jueves, 3 de febrero de 2011

LA TRANSFORMACIÓN DEL CRISTIANO AUTÉNTICO


Efesios 4:17-32

Es necesario que cada uno de nosotros revisemos nuestros corazones y más que nuestros corazones, revisemos nuestras huellas, porque como cristianos venimos caminando sin ver que estamos dejando atrás.

            Esta es mi gran preocupación, ya que como cristianos genuinos debemos nosotros estar seguros de la estela que dejamos detrás por la que otros muchos crecerán espiritualmente o confundirán a muchos de la verdadera vida que debemos llevar en Cristo Jesús.

            Tenemos mucho tiempo como iglesia y pienso que ha llegado el momento en que debemos analizar el ejemplo que estamos dejando detrás de nosotros. En este sentido debemos preguntarnos ¿De qué manera estamos impactando la sociedad que nos rodea? ¿Cuál es la reproducción que estamos logrando?

            En esta ocasión hemos de enfrentarnos a las Escrituras, para que veamos por la Palabra de Dios el quehacer de un verdadero creyente y además podamos ver la estela de luz que dejamos a nuestro paso.

            Ya hemos visto en el mensaje del “LLAMAMIENTO DEL CRISTIANO” cuales son los aspectos importantes que debemos tomar en cuenta cuando Dios nos llama, ahora vemos la manera en que Él desea una TRANSFORMACIÓN en nosotros, y luego analizaremos la manera en que debe ser “EL ANDAR DEL CRISTIANO”

            La Biblia nos enseña que de la misma manera que un incrédulo no puede ser perdonado si no se arrepiente delante de Dios y reconoce su pecado produciendo esto una genuina conversión, de la misma manera ninguno de nosotros como creyentes podemos ser perdonados por Dios ni daremos un solo paso adelante, si no reconocemos delante de Él nuestros pecados y nuestra mala manera de andar como hijos suyos.

            Para poder andar como Dios lo desea, sus hijos tenemos que entender el concepto de transformación, del cual la Biblia nos habla en esta porción en la que el apóstol Pablo se dirige a los Efesios.

            Es una realidad que el diablo tergiversa los principios Bíblicos para que el cristiano no se aperciba de la realidad de lo que Dios desea, nuestra mente es entenebrecida y nuestros propios razonamientos nos llevan a levantar argumentos en contra de la obediencia a Cristo.
Dios desea:

I.     EL CAMBIO COMPLETO EN EL CRISTIANO AUTÉNTICO
II.    LA DISPOSICIÓN DE OBEDECER DEL CRISTIANO AUTÉNTICO
III. LA TRANSFORMACIÓN CONTINUA EN EL CRISTIANO AUTÉNTICO

I. EL CAMBIO COMPLETO EN EL CRISTIANO AUTÉNTICO
(Ef. 4:17-21)

A.          TENEMOS QUE SUFRIR UNA METAMORFOSIS
                   (Ef. 4:17)

1.                  Creo que no hay otra manera de encarar la renovación de un cristiano que no sea, comenzando primero por esta acción. Dios no desea medias tintas o actitudes tibias de sus hijos. Dios desea un cambio completo que manifieste lo que somos.

2.                  Es el mismo apóstol Pablo, el que nos habla en Romanos 12:1-2 del concepto de la metamorfosis cuando nos declara que debemos experimentar una transformación por medio de la renovación de nuestra mente diciendo: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

3.                  Nos recuerda la idea de un cambio genuino a través de la RENOVACIÓN DE NUESTRO ENTENDIMIENTO. Esta es la manera sugerida por la Palabra para que el cristiano, cada día, busque una vida mas renovada según Dios. Esta obra de renovación no puede ocurrir sin la obra del Espíritu de Dios, quien nos da el poder para ir cada día creciendo en el Señor.

B.           TENEMOS QUE RENOVAR NUESTRA MENTE
                   (Ef. 4:18-19)

1.                  Como hemos visto, LA MENTE, en el orden bíblico, no es mas que la facultad que tiene el hombre para pensar, es donde radica la facultad intelectual o reflexiva del individuo, por lo que LA MENTE es la facultad que tiene que ver con las actitudes y actividades morales de una persona.

 2.              Es por esta causa que, si la mente de una persona está controlada por el Espíritu, ella exhibirá una correcta actitud hacia Dios y hacia su prójimo, pero si ella está controlada por la carne, entonces, la actitud del individuo será contraria a los designios de Dios (Ro. 8:5-7).

