv. 25:27; Rt. 4:7-11).


B.      JESUCRISTO ES NUESTRO REDENTOR

1.         Jesús cumplió a la perfección su papel de redentor porque: Primeramente se constituyó en nuestro pariente más cercano por medio de la encarnación. "Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;" (Ro. 8:3).
·          Él era igual a nosotros excepto que el estaba libre de todo pecado. "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo." (He. 2:17).

2.         En segundo lugar, estuvo dispuesto voluntariamente a redimirnos de la esclavitud del pecado y de la maldición del infierno:
·          Se identificó con nosotros, "…se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;" (Fil. 2:7).
·          Se constituyó en nuestro sacerdote perfecto para ofrecerse asimismo por nuestros pecados: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado." (He. 4:15). Él tiene el derecho de redimirnos todo lo que hayamos perdido.

3.         En tercer lugar Jesús tiene el poder de redimirnos: "Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos." (2 Co. 8:9).
·          Él asumió todas nuestras deudas y pago con su vida. (He. 1:2–3).
·          Jesús esta capacitado para redimirme porque "…se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras." (Tit. 2:14; 1 Jn. 1:7; 2:2; He. 10:12; 4:16; 2:17).

4.         En cuarto lugar, cumpliendo con las exigencias del principio de redención y en la perfección de su obra redentora, Jesús proveyó con su vida el pago total para redimir a los pecadores:
·          En el trabajo del rescate de Jesús, vemos al Cristo rescatando los creyentes de la esclavitud del pecado.
·          Lo vemos escogiendo los medios del rescate a través de la muerte sustitutiva de Cristo como sacrificio por nuestro pecado.
·          Vemos que "con su sangre" efectúa el pago del rescate (Ef. 2:13; 1 P. 1:18-19).
·          Le vemos en su muerte satisfaciendo totalmente la justicia de Dios (Ro. 3:24-25).

C.      LOS MUCHOS RESCATADOS

1.         Cuando vemos la declaración final hecha por Jesús en (Mr. 10:45) tendemos a hacernos esta pregunta que también se hace el pastor Piper cuando dice: «¿A cuántos efectivamente Cristo rescató del pecado? Él dijo que vino “a dar su vida en rescate por muchos”. Sin embargo, no todo el mundo será rescatado de la ira de Dios. Pero la oferta es para todo el mundo. “Hay… un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Ti. 2:5-6). Nadie que abrace el tesoro de Cristo el rescatador está excluido de esta salvación. »[[5]]

2.         Jesús dijo: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." (Mr. 10:45).
·          Jesús se está refiriendo a su pago voluntario, sacrificial, vicario, y obediente para efectuar la liberación de los esclavos o los cautivos del cautiverio. "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre." (Jn. 10:17-18).
·          Jesús ha pagado el precio completamente y hemos recibido la redención. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". (Jn. 3:16).

3.         La invitación esta aun abierta. Jesús es el pariente más cercano del pecador.
·          Es nuestra responsabilidad dejar que Él sea nuestro Redentor, y diga: "extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano". (Rt. 3:9). "Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." (2 Ti. 1:12).
·          Nuestro rescate es precioso.
·          Nuestra salvación se ha comprado a un precio grande y personal porque el Señor Jesús se dio por nuestros pecados para entregarse a si mismo por ellos.
·          Nuestro perdón se basa en el precio del rescate de la sangre vertida de Jesucristo. "…en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia," (Ef. 1:7).

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

            Maravilloso texto que nos hace comprender otro propósito más del Señor al entregar a su Hijo Unigénito para sufrir y morir por nuestros pecados.
            Gloriosa gracia de Dios que redimió con ella a tan viles pecadores, la que nos hace darle gracias y vivir una vida que le glorifique a Él.          
                                                                                                                                               



[1]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 34.
[2]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 34.
[3]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 35.
[4]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 35.
[5]La pasión de Jesucristo, John Piper - Página 35.






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