“LISTA DE LOS PAPAS Y DEL PAPADO”
Escudo Papal Julio I (337-352)
CAPITULO III
CAPITULO III
(Primera Parte)
3.1 EL
PAPADO FUE UNA EVOLUCIÓN GRADUAL
El Papado fue una Evolución Gradual.
Apareció primeramente como potencia mundial en el siglo 6º. Alcanzó el cenit de
su poder en el siglo XIII. Ha menguado su poder desde el mismo siglo XIII.
Hasta el presente.
3.2 LA
MISIÓN ORIGINAL DE LA IGLESIA
La Iglesia fue fundada, no como
institución autoritaria que obligue al mundo a vivir conforme a las enseñanzas
de Cristo, sino solamente como institución que testificara de Cristo, que le
manifestara ante el mundo. Cristo mismo, y no la Iglesia, es el poder
transformador en la vida humana. Pero la Iglesia fue fundada en los días del
Imperio Romano, y poco a poco asumió para sí una forma de gobierno como el del
mundo político en que existía, y llegó a ser una vasta organización autocrática
regida por los dirigentes superiores.
3.3 LA
FORMA ORIGINAL DE GOBIERNO DE LA IGLESIA
A fines del siglo apostólico las
iglesias eran independientes entre sí, siendo gobernada cada una por una junta
de pastores. Entre éstos se le daba prioridad a uno. Más tarde se le dio a éste
el título de obispo, y a los otros se les llamó presbíteros. Poco a poco, la
jurisdicción del obispo llegó a abarcar ciudades vecinas.
3.4 EL
PRIMER PAPA
La palabra significa "padre”.
Fue aplicada primeramente a todos los obispos occidentales. Cerca del año 500
comenzó a limitarse al obispo de Roma, y pronto llegó a significar, en el uso
común, "padre universal," es decir, obispo sobre la Iglesia entera.
En la lista Católica romana de Papas se incluye a los obispos de Roma desde el
primer siglo en adelante. Pero durante 500 años los obispos de Roma no fueron
Papas, o sea obispos universales. La idea de que el obispo de Roma debía tener
autoridad sobre la Iglesia entera fue de crecimiento lento, combatida
denodadamente a cada paso, y nunca, en ningún tiempo, ha tenido reconocimiento
universal.
3.5 PEDRO
La tradición católica romana de que
Pedro haya sido el primer Papa es neta y llanamente una ficción. No hay
evidencia histórica alguna de que haya sido obispo de Roma jamás. Tampoco
reclamó jamás para sí mismo una autoridad tal como pretenden sus
"sucesores”. Pareciera que Pedro tuviese un presagio divino de que sus
"sucesores" se ocuparían principalmente de "enseñorearse sobre
las heredades del Señor", en lugar de ser "dechados de la grey"
(1 P. 5:3).
3.6 PRIMEROS
OBISPOS DE ROMA
¿Lino
(67-79 d.C.)?
¿Cleto
(79-91 d.C.)?
Clemente
(91-100)
escribió una carta a la iglesia de Corinto a nombre de la de Roma, no la suya
propia. No Contiene la menor sugerencia de una autoridad papal tal como
asumieron los papas posteriores.
Evaristo
(100-109 d.C.)
Alejandro
I (109-119 d.C.)
Sixto I (119-128 d.C.)
Telésforo (128-139 d.C.)
Higinio (139-l42 d.C.)
Pío I (142-154 d.C.)
3.7 COMIENZOS
DE LA POLÍTICA DOMINADORA DE ROMA
Aniceto,
obispo de Roma (154-168 d.C.), trató de influir en Policarpo
obispo de Esmirna, para que cambiara la fecha en que se celebraba la Semana
Santa; pero Policarpo se negó a ceder.
Sotero (168-176 d.C.)
Eleuterio (177-190 d.C.)
Víctor
I (190-202 d.C.) amenazó con excomulgar a las iglesias de Oriente por cuanto
celebraban el día de Pascua el 14 de Nisán. Polícrates, obispo de Éfeso,
contestó que no temía las amenazas de Víctor, y afirmó su autoridad
independiente. Ireneo, de Lion, aun cuando era obispo occidental y simpatizaba
con el criterio occidental acerca de la celebración de la Semana Santa (o sea
guardando el día de la semana y no el día del mes), reprendió a Víctor por
haber intentado imponerse a las iglesias orientales.
Ceferino (202-218 d.C.)