3.                  Por otro lado el cristiano tiene que luchar para llevar su mente a una renovación continua en obediencia a Cristo, lo cual dará evidencia de que andamos en el Espíritu (2 Co. 10:1-6). Tenemos que hacer un lavado a nuestra mente.          

4.                  Notemos en nuestro texto de Efesios 4:17, 18 cuando dice: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”. Este texto nos indica que los cristianos tenemos que oponernos a los designios carnales que gobiernan nuestra mente, para buscar cada día una transformación por el poder del Espíritu, para que nuestra carne cada día gobierne menos en nosotros.   

C.          TENEMOS QUE EXPERIMENTAR UN CAMBIO GENUINO
(Ef. 4:19-21)

1.                  Este cambio lo logramos siguiendo las enseñanzas conforme a la Palabra de Dios, buscando cada día de nuestra vida poner en práctica sus demandas, ya que de acuerdo al texto nos dice Dios lo que somos y en lo que debemos convertirnos: “los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo” (vv. 19-21).

2.                  Este cambio implica un despojo del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos de la carne, notemos el (v. 22): “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Esta no es una tarea fácil, pues la labor es una labor de desintoxicación de nuestra mente y de nuestro cuerpo, y esto no se logra leyendo u oyendo la Palabra de Dios solamente, sino que tenemos que hacer un trabajo arduo con nuestra voluntad en el poder del Espíritu Santo.

3.                  Esta experiencia es la experiencia de todo aquel que ha triunfado en Cristo, de todo aquel que puede decir como dijo el apóstol Pablo al despedirse de Timoteo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.

4.                  Tenemos que esforzarnos, no podemos tan solo orar o leer la Biblia para que Dios nos cambie, también tenemos que ejercitar nuestra voluntad al cambio y a la renovación de nuestra mente y tratar de glorificarle a Él.

La renovación que Dios desea implica también:
II. LA DISPOSICIÓN DE OBEDECER DEL CRISTIANO AUTÉNTICO (Ef. 4:22-30)

A.          UN CREYENTE TRANSFORMADO CONTRASTA CON EL MUNDO (Ef. 4:22-24)

1.                  Dios requiere de nosotros una obediencia incondicional, pues vemos tres mandatos en estos tres versículos, que son:
·         Despojaos.           
·         Renovaos.            
·         Vestíos.
Estos mandatos nos indican que Dios quiere que experimentemos una actitud de obediencia a Él, pues Él sabe que esta es la única forma en que vamos a obtener la victoria.

2.                  Un creyente sabe que la mentalidad del mundo es contraria a nuestra manera de pensar y de actuar. Es por tanto que si aplicamos estos mandamientos e imperativos que Dios nos da, entonces se ha de experimentar un contraste de mi mentalidad y de mis actitudes con las del mundo que obedece a su dios.
3.                  Si nos hemos despojado del viejo hombre, si hemos renovado el espíritu de nuestra mente y nos hemos vestido del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad, entonces nuestro testimonio será claro, las huellas que dejamos atrás serán legibles para los que nos siguen y nuestro camino será seguro para aquellos en quienes nos hemos de reproducir.

B.           UN CREYENTE TRANSFORMADO CONTRASTA EN SUS ACCIONES (Ef. 4:25-29)

1.                  Cuando un creyente ha obedecido los imperativos analizados anteriormente, entonces sus acciones serán evidentes, notemos lo que aquí se plantea:
·         “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros (v. 25).
·         Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo (v. 26),
·         ni deis lugar al diablo (v. 27).
·         El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad (v. 28).
·         Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (v. 29).

2.                  Este es el resultado de una vida despojada, renovada y vestida con una vestimenta espiritual. Si hemos obedecido, debemos entonces contrastar con las acciones que antes manifestábamos, de tal manera que ahora mostremos por las acciones guiadas por el Espíritu de Dios que andamos sujetos a Dios en una mente renovada según su Espíritu.

3.                  Muchos cristianos piensan que la Transformación Espiritual, es dejar de hacer cosas, pero como pudimos plantear en estos versículos que analizamos, la Transformación Espiritual, va mas allá de dejar de hacer, tenemos que dejar de hacer lo que a Dios no le agrada y tenemos que hacer además lo que a Él le agrada.

