sábado, 19 de marzo de 2011

VIDA DE FAMILIA V

¿CUÁNDO ES BÍBLICO EL DIVORCIO Y EL NUEVO MATRIMONIO?

  
Tomando en cuenta las normas de Hermenéutica:

            (1)       Cada pasaje debe ser interpretado dependiendo de su contexto inmediato y de su pasaje paralelo.

            (2)       Cada pasaje debe interpretarse a la luz de las doctrinas básicas de la Biblia y en caso de pasajes problemáticos debemos cotejarlos a las doctrinas ya establecidas.

            (3)       Cada pasaje debe ser visto a la luz de su contexto histórico, y tomando en cuenta las costumbres del momento.

            Ya hemos establecido que Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16) y que sólo bajo la permisibilidad de Moisés en el período de la ley, o más bien para el pueblo de Israel; se le permitió dar carta de divorcio bajo circunstancias específicas establecidas en Deuteronomio 24 en las cuales, sólo por la dureza de corazón de los israelitas al no querer optar por conceder perdón a la que había tomado como esposa, en caso de haber hallado en ella alguna cosa indecente, lo cual no puede ser fornicación, pues las fornicaciones se juzgaban con la muerte (Lv. 20:10-17).

            Es importante que hagamos un análisis en esta ocasión, de las aludidas permisibilidades de Dios en el Nuevo Testamento para establecer una causa legítima para el divorcio y  el nuevo matrimonio.  Estos pasajes son:

            I.          Mateo 5:32 y 19:9.

                        Por causa de Fornicación: Tomando el significado del pecado de fornicación en estos textos, como todo pecado que incluya el uso ilegítimo del sexo, dentro del cual se haya el adulterio, el incesto, el bestialismo, la homosexualidad y todos los pecados sexuales juzgados en Levítico 20:10-17 .
            
II.        2 Corintios 5:17.

Por causa de que el pecador ha sido perdonado al venir a Cristo divorciado, si su divorcio fue por causa de fornicación de parte de su cónyuge o su cónyuge ha contraído nuevo matrimonio rompiendo así el vínculo matrimonial y no haya la posibilidad de reconciliación.

            III.       1 Corintios 7:15.

Por haber sido abandonado por causa del Evangelio, siempre y cuando el cónyuge además haya contraído matrimonio con otra persona, anulando así su pacto matrimonial con el abandonado, al cometer  pecado de fornicación y por tanto de adulterio.
  
Veamos cada caso de manera individual.
I. DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO POR CAUSA DE FORNICACIÓN

            A.      LAS PALABRAS DE JESÚS

1.         Como podemos ver en Mateo 5:32 y 19:9 Jesús hizo el siguiente planteamiento: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera”. En estos dos versículos Jesús declara cual es su posición y cuál es su determinación con respecto a lo que debe ser aprobado o no en un matrimonio que se vea afectado por el pecado de fornicación.

2.         La declaración manifestada por Jesús en ambos textos, no son más que producto de la inspiración del Espíritu Santo, recopilada por el evangelista mateo, en cuanto a lo que era el pensamiento de nuestro Señor Jesucristo, planteamiento que no es recogido por Marcos y Lucas en sus evangelios, porque al parecer no lo estimaron necesario, pero que por el sólo hecho de haberlo declarado el texto de Mateo sabemos que es de inspiración divina.

3.         Es interesante recordar aquí que lo único que está haciendo el Señor Jesucristo es declarar la posibilidad de anulación del pacto matrimonial por las mismas causas por las cuales se anulaba este pacto en el Antiguo Testamento,  como lo vemos que ocurre en Levítico 20 y de manera espiritual se utiliza como causa de repudio dado por Dios a Israel al haber fornicado con dioses ajenos (Jeremías 3:8).

B.      EL PECADO DE FORNICACIÓN

1.         Fornicación, como vimos en el estudio anterior, se traduce en el Nuevo Testamento como cualquier acto sexual o uso ilegítimo del sexo, 1 Corintios 5:1 define la fornicación como incesto y adulterio. Judas 7 la define como relación homosexual. Juan 8:41 la define como relación sexual antes del matrimonio. Aclaramos entonces que cuando el acto sexual ilícito involucra a una persona casada, el pecado de fornicación (porneia) incluye también el pecado de adulterio (moiqueia), ya que el pecador comete el pecado de infidelidad contra su cónyuge.

2.         Con este mismo sentido se utilizó esta palabra en el Antiguo Testamento, ya que donde se usa el término para hablarnos del pecado de fornicación espiritual cometido por la nación de Israel y la de Judá en contra de Dios, se utiliza la palabra adulterio por cuanto se hicieron infieles al pacto que Dios había hecho con ellas, lo que motivó que Dios le diera carta de repudio. (Jer. 3:8)

3.         Como podemos ver en Jeremías 3:9, Dios dice: “Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño”. Es bueno notar que esta fornicación ocurrió dentro del contexto en que Dios le considera como su esposa, como dice Jeremías  3:14. Donde Dios manifiesta su deseo de que ella dejara su pecado de fornicación: “Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo...”