3.8 LA
INFLUENCIA CRECIENTE DE ROMA
Calixto
I (218-23 d.C.),
fue el primero en basar sus pretensiones sobre Mateo 16:18. Tertuliano, de
Cartago, le llamó usurpador al hablar como si fuese obispo de obispos.
Urbano I (223-30 d.C.)
Ponciano (230-35 d.C.)
Antero (235-36 d.C.)
Fabián (236-50 d.C.)
Cornelio (251-52 d.C.)
Lucio I (252-53 d.C.)
Esteban
I (253-7 d.C.),
objetó ciertas prácticas bautismales en las iglesias del norte de África.
Cipriano, obispo de Cartago, sostuvo que cada obispo era supremo en su
diócesis, y se negó a ceder ante Esteban. Sin embargo, crecía el sentimiento de
que Roma, como ciudad capital, debiera ser cabeza de la Iglesia así como lo era
del Imperio.
Sixto II (257-8 d.C.)
Dionisio (259-69 d.C.)
Félix I (269-74 d.C.)
Eutiquio (275-83 d.C.)
Cayo (283-96 d.C.)
Marcelino (296-304 d.C.)
Marcelo (308-9 d.C.)
Eusebio (309-10 d.C.)
Melquiades (311-14 d.C.)
3.9 LA
UNIÓN DEL ESTADO Y LA IGLESIA
Silvestre
I (314-35 d.C.),
era obispo de Roma cuando bajo Constantino, el cristianismo prácticamente fue
hecho religión de Estado del Imperio Romano. La Iglesia inmediatamente llegó a
ser una institución de gran importancia en la política mundial. Constantino se
consideraba a sí mismo cabeza de la Iglesia. Convocó el concilio de Nicea (325
d.C.), y lo presidió.
Este Concilio dio a los obispos de
Alejandría y de Antioquia plena jurisdicción sobre sus provincias, así como al
obispo romano sobre la suya, pero sin la menor indicación de que aquellos
estuvieran sujetos a Roma.
Marcos (336-7 d.C.)
Julio I (337-52 d.C.)
El
concilio de Sárdica (343 d.C.), compuesto de representantes occidentales
solamente y no un concilio ecuménico, fue el primer concilio que reconociera la
autoridad del obispo de Roma.
3.10 LOS
CINCO PATRIARCAS
A fines del siglo cuarto las
iglesias y los obispos del cristianismo habían llegado a ser dominados en gran
parte desde cinco grandes centros: Roma, Constantinopla, Antioquia, Jerusalén y
Alejandría, cuyos obispos habían llegado a ser llamados "Patriarcas,"
de igual autoridad entre sí, teniendo cada uno pleno dominio en su propia
provincia.
Después de la división del Imperio
(395 d.C.) en Oriente y Occidente, los patriarcas de Antioquía, Jerusalén y
Alejandría poco a poco reconocieron la supremacía de Constantinopla. Desde
entonces en adelante, la lucha por el dominio del cristianismo fue entre Roma y
Constantinopla.
3.11 LA
DIVISIÓN DEL IMPERIO ROMANO
Liberio (352-66 d.C)
Dámaso I (366-84 d.C.)
Ciricio
(385-98 d.C.),
reclamó jurisdicción universal sobre toda la Iglesia; pero desafortunadamente
para él, en sus días (395) el Imperio se dividió en dos imperios distintos, el
de Oriente y el de Occidente. Esto hacía más difícil para el obispo de Roma,
lograr que el Oriente reconociera su autoridad.
3.12 LA
"CIUDAD DE DIOS" DE AGUSTÍN
Anastasio I (398-402 d.C.)
Inocencio
I (402-17 d.C.),
se llamó a sí mismo "regente de la Iglesia de Dios", y reclamó el
derecho de fallar los asuntos de controversia de mayor importancia en toda la
Iglesia.
Zósimo (417-8 d.C.)
Bonifacio I (418-22 d.C.)
Celestino I (422-32 d.C.)
Sixto III (432-40 d.C.). El imperio del Occidente ya se disolvía
rápidamente bajo las incursiones de la migración bárbara. En la turbación y
preocupación de estos tiempos Agustín escribió su obra monumental "La
Ciudad de Dios," en la cual contemplaba un imperio Cristiano universal.
Este libro tuvo gran influencia en
crear una opinión pública favorable a una jerarquía universal de la Iglesia
bajo una sola cabeza. Esto favoreció las pretensiones de Roma.