C.          UN CREYENTE TRANSFORMADO ES UN CREYENTE QUE NO CONTRISTA AL ESPÍRITU SANTO (Ef. 4:30)

1.                  Cuando un creyente no hace lo que se prohíbe y también hace lo que se le demanda, será un cristiano que llevará gozo genuino en su corazón y mantendrá una relación hermosa y fortalecida con el Espíritu de Dios.

2.                  Notemos lo que agrega el apóstol Pablo a las demandas que hace a un creyente Despojado, Renovado y Vestido según Dios. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Este pasaje nos lleva a tener en cuenta a la persona del Espíritu de Dios, quien nos ha sellado, para que en agradecimiento a lo que Él ha hecho en nosotros no se nos ocurra contristarlo.

3.                  Pablo nos dice, que no entristezcamos a aquel con el cual nosotros hemos recibido las bendiciones más grandes que alguna vez imaginamos. Dios, no desea romper la comunión con nosotros, ni mucho menos quiere sentirse contristado por nuestro pecado. Lograremos una comunión con Él continua en la medida en que nuestras acciones se caracterizan por una obediencia incondicional.

La transformación que Dios desea implica también:
III. LA TRANSFORMACIÓN CONTINUA EN EL CRISTIANO AUTÉNTICO (Ef. 4:31-32)
           
A.          LA TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL DEMANDA UNA ACCIÓN DIARIA

1.                  Los creyentes tenemos que llevar una vida en la cual nos ocupemos de buscar diariamente, la voluntad de nuestro creador. Esta es una demanda del mismo Dios, el hecho de que entendamos que esta es una jornada que debemos recorrer cada día de nuestra vida.         

2.                  Todos debemos saber que para lograr esta bendición, nosotros debemos ir a la Palabra cada día en búsqueda de las actitudes que provienen de Dios, que Él nos recomienda que pongamos en práctica y que son parte de sus actitudes. Notamos esto en los (vv. 31-32).

3.                  Si leemos Jeremías 6:13-16 notaremos el consejo de Dios, cuando dice la manera en que debemos volver al origen, a lo antiguo, para poder hallar descanso en nuestras almas. Concluye el texto diciendo: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”.

B.           LA TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL ES UNA ACCIÓN QUE NOS LLEVA A PARECERNOS AL PADRE

1.                  Todo padre desea que sus hijos se parezcan a él, y hace todo el esfuerzo posible para que esto sea una realidad. Si notamos los detalles que nos plantea el apóstol Pablo veremos la imagen que Dios quiere ver en nosotros. “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia (v. 31).

2.                  Este consejo nos llevará a ser y actuar a imagen de Dios, ya que como sabemos, que por causa del pecado, el hombre perdió la capacidad de mostrar todo lo que Dios al crearlo plasmó en él, pero ahora volvemos a tener esta oportunidad, en la medida que nos sometamos a su Espíritu y procuremos ser como Él.

3.                  Por el contrario, cuando andamos en estos pecados que empañan la imagen de Dios en nosotros, entonces esto impedirá que nuestro carácter sea un reflejo del carácter de Dios y al mismo tiempo esto nos impedirá crecer espiritualmente para algún día ser de la estatura de la plenitud de Cristo quien es y debe ser la meta de todo cristiano.

C.          LA TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL ES UNA ACCIÓN QUE NOS LLEVA A SER COMPASIVOS Y MISERICORDIOSOS CON TODOS

1.                  Está claro que todo aquel que se transforma por medio de la renovación en el espíritu de su mente, logrará, con la ayuda del Espíritu Santo, ser como es Dios. Si leemos el (v. 32) notaremos el consejo dado: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó a vosotros en Cristo”.

2.                  Este texto lo debemos comparar con Colosenses 3:12-13 que dice: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera en que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. Este pasaje nos lleva más allá de la simple benignidad, ya que lleva al creyente renovado a tener una comunión con los demás creyentes como Dios la tiene con nosotros.

3.                  Dejemos claro que aquel creyente que está en el proceso de transformación espiritual, es un creyente que actuará para con su prójimo y más aún con aquellos que son sus hermanos en la fe, con un alto grado de amor, bondad y misericordia, para manifestar que realmente su mente es la mente de Cristo.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
        Concluyendo, debemos dar gracias a Dios por su llamado, pero también por los recursos que ha puesto en nuestras manos para poder llevar una vida que no solo le agrada a Él siendo cristianos auténticos que glorificamos su nombre, sino una vida que nos traiga satisfacciones espirituales que llenan nuestra alma de la verdadera paz de Dios.

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