C.      LA CARTA DE REPUDIO Y EL NUEVO MATRIMONIO

1.         Como podemos dejar claramente establecido, el Señor Jesucristo solamente nos dejó una sola forma dentro de la cual una persona casada pudiese dar carta de divorcio y no cometer pecado de desobediencia, permitiendo con esto, de acuerdo al texto en cuestión, una sola manera por la cual el cónyuge que repudia podía volver a contraer matrimonio sin cometer pecado de adulterio.

2.         Volviendo a citar el texto vemos que Jesús dice: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera”, (Mt. 19:9). Lo establecido por Jesús también da lugar a la parte inocente la opción de contraer un nuevo matrimonio.

3.         El planteamiento está dado claramente y sin prejuicio, en la medida en que entendamos lo que Nuestro Señor Jesucristo declaró en el texto. Parafraseando el pasaje podemos decir que: “Cualquiera que repudia a su mujer por causa de fornicación y se casa con otra, no adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera”, entendiendo que el pecado de fornicación y en este caso también de adulterio o infidelidad, anula el contrato matrimonial y el cónyuge inocente queda libre para volver a casarse sin cometer pecado de adulterio.

II. DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO POR HABER VENIDO A CRISTO DIVORCIADO

A.       SI ALGUNO ESTÁ EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES

1.         Por medio de esta porción de la escritura se ha querido justificar el hecho de que una persona que viene a Cristo divorciada, puede tener la oportunidad de recasarse con un creyente, ahora que ha nacido de nuevo, no importando la causa de su divorcio.

2.         Como podemos  ver esta alegada permisibilidad está fundamentada en 2 Corintios 5:17, texto en el cual el apóstol Pablo habla del carácter del nuevo creyente y su actitud frente a Cristo y el pecado pasado. Como podemos notar, este texto no tiene ningún asidero para que podamos justificar ese divorcio y mucho menos para justificar un nuevo matrimonio.

3.         Es cierto que si vino a Cristo divorciado y recasado, todos sus pecados son perdonados y este debe quedar en el estado en que vino a conversión, pero si vino divorciado, a menos que su divorcio no haya sido estrictamente porque su cónyuge haya fornicado, este no puede volverse a casar sin cometer un pecado de adulterio.

B.      LA INTENSIÓN DEL PASAJE

1.         Este texto no tiene ningún contexto que haga alusión al matrimonio y al divorcio, el cual no puede ser disuelto por el hecho de venir a Cristo; ya que hemos establecido que el matrimonio es una institución hecha desde el principio de la creación, en el Huerto del Edén, para todos los hombres y hasta que la muerte los separe.

2.         Con esto queremos decir que el matrimonio no es una institución que nace con el cristianismo, sino por una orden Divina en el principio de la creación. Por tanto, los incrédulos, así como los creyentes actuales que hayan contraído matrimonio antes de Cristo, tienen que saber que esto es y será una unión delante de Dios que debe ser indisoluble a menos que no entre dentro de la cláusula de excepción.

3.         Debemos dejar claro que la intención del pasaje en cuestión, no es de ninguna manera establecer ninguna permisibilidad para que podamos justificar un divorcio y mucho menos un nuevo matrimonio, ya que el apóstol Pablo lo que nos desea mostrar aquí, es el hecho de que todo aquel que está en Cristo debe ser una nueva criatura con respecto a su carácter y a su testimonio de vida.

C.      EN EL ESTADO EN QUE FUE LLAMADO EN ÉL SE QUEDE

1.         En este caso debemos traer a colación el versículo clave de 1 Corintios 7 que dice (v. 20) “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede”. La recomendación de Pablo para estos casos está dada también en 1 Corintios 7:10-11 y 24, textos que sí tienen como contexto el matrimonio y sus recomendaciones. La correcta interpretación de estos textos contradicen la mala interpretación de 2 Corintios 5:17 ya que Pablo nunca ha recomendado el recasamiento, sólo lo ha hecho dentro de la posibilidad de que su cónyuge muera.

2.         Algunos se preguntarán ¿Por qué los que vienen a Cristo divorciados no se pueden volver a casar a menos que su divorcio no haya sido por fornicación, o tienen que regresar a su mujer y los que vienen ya casados en segundas nupcias pueden seguir casados con la segunda esposa? La respuesta está en 1 Corintios 7:20, 24. Pues tenemos que entender que Dios es el que llama y el momento de la salvación, según Romanos 9:16 depende de Él.

3.         “Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia” (Romanos 9:16). El sabe porqué llama a uno en un estado y a otro en otro estado; el asunto es que nosotros aceptemos las consecuencias como aceptamos el perdón de Dios. Es  cierto que hay perdón; pero hay que correr hacia la meta con la consecuencia de nuestro pecado y siendo responsables de lo que ha sido el resultado de nuestros hechos. El hombre hoy, hace desastres, se convierte y luego quiere que Dios deshaga todo el desastre que ha hecho. No, arregle su problema con Dios y sea responsable con la consecuencia de su pecado, que El le bendecirá.

III. DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO POR SER ABANDONADO POR CAUSA DEL EVANGELIO

            A.      EL IMPIO QUE NO DESEA VIVIR CON EL CREYENTE

1.         El texto en cuestión es 1 Corintios 7:15 donde dice el apóstol Pablo: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que  a paz nos llamó Dios”. Este texto nos declara que cuando un incrédulo decide poner carta de divorcio o separarse de su esposa o esposo, por causa del evangelio esta o este no debe oponerse a ello, sino dejarlo con su decisión.

2.         Cuando esto sucede la esposa o esposo cristiano debe saber que el texto le da oportunidad para la separación, pero no está dando oportunidad para un nuevo casamiento y más cuando el mismo apóstol en unos versos anteriores (vv. 10-11) declara: “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”.

3.         No obstante se argumenta aquí, tratando de abrir la puerta para unas segundas nupcias, que la palabra griega Cörizö que se traduce como separar, es la misma palabra utilizada por Jesús en Mateo 19:6 y que esta da la idea de libertad para un nuevo casamiento.

B.      LA RECOMENDACIÓN PARA LOS CREYENTES CON CÓNYUGES INCRÉDULOS

1.         Debemos insistir aquí que el Standard de Dios es que el matrimonio sea para toda la vida y aún cuando tengamos cualquier tipo de problemas debemos luchar para preservar esta unión, más cuando sabemos todo lo que implican los problemas matrimoniales.

2.         Creo que aquí debemos de citar la recomendación dada por el apóstol Pedro en 1 Pedro 3:1-7 donde nos enseña cual debe ser la actitud de los cónyuges creyentes frente a sus parejas incrédulas. Es este pasaje de la escritura está la clave para luchar por un matrimonio mixto desde el punto de vista espiritual.

3.         Es por tanto, propicio que en estos casos tomemos estas recomendaciones y que cuando nos veamos en la posición de 1 Corintios 7:15 digamos: ¿Podría decir como creyente que he actuado conforme a 1 Pedro 3:1-7 todos los días de su vida? Muchas son las que dicen que sus maridos las abandonan por Cristo, y cuando llegamos a lo profundo del conflicto, vemos que en este matrimonio el cónyuge creyente no ha actuado como tal, cumpliendo con su deber conyugal; el impío lo abandona, esto no es por causa del evangelio, sino por la consecuencia de su actitud antibíblica y desobediente. Aunque si sabemos que ocurren casos como el que la Palabra menciona.

C.      OPTE POR EJERCER MISERICORDIA

1.         Vamos a suponer que estamos frente a una mujer perfecta ¿Cuál es la recomendación de Pablo en 1 Corintios 7:10-16? Pablo dice en el versículo 15: Sepárese, pero en ningún momento da lugar o dice que puede contraer matrimonio de nuevo; ya que el contexto aboga por una unión hasta que la muerte los separe (7:39), o a reconciliarse con su marido (7:10-11). A menos que este no se case de nuevo y rompa así el pacto del matrimonio. En tal caso se aplicará Mateo 19:9.

2.         Un cónyuge creyente, bajo ninguna circunstancia debe proponer ni siquiera hablar de la palabra divorcio. Recuerde que usted escogió ese hombre o en el caso de un hermano, a esa mujer, y debe aceptar la consecuencia de su elección. Ejemplo David con Mical.  (2 S. 6:16-23).

3.         Un cónyuge creyente debe cumplir con las demandas del matrimonio no importando si su pareja es creyente o no; recuerde que las reglas bíblicas son para todos y las consecuencias que conlleva de haber escogido pareja es responsabilidad nuestra. Por tanto ejerza misericordia y espere en Dios.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:        
            Debemos dejar claro, después de haber hecho este análisis, que la Palabra de Dios solamente nos presenta dos (2) cláusulas permitidas por Dios para que pueda haber una separación. La primera es la encontrada en la cláusula de excepción de Mateo 5:32 y 19:9 y la que se plantea en 1 Corintios 7:15 en el caso de que el incrédulo sea el que ponga el divorcio.

            Pero también debemos dejar claro que en la única parte donde Dios no se opone al nuevo matrimonio es en el caso de que el divorcio haya sido por causa de fornicación.

            No pretendamos argumentar contra lo que Dios ya ha declarado; sino verifique que usted está obedeciendo a Dios, y espere en Él, que nadie sabe mejor que Él lo que involucra el estar unido en matrimonio.

            Preserve lo que Dios desea y ordena, recuerde que el parámetro de Dios es que el matrimonio sea para toda la vida, aún cuando su caso aplique a las cláusulas de excepción, debemos esperar y ejercer misericordia hasta que ya no haya remedio. Si esta es nuestra actitud, Dios nos bendecirá.


                                                                                                                       

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