3.13 EL
RECONOCIMIENTO IMPERIAL DE LAS PRETENSIONES PAPALES
León
I (440-61 d.C.),
llamado por algunos historiadores el primer Papa. Los infortunios del Imperio
fueron la oportunidad del Papado. El Oriente estaba dividido por controversias;
el Occidente, bajo emperadores débiles, se deshacía ante los bárbaros. El Papa
era el único hombre fuerte del momento. León I 452 d.C., persuadió a Atila el
huno, a que perdonara la ciudad de Roma.
Después, en el 455 d.C., indujo a
Genseríco el Vándalo a que tuviera misericordia de la ciudad. Esto acrecentó
grandemente su reputación. León reclamaba ser, por nombramiento divino, primado
de todos los obispos, y obtuvo del Emperador Valentiniano III el reconocimiento
imperial de sus pretensiones en el año 445 d.C.
Se proclamó señor de la Iglesia
entera, abogó a favor de un Papado exclusivo y universal; dijo que resistir la
autoridad suya era un camino seguro al infierno; y abogaba a favor de la pena
de muerte para la herejía.
El Concilio de Calcedonia (451
d.C.), el cuarto Concilio ecuménico, a pesar de lo hecho por el Emperador, dio
al patriarca de Constantinopla prerrogativas iguales a las del Patriarca de
Roma.
3.14 LA
CAÍDA DE ROMA
Hilario (461-8 d.C.).
Simplicio
(468-83 d.C.),
fue Papa de Roma cuando terminó el Imperio Occidental en el 476 d.C. Esto dejó
al Papa libre de toda autoridad civil. Los varios reinos nuevos y pequeños de
los bárbaros, en que quedó dividido el Occidente, dieron a los Papas
oportunidades para alianzas ventajosas, y poco a poco el Papa llegó a ser la
figura dominante del Occidente.
Félix III (483-92 d.C.)
Gelasio I (492-6 d.C.)
Anastasio II (496-8 d.C.)
Símaco (498-514 d.C.)
Hormisdas (514-23 d.C.)
Juan I (523-5 d.C.)
Félix IV (483-92 d.C.)
Bonifacio II (530-2 d.C.)
Juan II (532-5 d.C.)
Agapito I (535-6 d.C.)
Silverio (536-37 d.C.)
Vigil (537-55 d.C.)
Pelagio I (555-60 d.C.)
Juan III (560-73 d.C.)
Benedicto I (574-8 d.C.)
Pelagio II (578-90 d.C.)
3.15 EL
PRIMER VERDADERO PAPA
Gregorio
I (590-604 d.C.), es generalmente considerado como el primer Papa. Apareció
en un tiempo de anarquía política y de grandes calamidades públicas en toda
Europa. Italia, después de la caída de Roma en el 476 d.C., había llegado a ser
un reino godo, y luego una provincia bizantina bajo control del emperador del
Oriente. Ahora era saqueada por los lombardos.
La influencia de Gregorio sobre los
diferentes reyes tuvo un efecto estabilizador. Estableció un control completo
sobre las iglesias (de Italia, España, Galia e Inglaterra (cuya conversión al
cristianismo fue el gran evento de los días de Gregorio). Procuró
incansablemente la purificación de la iglesia; depuso a obispos negligentes o
indignos, y se opuso con gran celo a la práctica de la simonía (la venta de
puestos).
Ejerció gran influencia en Oriente,
aun cuando no reclamaba jurisdicción sobre la Iglesia oriental. El entonces
Patriarca de Constantinopla se hizo llamar "Obispo Universal”. Esto irritó
grandemente a Gregorio, quien rechazó el título como "palabra viciosa y
orgullosa," y rehusó que se le aplicara a sí mismo. Sin embargo,
prácticamente ejercía toda la autoridad que aquel título representaba.
En su vida personal era un buen
hombre, uno de los más puros y mejores de los Papas; incansable en sus
esfuerzos a favor de la justicia para los oprimidos, y sin límite en sus
caridades para con los pobres. Sí todos los Papas hubieran sido tales, cuán
diferente concepto tendría el mundo del Papado.
Sabiniano (604-6 d.C.)
Bonifacio III (607 d.C.
Bonifacio IV (608-14 d.C.)
Diosdado (615-8 d.C.)
Bonifacio V (619-25 d.C.)
Honorio I (625-38 d.C.)
Severino, (640 d.C.)
Juan IV (640-42 d.C.)
Teodoreto (642-49 d.C.)
Martin I (649-53 d.C.)
Eugenio I (654-5)
Vitaliano (657-72 d.C.)
Adeodato (672-76 d.C.)
Domno
(676-77 d.C.)
Agatón
(678-82 d.C.)
León
II (682-3 d.C.),
declaró a Honorio I "hereje”. Cosa extraña un Papa "infalible"
llama hereje a otro Papa "infalible”. Será quizás que los Papas no eran
"infalibles" sino cuando el Concilio Vaticano de 1879 d.C. los hizo serlo.
Benedicto
II (684-5 d.C.)
Juan V (685-86 d.C.)
Conón (686-87 d.C.)
Teodoro I (687 d.C.)
Sergio I (687-701 d.C.)
Juan V (701-05 d.C.)
Juan VII (705-07 d.C.)
Sisinio (708 d.C.)
Constantino I (708-15 d.C.)
Gregorio II (715-31 d.C.)
Gregorio III (731-41 d.C.)
3.16 EL
PAPA SE HACE REY TERRENAL
Zacarías
(741-52 d.C.),
tuvo parte en hacerle a Pepín (padre de Carlomagno) rey de los Francos (pueblo
germánico que ocupaba el oeste de Alemania y el este de Francia).
Esteban
II (752-57 d.C.). A solicitud de éste, Pepín a su vez llevó su ejército a
Italia. Conquistó a los lombardos, y dio su territorio (gran parte de Italia)
al Papa. Tal fue el comienzo de los "Estados Papales," o el
"Dominio Temporal" del Papado. El control civil de los Papas sobre
Roma e Italia central, establecido de esta manera por Zacarías y Esteban y
reconocido por Pepín (754 d.C.) fue luego confirmado por Carlomagno (774 d.C.).
La Italia central, en un tiempo
cabeza del Imperio Romano, luego un reino godo, después provincia bizantina,
ahora se hizo reino papal, regido por la "Cabeza" de la Iglesia. Duró
así 1100 años., hasta 1870 d.C.
Paulo I (757-67 d.C.)
Esteban III (768-72 d.C.)
Adriano I (772-95 d.C.)
3.17 CARLOMAGNO
INCREMENTA GRANDEMENTE EL PODER PAPAL
LEON
III (795-816 d.C.), a cambio del reconocimiento de Carlomagno, en el año 774
d.C., del poder temporal del Papa sobre los Estados papales, dio a Carlomagno
en el año 800 el título de "Emperador Romano", combinándose así los
dominios romanos y francos en el "Sacro Imperio Romano," cuya capital
se traspasaba así de Constantinopla a Aquisgrán en Alemania occidental.
Carlomagno (742-814 d.C.) rey de los francos y nieto de Carlos Martel, el que
había salvado a Europa de los mahometanos, era uno de los más grandes soberanos
de todos los tiempos, Reinó 46 años, e hizo muchas guerras y conquistas.
Sus dominios abarcaban la moderna
Alemania, Francia, Suiza, Austria, Hungría, Bélgica y partes de España e Italia.
El ayudaba al Papa, y éste le ayudaba a él. Fue una de las influencias
determinantes en elevar al Papado a la categoría de potencia mundial. Poco
después de su muerte, mediante el tratado de Verdún (843 d.C.), su imperio se
dividió en lo que llegó a ser los comienzos de la moderna Alemania, Francia e
Italia. Desde entonces y durante siglos, hubo lucha incesante en que disputaban
la supremacía los Papas y los reyes alemanes y franceses.
3.18 EL
"SACRO IMPERIO ROMANO"
Establecida de esta manera por Carlomagno
y León III, constituía la declaración romana de su independencia de
Constantinopla y del restablecimiento del Imperio Occidental; sobre el trono,
reyes alemanes con el titulo de "Cesar" conferido por los Papas; una
supuesta continuación del antiguo Imperio Romano. Este imperio había de estar
bajo el control conjunto de los papas y de los emperadores alemanes, rigiendo
los emperadores en lo temporal y los Papas en lo espiritual.
Pero ya que la Iglesia era
institución de Estado, no siempre era fácil determinar asuntos de jurisdicción,
y la disposición dio por resultado muchas luchas acerbas entre emperadores y
Papas. El Sacro Imperio Romano, "nombre más bien que, hecho
cumplido," vivió mil años, y le puso fin Napoleón en 1806. Sirvió su propósito
en refundir las civilizaciones romana y alemana. "En este Imperio se
refundió toda la vida del mundo antiguo: de él nació la vida del mundo moderno”.
- Bryce.
Esteban IV (816-17 d.C.)
Pascual I (817-24 d.C.)
Eugenio II (824-27 d.C.)
Valentin (827 d.C.)
Gregorio IV (827-44 d.C.)
Sergio II (844-47 d.C.)
León IV (847-55 d.C.)
Lugar de la papisa Juana
(855 d.C.).
Benedicto III (855-8 d.C.)
3.19 LAS
DECRETALES SEUDO-ISIDORIANAS AYUDAN AL PAPADO
NICOLAS
I (858-67 d.C.), el Papa más grande desde Gregorio I hasta Gregorio VII.
Fue el primer Papa en usar Corona. Para apoyar sus pretensiones de autoridad
universal usó con gran efecto las "Decretales Seudo-Isídorianas",
libro que apareció cerca del año 857 d.C.
y contenía documentos que pretendían ser Cartas y decretos de obispos y
concilios de los siglos segundo y tercero, todos ellos tendientes a enaltecer
el poder del Papa.
Eran documentos espurios y
falsificaciones premeditadas de antiguos documentos históricos. Pero su
carácter espurio se descubrió sino varios siglos después. Sea que Nicolás sabía
que eran falsas o no, cuando menos mintió al afirmar que se habían conservado
en los archivos de la Iglesia Romana desde tiempos antiguos. Pero Sirvieron su
fin de "sellar con la autoridad de la antigüedad las pretensiones del
sacerdocio de la Edad Medía”.
"El Papado, producto del transcurso de
varios siglos, se presentaba como algo que había sido completo e inalterable
desde el comienzo mismo. Entre estos documentos estaba la "Donación de
Constantino," según la cual éste entregaba al obispo de Roma las
provincias occidentales con todas las insignias imperiales. "El objeto fue
datar desde cinco siglos antes el poder temporal del Papa, que en realidad
descansaba en las donaciones de Pepín y de Carlomagno”. "El más colosal fraude
literario (de todos los tiempos”. "Fortaleció más al Papado que ningún
otro medio, y en gran parte constituye la base de la ley canónica de la Iglesia
Romana.
3.20 EL
GRAN CISMA DEL CRISTIANISMO
Nicolás intentó interferir en los
asuntos de la Iglesia Oriental. Excomulgó a Focio, patriarca de Constantinopla,
quien a la vez le excomulgó a él. Siguió la división del cristianismo, en el
año 869 (completada en el 1054 d.C.). Aun cuando el Imperio se había dividido
(desde el 395 d.C.), y aunque había habido una larga y acerba lucha entre el
Papa de Roma y el patriarca de Constantinopla por la supremacía, sin embargo la
Iglesia había seguido siendo una sola.
A los concilios habían asistido
representantes tanto del Oriente como del Occidente. Durante los seis primeros
siglos había correspondido al Oriente la corriente principal de la vida, y era
la parte más importante de la Iglesia. Todos los concilios ecuménicos se habían
celebrado en Constantinopla o cerca de ella, y en el idioma griego y en ellos
se habían resuelto las controversias doctrinales.
Pero ahora por fin la insistente
pretensión del Papa de enseñorearse del cristianismo entero, se había hecho
insoportable, y el Oriente se separó de manera definitiva. El concilio de
Constantinopla, del año 869 d.C., fue el último concilio ecuménico. Desde ahora
en adelante la Iglesia griega tenía sus concilios, y la romana los suyos.
La brecha se ha profundizado con
los siglos. El trato brutal de Constantinopla por los ejércitos del Papa
Inocente III, durante las Cruzadas, amargó aún más al Oriente, y la creación
del dogma de la infalibilidad papal en 1870 d.C. ahondó aún más el abismo. Partido así en dos, el cristianismo
experimentó otro gran cisma en el siglo 16, bajo la orientación de Martín
Lutero, por la misma causa: la insistencia del Papa en enseñorearse sobre el
pueblo de Dios.
3.21 EL
PERIODO MÁS NEGRO DEL PAPADO
Adriano
II (867-72 d.C.)
Juan
VIII (872-82 d.C.)
Mariano I (882-84 d.C.). Con estos Papas comenzó la época
más negra del Papado. (870-1050 d.C.). Los historiadores han llamado los 200
años de Nicolás I, hasta Gregorio VII, la "medía noche de las Edades
Oscuras”. El soborno, la corrupción, la inmoralidad y el derramamiento de
sangre lo hacen casi el capítulo más negro de toda la historia de la Iglesia.
Adriano III (884-85 d.C.)
Esteban V (885-91 d.C.)
Formoso (891-96 d.C.)
Bonifacio VI (896 d.C.)
Esteban VI (896-97 d.C.)
Romano (897 d.C.)
Teodoro II (898 d.C.)
Juan IV (898-900 d.C.)
Benedicto IV (900-03 d.C.)
León V (903 d.C.)
Cristóbal
(903-04 d.C.)
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